Viaje al INDIA DEL SUR III:  Madurai – Thekkady – Kumarakom – Alleppey – crucero en los Backwaters – Cochin | Los viajes de Vagamundos día a día

Día 7: MADURAI – THEKKADY (Lago Periyar)

Desayuno en el hotel. Dejamos atrás el frenesí espiritual de Tamil Nadu, y nos adentramos en el estado de Kerala, que se despliega en una larga franja a lo largo de 600 km de costa. Kerala es el estado más pequeño de la India del Sur y, al mismo tiempo, el más poblado. Su nombre significa “país del coco”, bordea el mar de Omán y se extiende por la costa Malabar. Esta región, una de las más bellas y prósperas de la India, destaca especialmente por sus incomparables parajes tropicales, con encantadores canales, apacibles lagunas, soberbias playas, y evocadoras ciudades de pasado colonial. Es la “India lenta”, donde todo se realiza a la velocidad de las embarcaciones. Los pueblos están diseminados por las orillas, y sus habitantes acostumbrados a que el agua marque los tiempos.

La región se puede dividir en tres zonas: la llanura costera a nivel del mar (550 km de largo y de 10 a 40 km. de ancho), cubierta de arrozales y de cocotales. Después, la parte que se adentra hacia los Ghats (la cadena montañosa que recorre la meseta del Decán), un estrecho llano costero a lo largo de la costa del mar Arábigo, cubierto de colinas donde el cultivo del arroz se cambia por la tapioca, la caña de azúcar y las lentejas, y el árbol de anacardo sustituye los cocotales. Por último, el paisaje de los Ghats (de 1.000 a 2.000 m), que están cubiertos por la jungla, que produce madera y plantaciones de té, caucho y especias como pimienta, cardamomo y jengibre. Todo esto se complementa con una rica cultura de danza, artes marciales y Ayurveda. El hinduismo es la religión mayoritaria y es practicada con gran rigor; el cristianismo (que llegó en el año 52 de la mano del apóstol Santo Tomás) es practicado por una cuarta parte de la población; la tercera religión es el islam, que fue introducida por los comerciantes árabes en el siglo VII. Esta región tiene el mayor índice de alfabetización del país, con una tasa superior al 90%. El idioma oficial es el malabar, aunque también existe un numeroso grupo de habla tamil. En 1957 Kerala fue el primer estado en un país no comunista, en elegir un gobierno comunista, y hasta hoy, han seguido un sistema de alternancia entre una coalición de izquierdas marxista y otra de centro-izquierda. Sus templos son más sobrios y no tan barrocos como los del estado vecino de Tamil Nadu. Su economía está basada en sus dos tesoros más apreciados: el coco y la exportación de las especias. El cocotero permite pequeñas factorías donde su madera pasa a convertirse en muebles; su fibra se transforma en cepillos, felpudos e interior de colchones; la cáscara muta en botones y piezas de bisutería; las hojas se trenzan y se integran en la industria jardinera y decorativa; y la pulpa, el buen más preciado, deviene en mítica copra, que no solo es alimento, sino también base para detergentes y cosméticos.

En 1895 se construyó la presa de Mullaperiyar a la altura de Thekkady, lo que originó un enorme lago de 26 km2. En 1935 el entonces maharajá de Travancore designó un área de 777 km2, cuyo núcleo del ecosistema era el lago, como reserva de fauna. En 1978 fue declarada “Reserva del Tigre”. Esta vasta región es hogar de bisontes, sambares, jabalíes, langures, elefantes (entre 900 y 1000) y tigres (35 o 40). Almuerzo en restaurante local.

Vamos camino de Kumarakom, pero durante el trayecto realizaremos una parada durante la que tendremos oportunidad de visitar una plantación de especias, en lo que será un agradable paseo por este paraíso verde; iremos pasando por las distintas secciones que dedican a cada cultivo, y nos irán explicando las características y propiedades de cada una de ellas. Respiraremos el aire cargado de la fragancia que le aportan las distintas plantas como el cardamomo, la vainilla, el café, el cacao, la pimienta, el anís, la nuez moscada o la canela. Kerala es conocida como la tierra de las especias, y en particular de la pimienta. Cabe también mencionar que en esta zona se ambienta “El dios de las pequeñas cosas”, de Arundhati Roy, tal vez la novela india de mayor éxito internacional de los últimos años.

