Viaje a México V. Días 6 y 7: Valle de Tehuacán Cuicatlán, Monte Albán y Oaxaca | Los viajes de Vagamundos día a día

Ya en el ecuador de nuestro viaje a México, en esta ocasión llegaremos a la región de toda América del Norte que posee una mayor biodiversidad. Los paisajes interminables de cactus que tantas veces hemos visto en películas son espectaculares. Visitaremos el Jardín Botánico “Helia Bravo Hollis”, que alberga muchas especies endémicas.

Llegada a Oaxaca para visitar esta maravillosa ciudad, que conserva todo el pasado colonial. También visitamos el yacimiento arqueológico de Monte Albán, Patrimonio de la Humanidad, y uno de los enclaves más importantes de los zapotecas.

Día 6: PUEBLA – Valle de Tehuacán Cuicatlán – OAXACA

Desayuno americano en el hotel.

Salida temprano hacia el Valle de Tehuacán-Cuicatlán (DECLARADO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO EN 2018), ubicado entre los estados de Puebla y Oaxaca. Para la UNESCO, “el valle de Tehuacán-Cuicatlán, parte de la región mesoamericana, es la zona árida o semiárida con la biodiversidad más rica de toda América del Norte.

Compuesto por tres partes, Zapotitlán-Cuicatlán, San Juan Raya y Purrón, es uno de los principales centros de diversificación de la familia de los cactus, que se encuentra en grave peligro en todo el mundo. El valle alberga los bosques más densos de cactus columnares en el mundo, dando forma a un paisaje único que también incluye agaves, yucas y robles.

Los restos arqueológicos demuestran desarrollos tecnológicos y la domesticación temprana de cultivos. El valle presenta un sistema excepcional de gestión del agua de canales, pozos, acueductos y presas, el más antiguo del continente, que ha permitido la aparición de asentamientos agrícolas.”

Llegada al pueblo de Zapotitlán Salinas para visitar el Jardín Botánico “Helia Bravo Hollis”, que alberga más de 300 especies endémicas. El Jardín debe su nombre a la Dra. Helia Bravo Hollis, pilar de la botánica mexicana del siglo XX quien estudió en la Facultad de Medicina y de Altos Estudios, para convertirse en 1927 en la primera bióloga graduada en México.

Creado el 11 de noviembre de 1989, aquí podemos encontrar alrededor de 3.000 especies diferentes in situ (las plantas están en su hábitat natural), lo que representa el 11% de la flora que habita en México.

Cuenta con cincuenta y tres especies de cactáceas, algunas de ellas endémicas y en peligro de extinción. Son particularmente llamativas las cactáceas columnares de la especie llamada localmente tetecho (Neobuxbaumia tetetzo). Esos imponentes cactus, con más de 10 metros de altura y más de 200 años de edad, forman bosques que cubren las colinas y planicies.

También podemos encontrar cactus Cirio y la milenaria “Pata de elefante” o “Sotolín”, como se le conoce en la región, una especie única que se da en el valle de Tehuacán y puede llegar a alcanzar hasta los 20 metros. Otras variedades como la gallinita, el maguey de mezcal, la candelilla, cola de borrego, biznaga de piñita, lechuguilla o sangre degrado. Además, también crecen aquí plantas suculentas del género Agave y Nolina.

El recorrido incluye senderos interpretativos donde se aprecian de cerca las cactáceas en su entorno natural, ascendiendo por la ladera de un cerro hasta las torres de observación de aves.

El Jardín posee un Centro de interpretación ambiental, y tiene como finalidad la conservación y desarrollo de la flora y fauna silvestre, además de la enseñanza, difusión cultural y estudio científico. El complejo incluye zona de cabañas y también salineras.

Almuerzo en restaurante local.

Después de la comida seguimos ruta hacia Oaxaca, con una parada para admirar los parajes salineros, campos de sal que datan de la época prehispánica.

Llegada a Oaxaca, capital del estado del mismo nombre, y ciudad colonial llena de encanto situada a 1500 metros de altitud, se encuentra en un valle rodeado de montañas.

Esta región presenta la mayor diversidad de grupos indígenas (dieciséis), que aún conservan con orgullo muchas de sus tradiciones. Antes de la llegada de los españoles, habitaban en Oaxaca diferentes grupos étnicos, todos con el mismo origen lingüístico. Las culturas prehispánicas de los Valles Centrales de Oaxaca alcanzaron cotas que emulaban las del centro de México.

