Cuando iniciamos nuestra andadura en la anterior etapa del club de viajeros, lo hicimos organizando un viaje a India y Nepal. Fue nuestro principio, y el que ha marcado nuestro destino. Ahora, 14 años después, ya como Vagamundos, volvemos a programar un circuito similar a aquel periplo inolvidable. Y es que la experiencia de viajar al subcontinente indio, con sus paisajes con montañas que rozan el cielo, sus templos dorados, sus fuertes infranqueables, sus palacios de ensueño o la propia hospitalidad de sus gentes … se convierte en una experiencia absolutamente singular y evocadora, que no sentirás en ningún otro lugar.
Durante nuestro periplo por INDIA incluiremos, además de la inevitable y contradictoria capital, Delhi, en la que coexisten el pasado y el presente, algunos de los lugares más emblemáticos de RAJASTÁN, esencia pura de la India, con ciudades que parecen sacadas de las 1001 noches como Udapiur o Jaipur. Caminaremos por Fahtepur Sikri, la ciudad desierta más hermosa del mundo; llegaremos a Agra, para contempar, el Taj Mahal, el monumento al amor más maravilloso jamás erigido; nos embriagaremos de ese canto a la vida que suponen los soberbios templos eróticos de Khajuraho; continuaremos con Benarés (o Varanasi), la ciudad sagrada de los hindúes, que sin duda, nos causará un mayor impacto emocional.
Finalizaremos este circuito en NEPAL, la tierra de las montañas del Himalaya, de los místicos y de los mantras. En Katmandú, cuyo centro histórico es un museo al aire libre, con sus santuarios y templos dorados rodeados de estupas centenarias, pasearemos por sus plazas medievales, como la de Durban, hogar de Kumari, la diosa viviente de Nepal. En el VALLE DE KATMANDÚ, conoceremos la cautivadora Bhaktapur, repleta de monasterios y pagodas, como la de Nyatapola, la de mayor altura de Nepal; podremos ver Kirtipur, la fortaleza natural con una rica historia; admiraremos las soberbias vistas del Himalaya desde Dhulikhel. También visitaremos Phaping, un lugar sagrado tanto para hinduistas como budistas y la ciudad medieval de Panauti, ejemplo de arquitectura newar, en lo que supondrá un auténtico viaje en el tiempo.
Día 1: MADRID – Dubái – DELHI
Presentación en el aeropuerto de Madrid tres horas antes de la salida. Trámites de embarque y salida a las 14.25 del VUELO EK142 de la compañía Emirates dirección DUBÁI.
Día 2: Llegada a DELHI
Llegada a las 00.25 hrs. local. Enlace y salida del VUELO EK0510 de Emirates con destino DELHI, a las 04.20 hrs. Llegada a DELHI a las 08.55 hrs. Después de los trámites de entrada, recepción y asistencia en el aeropuerto por los representantes de nuestro receptivo.
Como suele ser tradicional en India, a nuestra llegada nos atarán en la muñeca el típico mouli, un hilo rojo sagrado de algodón, que se utiliza durante las ceremonias religiosas en la India. Se cree que este hilo rojo protege del mal a la persona que lo lleva. En el momento de atar el mouli, se suele recitar un mantra para invocar los poderes espirituales. Mouli se ata en la muñeca derecha del hombre y en la muñeca izquierda de la mujer, los cuales representan el lado espiritual de cada uno respectivamente.
Actual capital del país y ciudad llena de contraste, DELHI es el reflejo de la India más tradicional y de la más actual y una de las ciudades más pobladas del mundo. Hoy en día la vieja y nueva Delhi se combinan para presentar un conjunto armónico que nos mostrará lo mejor de una civilización milenaria, y las huellas de los sucesivos dominadores que han ido dejando su rastro a lo largo de los siglos.
