Viaje a SUDÁFRICA III: Victoria Falls – Parque Chobe | Los viajes de Vagamundos día a día

Día 5: VICTORIA FALLS 

Desayuno buffet en el hotel. La ciudad de Victoria Falls, se encuentra en la orilla sur del río Zambeze, en el extremo occidental de las Cataratas Victoria. El asentamiento comenzó a poblarse a principios del s. XX, cuando se empezó a aprovechar la energía hidroeléctrica de la cascada. Su desarrollo turístico comenzó en 1904 cuando el ferrocarril que se planeaba construir para unir Ciudad del Cabo con El Cairo trazando una línea de unión entre todos los dominios británicos, llegó hasta esta localidad. En 1905 se construyó un puente ferroviario de 198 m al pie de las cataratas. A partir de la década de 1930, experimentó un importante crecimiento económico debido al auge del turismo.

“DOCTOR LIVINGSTONE, SUPONGO …”

David Livingstone (1813-1873), médico y misionero británico, fue una de las mayores figuras de la historia de la exploración. Mediante la observación astronómica, estableció situaciones muy exactas de la cartografía africana y realizó informes detallados de botánica, geología y zoología. También se distinguió en su lucha contra la esclavitud. En Gran Bretaña está considerado como un héroe nacional.

Segundo de los siete hijos de Neil Livingstone y su esposa Agnes, creció en un ambiente humilde y con apenas 10 años empezó a trabajar en la misma fábrica textil en la que trabajaban sus padres. Cursó estudios medicina y de teología. Al convertirse en misionero fue destinado a Ciudad del Cabo, donde llegó en 1840 y entabló contacto con Robert Moffat, también misionero en aquella ciudad y con el que David debía colaborar. En 1845, David contrajo matrimonio con la hija de Moffat, Marianela, fruto de esta unión nacieron 6 hijos.

Livingston encabezó una serie de expediciones, en las que descubrió diversos enclaves emblemáticos de África. Junto a William Cotton llegaron al Desierto de Kalahari, al lago Ngami y al río Zambeze. El 16 de noviembre de 1855 llegó a las cascadas de Zambeze, a las que bautizó con el nombre de Cataratas Victoria, en honor a la reina inglesa.

La Royal Geographical Society le encargó buscar las fuentes del río Nilo, que identificó erróneamente con los lagos de Bangweulu y Moero y el río Lualaba, cuando en realidad es la cabecera del río Congo.

Posteriormente se desplazó hasta las riberas del lago Tanganica. Aquí se perdió su pista durante varios años, y fue cuando el periódico New York Herald organizó una expedición con Henry Stanley a la cabeza, para buscarlo. Stanley, después de 296 terribles días de viaje en su búsqueda, lo encontró en 1871 en la ciudad de Ujiji, y al llegar a su encuentro pronunció (se supone) la famosa frase: “Doctor Livingstone, I presume” (Doctor Livingstone, supongo).

Ambos exploraron juntos el lago Tanganica. Pero en 1872 se separaron porque David no quiso regresar a Inglaterra. El 1 de mayo de 1873 falleció en Chitambo, (Zambia), a causa de la malaria. Su cadáver fue transportado a Inglaterra y enterrado en la Abadía de Westminster (Inglaterra).

Tan solo tres años más tarde, en 1874, Stanley volvió a África, y de una sola tacada, en otro épico viaje de 900 días, resolvió todos los enigmas geográficos que quedaban por resolver y que no habían podido desentrañar ni el propio Livinstone, ni Burton, ni Grant, ni Speeke, todos grandes exploradores: cuáles eran las fuentes del Nilo, hacia dónde fluía el Lualaba y el seguimiento del río Congo hasta su desembocadura. Stanley, el ambicioso periodista que se inventó lo de “Doctor Livingstone, supongo”, terminó siendo el más grande de los exploradores africanos.

Por desgracia, las malas compañías, en especial la de Leopoldo II de Bélgica, rey de los belgas, empañaron finalmente su currículo. Stanley despreció y asesinó a nativos y contribuyó a escribir una de las páginas más oscuras del siglo XX.

