Día 16: AURANGABAD – MUMBAI ***FESTIVAL DEL HOLI***
Desayuno en el hotel. A primera hora de la mañana partimos hacia el aeropuerto de Aurangabad para tomar el vuelo 9W355 (06.50–07.50 hrs.) con destino a Mumbai.
La ciudad de Mumbai (Bombay) está formada por un conjunto de siete islas que, habitada por los kuli desde tiempos remotos, fue un importante puerto de intercambio comercial; tomada por los musulmanes en el siglo XIV, fue cedida dos siglos después a los portugueses que, a su vez también la cedieron a los británicos como parte de la dote de Catalina de Braganza en su matrimonio con Carlos II de Inglaterra en 1661. Posteriormente la arrendaron a la Compañía de las Indias Orientales, que a finales del siglo XVII trasladó allí su sede; y fue a partir de aquí cuando Bombay comenzó su expansión, hasta convertirse en la capital más importante del Imperio Británico, después de Londres. Es una ciudad de grandes contrastes, congestionada y caótica, con una rara mezcla de Oriente y Occidente, con rascacielos que se elevan junto a edificios victorianos y art déco, y bulliciosos bazares que comparten espacio con grandes centros comerciales. Ciudad de mayoría hindú (aunque con gran número de musulmanes), es un auténtico crisol indio, una de la megaurbes más pobladas del planeta, la primera ciudad del país y su primer puerto. También es la ciudad que aporta más riqueza al PIB indio y concentra el mayor número de empresas e industrias del país. Entre ellas, Bollywood, la mayor industria cinematográfica del mundo, el epicentro de la moda y un sensor de las tensiones religiosas.
Hoy se celebra en toda la India la Fiesta del Holi, y aunque en Bombay no tiene la misma relevancia como en otras ciudades del país, como Jaipur, Ajmer o Udaipur, este día el país se tiñe de brillantes colores para recibir la primavera, y parece que las brechas sociales desaparecen. Se trata de un festival de origen religioso que se celebra en noche de luna llena y marca el final del invierto, y obviamente el inicio de la primavera. También se celebra en lugares en los que habitan grandes comunidades hindúes como en Nepal, Sri Lanka, Malasia, Sudáfrica o Reino Unido. La celebración original consiste esencialmente en lanzarse unos a otros, polvos de colores brillantes y agua coloreada, como símbolo de felicidad por la llegada de la primavera, tratando de emular los alegres colores de las flores que nacerán durante la estación venidera. Es un momento mágico, de alegría, diversión, música y danza, pero sobre todo espiritual, ya que, durante la víspera del festival, se encienden hogueras como conmemoración del triunfo del “bien” frente al “mal”. Durante unos días, el festival cierra la brecha social entre los ricos y pobres, todos son iguales, sin diferencias, para abrazarse y desearse “Feliz Holi” durante unas horas al año. Quizá lo mejor del festival sea la libertad que experimenta la gente. Algunas prácticas que serían impensables en otros contextos debido a las estrictas normas sociales de la India, son perfectamente aceptables durante la celebración de Holi: chorros de agua coloreada, mojar a los amigos en piscinas de barro y divertirse sin pudor con los compañeros. Las mujeres, sobre todo, son quienes más disfrutan de esa sensación de libertad, de normas más flexibles. Es momento para divertirse y pasarlo bien sin restricciones. De hecho, casi cualquier cosa está aceptada en esta fiesta de colores: ¡No te preocupes, que es Holi!