Su situación estratégica, entre las colinas Aravalli y el río Yamuna, facilitó el control de las rutas comerciales que circulaban desde el noroeste hasta las llanuras del Ganges. Se cree que fue el emplazamiento de la legendaria ciudad de Indraprastha, que aparecía en el Mahábharata hace más de tres mil años, lo que la convertiría en una de las ciudades más antiguas del mundo. Se conocen al menos ocho ciudades fundadas alrededor de la actual metrópoli. El primer asentamiento del que existen restos arqueológicos claros fue Lal Kot, fundado por el rey hindú Prithviraj Chauhan en el s. XII. En 1191 cayó en manos de invasores afganos, y los 600 años siguientes fue gobernada por sultanes y emperadores musulmanes. Tamerlán asaltó la ciudad en 1398. Llegaron los mogoles con Babur, que tomó Delhi en 1526. Durante todo el período mogol se construyó de forma frenética. El emperador mogol Shah Jahan construyó la séptima Delhi en el siglo XVII, trasladando así la capital mogola de Agra a Delhi. Llevaba por nombre Shahjahanabad y se corresponde con la Vieja Delhi actual, y se conserva en buena parte. Con la llegada de los nuevos dueños británicos, Badahur Shah Zafar, el último emperador mogol, fue obligado a exiliarse en Birmania, debido a su papel en la I Guerra de Independencia (1857). En 1911 los británicos trasladaron su capital de Calcuta a Delhi, y el arquitecto Edwin Lutyens proyectó una nueva metrópoli de amplios bulevares y majestuosos edificios administrativos para alojar al gobierno colonial; así nació Nueva Delhi. Desde la independencia, la capital sigue prosperando, pese a la superpoblación crónica, la escasez de viviendas, la polución, el caótico tráfico y un contraste cada vez más acusado entre ricos y pobres. Una nueva urbe de rascacielos y apartamentos de diseño gana ya terreno sobre los escombros de los imperios perdidos de Delhi.
Posteriormente, como siempre decimos, para dejar atrás lo antes posible el “jet lag” lo mejor es comenzar de inmediato nuestro intenso programa de visitas.
Iniciamos nuestro periplo en esta ciudad, con un plato fuerte, la impresionante Tumba de Humayun (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2004), situada en medio de un amplio jardín, fue edificada por su viuda principal, Haji Begum, y diseñada por el arquitecto persa Mirak Mirza Ghujas. Supone una síntesis de las tradiciones arquitectónicas indias y persas. Aunque se desconoce la fecha exacta del inicio de la construcción, algunas fuentes consideran que las obras se iniciaron a principios de 1565, nueve años después de la muerte de Humayun.
Humayun (1508–1556), fue el segundo emperador del Imperio mogol de la India. Gobernó, desde 1530 a 1540, un territorio que hoy corresponde con Afganistán, Pakistán, y parte del norte de la India. Hijo de Babur (1483–1530), el fundador del imperio, descendiente de Tamerlán y por tanto de la estirpe de Genghis Khan, ascendió al trono en 1530, heredando de su padre un inmenso territorio que este no había tenido tiempo de organizar. Su hijo Humayun se encontró con la resistencia de los Rajás, por lo que fue derrocado, exiliándose en Persia. Finalmente, después de 15 años pudo reunir un poderoso ejército, y con la ayuda del Imperio Persa, en 1555, lo recuperó. Al año siguiente falleció.
Construida con arenisca roja a la que se le añadieron detalles decorativos en mármol blanco y negro, posee una estructura octogonal con techos decorados con pinturas. Nada más entrar, la perfección de las proporciones y el sobrio contraste entre el gres rojo y el mármol blanco, resultan sobrecogedores. La sala central, con una altura de dos pisos, está flanqueada por otras cuatro salas, también octogonales. La cámara funeraria es una obra maestra de sobriedad y equilibrio. También es de mármol la cúpula, de 43 m, que se encuentra rodeada de chatri (pabellón o quiosco cuadrado rematado con pequeñas cúpulas). En las tumbas, además del propio Humayun, se encuentran los cuerpos de sus esposas, así como la del barbero favorito del emperador. Esta tumba puede considerarse como el primer ejemplo de las imponentes tumbas dinásticas con jardines, típicas de la arquitectura mogol, que iría evolucionando a lo largo de los años hasta la grandeza del Taj Mahal de Agra.
Finalizada la visita nos trasladamos al hotel.
Almuerzo en hotel Leela Ambience Convention Hotel.
Durante la tarde tendremos dos visitas de dos templos de diferentes credos, que aunque con templos “modernos”, están considerados como dos auténticas obras maestras.
