Viaje a SUDÁFRICA I: Johannesburgo – Soweto | Los viajes de Vagamundos día a día

Sudáfrica contiene muchos mundos en uno: bellas costas y montañas, enormes áreas de sabana, bellos semidesiertos, lagos, cascadas, cañones, bosques y llanuras amplias, además de bellas y cosmopolitas ciudades. En nuestro circuito visitaremos reservas protegidas como el Kruger National Park, donde habitan los considerados Big Five de África: el león, el elefante, el rinoceronte, el leopardo y el búfalo; la “Ventana de Dios”, mirador desde el que disfrutaremos de unas vistas celestiales de la Reserva Natural del Cañón del Río Blyde, el tercer cañón más grande del mundo. Pasearemos por sus ciudades, como Ciudad del Cabo la más antigua de Sudáfrica, con un patrimonio cultural que abarca más de 300 años y donde saborearemos sus sabrosos vinos. Desde allí realizaremos una excursión al Cabo de Buena Esperanza, donde veremos la isla de las focas y la playa de los pingüinos. También visitaremos Pretoria, ciudad que refleja, como ninguna otra, la tradición de los bóeres. En nuestro circuito tendremos tiempo de visitar las Cataratas Victoria, un impresionante salto de agua que se encuentra en la frontera entre Zambia y Zimbabwe; también realizaremos un safari por el Parque Nacional de Chobe, al norte de Botswana, conocido como ‘La Tierra de los Gigantes’,, con más de 10.000 km2 de ricos ecosistemas, paisajes diversos y una abundancia casi incomparable de vida silvestre envolviendo el deslumbrante Río Chobe, que albergan la mayor población de elefantes de toda África.

Día 1: MADRID – DOHA – JOHANNESBURGO

Presentación en el aeropuerto de Madrid tres horas antes de la salida. Trámites de embarque y salida a las 16.45 del VUELO QR150 de la compañía QATAR AIRWAYS con dirección DOHA. Llegada a las 00.45 hrs, del día siguiente, hora local. Enlace y salida del QR1363 con destino JOHANNESGURGO, a las 01.55 hrs.

Día 2: Llegada a JOHANNESBURGO

Llegada a JOHANNESBURGO a las 09.50 horas. Después de los trámites de entrada, recepción y asistencia en el aeropuerto a cargo de los representantes de nuestro receptivo en Sudáfrica.

La República de SUDÁFRICA ocupa el extremo austral del continente africano. Su territorio está organizado en 9 provincias (Cabo del Norte, Cabo Occidental, Cabo Oriental, Estado Libre, Gauteng, KwaZulu-Natal, Limpopo, Mpumalanga y Noroeste). La capitalidad está compuesta por tres ciudades, Ciudad del Cabo, sede del poder legislativo, Pretoria, sede del poder ejecutivo y Bloemfotein, sede del poder judicial. Su forma de gobierno es el de república parlamentaria. Su población aproximada es de 53 millones de habitantes.

Posee una superficie de 1.220.000 km2 (España 505.000 km2), que se halla dividido en tres grandes regiones: el Alto Veld, una gran meseta interior semiárida; el Bajo Veld, formado por las tres llanuras costeras, y la depresión del Kalahari, situada al noroeste, y en la que se halla la parte meridional del desierto del mismo nombre. Sus 2.800 km de costa se hallan repartidos entre los océanos Atlántico e Índico, que confluyen cerca del cabo de Buena Esperanza. Limita al norte con Namibia, Botswana y Zimbabwe; al este con Mozambique y Suazilandia. Lesotho se encuentra rodeado por territorio sudafricano.

En las décadas de 1960 y 1970 el país era rico. Sus inmensos recursos naturales en oro, platino diamantes y otros minerales, se beneficiaban de una economía mundial centrada en las materias primas. Por otro lado, el régimen del apartheid no había sido aún objeto de las sanciones y el embargo comercial que fueron decretados posteriormente por la ONU. Ello le permitió, durante mucho tiempo, ser la primera potencia económica del continente. Pero desde 2014, ha pasado a un segundo lugar ya que Nigeria le supera en PIB por habitante. Mientras existen algunas de las más grandes fortunas del mundo, y los principales centros de negocio de África, el paro afecta a más del 20% de la población, es el segundo país del mundo en términos de desigualdad de ingresos. La minería es su principal fuente de recursos: es el mayor productor de platino del mundo, el quinto de oro y de carbón, y uno de los mayores exportadores de diamantes. También se explotan recursos como el cromo, níquel, fosfatos, uranio o cobre. La agricultura representa algo menos del 10% de las exportaciones del país. En la zona del Cabo Occidental, se elabora el mejor vino de África, comparable a los grandes caldos europeos.

