Día 4 – KŌYA-SAN – KUMANO KODO – KAWAYU ONSEN
Una parte del atractivo de Kōya-san es la posibilidad de hospedarse en templos. Hay un total de 117, de los cuales 52 son lo que se conoce “shukubo”, templos que ofrecen alojamiento durante la noche. Cada shukubo tiene su propio estilo y personalidad, que reflejan su rol y la época en que fue construido. En el mismo podremos encontrar la Hondo (sala principal), donde está consagrada la principal estatua budista; el jardín, que expresa los momentos de relajación; las puertas o fusumas, son de papel, y han sido pintadas en épocas pasadas (algunas muy antiguas). Además, en todo el conjunto, disfrutaremos del ambiente tradicional japonés, y tendremos la posibilidad de sentir la atmósfera budista.
A las 6.30 horas de la mañana, aquellos que lo deseen, se dirigirán a la sala donde se oficia la primera ceremonia religiosa del día de los monjes del templo. Acudiremos a la sala que se encontrará en penumbra y en absoluto silencio. El objetivo de esta ceremonia diaria es mostrar agradecimiento a los santos budistas y rezar por los antepasados. La liturgia tiene distintas fases: cada monje se ubica en un lugar concreto, según su jerarquía, desempeñando un papel determinado. La cadencia de las oraciones que recitan los monjes (sutras), y el incienso que flota en el aire crea un ambiente muy especial, casi hipnótico. La ceremonia acabará con un sermón que dirige a los asistentes el monje que ha presidido la ceremonia que, obviamente, no entenderemos. Posteriormente nos dirigirán a la segunda ceremonia del día, Gomakito, la ceremonia del fuego sagrado. Se trata de un rito propio del budismo esotérico, de limpieza y renovación física y psíquica a través del fuego, al que se atribuye capacidad para eliminar energías negativas y atender ciertas peticiones. Estas peticiones o deseos, se escriben en unas tablillas de madera llamadas Soegomagi que se queman durante la ceremonia. El monje que la dirige se encarga de alimentar el fuego continuamente, con distintos elementos que va tomando de pequeños recipientes, mientras recita los mantra Acalanatha a ritmo de tambor taiko. El movimiento de las llamas junto el conjunto de sonidos dicen que permite alcanzar un estado de trance. (Se describe aquí la ceremonia habitual en la mayoría de los shukubos, aunque puede haber diferencias entre unos y otros)
Desayuno vegetariano típico budista.
Kumano Kodo es una red de rutas de peregrinaje que se extiende por toda la península de Kii, y conectan los tres grandes santuarios de Kumano: el santuario Hongu Taisha, el santuario Hayatama Taisha de Shingu y el santuario Nachi Taisha. Tras la introducción del budismo en Japón en el s. VI, la región de Kumano absorbió progresivamente la nueva religión, en especial sus prácticas ascéticas, lo que dio lugar a un asombroso sincretismo sintoísta-budista. Las deidades locales se consideran manifestaciones de divinidades budistas. Todas sus creencias se yuxtaponen y dan lugar a una espiritualidad universal, abierta a todos los peregrinos. La propia geografía del lugar se interpreta como una representación del cosmos sagrado. Kumano Kodo es el lugar donde residen las divinidades. Durante la Edad Media, esta región se identificaba con el paraíso budista de la tierra pura, y los peregrinos que salían a pie de Kyōto, acudían por antiguos caminos adoquinados que se adentran en las montañas escarpadas y en los densos bosques. A lo largo de los caminos, había una red muy densa de santuarios secundarios, los “99 oji”, que daban cobijo a deidades menores y permitía a los peregrinos realizar ofrendas y rituales y también descansar. Otra particularidad de Kumano son los cerros de sutra, testimonios a lo largo de las rutas de peregrinación de la devoción de aquellos que enterraban estos textos sagrados con el fin de conservar para el futuro las enseñanzas de Buda, o para ayudar al reposo de las almas de los muertos. Estos caminos están hermanados con el Camino de Santiago desde 1988.
Nos trasladamos en autobús a Hongu, el centro neurálgico de la región de Kumano, donde confluyen numerosas rutas peregrinas. Iniciaremos el recorrido por la antigua ruta de peregrinación Kumano Kodo (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2004). Durante 4 km, unos 60 minutos, este paseo no será sólo una manera de llegar a los santuarios, sino una experiencia espiritual en sí misma que nos pondrá a prueba tanto física como mentalmente. Será, en definitiva, una manera de purificarnos y mostrar la espiritualidad, y también de encontrarnos a nosotros mismos y disfrutar de la naturaleza, respetándola y admirándola. Veremos grandes cedros centenarios, enormes árboles de alcanfor, riachuelos o niebla que aparece y desaparece. El emblema del Kumano Kodo es un cuervo de tres patas típico de la mitología sintoísta japonesa. Este cuervo lo veremos por todas partes y recibe el nombre de yatagarasu, el mensajero de los dioses.
Es importante que, aunque no es un recorrido, en absoluto, exigente, debemos llevar calzado adecuado para caminar, paraguas o chubasquero.
Almuerzo en restaurante local.