Las Cataratas Victoria es uno de los destinos indispensables para cualquier viajero. Un auténtico prodigio de la naturaleza que hay que visitar alguna vez en la vida. Se trata de una imponente masa de agua que cae al vacío despeñándose por un cortado con el que se encuentra el curso del río Zambeze. Más de sesenta millones de litros de agua cayendo cada minuto desde una altura de 107 metros, provocando un ruido atronador. Por eso los locales llaman al lugar Mosi oa Tunya, el “humo que truena”. Realmente es un nombre que describe la primera sensación que percibiremos al acercarnos: una masa humeante (vapor de agua) que se eleva desde la llanura mientras al mismo tiempo se percibe un rumor cuya intensidad va creciendo según te aproximas a las cataratas. Su descubridor, el explorador y misionero escocés David Livingstone, quedó impresionado cuando las vio por primera vez el 16 de noviembre de 1855, bautizándola con el nombre de su reina, Victoria. La descripción que hizo en su diario de viaje es muy expresiva: “15 de noviembre. Al descender por el río vimos por primera vez el vapor o humo. Cinco columnas se levantan para inclinarse en la dirección del viento hacia una cadena de colinas bajas. A través de los rápidos del río nos dirigimos veloces hacia una isla situada junto a la orilla norte del abismo donde se desploma, retumbando, el agua del río. La forma de las cataratas es extraña. Toda la masa de agua del Zambeze se precipita sin más a un barranco transversal al lecho del río, para convertirse allá abajo en una hirviente masa blanca”.

Han pasado 164 años, pero seguimos quedando igual de sobrecogidos ante la fuerza telúrica que emana de este soberbio salto de agua, de la pureza de los paisajes que forma, de la negritud y profundidad del vacío por el que se cuela y de la belleza que la naturaleza es capaz de crear y que superará siempre a cualquier intento del ser humano por emularla.

Las Cataratas Victoria, en el río Zambeze, son la frontera natural entre Zambia y Zimbabwe y todos los datos y cifras son apabullantes. Lo curioso es que no se trata de ningún salto de agua en una montaña. El río Zambeze, nace en la frontera entre Zambia y Congo y se desliza de forma cansina durante cientos de kilómetros por una planicie de sabana boscosa interminable. Pero hace millones de años un gran movimiento de tierra abrió en este punto una serie de fallas tectónicas de unos 100 metros de profundidad y varias decenas de ancho, que quiebran la piel lisa de esta planicie del África austral. Al tropezarse con la primera de ella, el Zambeze se abalanza hacia el abismo con una fuerza descomunal, formando las cataratas más largas del mundo (1.700 metros de frente). Luego sigue casi 200 kilómetros más encañonado por el complejo de fallas hasta que se embalsa en el lago Kariba.  Sus 1.700 metros de longitud se pueden agrupar en 5 cataratas: Devils Cataract (del Diablo), Main Falls (Principal), Horseshoe Falls (de Herradura), Rainbow Falls (Arco Iris) y Eastern Cataract (del Este). Sus saltos de agua tienen una altura que oscila entre los 70 y los 108 metros y, durante la temporada de lluvia, alcanzan un caudal de 550 millones de litros por minuto. En medio del asombroso paisaje se encuentra la isla de Livingstone, llamada así porque fue el lugar donde el explorador vio las cataratas por primera vez. Aquí se encuentra la Piscina del Diablo (Devils Pool), posiblemente el lugar de baño más famoso del mundo, y a simple vista, el más peligroso.

Realizaremos la visita de las Cataratas Victoria, paseo por encima de la garganta, a través de un camino con varios miradores que ofrecen extraordinarias estampas frontales de este auténtico hito de la naturaleza. A diferencia de otras cascadas estas cataratas poseen una pasarela natural frente a las mismas que proporciona una vista espectacular. El frente está formado por 5 cataratas que iremos viendo durante nuestro paseo. Comenzaremos en al pie de la margen derecha del río Zambezi, donde nos encontraremos con la estatua de Livingstone, de gran tamaño y color dorado, y desde donde disfrutaremos de una visión sobrecogedora lateral del enorme tajo. A partir de aquí nos iremos deteniendo en los distintos miradores que hay a nuestro paso, la catarata del Diablo y la isla de las Cataratas, ofrece unos 40 m de anchura; la catarata Principal dividida por la isla de Livingston en dos cataratas de 500 y 300 m de anchura (salto de Herradura). Más allá, la catarata del Arco Iris, se dividen a su vez, sobre una longitud de 600 m, en varias cataratas separadas por pequeñas islas. Por último, en el este (lado de Zambia), la catarata del Este, presenta un puente de unos 400 m de longitud. Frente a las cataratas e alza otra pared contra la que chocan estruendosas las aguas y producen una nue de agua pulverizada que se eleva a 1500 m en el aire.