Cena y alojamiento en el Hotel Spice Village – CGH Earth.

Día 8: THEKKADY – KUMARAKOM

Desayuno en el hotel. Hoy tendremos un día bastante relajado. Por la mañana nos adentraremos en la jungla hasta llegar a un campamento de elefantes, donde asistiremos al baño de estos animales y realizaremos, por el camino que rodea la selva, un paseo en elefante (*) de aproximadamente 30 minutos, en lo que será un momento divertido y emocionante a la vez. El elefante es uno de los animales más inteligentes y asombrosos del mundo, y es aquí, en India, donde se le rinde un mayor culto. Ha jugado un papel central en la vida del país y forma parte ineludible de su folclore popular. Para encontrar un motivo hay que retroceder mucho tiempo atrás, cuando surge Ganesha, una de las deidades más queridas, que se representa con cabeza de elefante, y cuyo amuleto da buena suerte: riqueza, trabajo y buena memoria. En 1992 el gobierno creó el “Proyecto Elefante”, destinado a preservar el hábitat natural de estos animales, y en 2011 fue declarado Patrimonio Nacional de India. Utilizado como fastuoso animal de montura por los maharajás desde la Antigüedad, compañeros en las guerras y valiosos instrumentos de carga en las grandes construcciones, hoy los podemos ver acampando a su aire en los Parques Nacionales, o bien acompañados de sus cuidadores, los conocidos como mahouts, quienes bañan, miman y se comunican con ellos. El país está habitado por unos 25.000 elefantes (casi el 55% de todos los de Asia), de los que unos 3.500 viven en templos. Casi la mitad habitan en sur, y sobre todo en la región de Kerala. Los elefantes asiáticos son más pequeños (entre 2 y 3,50 m de altura) que los africanos, no todos tienen colmillos y además poseen una cabeza mucho más abultada que el resto de elefantes, al igual que su espalda o lomo, que toma una curvatura más prominente que la del africano. Pero para nosotros, lo más importante es que, a pesar de que poseen una relativa agilidad, son mucho más pacíficos y aceptan mejor las relaciones con los seres humanos. Almuerzo en restaurante local.

Continuaremos camino hasta llegar a nuestro cautivador hotel, The Zuri Kumarakom, que se encuentra a orillas de las serenas aguas del lago Vembanad, en un entorno paradisíaco. Sus habitaciones están compuestas por cabañas que se integran en el paisaje. Su centro de ayurveda es muy reconocido, y tendremos la oportunidad (no incluida en programa) de darnos un relajante masaje que nos hará sentir que nos encontramos en el paraíso. Ya por la tarde embarcaremos en un bote del hotel para navegar por el lago (**)durante una hora, acompañado del dulce sonido de una flauta en el que contemplaremos sin duda lo que será un poético atardecer en este idílico lago.

 Cena y alojamiento en el hotel The Zuri Kumarakom Kerala Resort & Spa.

Día 9: KUMARAKOM – ALLEPPEY – crucero en los Backwaters – COCHÍN 

Desayuno en el hotel. Nos desplazamos hasta el puerto de Alleppey, cerca del lago Vembanad, para embarcar en una “casa flotante” y realizar nuestro crucero por los backwaters. Estos barcos son la versión moderna de las “kettuvailams”, que estaban perfectamente adaptados a las singularidades orográficas de los backwaters y fueron utilizadas para el transporte de mercancías en época pasada, sobre todo arroz, a través de estos canales. Conocida como la “Venecia de la India”, las rutas por las backwaters abarcan 900 kilómetros entre ríos y lagos interconectados, rodeados de flora tropical y tachonados de redes de pescar voladizas (redes chinas que también veremos en Cochín) y se abren paso serpenteando por angostos y brumosos canales. Antes de de la existencia de las carreteras actuales, todo el transporte de mercancía de la región se realizaba por este medio. Las casas barco o flotante, conservan la forma de los antiguos navíos de carga de arroz, con sus cubiertas de techo de paja sobre cascos de madera, pero el interior ya no tiene nada que ver. Navegaremos por esta laberíntica red de canales, con la visión de los cocoteros y las plantaciones de arroz, y podremos observar la tranquila vida de los habitantes de la zona que gira en torno a sus canales y que sigue intacta desde hace siglos; también disfrutaremos en nuestra casa flotante de un almuerzo a base de la comida local que cocinarán para nosotros.