Finalmente, situado en la parte alta de una escalera ensombrecida por cedros japoneses, aparece el Santuario Kumano-Hongu Taisha, dedicado a la deidad Ketsumiko, identificada con el buda Amida. En 1889 el edificio original (que veremos luego) fue arrastrado por una riada y se levantó de nuevo aquí, al oeste de su lugar original, sobre un banco de arena del río Kumano, donde se alza un gran torii. La arquitectura de este santuario con más de 800 años, está considerada la más antigua de Japón. La utilización de materiales naturales, sin acabados da una impresión de unidad con el bosque circundante: en lugar de clavos y remaches, se han utilizado ajustes complejos de trozos de madera que refuerzan esta sensación. Su hermosa techumbre curvada está recubierta de cortezas de ciprés y decorada con bronces, así como troncos redondos y vigas en forma de X, que apuntan al cielo, lo que contrasta con el verde intenso de los árboles que sirven de telón de fondo, creando una estampa muy bella. Entre los listones de la empalizada, podremos ver bajo las galerías del pabellón, el corredor sagrado característico del estilo Kumano, donde antaño los monjes se entregaban a la meditación, la oración y la copia de sutras (discursos dados por Buda o alguno de sus discípulos más próximos).
A unos 10 minutos a pie, se encuentra el Oyunohara, el lugar original del santuario anterior, un gran banco de arena entre los ríos Kumano-gawa y Otonashi-gawa, flanqueado por campos de cultivo. Después de la gran inundación que arrasó los cinco pabellones, se reconstruyeron tres de ellas en la ubicación actual. El símbolo principal de Oyunohara, y que constituye una de las estampas más típicas de Hongu,essin duda el gran arco de acero que marca la entrada al recinto, el denominado O-torii. Se construyó en el año 2000 y es el torii más grande del mundo: 33,9 metros de alto y 42 metros de ancho. Según la leyenda, las deidades de Kumano habrían descendido en forma de lunas sobre un gran roble del claro. De simple espacio purificado que acogía rituales y ofrendas, el claro se convirtió, debido a la influencia budista, en un santuario de varios pabellones. Solo tras la gran inundación de 1889 el claro sagrado, lugar de culto de la naturaleza desde hacía más de 2.000 años, retornó a su estado natural. Hoy es un espacio simbólico, sin edificaciones.
Llegada a nuestro hotel y Tiempo libre para disfrutar de los baños de aguas termales del hotel o del río Kawayu.
Cena y alojamiento en Kawayu Onsen Fujiya.
NOTA: esta noche estaremos alojados en un “Ryokan”, un hotel tradicional japonés. Será, con seguridad, una experiencia inolvidable. Pero debemos tener en cuenta que es esencial respetar las costumbres, como retirar el calzado en el lugar oportuno; los baños son comunes, no privados; también, la costumbre de vivir a nivel del suelo, hace que las sillas sean sin patas; en lugar de cama se duerme sobre un futón colocado sobre el tatami, también a nivel del suelo.
Día 5 – KAWAYU ONSEN – OSAKA – MIYAJIMA – HIROSHIMA
Desayuno buffet en el hotel.
A primera hora partimos hacia la estación de Shirahama para tomar el tren que nos llevará hasta la estación Shin-Osaka, donde subiremos al tren bala que nos conducirá hasta la estación del puerto de Hiroshima.
Almuerzo libre.
A la llegada nos dirigiremos hasta Miyajima (oficialmente conocida como Itsukushima), uno de los tres escenarios naturales más bellos de Japón (tradicionalmente considerados como “grandes paisajes pintorescos”). Miyajima significa “isla santuario”, y es un lugar sagrado del sintoísmo desde tiempos remotos. Como la tala de árboles está prohibida, la isla conserva su bosque virgen, con una gran variedad de flora y fauna, y por el que vagan libremente los ciervos. Con una superficie de 30 km2, en la isla no hay ni maternidad ni cementerio porque está prohibido nacer y morir aquí. La gente adoraba la isla por su cautivadora belleza, y sus primeros pescadores necesitaron atribuirle propiedades divinas para sentir que estaban protegidos de las inclemencias del tiempo y de los piratas, por lo que en el año 593, durante el reinado de la emperatriz Suiko, construyeron el Santuario Sintoísta de Itsukushima (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1996). Dedicado a tres diosas del mar, el santuario adquirió su forma definitiva en 1168 bajo los auspicios de Taira-no-Kiyomori, penúltimo soberano de la era Heian, que hizo del lugar su palacio marino, de estilo shinden (estilo de las residencias nobles de la época). Fue restaurado en varias ocasiones, la más importante en 1556. Es el arquetipo del paisaje japonés tradicional y un magnífico ejemplo de simbiosis entre arquitectura y decorado natural. Contemplaremos, en una vista sin igual, el torii del santuario, un modelo típico del estilo de santuarios del período Heian. Construido sobre pilares por encima del mar, que parece flotar con la marea alta; su estructura actual, de 16 m de alto en madera de alcanforero, fue reconstruida por octava vez en 1875. El hecho de que se haya construido en la costa tiene que ver con el carácter sagrado de la isla: la gente corriente no tenía derecho a pisar el suelo y tenía que pasar por el mar, franqueando esta puerta para llegar directamente al templo. El santuario se compone de varios edificios unidos por portones y galerías: la sala de oración (hai-den), el pabellón de las ofrendas (hei-den), la sala principal (hon-den). También incluyen un ejemplo excepcional del estilo arquitectónico de santuarios del período Heian. El recinto incluye un admirado escenario de teatro NO del siglo XVI, (el más antiguo de Japón). Ascenderemos por un sendero hasta llegar al pie del monte Misen, donde se encuentra el templo Daishō-in, un delicioso complejo que alberga un conjunto ecléctico de estatuas budistas y de divinidades populares. Es un remanso de paz que contiene muchos elementos tradicionales de los templos de Shingon: escalera de piedra, bordeada por una rampa de molinillos de oración, estanque con carpas, brillantes pórticos, y una gruta que contiene imágenes de los 88 templos de peregrinación de Shikoku.
Después de la visita, nos trasladamos a Hiroshima.
Cena en restaurante local.
Alojamiento en Grand Prince Hotel Hiroshima.