Viaje a TAILANDIA III: Lampang – Chiang Rai – Chiang Mai | Los viajes de Vagamundos día a día

Día 7: SUKHOTHAI – Lampang – CHIANG RAI     

Desayuno buffet en el hotel.

SUKHOTHAI era la ciudad más septentrional del imperio jemer, hasta que en 1238 el príncipe tailandés Bang Klang Thao, los expulsó de la región y fundó el Reino de Sukhothai, que significa “amanecer de la felicidad”, dinastía de ocho reyes que se sucedieron durante casi 200 años. Época en la que hubo un florecimiento tanto político como cultural notable. Su rey más legendario fue Rama Kamheng (“Rama el Fuerte”), que reinó del 1275 a 1317. Bajo su reinado el poder de Sukhothai se extendió por un territorio mayor que la de la actual Tailandia, se ideó el alfabeto thai, estableció relaciones diplomáticas con China (que visitó dos veces), e instauró el budismo como religión oficial. En el terreno artístico sus logros fueron extraordinarios: llegaron artesanos procedentes de culturas tan variadas como la jemer, mon, china, india o cinganesa; se crearon soberbios templos en los que se integró de una manera armoniosa todas estas tradiciones artísticas; sus imágenes de Buda y la cerámica, de estilo thai, están consideradas como las mejores piezas del patrimonio cultural del país. Se convirtió en un importante foco de budismo theraveda, y se consagró como un centro religioso muy     activo y abierto, en el que se combinaban el brahmanismo y los cultos animistas. La ciudad se cubrió rápidamente de gran cantidad de templos, llegando a tener, durante su apogeo, hasta 300.000 habitantes. Sin embargo, con los últimos reyes, la civilización de Sukhothai entró en un período de decadencia, mientras el reino de Ayutthaya ascendía irresistible y acabó sometiendo a la ciudad.

La organización de Sukhothai, al igual que la de las principales ciudades tailandesas, obedecía a unas reglas bien definidas, fundadas sobre la cosmogonía brahmánica, con el enorme wat central, representando el monte Meru, centro del universo. Comenzaremos la visita de la ciudad histórica de Sukhothai (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1991), cuyos restos más interesantes se encuentran en el interior del recinto real, colocados sobre románticos estanques repletos de flores de loto.

Podremos ver, entre otros, el Wat Mahathat, el principal monasterio budista de Sukhothai, situado junto al antiguo palacio real. Ocupa una plaza cuadrada de 200 metros de lado, que se encuentra rodeada por una muralla de ladrillo y un foso. Se acabó de construir en 1345 por Kye Thai. Reyes posteriores añadieron nuevos edificios al recinto. Fue el centro espiritual del reino. Su configuración refleja la cosmogonía brahmánica, el chedi central cubre una vieja torre jemer con un florón de loto que simboliza el monte Meru, morada de los dioses y eje del mundo, mientras que ocho de los chedis representaban los pequeños Himalayas. El plano cuadrangular del templo evoca el mundo celeste y sus fosos el océano cósmico.  El conjunto de las ruinas, con su estanque de lotos en primer plano, constituye una de las fotos más bonitas del viaje.

Llegaremos hasta el Wat Si Chum, uno de los monumentos más impresionantes del sitio. La entrada en forma de ranura nos dará acceso a la enorme estructura de 15 metros de altura, en cuyo interior se encuentra un Buda sentado de ladrillo, recubierto de estuco de casi la misma altura. Se ignora el origen de la obra, aunque los arqueólogos especulan que la imagen corresponde a Phra Achana, el “Buda impasible”. Tallada en el interior del muro, una escalera daba acceso a un espacio habilitado tras la cabeza de la estatua, camino que simbolizaría la ascensión del iluminado al nirvana. La tradición cuenta que el rey Neresuan, en guerra contra los birmanos, empleó esta escalera para lanzar una arenga a sus tropas; fortalecido por esta voz que parecía salir de la estatua, su discurso logró un gran efecto. Es clásica la fotografía de los visitantes con sus enormes y alargados dedos.

Almuerzo en Restaurante Local (comida tailandesa).

                Continuamos nuestro recorrido hacia el Norte, y llegamos a la ciudad de LAMPANG, segunda ciudad en importancia del norte del país, y cuya historia se remonta al siglo VII. Al igual que Chiang Mai, estuvo ocupada por los birmanos durante tres siglos. Situada a orillas de las verdes orillas del río Wang, recibía numerosas caravanas procedentes de Birmania cargadas de todo tipo de mercancías, desde esmaltes hasta opio. En el siglo XIX llegaron desde Myanmar los comerciantes británicos, trayendo consigo leñadores y artesanos, y convirtieron la ciudad en un centro de producción de teca. En la actualidad sigue conservando la huella de aquella época pasada en las antiguas mansiones de teca junto a la orilla del río, que junto con las calesas que siguen circulando perezosamente por sus calles arboladas, dan mucho encanto a Lampang.