Desembarcamos y ponemos rumbo a Cochín. Directamente nos trasladamos al Palacio de Mattancherry (mañana viertes está cerrado). Ubicado en un bosque de árboles de mango, fue erigido por los portugueses en 1550 y regalado al rajá de Cochín, a cambio del derecho a comerciar. Los holandeses lo remodelaron en 1665, por ello también se le conoce como “Palacio Holandés”. Se trata de un edificio de dos plantas erigido en torno a un patio central con un pequeño santuario consagrado a la diosa Bhagavati y actualmente convertido en museo. La sala central de la primera planta, escenario de la ceremonia de coronación de los marajás, contiene los retratos de los gobernantes de la ciudad. Hay que fijarse también en los techos, sobre todo los del comedor y la sala de la Asamblea, aunque lo más llamativo del edificio son sus exquisitos murales mitológicos hindúes de los siglos XVI y XVII, típicos del arte de templos de Kerala. Están pintados sobre paredes de madera de las habitaciones y cámaras privadas, en colores cálidos rojos y amarillos, e ilustran leyendas de Shiva, Krishna, Vishnú y otros personajes de las epopeyas del Ramayana y Mahabharata.

Cena y alojamiento en el Hotel Crowne Plaza Kochi.

Día 10: COCHÍN

Desayuno en el hotel. Ciudad típicamente tropical, Cochín (Kochi), es uno de los principales puertos del país, además de la ciudad más cosmopolita y el principal centro de comercio de especias y pescado de Kerala. Su población estimada es de 600.000 habitantes, (1,5 millones si contamos su área metropolitana), siendo la ciudad más grande de la India cuya mayoría de la población no es hindú. Fundada a orillas de una laguna salada del mar Arábigo, se compone en realidad de varias islas y penínsulas estrechas. Mientras que Ernakulam, en tierra firme, se caracteriza por sus centros comerciales de cemento y torres de apartamentos, Fort Kochi, el puerto natural, se encuentra rodeado de palmeras, verdes campos, lagos y pantanales y posee el encanto de otros tiempos, con una mezcla del Portugal medieval, los bungalows holandeses y sus pintorescas callejuelas, todo ello incrustado en la costa tropical malabar. En 1102 d.C., Cochín se convirtió en la sede del Reino de Cochín. Su puerto natural, producto de la gran inundación de 1341, atrajo a imperios y mercaderes del mundo entero, siendo ocupada por los portugueses en 1503 (el primer asentamiento colonial europeo en la India), que construyeron aquí en el s. XVI un fuerte, que luego ocuparían los holandeses y, tras ellos los británicos. El aire de Kochí está impregnado de aromas que embriagan. El lugar, que hace años parecía abandonado, ha resurgido en los últimos tiempos con hoteles boutique, teterías de lo más cool y tiendas de cosméticos a base de especias.

Pasearemos por los dos barrios de la parte antigua Fort Kochi y Mattanchery, con su mezcla de estilos arquitectónicos, el resumen de la tumultuosa historia de la ciudad, y un mundo ya no visible en la mayor parte de la India. Comenzaremos por la Iglesia de San Francisco, donde estuvo un tiempo enterrado Vasco de Gama, muerto en la Navidad de 1524, antes de ser trasladado su cuerpo a Lisboa 14 años después. Fue construida en madera en 1503 (posteriormente se cambió la madera por piedra) por frailes franciscanos portugueses, y probablemente fue el primer templo occidental levantado en India. El templo pasó de centro católico a protestante (desde 1663 con los holandeses) y a anglicano (desde 1779 con los británicos). En el interior alberga numerosas lápidas con inscripciones. Fue declarado monumento protegido en abril del año 1923, y actualmente es propiedad de la diócesis del Norte de Kerala. Cerca de allí se encuentran las redes chinas de pesca, que fueron montadas por primera vez entre 1350 y 1450. Esta curiosa forma de pescar se cree que fue introducida por unos mercaderes chinos procedentes de la corte de Kubilai Khan. Se trata de artilugio robusto construido con enormes cañas de bambú, para levantar grandes redes horizontales de unos 15 m de longitud, que penetran en el mar entre 10 y 15 minutos, para después subirlas capturando los peces que están cerca de la orilla. Cada estructura tiene alrededor de 10 m de alto. A pesar de ser un concepto que se originó hace siglos, las redes chinas siguieron siendo útiles, con muy pocos cambios en el diseño y el funcionamiento original, hasta hace muy poco. Actualmente ya no tienen un sentido práctico, convirtiéndose en una atracción turística. Continuamos con la visita de la Catedral de Santa Cruz, erigida por los portugueses en 1505, destruida por los británicos, y reconstruida en 1887 en estilo neobarroco. Con un interior pintado de color pastel, alberga objetos de distintas épocas de Cochín; muy interesantes los murales en su techo que representan la pasión y muerte de Cristo. Seguimos nuestro recorrido por esta embriagadora ciudad y llegaremos hasta el evocador Barrio de Mattancherry, por el que callejearemos para ver de cerca las calles del antiguo Cochín, que nos hará retrotraernos a la época colonial.