Primero visitaremos el The Baha’i House of Worship (Templo Bahá’í del Loto), espectacular templo de religión bahá’í, que lleva el nombre de la flor que simboliza la pureza y la santidad en la tradición hindú. Diseñado por el arquitecto iraní Fariborz Sahba, las obras finalizaron en 1986. El edificio, rodeado de nueve estanques, tiene forma de una inmensa flor de loto, con 27 grandes pétalos de mármol que encarnan la unidad y la paz. Las nueve puertas del templo abren hacia un salón central con capacidad para 2.500 personas. El interior es muy austero en su simplicidad, ya que se trata de un lugar diseñado para la meditación y la reflexión personal, y no para ser un símbolo de la grandeza de su constructor. El salón central tiene una altura de 40 metros, y su superficie es de mármol blanco proveniente del monte Pentélico en Grecia, el más utilizado en la época clásica griega. El auditorio está abierto a todo el que desee meditar y asistir a los servicios diarios de 15 minutos, cualquiera que sea su credo. Durante el día, esta gran flor de loto se ve blanca y pura. Al atardecer va tomando matices violáceos, el color de la meditación. Esta religión surgió en Irán en el s. XIX, y predica la unidad religiosa basada en la tolerancia y la búsqueda mística personal.
A continuación nos dirigimos al Templo de Akshardham, el santuario hindú más grande del mundo. Diseñado y creado por Pramukh Swami Maharaj, irradia paz, belleza, felicidad y divinidad. Su nombre significa “morada divina y eterna del Dios Supremo”. Se encuentra situado a la orilla del río Yamuna y cuenta la historia de la vida y obra de Swaminarayan, uno de los religiosos más importantes del hinduismo, y más concretamente del credo que centra su adoración en Vishnu. En otras partes del complejo también hay representaciones que hablan de la historia del país. Las obras comenzaron en el año 1968, pero hubo varias paralizaciones, sobre todo relacionadas con requisitos de carácter ambiental, que retrasaron su inauguración. Finalmente el templo se inauguró el 6 de noviembre de 2005. Es decir, en tan solo tiene 18 años, ya se ha convertido en una de las grandes maravillas y referentes de la arquitectura hindú de todos los tiempos. En el mismo participaron más de 7.000 artesanos y 4.000 voluntarios. La importancia de la obra no solo reside en su complejidad, sino en que se construyó siguiendo las pautas arquitectónicas tradicionales hindúes Shilpa shastras, que no utiliza ningún tipo de metal, por lo que no tiene soporte de acero u hormigón.
El complejo ocupa un área de casi 10 ha, y además de templos, contiene espectaculares jardines con fuentes, donde se incluye un espectáculo de luces. Posee diez pórticos que representan las diez direcciones principales descritas en la cultura hindú, reflejando el sentimiento védico de traer a los visitantes la bondad desde todas partes. El punto central del complejo es el Akshardham Mandir, construido en piedra arenisca rosa rajastaní (símbolo de pureza y paz) y mármol blanco de Carrara. El templo mide 43 m de alto, 96 m de ancho y 110 m de largo. Consta de 234 pilares tallados de forma excepcional, 9 magníficas cúpulas, 20 pináculos y más de 20.000 figuras espléndidamente esculpidas. En el centro del monumento, bajo la gran cúpula central, se encuentra la apacible escultura de Bhagwan Swaminarayan, de más de tres metros de altura y bañado en oro. Es una antigua tradición hindú realizar pradakshinas o circunvalaciones como señal de respeto. Los fieles, a la vez que oran, caminan en el sentido de las agujas del reloj alrededor de las deidades para reforzar la creencia de que Dios debería ser el centro de la vida. En el mandir de Akshardham, el camino para realizar estas circunvalaciones está indicado con tres paneles de bronce que ilustran diversos momentos de la vida de Bhagwan Swaminarayan. A su alrededor encontramos otras estatuas similares de los gurús de la secta. Cada estatua está hecha de cinco metales de acuerdo con la tradición hindú. También dentro del monumento central hay estatuas de otras deidades como Shri Radha-Krishna, Shri Sita-Ram, Shri Lakshmi-Narayan y Shri Parvati-Shiva.
El exterior está dividido en dos niveles, uno formado por 4.287 piedras talladas y 48 estatuas representando al dios Ganesha y otras esculturas que representan a otros 200 dioses hindúes, así como 148 elefantes de tamaño natural esculpidos en piedra, todos diferentes, y docenas de otras esculturas de personas, animales y aves.
Desde los tiempos védicos, la India ha mostrado mucho respeto por los ríos, lagos y pozos escalonados. Siguiendo esta tradición, un cuerpo de agua sagrado, Narayan Sarovar, rodea el mandir principal. Este pequeño lago contiene las aguas sagradas de 151 ríos y lagos santificados por Bhagwan Swaminarayan, incluidos Manasarovar, Pushkar Sarovar, Ganges y Yamuna. Y no hay que pasar por alto el jardín de India, que ofrece un espectáculo único gracias a su composición floral y a las grandes estatuas de bronce en honor a héroes y personajes de importancia histórica del país..