Almuerzo en el restaurante Wild Horizons Lookout Café.

Para la tarde SE PROPONEN LAS DOS ÚNICAS ACTIVIDADES OPCIONALES DEL CIRCUITO, ya que estas excursiones no son aptas para todo el mundo:

  1. Sobrevuelo de las cataratas en helicóptero (*): Esta aventura de 12 minutos es realmente sobrecogedora. Hará que el corazón se acelere y los ojos se vean cautivados por las escenas que veremos sobre el río Zambeze. El río está rodeado por un desierto virgen que es especialmente hermoso cuando se observa desde arriba, lleno de islas y canales a través de los cuales serpentea el agua cristalina. La Garganta de Batoka, justo debajo de las Cataratas Victoria, muestra y profundos abismos que cortan la tierra antes de llegar al punto culminante del viaje, las cataratas en sí. Este vuelo, conocido como “el vuelo del ángel” también nos permitirá ver los animales que deambulan por la zona en busca de agua para beber o trasladándose por la reserva.
  • Visita Livingstone Island y baño en la Piscina del Diablo (**): Traslado a Livingstone Island, el lugar desde donde David Livingstone vio por primera vez las Cataratas. La isla Livingstone está ubicada en el corazón del río Zambeze y justo en el borde de las cataratas Victoria. Aquí se encuentra la llamada “Piscina del diablo” una gran piscina natural que permite a los curiosos bañarse teniendo a pocos metros un abismo de unos 108 metros de altura. Aunque parezca mentira, la Devils Pools, nos permite nadar hasta casi el mismo borde de las inmensas Cataratas Victoria para disfrutar de vistas increíbles de las aguas que caen a más de 100 m de altura sobre la roca escarpada. El máximo permitido para la excursión son 16 visitantes a la vez, lo que garantiza una experiencia exclusiva y memorable. Las vistas son realmente espectaculares. En definitiva, una vivencia única e irrepetible. A pesar del aparente riesgo de la actividad, la seguridad de los visitantes está garantizada en todo momento ya que solo se puede acceder a la Devils Pool cuando los niveles de agua son lo suficientemente bajos. Obviamente no es una actividad recomendada para aquellas personas que padezcan vértigo.

(*): Si el helicóptero no está disponible, el vuelo se realiza en avión.

(**): Esta excursión hay que contratarla con mucho tiempo de antelación, ya que la demanda es altísima y las plazas muy limitadas.

Alojamiento en The Kingdom at Victoria Falls.

Día 6: VICTORIA FALLS – Parque Nacional de Chobe – VICTORIA FALLS   

Desayuno buffet en el hotel. A primera hora de la mañana partimos hacia BOTSWANA, donde tendremos un intenso día. Cruzaremos el paso fronterizo de Kazungula, que se encuentra a 75 km de Victoria Falls, hasta llegar, 10 km después, a la localidad de Kasane, que se halla en medio de un bosque ribereño en la confluencia de cuatro países (Botswana, Zambia, Namibia y Zimbabwe) y dos grandes ríos, el Chobe y el Zambeze, y es la puerta de entrada septentrional al Chobe National Park.

La geografía de BOTSWANA está marcada por sus dos grandes mitos: el desierto del Kalahari, donde se localiza el Parque Nacional de Chobe y el delta del Okavango. Tras un largo camino desde Angola, el río Okavango llega al noroeste del país para verter sus aguas, a las áridas tierras del Kalahari, donde en un mar de arena surgen 15.000 kilómetros cuadrados de canales, islas, flora y una fauna inimaginable. Tampoco el legendario desierto es el paraje yermo que cabría imaginar, sino una rica sabana semidesértica que cubre el 85% de la superficie total del territorio, donde extensas llanuras de pasto y bosques de mopane se alternan con finas arenas rojas, grises y blancas, promontorios rocosos y finalmente las dunas. Sus fronteras son: al norte y oeste con Namibia, al este con Zimbabwe, y al sur con Sudáfrica. En el sudeste del país se encuentra la zona más fértil y también la más densamente poblada. El 80% de la población vive en el medio rural.