Conocida como la “nación del arco iris”, posee una gran diversidad de culturas, idiomas y creencias religiosas. La Constitución sudafricana, reconoce once idiomas oficiales (el país que tiene más lenguas oficiales del mundo). De ellos dos son de origen europeo: el afrikáans, idioma que proviene del neerlandés, y es hablado por la mayoría de la población blanca y mestiza, y el inglés. Este último es el quinto en número de hablantes. Se trata de un país muy diverso étnicamente. Casi el 80% de su población es de raza negra, que a su vez está dividida en diferentes grupos étnicos que hablan diferentes lenguas bantúes. Además, cuenta con las mayores comunidades de hablantes de procedencia europea e india de todo el continente africano. El 9% son de raza blanca, de origen neerlandés (bóeres), francés (hugonotes) o británico. El 8.7% son mestizos, llamados coloured, descendientes de bóeres y esclavos de origen malayo o africano. Un cuarto grupo está formado por asiáticos (sobre todo indios), formado por un 2,5%. La población blanca es la única que ha ido disminuyendo desde la caída del régimen del apartheid en 1994, debido a la baja tasa de fecundidad, y a la emigración de sudafricanos blancos hacia Europa, América del Norte y Oceanía, motivado sobre todo por la inseguridad del país y a las medidas de discriminación racial contra los blancos. Desde 1994, casi 900.000 sudafricanos blancos han salido del país. En los últimos años, se están haciendo esfuerzos para detener esa salida masiva salida de población cualificada blanca.

El país posee una gran riqueza natural, que se manifiesta en una enorme variedad de vida animal y vegetal. Cuenta con 22.000 especies de plantas (en todo el mundo hay alrededor de 220.000). Existen números hábitats que cuentan con gran cantidad de animales como los antílopes, cebras, babuinos jirafas, avestruces, fococeros (el primo del jabalí, que se hizo famoso en El rey león). Dentro de la fauna sudafricana, se encuentran los denominados Big Five: el elefante, el rinoceronte, el búfalo, el león y el leopardo.

A la llegada a Johannesburgo, y después de realizar una visita de orientación de la ciudad, nos desplazaremos a Soweto, enorme barrio de las afueras de Johannesburgo (20 km de longitud y 12 km de anchura) que carga con la densa y trágica historia y reputación, por el protagonismo que adquirió en los peores años del apartheid. Su nombre deriva de la abreviatura inglesa South Wester Townships (asentamientos sudoccidentales). Los townships, son las áreas en las cuales la política de segregación racial aparcó a millones de personas de raza negra. El de Soweto, es el mayor y más importante de África, donde viven entre tres y cuatro millones de personas. La cifra exactaes imposible de saberla. Al principio, a partir de 1885, mineros y trabajadores de la industria eran alojados cerca de las minas y de sus puestos de trabajo, pero al aumentar la población obrera, el poder blanco se dio cuenta del peligro que representaba tal concentración de de población negra cerca de Johannesburgo y puso en marcha una política de asentamientos lo más alejados posible de las ciudades “blancas”. Una acelerada industrialización entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial en Sudáfrica propició una migración masiva de la población rural hacia Johannesburgo, eje de la industria minera de la nación. Esto generó temor entre la minoría blanca ante las posibles consecuencias de la creación de un autogobierno negro. El suburbio más antiguo, Pimville, fue fundado en 1904; el suburbio de Orlando surgió en la década de los años cuarenta; otro asentamiento de 20.000 personas arraigó en los años cuarenta; y Meadowlands, fue creado para acoger a las personas desahuciadas de Sophiatown en 1959. Este grupo de asentamientos se fusionó oficialmente como Soweto en 1963. En lugar de construcciones verticales se optó por un desarrollo horizontal, con miles de pequeñas viviendas todas iguales, denominadas “matchboxes” (“cajas de cerillas”), que fueron conformando lo que llegaría a ser Soweto, un urbanismo que excluía cualquier noción de funcionalidad y de servicios. El hacinamiento y la opresión eran el distintivo principal de la vida en Soweto, como consecuencia del precipitado crecimiento durante el apartheid. En estas masivas concentraciones obreras se desarrolló muy pronto una conciencia política, potenciada por el proceso de desintegración de las estructuras tribales tradicionales, que ya había comenzado años antes. Esto quedó patente en las manifestaciones de Desmond Tutu, residente de la ciudad en la década de 1970, al condenar la precariedad de la situación: escuelas deficientemente construidas, profesores sin estudios universitarios, piscinas compartidas por cientos de miles de personas, casas sin agua potable ni electricidad, etc.