Pasearemos por el Barrio Judío, una ajetreada zona portuaria y centro del comercio de especias de Kochi. Decenas de pequeños almacenes se apiñan alrededor de sus estrechas callejuelas con viviendas de estilo holandés, y antiguos edificios y tiendas de antigüedades, algunas de los cuales todavía exhiben nombres judíos. Llegamos a la Sinagoga Paradesi, la más antigua de la India, en la que encontraremos una atmósfera muy especial, que recoge en sí misma una tradición de más de dos mil años. Este edificio se levantó originalmente en 1568, pero fue destruido por los portugueses un siglo más tarde. La sinagoga actual, con cubierta de teja y torre del reloj, fue reconstruida en 1664 con ayuda holandesa. Entre sus tesoros, destacamos los bellos rollos de plata y oro con el Torá, multitud de lámparas de aceite y arañas de cristal colgantes, y un altar de latón magníficamente tallado. El suelo está alicatado con exquisita cerámica pintada con sauces azules, traída hasta aquí a mediados del s. XVIII desde Cantón. Esta sinagoga, aunque sigue activa como lugar de culto, su actividad es muy pequeña. De hecho, como curiosidad, la persona que vende los boletos, Yaheh Hallegua, es la única mujer joven judía (que ya no lo será tanto), que queda en la comunidad. Acabaremos nuestro paseo con la visita del Mercado de las especias donde podremos adquirir todo tipo de condimentos, y nos dejaremos envolver por los penetrantes aromas a jengibre, cardamomo, comino, cúrcuma y clavos. Almuerzo en restaurante local.

Ya por la tarde acudiremos a un espectáculo de danza y teatro clásico Kathakali, la manifestación   cultural más auténtica del estado de Kerala. Se trata de una obra dramática llena de color, cuya tradición se   remonta a más de 400 años. Etimológicamente la palabra procede “khata” (historia) y Kali (jugar). Se cuentan historias, pero sin mediar palabras. El único sonido permitido es el de los instrumentos de percusión que van marcando el ritmo de la obra. Danza, música y mimo se conjugan en un espectáculo de “teatro danzado”. Tradicionalmente estas representaciones se prolongaban durante la noche entera. Aquí se cuentan historias de guerra, maleficios, amores, intervenciones divinas basadas en historias de los purana y los poemas épicos, en particular del Mahabharata. Todos los personajes están interpretados por hombres ataviados con voluminosas faldas de colores y complejos tocados y ornamentos. Los bailarines de Kathakali emplean hasta cuatro horas en maquillarse antes de cada función, y lo hacen dependiendo de su naturaleza del personaje, que es lo que determina el color del maquillaje: la cara de un noble o un héroe son fundamentalmente verdes; los personajes regios y arrogantes se distinguen por una mancha roja sobre el puente de la nariz, que contrasta sobre el fondo verde. El negro se utiliza para los demonios. La escenografía se caracteriza por estilizados y lentos movimientos de cuerpo, rostro y manos; todo se comunica con un complejo lenguaje de nrta (pasos de danza), mudras (gestos de manos) y navarasya (expresiones del rostro). La trama se desarrolla con sencillez al principio, para luego alcanzar un climax dramático. Para llegar a alcanzar la flexibilidad y el control muscular necesarios, los bailarines Kathakali siguen un agotador entrenamiento, acompañado de periodos de masaje. Para llegar a dominar esta técnica es necesario entre 8 y 10 años de aprendizaje. Los artistas de Kathakali aprenden a controlar sus músculos faciales de tal manera, que algunos maestros son capaces de reír con un lado de la cara y llorar con el otro.

Cena y alojamiento en el Hotel Crowne Plaza Kochi.

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