Día 15: SIEM REAP
Desayuno buffet en el hotel.
Siem Reap, ciudad situada no muy lejos del lago Tonlé Sap, es la puerta de acceso para visitar las ruinas. Su nombre se traduce como “siameses vencidos”, y hace referencia cuando los saqueadores siameses fueron expulsados del reino en el s. XVI. A raíz del descubrimiento en el siglo XIX por los franceses, empezó a crecer hasta que en los años sesenta, con la guerra de los jemeres rojos, el turismo cesó. A partir de los años noventa ha vuelto masivamente. Actualmente ya no es esa ciudad de la Indochina Francesa con edificios coloniales arbolados que servía de escala para los viajeros camino de Angkor. Hoy es también un destino en sí mismo, con buenos restaurantes, bonitos hoteles, y un ambiente muy agradable, sobre todo en el barrio del mercado viejo, con los numerosos bares de la Pub Street, y la avenida peatonal The Lane. Posee una población de 230.000 habitantes, y se encuentra a más o menos a 8 km de la ciudad sagrada de Angkor. Durante las 3 noches de estancia, tendremos tiempo de sobra, aparte de las visitas, para comprar, recuerdos en las numerosas tiendas de artesanía y ropa, relajarnos con un buen masaje camboyano o tomarnos una copa en algunos de los bares y restaurantes de la zona.
El período angkoriano abarca desde el 802 hasta 1432. En ese tiempo se construyeron los Templos de Angkor (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1992) y el Imperio Jemer se consolidó como la gran potencia del Sudeste Asiático. Los cientos de templos que sobreviven son solo el esqueleto de lo que fue este enorme centro político, religioso y social del antiguo Imperio Jemer de Camboya; una ciudad que llegó a contar con más de un millón de habitantes, cuando Londres, por ejemplo, era una localidad de 50.000 personas. Las casas, edificios públicos y palacios de Angkor se construyeron en madera porque el derecho a vivir en estructuras de ladrillo o piedra estaba reservado a los dioses. El rey Jayavarman II, que se nombró a sí mismo devaraja (dios-rey), representante de Shiva en la tierra, unificó los diferentes reinos de Camboya, construyó un templo montaña que simbolizaba la morada de Shiva en el monte Meru. A partir de ahí, se desarrolló todo. Los sucesivos dioses-reyes de Angkor eran grandes constructores. Cada rey tenía que dedicar un templo a su dios protector (Shiva o Vishnu, normalmente), y que honrar a sus antepasados con la construcción de otros templos. También construían su mausoleo, con el fin de deificar al monarca y proyectar su poder. Si bien el Imperio se fundó bajo la religión hinduista, y la misma continuaría presente en la cultura hasta los tiempos contemporáneos, el Imperio Jemer, de la mano del rey Jayavarman VII introdujo el budismo mahayana. A pesar de que ya había muchos seguidores en la región, poco a poco todos los súbditos lo seguirían, aunque los elementos hinduistas nunca desaparecerían, creando un particular sincretismo religioso que se observa en los modernos jemeres.
La primera noticia que se tuvo en Europa de los hoy prodigiosos templos, datan de 1601. Un franciscano español llamado Marcelo de Ribadeneyra se refería en un libro a «una gran ciudad en el reino de Camboya», con «muros curiosamente labrados y grandes edificios de los que tan sólo quedaban ruinas». Los misioneros, en su empeño por predicar el cristianismo, se internaron en la jungla más allá del río Mekong; así fue como se toparon con los silenciosos restos de una ciudad de inusitada grandeza, con fuentes, canales, templos y puentes suspendidos sobre gigantes de piedra. Este fraile atribuyó la autoría a Alejandro Magno o a los romanos, mientras que fray Gabriel Quiroga de San Antonio, que fue quien dio nombre a Angkor Wat al referirse a “un templo de cinco torres llamado Angor”, creía que era obra de los judíos. En ese momento no despertaron mucho interés estos misteriosos templos. Posteriormente, otros misioneros y viajeros, dejaron constancia del hallazgo, aunque sus relatos fueron ignorados. No fue hasta 1860, en el curso de una expedición de la Royal Geographic Society, en la que el naturalista Henri Mouhot, llegó a la orilla del lago Tonle Sap y desde allí inició el camino hasta los templos. Mouhot dejó constancia de su admiración por los constructores de aquella maravilla: “Uno de estos templos (Angkor Wat), rival del templo de Salomón y erigido por algún antiguo Miguel Ángel, podría ocupar un puesto de honor junto al más bello de nuestros edificios. Es más grandioso que los que nos dejaron Grecia o Roma”. La romántica descripción de Mouhot, desprovista de los prejuicios anteriores, sirvió para cautivar al público europeo y perpetuar la idea de que él había sido el descubridor de Angkor.