En junio de 1976 aconteció el suceso más grave de la historia de Soweto, y probablemente de toda la historia de Sudáfrica: el gobierno quiso imponer el afrikáans como lengua para la enseñanza secundaria, algo descabellado, teniendo en cuenta que la población urbana no hablaba esa lengua. Los alumnos empezaron a boicotear las clases realizadas en esa lengua, comenzando una huelga general en todos los institutos. Se organizó una masiva manifestación pacífica con más de 20.000 personas, que se saldó con la muerte de 451 estudiantes y 2.389 heridos, debido a la brutal carga policial. Esto tuvo un impacto mundial enorme, y a partir de ahí, las cosas ya no fueron igual. Soweto se convirtió en la máxima expresión de la oposición al apartheid hasta la elección de Nelson Mandela como presidente de Sudáfrica en 1994, dando por concluido el régimen.

Almuerzo buffet en Soweto Hotel.

Realizaremos la visita guiada de Soweto, durante la que pasaremos por la plaza Walter Sisulu, que lleva el nombre del muy respetado y renombrado vicepresidente de la ANC (Congreso Nacional Africano), que estuvo 26 años en prisión junto a Nelson Mandela. Su parte central es un museo al aire libre que conmemora la Carta de la Libertad, el documento que constituye la piedra angular de la actual Constitución sudafricana, redactada allí mismo (entonces un campo vacío), por 3.000 personas de varias organizaciones de resistencia, representando a negros, blancos, mestizos e indios y a los sindicatos, en junio de 1955. Llegaremos hasta uno de los lugares más emblemáticos de Soweto, como es la Orlando Towers, dos torres gemelas de 100 m de alto, construidas como torres de refrigeración para la central eléctrica de carbón de Orlando, creada en 1935 y desmantelada en 1998. Su fachada de hormigón recibió un lavado de cara en 2002 al convertirse en un mural de colores vistosos que representa a iconos locales como el Soweto String Quartet y Nelson Mandela. Las torres abandonadas se utilizan ahora como instalaciones para practicar escalada y ofrecen actividades como puenting, rápel o tirolina.

Ya en la calle Vilakazi, en la mejor zona de Soweto, arbolada y hermosa, que posee el privilegio de haber tenido como residentes a dos ganadores del Premio Nobel de Paz, como fueron el sacerdote Desmond Tutu y Nelson Mandela. Visitaremos el Mandela House Family Museum, un pequeño museo que conserva la modesta casa de Orlando West, donde Nelson Mandela vivió desde 1948 hasta que fue encarcelado en 1963. En 1990 quiso regresar aquí, pero solo estuvo unos días, ya que la casa no reunía las condiciones para poder garantizar su seguridad. Aunque el museo no es espectacular, la visita nos resultará emotiva. Cuatro minúsculas piezas con el mobiliario original, algunos objetos personales y exposiciones interactivas sobre la historia del lugar. Cerca del museo se encuentra el Memorial de 1976, un largo muro en memoria de las víctimas de la masacre en junio de 1796. Aquí cayeron los primeros muertos.

Visitaremos el Hector Pieterson Memorial and Museum, un lugar de gran carta emocional. El 16 de junio de 1976, Hector Pieterson, de 13 años, se convirtió en la primera víctima de la acción policial durante la histórica sucesión de enfrentamientos contra el apartheid, provocada por la propuesta de introducir el idioma afrikáans en las escuelas locales. El emotivo monumento de Hector Pieterson Memorial, que se levantó a dos manzanas del lugar donde le disparó la policía, está dominado por la emblemática fotografía de Sam Niza que recoge el momento en que un estudiante lleva en brazos a Pieterson ya muerto, acompañado por su hermana mayor Antoinette, llorando. El museo, un edificio de ladrillo rojo que se abrió en 2002, posee tres pisos, en los que se exponen todos los acontecimientos de la época, y donde contemplaremos las fotografías, testimonios orales y documentos históricos que aclaran y contextualizan aquellos disturbios, y que nos ilustrarán de cómo era la sociedad surafricana en tiempos del odioso régimen racista.

Alojamiento en Radisson Blu Hotel Sandton Johannesburg.

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