Comenzaremos nuestra visita de la ciudad por Colaba, el distrito más bullicioso, y donde se encuentra la Puerta de la India, sin duda el monumento más emblemático de la ciudad. Estaba destinado a ser la primera visión de la India, para aquellos viajeros que arribaran a bordo de los vapores de la compañía P&O, a la joya del Imperio Británico. Irónicamente hoy se recuerda por ser el punto desde el que embarcaron los últimos representantes de la colonia en 1947. Se construyó en conmemoración de la visita en 1911 del rey Jorge V y la reina Maria de Inglaterra, acabándose en 1924. Fue erigido por el arquitecto escocés George Wittet, uno de los que más contribuyó a la configuración arquitectónica del Mumbay Victoriano. Se trata de un enorme arco de basalto de Kharodi de color miel de 42 m situado, en la confluencia de las más importantes calles. Con dos grandes salones de recepciones, arcos, alminares y una ornamentación inspirada en la arquitectura de Gujarat del s. XVI, en estilo indosarraceno, esta monumental puerta supone la exaltación del poder colonial. Desde 1971 se encuentra bajo el monumento, una llama eterna, conocida como Amar Jawan Jyoti (“la llama del guerrero inmortal”), que marca la Tumba del Soldado Desconocido”, dedicada a honrar a los soldados muertos en los enfrentamientos entre India y Pakistán que tuvieron lugar ese mismo año. El lugar es el punto de encuentro más popular de la ciudad, siempre atestado de lugareños, visitantes y vendedores. El monumento se encuentra rodeado de majestuosos edificios coloniales, entre ellos, nuestro emblemático hotel, The Taj Mahal Tower Mumbai.
La Iglesia Afgana (Iglesia de San Juan Evangelista), construida por los británicos en 1847, está dedicada a los soldados que murieron en la primera guerra afgana en 1935-1943. De estilo neogótico y un imponente pórtico delantero de basalto y piedra caliza; el interior posee anchos arcos góticos y hermosas vidrieras. Los azulejos del piso poseen un diseño geométrico y fueron importados desde Inglaterra, así como las ocho campanas de la torre. Seguimos con el Tribunal Supremo de Bombay, elegante edificio neogótico de 1848, con una majestuosa escalinata central, posee estancias bien decoradas y una enorme biblioteca. Inspirado en un castillo alemán pretendía despejar cualquier duda sobre la autoridad de la justicia, pero entre los detalles de su decoración existen varios lobos y zorros con atributos de abogados, un mono tuerto (juez), jugando con la balanza de la justicia. La historia dice, que un pleito judicial entre el contratista europeo y el subcontratista indio, el juicio lo perdió este último, pero se tomó cumplida venganza con estas esculturas; la Universidad, edificio de estilo gótico francés, construida en 1874 de la que destaca sobre todo la Torre de Reloj de Rajabhai, que con una altura de 87 metros está adornada con figuras que representan a distintas comunidades indias. La Flora Fountain, emblemática fuente esculpida en piedra en 1869 en Portland, y posteriormente trasladada desde Inglaterra. En ella figura la diosa romana Flora, que se eleva sobre un bello conjunto modelado de conchas, delfines y animales míticos.
Llegaremos al Victoria Terminus (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2004) el más bello ejemplo de arquitectura gótica victoriana de la India, con toque hinduista e islámico. Hoy llamada Chhtrapati Shivaji, es el más fastuoso de los edificios construidos en Mumbai, que hicieron que se conociera como la ciudad gótica. Inspirada en la arquitectura veneciana del Quattrocento, su estructura con cúpulas, agujas y arcos fue proyectada por Frederick W. Stevens, y magníficamente decorado por estudiantes y artesanos locales; el edificio se completó en 1888. En la fachada se pueden ver los diez bustos de los directores de la compañía ferroviaria, y en la puerta dos pilares son coronados por esculturas de piedra de un León y un tigre, símbolos de Gran Bretaña y de la India, respectivamente. El vestíbulo se encuentra bajo una cubierta abovedada con vigas de madera y lo embellecen vidrieras, azulejos de colores y rejas de hierro. Se utilizó piedra de basalto amarilla local con mármol italiano y granito pulido. Las puertas y ventanas son de madera de teca. Las gárgolas incluyen motivos referentes a las castas y comunidades de la India. Al margen de la arquitectura, es un espectáculo fascinante contemplar familias enteras que se agolpan por todas partes, transportando grandes cestos, animales vivos y todo tipo de objetos, sentadas en el suelo a la espera de que parta su tren. Ahora es la sede de la Central Railway, por la que circulan cada día más de tres mil trenes y tres millones de pasajeros. Almuerzo en restaurante local.