Comenzamos la visita del lugar más fascinante de todo el Sureste Asiático y uno de los templos más importantes del mundo, un lugar con las proporciones épicas de la Gran Muralla, el detalle del Taj Mahal y la simetría de las pirámides. La ciudad fortificada de ANGKOR THOM (“Gran Ciudad”) es realmente una gran ciudad, a escala colosal. Fue la última gran capital del Imperio Jemer, y ocupa más de 10 km2. Fundada por el rey Jayavarman VII a finales del siglo XII, se encuentra protegida por una muralla de 8 m de altura, 12 km de longitud y rodeada de un ancho foso. Tiene cinco puertas (una en cada punto cardinal y otro extra en el este, cada una de ella con cuatro gigantescas caras de piedra. A través de una calzada elevada flanqueada por 154 estatuas de piedra (los dioses a la izquierda y los demonios a la derecha), cada uno con una serpiente gigante, llegaremos a la Puerta Sur, una enorme estructura de 23 m de altura coronada por una torre triple con cuatro gigantescas caras de piedra que Miran a los cuatro puntos cardinales. Situado en el centro de Angkor Thom, se encuentra el Templo de Bayon, una de las estructuras más extraordinarias de la ciudad y la más pura expresión de “civilización perdida”. Se trata de un templo-montaña de forma piramidal que, a través de pasillos estrechos y empinados tramos de escalera, se eleva en tres alturas y posee 54 torres con más de 200 enigmáticas caras de piedra. Las torres centrales están decoradas con cuatro caras enormes de sonrisa misteriosa que representan al bodhisattva Avalokitesvara, que “todo lo ve y todo lo sabe”. El templo se encuentra rodeado de galerías con algunos de los mejores bajorrelieves de Angkor que representan escenas cotidianas e imágenes de batallas. A través de una calzada elevada de 200 m llegaremos a Baphuon (“el padre escondido”) uno de los templos más grandes, construido en el reinado de Udayadityavarman II en el siglo XI. Se trata de un templo hinduista de forma piramidal (representa el monte Meru, la morada de los dioses), en cuya cumbre se alzaba una torre central con cuatro entradas, que se derrumbó. Posee cuatro pórticos decorados con bajorrelieves con escenas de epopeyas hindúes. Dentro, ocupando todo el lado oeste, un enorme Buda reclinado que fue añadido en el siglo XV. El templo y palacio real de Phimeanakas se construyó durante el siglo X por orden de Rajendravarman II ampliándose en el reinado siguiente. El edificio, conocido como “Palacio Celestial”, es hinduista, tiene forma piramidal y una base rectangular. Rodeada por un muro de laterita de 5 m de altura, posee cinco entradas. En cada lado se alza una escalera flanqueada por leones guardianes. El Preah Palilay que data del siglo XIV, es un pequeño santuario budista situado dentro de un muro de laterita de 50 m de perímetro, con una sola puerta y rematado por una torre de piedra. Cerca se encuentra el Tep Pranam, terraza budista con forma de cruz, fue construido en el siglo XVI y contiene una imagen de Buda de arenisca. A poca distancia se encuentra la Terraza del Rey Leproso, una pequeña plataforma que sirvió de crematorio real; data del s. XII, y en su cresta hay una réplica de un rey sin cabeza (la original está en el Museo de Phnom Penh). La terraza está delimitada por dos muros restaurados y decorados con cinco hileras de tallas de apsaras sentadas, que constituyen algunas de las muestras más bellas del arte jemer. La Terraza de los Elefantes, de unos 350 m de longitud, tiene tres plataformas principales y dos menores que se extienden hacia la plaza central; fue utilizada en su día como gigantesco lugar de ceremonias públicas. La sección media del muro de contención está decorada con garudas (montura de Vishnu, medio hombre, medio pájaro) de tamaño real y leones; hacia cada extremo están las dos partes del famoso desfile de elefantes.