Cuando se independizó del Reino Unido en 1966 Botswana era uno de los países más pobres del mundo, pero a partir de ahí, ha tenido un alto crecimiento económico, que se mantiene hasta hoy, llegando actualmente a tener una de las rentas per cápita más altas de África. Puede decirse que ha tenido un aceptable gobierno, aunque sigue habiendo altos niveles de pobreza, y un paro cercano al 20%. La mejora de la economía se ha construido a partir de una buena gestión de las ganancias generadas por las minas de diamantes, una política fiscal justa y una prudente política exterior. Actualmente su población supera los 2 millones de habitantes. De ellos casi el 73% son cristianos de diversas confesiones, y el 6% se identifica con formas religiosas tradicionales y étnicas. Las lenguas oficiales son el inglés y el setsuana. En Bostsuana viven alrededor de 65.000 nativos bosquimanos, especialmente en el Kalahari, donde estos cazadores-recolectores habitan desde hace más de 20.000 años. La población de origen europeo está compuesta por alrededor de 60.000 personas. El país ha logrado grandes mejoras en el desarrollo educativo desde la independencia. La enseñanza primaria es gratuita y el índice de alfabetización supera el 85%.

Famoso por sus enormes elefantes y por contar con las mayores manadas de ellos del mundo, el Chobe National Park, situado en el extremo noroeste de Botswana, es uno de los más espectaculares y variados parques de África para ver animales. Creado oficialmente en 1967 (fue el primer parque del país), cubre un área de más de 11.000 km2, en los que se encuentran superficies de llanura aluvial, pantanos, bosques, praderas herbosas y también algunas zonas más o menos densas de terreno arenoso. Comprende tres áreas o ecosistemas emblemáticos, auténticas leyendas del safari: la ribera del Chobe, donde se encuentra la mayor concentración de animales; los pantanos de Linyanti, abiertos hace poco y que recuerdan al Okavango; y la lejana Savuti, con una fauna sin parangón. Esta diversidad de hábitats proporciona un santuario a una asombrosa variedad de fauna africana.

Visitamos el parque en la mejor época para ver animales y, con toda la cautela que supone la experiencia de los safaris, esperamos ver una gran cantidad de ellos en nuestra estancia. Durante este día realizaremos dos safaris, uno terrestre en vehículos todoterreno 4×4 y otro acuático, en barca por el río Chobe.

Safari terrestre en todoterreno 4×4:

Recorreremos la pista que sigue el curso aproximado del río Chobe, y que contiene numerosos circuitos que o bien se acercan a la orilla o se alejan unos kilómetros hacia el interior.

El parque ha adquirido gran fama por sus grandes manadas de elefante africano (en su área se calcula que vive una población de 50.000 ejemplares) y búfalos, que durante la estación seca se mueven hacia el norte y se congregan a lo largo del río Chobe, ofreciendo un impresionante espectáculo de naturaleza y vida salvaje. La jirafa es también un ejemplar muy común ya que se ha adaptado perfectamente a las condiciones de vida de la zona y al tipo de vegetación de que dispone. La reserva contiene también muchas otras especies de animales como el león, perro salvaje, rinoceronte, cebra, baboon, facocero, así como diversas variedades de antílope (el lechwe y el pucú), ñu, kudu y otros muchos. Además de los citados, aquí viven todo tipo de depredadores y hay más de 440 especies de aves registradas.

Almuerzo buffet en un hotel en la zona de Kasane.

Safari en barca por el río Chobe:

El río Chobe fluye entre riberas verdes y árboles gigantescos. Su ribera cuenta con la mayor concentración de fauna de Botswana. Aunque se ven animales todo el año, en temporada seca las concentraciones son abrumadoras, sobre todo en septiembre y octubre. Su curso marca la diferencia entre la vida y la muerte. Hay que tener en cuenta que el Chobe es un rio que fluye todo el año, al contrario que los otros en el parque, como el Ngwezumba o el Savuti, que son estacionales. Cuando la sequía agota el agua en otras zonas, la vida estalla en sus orillas: manadas enteras de búfalos, elefantes, leones, hienas y cientos de aves comparten territorio con hipopótamos y cocodrilos, sus residentes habituales, que, resignados, sestean bajo el sol. Es entonces cuando navegarlo supone un espectáculo único y fascinante. También las aves de la ribera son muy variadas, y por todo el río se oye la llamada de los pigargos vocingleros cuando se lanzan a por los peces. Vamos en temporada seca, es decir, la mejor época para ver este parque, cuando los animales se concentran alrededor de las fuentes de agua permanentes.

Cruzamos nuevamente la frontera para volver a nuestro hotel en Victoria Falls.

Alojamiento en The Kingdom at Victoria Falls.

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