A continuación, nos dirigiremos a un barrio populoso y pobre, en el que encontraremos, como si de un sueño se tratara, el Mausoleo de Raudat Tahera, de notable belleza y de excepcional riqueza. Elaborado con el mejor mármol blanco del Rajasthán, impresiona tanto por fuera como por dentro. Fue construido en 1965, en memoria de su líder espiritual Dawood Bohras (más tarde Syedna Taher Saifuddin); posee planta cuadrada con cuatro entradas y una espléndida bóveda. Sobre la tumba una inmensa y soberbia lámpara de cristal. Se trata de un lugar apacible y sereno, pero con un despliegue indescriptible de piedras preciosa. Cuando la lámpara se enciende, todo el lugar parece de simple ensueño.
Pero con todo, quizás lo más interesante es el propio barrio. Aquí habitan los Dawoodi Bohras, una secta ismailita (corriente del islam Chií que no reconocen más que los siete primeros imanes chiíes). Las poblaciones más grandes de este credo residen en India, Pakistán, Yemen y el este de África, y se calcula que no superan el millón de practicantes en todo el mundo. En todos los asuntos relativos a la práctica religiosa, vestimenta, costumbres o incluso evitación de intereses financieros, son muy conservadores. Pero al mismo tiempo, pueden adoptar sin problemas, comportamientos de la cultura moderna que no estén específicamente prohibidos. Lejos de mostrar las actitudes antioccidentales que a veces se encuentran entre otros grupos musulmanes, los Bohras, envían orgullosos a sus hijos a Gran Bretaña o Estados Unidos a educarse, exhibe una mayor igualdad de género que la mayoría de las comunidades de la India y se ha convertido en pionera de Internet pudiéndose comunicar también con otros miembros de su congregación. Su forma de vestir es diferente al resto: los hombres visten un atuendo blanco de tres piezas, además de un gorro blanco y dorado kufi;; las mujeres usan la ridah, una especie de velo en colores brillantes y decorado con motivos y encajes. Puede tener cualquier color, salvo el negro, evitando así, la confusión de las mujeres bohra con las mujeres sunitas. Este ridah, no exige cubrir la cara como el velo tradicional, sino que se dobla hacia un lado para facilitar la visibilidad. Le dan mucha importancia a la educación, lo que hace que tengan un alto porcentaje tanto hombres como mujeres de médicos, abogados, arquitectos o de empresarios. Las mujeres tienen el nivel más alto de educación en India. En 2012, el líder de la comunidad, Mohammed Burhanuddin creó cocinas comunitarias en Mumbai que ofrecen a las familias de los bohra dos comidas por día; el objetivo de este sistema es liberar a las mujeres de la tarea de cocinar, para que puedan dedicar su tiempo a labores educativas o económicas. Será muy interesante pasear por este barrio y entrar en contacto con esta gente sumamente amable, y que, de alguna manera, aunque en otro sentido, pueden recordar a sectas anabaptistas como los menonitas o los amish.
Cena y alojamiento en el The Taj Mahal Tower Mumbai.
Día 17: MUMBAI – DUBAI – MADRID
Desayuno en el hotel. Volvemos a la Puerta de la India, en esta ocasión para tomar el ferry que nos llevará, en un trayecto de algo más de una hora, a la isla de Elephanta, que se encuentra a 9 km de la costa.