Alojamiento en HOLIDAY INN EXPRESS CENTRO HISTóRICO OAXACA.

Día 7: OAXACA – Monte Albán – OAXACA

Desayuno americano en el hotel.

Por la mañana salida hacia Monte Albán (DECLARADO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO EN 1987). Emplazada en una montaña de 400 m sobre el valle de Oaxaca, es la más grandiosa de las ciudades zapotecas. En una auténtica proeza de la ingeniería, la montaña fue aplanada para construir este antiguo centro ceremonial repleto de rincones misteriosos y sorpresas ocultas.

Sus primeras construcciones son del periodo Olmeca, cerca del año 1200 a.C. Posteriormente fue habitada por los zapotecas, alcanzando su máximo esplendor entre el 350 y el 700 d.C., cuando fue modificada la orografía original de las colinas principales y los alrededores para albergar viviendas, y la población alcanzó los 25.000 habitantes. Monte Albán era el centro de una sociedad muy organizada y sacerdotal que controlaba las tierras de regadío de los Valles Centrales.

Entre el 700 y el 950 el lugar fue abandonado y quedó en ruinas. A partir de ahí solo fue utilizado por los mixtecas para enterrar en algunas tumbas antiguas a sus dignatarios. Posee una perfecta geometría, y una equilibrada y lineal belleza. Al atardecer, el sol compone un mágico juego de claroscuro, en el que el relieve y la adaptación del conjunto al terreno adquieren dimensiones sobrenaturales.

Pasearemos por el complejo, del que destacamos su Gran Plaza, de 300 m de largo por 200 m de ancho, es el principal espacio público de la antigua ciudad, con una serie de de edificios levantados a su alrededor. Algunos de ellos son templos, y otros, viviendas residenciales de la élite. Se encuentra dividida en dos zonas por una línea de edificios, tres de ellos unidos mientras que el cuarto es independiente.

El Juego de Pelota, estructura en forma de I que cierra la plaza y servía para conmemorar los ciclos de la vida y las estaciones del año. Posee discos solares tallados en la piedra. Como todos los de esta región, no posee aros en las esquinas, por lo que no se sabe por dónde hacían pasar la pelota los zapotecas. Sí hay una piedra redonda en el centro que servía para el rebote con que empezaba el juego.

El Palacio, con forma de punta de flecha, consta de una escalinata, una portada con arquitrabes y un patio en torno al que se disponían las habitaciones.

La Plataforma Sur, con estelas que representan a cautivos atados de pies y manos. Desde aquí tendremos un bonito panorama de la plaza y de las montañas aledañas. Detrás de esta enorme plataforma se encuentra el edificio 7 Venado, formado por cuatro construcciones alrededor de un patio orientadas según los puntos cardinales.

A continuación, un conjunto de edificios G, H, I, en uno de ellos se encontró la famosa máscara de jade con forma de murciélago. El “J” servía de observatorio astronómico.

Uno de los más importantes es el edificio de “los Danzantes“, con relieves en los que aparecen figuras humanas en extrañas y violentas posiciones, que hoy se cree que eran cautivos de guerra que ejecutados y sacrificados a los dioses. Grabados en piedra entre el 500 y el 100 a.C., suelen tener las bocas abiertas, labios gruesos y los ojos cerrados. Los jeroglíficos que los acompañan son los primeros ejemplos de auténtica escritura en México.

En la Tumba 104, destaca la fachada, inspirada en el motivo decorativo de doble moldura; en el centro se puede ver una urna de cerámica con forma de figura sedente en un trono de jaguar.

Regresamos a OAXACA, cuyos orígenes se remontan al asentamiento azteca de Huaxhyácac, del cual deriva el nombre de la misma. Los españoles fundaron una nueva ciudad en torno al zócalo en 1522, como Villa de Antequera, nombre que en 1821 fue sustituido por el de Oaxaca.

Pronto se transformó en el lugar más importante del sur de México. En el siglo XVIII prosperó gracias a la producción de un tinte rojo extraído de la cochinilla (insectos que viven en el nopal), empleado para teñir tejidos.

En los últimos años la ciudad ha registrado un gran desarrollo gracias al turismo. Realizaremos la VISITA DEL CENTRO DE LA CIUDAD (DECLARADO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO EN 1987). Oaxaca conserva el sabor colonial, con importantes monumentos barrocos y arquitectura señorial, dentro de un ambiente sosegado y tranquilo.