A continuación, nos dirigimos a Ta Prohm (“antepasado de Brahma”) quizás el templo más evocador y misterioso de todos los complejos religiosos de Angkor. Construido por Jayavarman VII, fue un rico monasterio budista. Los conservadores del sitio arqueológico decidieron dejar este templo tal y como fue descubierto, con objeto de que los visitantes experimentaran la emoción que sintieron los primeros descubridores. Los edificios de este templo están cubiertos por raíces de banianos gigantes que forman un todo con la mampostería del templo. Construido a partir de 1186, posee torres, patios cerrados y pasillos estrechos. Por muchos de ellos no se puede pasar al estar bloqueados por piedras desplazadas por las raíces de los árboles. Los bajorrelieves de las paredes que sobresalen están cubiertos de liquen, musgo y plantas trepadoras, y los arbustos brotan desde los techos de las monumentales terrazas. De las muchas formaciones con raíces, la más conocida es la que está en el interior del pabellón de entrada. Algunas de las escenas de la película “Tomb Raider”, protagonizada por Angelina Jolie, fueron rodadas en este templo.
Almuerzo en un restaurante local.
Continuamos con el Preah Khan, templo del siglo IX que estuvo dedicado en su origen a Buda, y que posteriormente se incorporaron imágenes de deidades hindúes. El complejo ocupa 5 km2 (uno de los más grandes de Angkor) y está rodeado por un muro de laterita de 2 km. Forma un laberinto de pasillos abovedados, bellas tallas y mampostería con liquen incrustado. Construido por Jayavarman VII, probablemente sirvió como residencia temporal del monarca mientras se construía Angkor Thom. Cuatro pasarelas hasta sus puertas, que están rodeadas de una sensacional representación del samudra manthana (batido del océano). Desde el santuario central, cuatro galerías largas y abovedadas se extienden en las direcciones de los puntos cardinales. Destaca el Salón de las Bailarinas, así llamados por los bajorrelieves apsalas que decoran las paredes. En el recinto también hay un estanque. Este templo, al igual que el de Ta Prohm, alberga grandes árboles cuyas raíces atraviesan estructuras de arenisca y laterita sobre las que crecen. El Preah Khan es un templo híbrido: su parte este se dedicaba al culto budista mahayana, con puertas del mismo tamaño; las otras veneran a Shiva, Visnhú y Brahma, con puertas sucesivamente más pequeñas, enfatizando la naturaleza desigual del hinduismo. Continuamos con el pequeño pero perfecto templo budista de Preah Neak Pean construido por Jayavarman VII a finales del siglo XII. Cuenta con un gran estanque cuadrado rodeado por otros cuatro más pequeños. En medio hay una isla circular rodeada por dos nagas cuyas colas entrelazadas dan nombre al templo. El agua fluía antaño desde el estanque central hacia las cuatro periféricas (hoy vacías) a través de unos surtidores ornamentales. El estanque central, que se utilizó para ritos de purificación, es una réplica del lago sagrado Anavatapta, situado al pie del monte Kailash, en el Himalaya tibetano, fuente del Ganges, del Shita, del Indo y del Vaksu en la mitología hindú; ríos que están simbolizados por los cuatro desagües. Cerca de allí se encuentra el Ta Som, otro templo budista del siglo XII, que destaca por el gigantesco árbol que estrangula por completo el gopura (torre hindú) oriental, en una singular imagen. Continuamos con el East Mebon, templo hindú erigido por Rajendravarman II, cuya base está flanqueada en las esquinas por tallas en piedra de elefantes. Nos trasladaremos a la cima del templo Pre Rup, un templo-montaña con forma de pirámide, dedicado a Shiva, con cuatro torres en forma de loto, y cuyo significado “transformación del cuerpo en cenizas” sugiere que en sus inicios pudo ser el crematorio real. Desde el mismo, gozaremos de una bella puesta de sol con vistas al embalse y a los arrozales cercanos.