Aunque no se conocen con exactitud los orígenes de las Cuevas de Elephanta (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1987), se supone que datan del s. VI, y fueron consagradas a Shiva. Representan el período del renacimiento del brahmanismo, que sucedió al declive del budismo. La isla, llamada antaño Gharapuri (Isla de las Cuevas), fue rebautizada por los portugueses por un gran elefante de piedra que había en el lugar, y que hoy se encuentra en un museo de Mumbai. El complejo está formado por un laberinto de templos excavados en la roca basáltica de la isla, que ocupa una superficie de 5.600 m2, y consiste en una cámara principal, dos cámaras laterales, patios y santuarios secundarios. Algunas de las imágenes esculpidas constituyen una de las cumbres del arte escultórico y religioso del país. Ascenderemos 125 escalones hasta encontrarnos con la entrada principal del templo, una sala cuadrada de 40 metros de largo, en la que se encuentra una enorme estatua de Shiva de 6 m de altura, representada con tres cabezas, Mahesamurti (o Trimurthy), una auténtica obra de arte, que muestra a Shiva en sus diferentes manifestaciones, refundiendo en sí mismo las tres potencias de: creación (cara oeste, se muestra gentil), conservación (cara central, sereno y pensativo) y destrucción (cara oeste, con su cruel boca, su nariz aguileña y las serpientes que adornan su pelo). Los tres rostros son de gran belleza. El enorme busto central de Shiva, con los ojos cerrados en eterno estado contemplativo, es quizá la imagen más serena que puede admirarse en la India. A ambos lados hay otras magníficas esculturas: al este se encuentra al Shiva andrógino, llamado el Ardhanarishwara, la parte derecha es un hombre y la izquierda una mujer. En sí mismo reunifica los principios masculino-femenino, solar-lunar, consciencia-energía, es decir, la unidad divina en la que se encuentran los opuestos; al oeste, se encuentra la imagen de Shiva como Gangadhara, donde ayuda a la diosa Ganga a descender a la tierra, bajo la atenta mira de su consorte Parvati y otras deidades. Podremos contemplar imágenes contrapuestas de paz y violencia, alegría y furia. En la entrada oeste se reproduce con lirismo los esponsales entre Shiva y Parvati, al tiempo que frente a ella hay un panel donde Shiva empala brutalmente al demonio Andhaka. En la entrada este se muestra a Shiva y Parvati jugando a los dados en su morada de las montañas, mientras el rey demonio Ravana intenta destruir su hogar agitando la montaña.
Tomamos el barco de regreso. Almuerzo en restaurante local.
Ya por la tarde, visita de la Mani Bhavan, casa-museo de dos pisos, que ocupa el edificio donde se alojó Gandhi durante muchas temporadas a lo largo de diecisiete años entre 1917-1934. Veremos su modesta habitación con un jergón, unas sandalias y algunos objetos personales. También alberga la sala donde el dirigente formuló su filosofía de la “no violencia” y emprendió en 1932 la campaña de la desobediencia civil que condujo al final del dominio británico. La colección incluye una historia fotográfica de su vida, junto con dioramas y documentos originales, como las cartas que escribió a Adolph Hitler y Franklin D. Roosevelt.
El Museo del Príncipe de Wales (“Chhatrapati Shivaji Maharaj Vastu Sangrahalaya”) que ocupa un edificio enorme que mezcla arquitectura islámica, hinduista y británica. Fue inaugurado en 1923 para conmemorar la primera visita a la India del rey Jorge en 1905, cuando todavía era príncipe de Gales. Durante la I Guerra Mundial fue un hospital militar. Diseñado por George Wittet, autor también de la Puerta de la India, el edificio se encuentra rodeado por un jardín con diversas esculturas. El museo ocupa tres plantas y expone excelentes obras de arte, entre las que se destacan esculturas hinduistas y budistas, figurillas de terracota del Valle del Indo, porcelanas, jades, objetos culturales tibetanos y cerámicas chinas.
- Planta baja: alberga la escultura, la galería de prehistoria y protohistoria y la selección de historia natural. Destacamos la escultura gandhara, relieve del s. III a.C., que muestra a Buda como un asceta y refleja una enorme influencia griega.
- Primera planta: se exponen las miniaturas, artes decorativas, el arte nepalí y el tibetano. Destaca un bellísimo Buda Maitreya, estatua nepalí del s. XII; la Jahangir giving alms, miniatura mogol de principios del s. XVII, que retrata al emperador repartiendo limosna entre los mendigos sufíes; una estatuilla de marfil del s. XIX, de una niña parsi con el traje típico.
- Segunda planta: está dedicado a óleos europeos. Una selección de armas y armaduras que incluye espadas y escudos bellamente decorados de los emperadores mogoles.