Como casi todas las ciudades mexicanas, tiene su centro en el Zócalo, sombreado por árboles y rodeado de elegantes portales. Durante todo el día está muy animado, con un quiosco donde la orquesta local interpreta música por las tardes.

En el lado sur se encuentra el Palacio de Gobierno, un edificio estilo neoclásico de mármol. Un mural, en el que aparecen figuras como Porfirio Diaz y sor Juana Inés de la Cruz, explica la historia de Oaxaca.

La Catedral, comenzó a edificarse en 1553 y se terminó (después de varios terremotos) en el siglo XVIII. La fachada es de piedra verde (material habitual en los edificios históricos de la ciudad), con elaborada decoración barroca. Posee tres puertas de mediopunto, rematadas con jambas y cubiertas de bajorrelieves de follaje; dos torres con columnas salomónicas completan el edificio. El interior presenta tres naves, y destacan los altares y retablos neoclásicos, así como sus vitrinas y pinturas de los siglos XVII y XVIII.

Almuerzo en Restaurante Catedral.

Continuaremos hasta la Iglesia de Santo Domingo, obra maestra del barroco, que empezó a construirse por los dominicos en 1572 y tardó más de 200 años en acabarse.

Posee una hermosa y sobria fachada finamente tallada de tres cuerpos, adornada con columnas clásicas estriadas, nichos, esculturas y rosetones.

Su interior, de planta de cruz latina, se encuentra cubierta con relieves barrocos policromados y un retablo que, al igual que las bóvedas, altares y púlpito, están recubiertos de oro.

Destaca el magnífico árbol genealógico de los Guzmanes en la parte baja del coro, donde la profusión de imágenes es exquisita. Lo más elaborado del templo es la Capilla del Rosario, del siglo XVIII (restaurada en 1964), decorada con estucos dorados y policromados con figuras relacionadas con el culto popular; hay que prestar especial atención a la cúpula , donde aparece la Virgen del Rosario rodeada de los apóstoles.

Formando parte del conjunto de Santo Domingo, se encuentra el Antiguo Convento, de soberbia arquitectura, y que en su primera planta aloja el Museo de las Culturas de Oaxaca.

El museo contiene 14 salas de exposiciones permanentes y 13 salas temáticas que a través distintas piezas de rudimentarias de arte y restos arqueológicos, ofrecen un panorama de 10.000 años de la historia del estado de Oaxaca, desde los primeros asentamientos sedentarios hasta el florecimiento de las grandes culturas prehispánicas. Posee gran cantidad de objetos de las culturas zapoteca y mixteca, así como esculturas religiosas del período colonial.

Debemos fijarnos especialmente en la escalera monumental, con esculturas y estelas prehispánicas al pie y en la parte superior; el Tesoro de Monte Albán, descubierto en 1932 en la tumba 7 de ese yacimiento, con más de 500 piezas trabajadas en oro, concha, alabastro, obsidiana y cristal de roca que acompañaba la sepultura de un alto dignatario mixteca. Es famosa la mascarilla mortuoria de oro, con labrados e inscripciones jeroglífica en el pectoral.

Alojamiento en HOLIDAY INN EXPRESS CENTRO HISTóRICO OAXACA.

Experiencias únicas durante nuestro viaje a MéXICO con VAGAMUNDOS:

– Descubrir el inmenso patrimonio de CIUDAD DE MéXICO, una ciudad abrumadora por extensión y grandeza, con una enorme riqueza cultural y artística. La Casa Museo Frida Kahlo, el Zócalo, la Catedral Metropolitana; el Palacio Nacional, con los murales de Diego Rivera; el Templo Mayor, el mayor santuario azteca; la Plaza de las Tres Culturas, la Basílica de Guadalupa, Xoximilco, una de las grandes obras de ingeniería, …

– Perderte en el Museo Nacional de Arqueología, uno de los más importantes del mundo, donde descubrir las civilizaciones que han creado la riqueza cultural de México: olmecas, mayas, zapotecas o aztecas. Aquí se encuentra la Piedra del Sol azteca (mal llamado Calendario Azteca)

– Sentir las energías místicas de TEOTIHUACáN, el lugar donde “fueron creados los dioses”, una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica y de la cual se desconoce casi todo. Las asombrosas Pirámide del Sol y de la Luna, dominan la ciudad.