Alojamiento en el hotel Tara Angkor.
Día 16: SIEM REAP
Desayuno buffet en el hotel.
Comenzamos el programa de hoy con la visita de Banteay Samre (“Ciudadela de los Agricultores”), del mismo período de Angkor Wat, es considerado una maqueta de este; el conjunto está formado por un templo central con cuatro alas, precedido por un vestíbulo acompañado por dos bibliotecas, y rodeado de dos grandes paredes concéntricas. El santuario presenta una hermosa torre y bellas decoraciones esculpidas en los frontones. Los frisos representan a Vishnu y Shiva. Delante del templo, una soberbia terraza, parte final de una larga calzada que comunica el templo con otros de los alrededores, flanqueada por leones cuya cola podía extraerse para dejar un hueco donde colocar una antorcha durante las ceremonias.
Nuestro siguiente punto de interés será Banteay Srey (“Ciudadela de la Belleza”), sin duda, una de las joyas del arte angkoriano. Situado al pie del monte Kulen, es célebre por los exquisitos detalles de sus esculturas. Dedicado a Shiva, fue construido en arenisca rosa en la segunda mitad del siglo X, y posee algunas de las mejores tallas de piedra que se pueden ver en el mundo. No es un templo real, ya que se construyó por iniciativa de Yajnavaraha, uno de los consejeros del rey Jayavarman. A diferencia de otros templos de Angkor, la mayoría de su superficie está detalladamente decorada. Descubierto en 1914, tiene planta rectangular y está rodeado por tres muros y los restos de un foso. Por todas partes, las fachadas están grabadas con multitud de motivos florales y graciosas figuras. Entre las tallas clásicas del Banteay Srey hay delicadas mujeres portando flores de loto y faldas tradicionales. El santuario central contiene altares ornamentados dedicados a Shiva. En las tallas de los dinteles se reproducen escenas de la epopeya hindú Ramayana, con bellas representaciones de Shiva y su consorte Parvati, entre otros. El pórtico con Shiva y toro Nandi es impresionante. También son excepcionales las figuras de dioses talladas en las hornacinas de las torres del santuario central. Hasta el último rincón de su interior está cubierto con elementos decorativos. Para muchos, este es el templo más bello de todo Angkor. Se hizo muy célebre por la aventura que vivió aquí André Malraux, al robar un bajorrelieve y dos apsaras en 1923. A los 22 años el novelista había conseguido arruinar ya a Clara, su riquísima esposa. Para recuperarse, consiguió que lo recomendaran a la École Française d’Extreme Orient. Se desplazó a Angkor, desmontó los bajorrelieves y la escultura, y a su llegada a Siem Reap fue detenido, ya que aquello había sido un secreto a voces. Ironías del destino, Malraux, fue nombrado ministro de cultura durante el mandato de Charles de Gaulle.
Almuerzo en un restaurante local.