Visitaremos el Wat Phra That Lampang Luang, para muchos el templo más hermoso de Tailandia. Ejemplo espectacular de la arquitectura religiosa lanna, el templo está ubicado en un enclave imponente. Dos leones custodian la entrada de la escalera que sube hasta lo alto de este bello monasterio, mientras que los terribles naga hacen las veces de rampas. En la entrada debemos fijarnos en la magnífica puerta del naga, con un dintel labrado. Dentro del recinto pueden verse varios pabellones de madera rodeando un monumental chedi de 45 m de alto, y donde se cree que están conservadas las auténticas reliquias de Buda. El edificio principal del templo, es de madera (el más antiguo del país de este material), con unos poderosos pilares de teca que sujetan un elegante tejado de tres niveles, también de madera, cubierto de tejas rojas. Las pinturas de los paneles que hay bajo los aleros del tejado, datan de finales del siglo XIX. Veremos también el Viharn Nam Tam, el edificio lanna más antiguo, que conserva su forma original, y que ha sido objeto de una espléndida restauración, durante la cual se encontraron pinturas del siglo XVI.

De camino a Chiang Rai, haremos una breve parada para contemplar el bellísimo y relajado paisaje que nos depara el lago Phayao. Este extenso humedal, rodeado de montañas, cubre un área de 2,3 kilómetros cuadrados a una altitud de 380 m. y tiene una profundidad media de 1,7. Su puesta de sol es realmente bonita. Intentaremos llegar a tiempo para contemplarla.

Llegada a Chiang Rai.

Alojamiento en Hotel The Imperial River House Resort.

Día 8: CHIANG RAI     

Desayuno buffet en el hotel.

Fundada en 1262, y protegida por el río Mae Kok, y tres pequeñas colinas, CHIANG RAI posee una situación estratégica, próxima a la frontera, que la convirtió en un importante centro comercial, así como en un lugar muy vulnerable durante las frecuentes guerras entre Birmania y Tailandia. La ciudad, ha vivido un gran desarrollo en los últimos tiempos gracias a la proximidad del legendario “Triángulo de Oro” (frontera entre Tailandia, Birmania y Laos), y se ha convertido en un centro excursionista por excelencia, con sus magníficos paisajes y sus aldeas tribales.

A primera hora nos trasladaremos a Mae Chan, para visitar las diferentes etnias de las montañas como los “Akha” que, dedicados preferentemente a la agricultura y a la caza, ya no practican el cultivo del opio, habitual entre ellos tiempo atrás. Son muy características sus vestimentas llenas de color y los ornamentos, entre los que destacan los múltiples abalorios con los que se adornan las mujeres. También conoceremos a los “Yao”, originarios del sur de China, emigraron al norte de Vietnam, y posteriormente al norte de Tailandia, donde se calcula que viven 30.000. Practican el cultivo itinerante sobre monte quemado. Conservan las características físicas de sus antepasados chinos, así como sus tradiciones, (hasta el sistema de escritura). Son adeptos al taoísmo y practican un complejo culto a los antepasados. Llevan la cabeza cubierta con una bufanda negra o roja, aunque algunas de las mujeres sustituyen esta bufanda por un turbante. Los hombres visten un traje de color azul o negro; las mujeres llevan sus prendas con más colorido, e incluso en algunos casos las decoran con adornos de plata. Esta tribu fabrica bellas joyas en plata y trajes bordados. Continuación hasta Mae Sai, poblado fronterizo con Birmania donde encontraremos un curioso mercado de productos birmanos y presenciaremos el continuo ajetreo de mercancías y personas en este puesto fronterizo.