En el centro de Bombay visitaremos el Dhobi Ghat, la mayor lavandería al aire libre de Asia. Se trata de un terreno de unas 160 hectáreas donde miles de personas lavan a mano montañas de ropa sucia que llegan, sobre todo, de hoteles, hospitales y empresas de de catering. Construido por los británicos en la década de 1880, el lavadero pertenece al ayuntamiento, y aquí trabajan, en total, alrededor de 10.000 indios, los dhobi wallas, una casta de lavanderos, de las más humildes del sistema de castas del hinduismo (son una subcasta de los dalits o ”intocables”). Provienen del norte de la India y son de origen racial diverso y de diferentes religiones. Habiendo sido sus antepasados los que tomaron la decisión de ser lavanderos, esta ocupación es hereditaria y propia de su casta y normalmente realizada por hombres, aunque se pueden ver mujeres, en su mayoría viudas, que trabajan para sacar adelante a sus familias. Viven aquí instalados, generación tras generación, con jornadas de trabajo que comienza al amanecer y se prolonga hasta las 10 de la noche, con un mínimo de doce horas diarias. Además, tienen fama de ser los mejores en su profesión. La llegada a la lavandería es desconcertante, por un lado, la limpieza de las ropas que allí se lavan y procesan, impolutas y ordenadas por clases y colores, secándose al sol, contrasta con la suciedad imperante por los alrededores. El espectáculo es cautivador, casi hipnótico, el mirar las filas y filas de gats de hormigón al aire libre, donde los dhobis golpean insistentemente la suciedad de la ropa en una tradición intemporal y que se perpetúa de generación en generación. Trabajadores descalzos inmersos hasta las rodillas en el agua jabonosa, remojan la ropa y la golpean contra la piedra por un extremo. Las manchas rebeldes se quitan echando la ropa en grandes tinas en ebullición con sosa caustica. A continuación, se cuelgan al sol para secar y se planchan con pesados hierros de carbón o eléctricos. Luego, la ropa se apila en paquetes ordenados y se entrega a sus respectivos propietarios. Los dhobis alquilan una “piedra” en la lavandería, donde lavan la ropa. Obtener una de las 731 piedras no es fácil, los que las tienen han hecho valer su derecho ya que sus familias han trabajado allí durante décadas y muchos han nacido allí. El alquiler de cada una de ellas es de unas 3000 rupias al mes (unos 4 euros), que pagan al municipio. Los dhobi wallas, se rigen por un simple y eficaz sistema de identificación. Las prendas están marcadas de acuerdo con un código de tinta permanente en pequeños trozos de algodón y atados en el interior de cada prenda. Sorprendentemente, ninguno de los artículos está fuera de lugar, ni se intercambia con los de otra persona y eso, teniendo en cuenta que más de medio millón de prendas son lavadas cada día, lo que da una idea de la efectividad de estos trabajadores. En los últimos tiempos, están amenazados por la especulación inmobiliaria. La zona se encuentra en un punto estratégico de Mumbai, donde el precio del suelo sobrepasa los 45.000 euros por m2. Pero los actuales habitantes del Dhobi, no están dispuestos a ceder. Otra amenaza es la tecnológica. Cada vez se ven más lavadoras en el recinto, y por cada una que se coloca en el Dhobi Gat, 9 o 10 personas pierden su trabajo. Por el contrario, tienen a su favor, que muchas de las fábricas textiles, envían miles de prendas nuevas cada día al Dhobi Gat para que sean prelavadas, antes de ser exportadas a Europa o América. Las razones son múltiples y van desde lo económico del servicio, a la calidad del lavado, en el que no se usan agentes químicos o se engancha la ropa, como sucede con las lavadoras industriales.
Dispondremos de tiempo libre hasta la hora de la cena de despedida en restaurante local. Posteriormente partimos hacia el aeropuerto de Mumbai.
Día 18: Llegada a MADRID
Trámites de aduanas, facturación y embarque en VUELO EK501 de la compañía EMIRATES, salida prevista a las 04.15 hrs. llegada a DUBAI a las 06.05. Enlace y salida en el VUELO EK141 a las 07.25 hrs.
Llegada al aeropuerto de MADRID a las 12.40 hrs. Recogida de equipajes, y FIN DE LA AVENTURA.