Por la tarde continuaremos con el templo Angkor Wat (“la ciudad que es un templo”), el monumento religioso más grande del mundo, construido en el siglo XII por el rey Suryavarman II, que estaba dedicado en su origen al dios Vishnu (posteriormente la realeza jemer, en el siglo XVI, lo restauró para uso como santuario budista). Es literalmente, el cielo en la Tierra. Deslumbrante mezcla de espiritualidad y simetría, se trata de uno de los monumentos más inspirados y espectaculares concebidos por la mente humana. Participaron en su construcción 300.000 obreros y 6.000 elefantes. Tardó 37 años en levantarse. Los bloques de arenisca con los que fue construido, fueron transportados en balsa por el rio Siem Reap desde canteras situadas a más de 50 km. Los antiguos dioses-reyes camboyanos se esforzaron por superar a sus antecesores en tamaño, escala y simetría, lo que dio lugar a esta obra incomparable. Su diseño se basa en un mandala (diseño sagrado del cosmos hindú). En el centro se alza un templo con cinco torres inspirado en la flor de loto que representa el monte Meru, mítica morada de los dioses hinduistas y centro del universo; a su alrededor sus cimas más pequeñas, delimitada a su vez por los continentes (los patios bajos) y los océanos (el foso). La naga, de cuatro cabezas se convierte en un simbólico puente en forma de arco iris para que el hombre alcance la morada de los doses. El templo se encuentra completamente rodeado por un foso de 190 m de ancho. Las intrincadas tallas de los muros del perímetro del templo, son extraordinarias, en especial, el tramo de bajorrelieves y las apsaras (bailarinas celestiales); hay más de 3.000 en sus muros, cada una de ellas única y con uno de los 37 peinados diferentes, y simbolizan los límites del mundo y el océano cósmico, respectivamente. Este templo está orientado hacia el lugar donde se pone el sol, símbolo de la muerte, muy inusual en los templos jemeres. Los historiadores coinciden en que el estilo de Angkor Wat representa la cumbre del genio arquitectónico y escultórico jemer.
Alojamiento en el hotel Tara Angkor.
Día 17: SIEM REAP – Hong Kong – MADRID
Desayuno buffet en el hotel.
Hoy es nuestro último día en este tierno y sufrido país. Realizaremos un breve recorrido en barco por el gran Lago Tonle Sap, donde podremos contemplar cómo se vive en las aldeas flotantes, con sus escuelas, restaurantes y hospitales. Este lago, el mayor del sudeste asiático, aporta pescado y agua de riego a la mitad del país, además de ser el hogar de 90.000 personas que viven en 170 aldeas flotantes. A través de las aguas pantanosas de lago llegaremos a Kompong Phluk, con sus casas construidas sobre altísimos pilotes de 6 m de altura debido a las crecidas del lago. Los corrales flotantes con animales atados, la pagoda, los pescadores y el tranquilo ritmo de este lugar nos permitirá hacernos una idea de cómo viven en el gran lago. Contemplaremos las actividades rutinarias de esta típica aldea, mujeres vendiendo verduras en sus embarcaciones o escolares regresando a casa en un bote de remos. Luego llegaremos hasta Puok, una localidad en la que se encuentra centro Artisans d’Angkor, cuyo objetivo es adiestrar a los jóvenes en el arte de sus antepasados. Allí se realizan trabajos de artesanía en piedra, madera, seda, lacado etc., siendo reconocidos como uno de los productores de seda más finos de Camboya. Sus trabajos son admirados mundialmente, y han ganado varios premios a la excelencia certificados por la UNESCO, debido a los altos estándares de calidad, innovación, autenticidad y respeto al medioambiente. No debe importarnos gastarnos unos euros en esta tienda, ya que, aparte de adquirir productos de gran calidad, echaremos una mano al desarrollo de a estos pobres chicos desfavorecidos. Posteriormente, traslado al aeropuerto para tomar nuestro vuelo que nos llevará de vuelta a Madrid.
A la hora determinada traslado al aeropuerto para tomar nuestro vuelo que nos llevará de vuelta a Madrid. Trámites de aduanas, facturación y embarque en vuelo KA241 prevista a las 20.25 hrs. Llegada a HONG KONG a las 23.35 hrs. hora local.
Día 18: Llegada a MADRID
Enlace y salida en el vuelo CX315 a las 00.50 hrs., llegada al aeropuerto de Madrid a las 08.45 hrs. Recogida de equipajes y … nuestro periplo se acabó.