A continuación, nos desplazamos hasta un poblado Karen de las mujeres jirafa.Estas mujeres pertenecen a la etnia Padaung (un subgrupo de la Etnia Karen), son originarias de Myanmar, la antigua Birmania. Los problemas políticos en Birmania, las guerrillas y la represión sufrida a manos de las autoridades birmanas motivó que a finales de los ochenta, principios de los noventa, estas mujeres jirafa emigraran a Tailandia principalmente a la zona de Mae Hong Son y Chiang Rai. Su estatus actual es el de apátridas, ya que no se les reconoce como ciudadanos birmanos ni tampoco como tailandeses. El apodo de “mujeres jirafa”, procede de la costumbre de algunas mujeres la tribu Karen de llevar unos pesados anillos metálicos alrededor del cuello que pueden llegar a pesar 4 y 5 kg. Estos anillos presionan la clavícula y la caja torácica, de modo que sus cuellos se alargan de forma anormal. Existe el mito, según el cual, si se quitaran estas anillas, se les doblaría el cuello y morirían asfixiadas. Lo cierto es que las mujeres se las ponen y quitan a voluntad y no hay pruebas de que esta deformación suponga un riesgo para su salud. Nadie sabe cómo se inició esta costumbre: unos dicen que servía para realzar la belleza de la mujer, otros, al contrario, para que no resultaran atractivas para los hombres de otras tribus; otros cuentan que era para impedir que los tigres se las llevaran agarradas por el cuello. Lo más probable es que se trate simplemente de un adorno. Hasta hace poco, esta costumbre estaba en franca decadencia, pero el dinero que aporta el turismo y la influencia de las autoridades locales, la ha hecho resurgir.

Almuerzo en el Restaurante Bua (comida tailandesa)

 Continuación hasta el “Triángulo de Oro”, así llamado por haber sido, el principal productor mundial de opio, posteriormente convertida en heroína. El nombre de Triángulo de Oro viene del preciado metal que los traficantes utilizaban para comprar el opio. El punto de referencia es la frontera entre Tailandia, Birmania y Laos, bordeados los tres por el Río Mekong, de gran belleza escénica. En el pasado, la moneda de cambio del opio era el oro, de donde viene el nombre de la región. El porcentaje de Tailandia en la producción mundial se ha reducido mucho en los últimos tiempos debido a un programa patrocinado por la realeza, y destinado a introducir nuevos cultivos. Visitaremos el atractivo “Museo del Opio”, que nos muestra una interesante historia del opio, desde su aparición en Occidente hasta su importación en Asia: ya mencionada en La Ilíada, el opio fue empleado por el médico griego Hipócrates como medicamento y posteriormente llevado a Asia con las conquistas de Alejandro Magno. Podremos seguir el proceso de fabricación de la droga, desde la recolección de la adormidera (“papaver somniferum”), hasta la producción del opio puro, y su consumo se muestra a través de una impresionante colección de pipas. El museo recuerda también a los traficantes ilustres, con el paradigmático retrato de Khun Sha, un birmano de origen shan que fue entregado a las autoridades de su país en 1996 y que murió en 2007.

Posteriormente realizaremos un relajante recorrido en barca por el río Mae Kong de aproximadamente una hora, en lo que será una travesía llena de color, acompañados por las barcas de colores de los pescadores laosianos, y bordeando los encantadores pueblecitos con sus casas de madera. Incluiremos una breve parada en la isla Don Xao, perteneciente a Laos, y en la que podremos comprar algunos recuerdos en el pequeño mercado local de artesanía.

Para concluir este intenso día, visitaremos el Wat Rong Suea Ten, conocido como “Templo Azul”. Anteriormente en este lugar había otro viejo templo que llevaba más de 100 años abandonado. Así las cosas, en los locales decidieron transformarlo, y en 2018 finalizaron las obras. El arquitecto local Phutha Kabkaew, que había colaborado en la construcción del Templo Blanco (que visitaremos mañana) fue el encargado de diseñarlo, en lo que es un ejemplo de combinación de las características habituales de los templos budistas, (el gusto por la decoración dorada del período de Ayuttaya), y un cierto toque excéntrico y moderno. Su diseño es el característico de Tailandia: accederemos por la escalera presidida por dos nagas (serpientes mitológicas), y llegaremos al Wat, cuyo exterior está muy recargado, y le dan un aspecto barroco, con la gran abundancia de adornos. Pero atravesada la puerta lo que nos llamará la atención es la omnipresencia del color azul índigo acompañado de dorados. El color azul es el símbolo del Dharma, o conducta piadosa correcta que, con algunas ligeras diferencias, se utiliza en casi todas las religiones de origen indio. Nos encontraremos con un imponente Buda de más de 6 m de altura en color blanco y en la posición de meditación. Todo ello en un ambiente de calma y recogimiento que invita a la oración.

Alojamiento en Hotel The Imperial River House Resort.

Día 9: CHIANG RAI – CHIANG MAI

Desayuno buffet en el hotel.

Salimos del hotel hacia el muelle, donde daremos un paseo en barco tradicional a lo largo del rio Kok para visitar a los pueblos de las minorías étnicas Karen y Lahu (Muser). En esta época, después de la temporada de lluvias, el nivel del agua está más alto, y en el paisaje se alternan bosques y espesos macizos de bambú, entre los que surgen los tejados de palmas de las viviendas.