– Pasear por las calle de la bellísima PUEBLA, ciudad criolla por excelencia con su bellos edificios coloniales y la más esbelta y hermosa catedral de las construidas en Nueva España. Cerca de allí, otro lugar mítico como CHOLULA, que Cortés describiera como “la ciudad más bella fuera de España”, con la Pirámide de Tepanapa, la más grande de México, sepultada bajo una colina.

– Perderte en OAXACA, otra hermosa ciudad colonial, con sus monumentos barrocos y arquitectura señorial, dentro de un ambiente donde se respira el sosiego y la tranquilidad. Una vez allí tendremos tiempo para recibir la energía telúrica que nos aportarán los antiguos yacimientos de Monte Albán y Mitla.

– Navegar en lancha por una de las grandes maravillas naturales de América, como es el Cañón del Sumidero, una falla con muros que se elevan más de 1300 m desde la profundidad del río.

– Ya en CHIAPAS, pasear por las calles adoquinadas de San Cristóbal de las Casas, una de las ciudades coloniales más apasionantes y conmovedoras que uno pueda encontrar. Su embriagadora mezcla, indígena, colonial y cosmopolita la hacen única. Además, tenemos muy cerca los pueblos de San Juan Chamula y Zinacantán, donde se conservan las costumbres prehispánicas.

– En medio de la espesa selva tropical, con las pirámides elevándose sobre la vegetación y con los gritos de los monos aulladores perturbando el silencio, disfrutar de la misteriosa belleza de PALENQUE, una de las más importantes ciudades mayas.

– Otro centro arqueológico, plagado de simbolismo es UXMAL, un ejemplo singular del fabuloso esplendor artístico maya. El silencio y la soledad que envuelven estas ruinas contrastan con la animación que debió tener la metrópoli durante su época de esplendor.

– Pasear por los centros históricos de dos de las dos villas coloniales más importantes de YUCATáN, como son CAMPECHE Y MéRIDA, dos bellas ciudades con sus estrechas callecitas adoquinadas y sus soleadas y alegres plazas.

– Bañarte en las cristalinas aguas del cenote de Ik Kil, donde pequeñas cascadas caen desde el techo calizo envuelto en plantas colgantes.

– Aunque no son nuestras ruinas favoritas, por lo masificadas, hay que reconocer que CHICHEN ITZá es uno de los centros ceremoniales más espectaculares de toda la antigüedad. Desde la imponente y monolítica Pirámide de Kukulcán (también conocida como El Castillo), donde la sombra del dios serpiente emplumada sube por las escaleras durante los equinoccios de primavera y otoño, el mayor Juego de la Pelota de Centroamérica, hasta el Cenote de los Sacrificios o el curioso Observatorio El Caracol, el legado de los astrónomos mayas resulta fascinante.

– Tendrás la oportunidad de gozar de la auténtica COCINA MEXICANA. Nombrada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, cada región posee sus propios platos originales. Su cocina está basada en el maíz, los frijoles, el chile, a los que se añaden diversos ingredientes autóctonos. Pídete unos tamales, (masa de maíz cocida y rellena de carne o verduras), unas enchiladas, unos tacos o un guisado de carne acompañado de un buen mole. En general todos los platos se componen de arroz, frijoles y tortas de maíz pero encontrarás una gran variedad de sabores y picantes según la región donde te encuentres.

– México es un auténtico paraíso para las COMPRAS con una infinita variedad de artesanías. Aquí podrás adquirir desde tejidos y joyas de plata y turquesa a tallas de madera, máscaras y otros artículos. La habilidad y creatividad de sus artesanos, te sorprenderán. Las mejores hamacas de hilo de algodón las puedes encontrar en Cancún. En Oaxaca, podremos encontrar su típica cerámica negra, máscaras de madera de variadas formas y colores, y bellas telas y bordados. La cerámica y alfarería de Puebla posee una gran (y merecida) fama; en San Cristóbal de las Casas, son famosos sus diseños de joyas de ámbar y jade.

– Y después de esta hemorragia cultural y culinaria, disfrutar de un día a tu aire en CANCúN, con un mar con miles de matices turquesas, las blancura deslumbrante de la arena compuesta de polvo de coral y muchísimas actividades que puedes realizar.

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