A las afueras de Chiang Rai, se encuentra el Wat Rong Khun, uno de los templos más sorprendentes de Tailandia. Conocido como el “Templo Blanco”, este santuario budista e hinduista, que desde la distancia pareciera de porcelana, se comenzó a construir en 1997, por el célebre pintor, escultor y arquitecto tailandés Chalermcha Kositpipat y todavía continúa inacabado. Está dedicado al rey Bhumibol Adulyadej, “Rama IX” (1927-2016). De un blanco deslumbrante y erizado de volutas puntiagudas, simboliza la pureza y sabiduría del budismo frente a las plagas que acechan a la humanidad: el alcohol, los vicios, el terror. Se encuentra encalado totalmente por pequeñas incrustaciones de espejo, que sugieren el reflejo de la iluminación. Todo en el templo es alegórico. Está compuesto por un templo principal y varios templos anexos. Al mismo se accede por un puente bastante curioso: cientos de manos esculpidas surgen hacia el cielo buscando ayuda. Se cree que simboliza el puente que Buda cruzó por primera vez para predicar el dogma. El interior es bastante “singular”, hay murales con motivos como un avión estrellándose contra las torres gemelas, unas zapatillas Converse, o iconos de la cultura popular como Superman, Batman o Keanu Reeves, en una esquina del mural. En el tejado, cuatro especies de animales representan la tierra (un elefante), el agua (un naga), el viento (un cisne) y el fuego (un león). La construcción está siendo financiada con donativos, y con la venta en un edificio contiguo de reproducciones de pinturas del artista de estilo New Age. Los aseos del templo son dignos de ser visitados.

Después de esta hemorragia kitsch partiremos en dirección a Chiang Mai, en un recorrido de aproximadamente 3 horas, durante el que disfrutaremos de la vista de unos bonitos paisajes

Almuerzo en restaurante local (comida tailandesa).

Ya por la tarde, subiremos hasta el Wat Phra That Doi Suthep, o templo de la montaña, situado en un bellísimo enclave, a 1.601 metros, desde el que podremos apreciar la ciudad de Chiang Mai en todo su esplendor. Este templo es uno de los más venerados del país, y multitud de tailandeses acuden a él en peregrinación, ofreciendo un espectáculo lleno de color, que contribuye a dar más encanto al lugar. El camino que lleva hasta el templo nos ofrecerá espectaculares vistas de la ciudad. Se trata del templo más sagrado del norte del país. Fundado en 1383, sus orígenes entran dentro de la leyenda: unas reliquias sagradas se colocaron en una silla de un elefante blanco; tras dejarlo en libertad, el elefante ascendió al monte Doi Suthep y se detuvo en el lugar donde se encuentra el templo. El recinto actual data del siglo XVI, habiendo sido ampliado varias veces. Llegaremos al templo después de subir 306 escalones flaqueado por una barandilla en forma de naga. Los más perezosos también pueden subir en tranvía (no incluido). Llegaremos a una explanada con imágenes que documentan la historia del templo. Cerca de un engalanado árbol de Jack hay un santuario dedicado a Sudeva, el ermitaño que vivió en la montaña y no muy lejos una estatua del elefante portador de la reliquia. El segundo tramo de escaleras, nos lleva al claustro principal y al chedi dorado, el principal atractivo del templo. Se trata de una obra de estilo lanna, decorada en 1478. Cubierto con planchas de oro grabado, que brillan al sol, posee 24 metros de alto y 12 de ancho en su base. Se trata de una ampliación del siglo XVI del original. En la plataforma que lo rodea hay cuatro sombrillas decorativas doradas decoradas con preciosas filigranas, construidas para conmemorar la independencia de la ciudad de Birmania y su adscripción a Tailandia. A cada lado del zócalo preside un buda sobre un altar, ante el que hay que mostrar respeto. El buda de cristal es una réplica del buda Esmeralda de Bangkok. En la galería que rodea al templo, se alinean una serie de budas ante hermosas pinturas murales que representa episodios de la vida de Buda.

La ubicación de nuestro hotel está en la misma calle del mercadillo nocturno de Chiang Mai. A partir de las 6 de la tarde, el lugar se transforma: la circulación se detiene y las aceras de la calle se cubren de puestos. En este mercadillo nocturno expone, además de los típicos souvenirs, e imitaciones de todo tipo, productos de la artesanía regional, en especial sus magnificas estolas de seda, así como todo tipo de objetos de madera de teca.

Alojamiento en Hotel Le Meridien Chiang Mai.

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