Finalizada la visita, regresamos al hotel para tomarnos un merecido descanso.
Cena y alojamiento en el hotel The Leela Ambience Convention Hotel.
Día 3: DELHI
Desayuno buffet en el hotel.
Día completo e intensísimo el que nos espera para visitar la ciudad de Delhi. Actual capital de la India, y ciudad llena de contrastes, reflejo de la India más tradicional y de la más actual y una de las ciudades más pobladas del mundo. Nos mostrará lo mejor de una civilización milenaria, y las huellas de los sucesivos dominadores que han ido dejando su rastro a lo largo de los siglos.
Por la mañana, visitaremos la Vieja Delhi, comenzando por la Mezquita de Jama Masjid, la más grande de la India y donde se celebra la oración de los viernes. Ubicada sobre un promontorio natural, su construcción se inició en 1650, y finalizó en 1656. Fue el emperador Shah Jahan, constructor también de los fuertes rojos de Delhi y Agra, así como del Taj Mahal, el promotor de esta gran obra.
Una grandiosa escalinata de arenisca roja conduce a las magníficas puertas arqueadas del norte, sur y este. Esta última, antiguamente reservada a la familia real, actualmente es utilizada los viernes y festivos. Un pórtico rodea todo el recinto. El gigantesco patio interior de 100 metros de lado, puede albergar hasta 25.000 personas. El pavimento es de arenisca roja y se halla dividido en rectángulos para indicar a los fieles la posición durante la oración. En el centro se encuentra el hauz, el estanque de las abluciones para los rituales de purificación antes de entrar en el espacio sagrado. Su elegante sala de oración llama la atención por el contraste entre la arenisca roja y el claroscuro del mármol. En la fachada podemos ver tres imponentes cúpulas de mármol blanco y negro, así como once arcos simétricos y dos alminares gemelos de tres pisos cada uno que flanquean su majestuoso arco central. En el interior pueden verse inscripciones coránicas sobre los arcos.
Posteriormente, nos desplazamos hasta Chandni Chowk (“plaza plateada iluminada por la luna”), en el pasado la avenida más elegante de la ciudad. Se construyó en 1648 con un canal en su centro y lujosas tiendas y mansiones a los lados. Hoy sigue siendo el corazón de la Vieja Delhi, una zona bulliciosa donde conviven las actividades religiosas y comerciales, y en el que reconoceremos a la India soñada, la India tradicional y eterna, llena de color y de verdad. Aquí se encuentra el mercado más grande de Asia, un área enorme repleta de tiendas bazares y gente local. Daremos un excitante paseo en rickschaw desde el que podremos contemplar algunos de los monumentos más célebres de la capital de la India, entre ellos el Fuerte Rojo (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2007) que veremos desde fuera (en Agra tendremos oportunidad de visitar el interior del Fuerte Rojo de esa ciudad, similar a este pero más interesante). Sus paredes de piedra caliza se extienden a lo largo de 2 km y tienen una altura que oscila entre los 18 m en el lado del río y los 33 m en el de la ciudad.
Almuerzo en restaurante local.
MAHATMA GANDHI fue una de las grandes figuras del siglo XX, Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en Porbandar (Gujarat). Tras estudiar en Londres (1888-1891), ejerció como abogado en Sudáfrica, donde adquirió conciencia política, combatió la discriminación y no tardó en convertirse en portavoz de la comunidad india y defensor de la igualdad. Gandhi volvió a la India en 1915 con la doctrina de la ahimsa (no violencia), fundamental para sus planes políticos, y adoptó una forma de vida sencilla y disciplinada. Fundó el Sabarmati Ashram de Ahmedabad, muy innovador porque admitía a intocables. En menos de un año ya había logrado su primera victoria al defender a los campesinos de Bihar de la explotación. Fue entonces cuando se dice que recibió de un admirador (quizá el poeta bengalí Rabindranath Tagore) el título de mahatma (alma grande). La aprobación en 1919 de las discriminatorias Leyes Rowlatt, que permitían juzgar determinadas causas políticas sin jurados, lo animó a emprender nuevas acciones y a organizar una protesta nacional. Tras la masacre de manifestantes desarmados en Amritsar, Gandhi, profundamente afectado, empezó a idear su estrategia de desobediencia civil no violenta contra los británicos. En 1920 Gandhi era una figura clave del Congreso Nacional Indio. Su campaña nacional de no cooperación o satyagraha (protesta no violenta) contra el dominio británico acabó por alentar el nacionalismo y ganarse la enemistad de los británicos. A principios de 1930 captó la atención del país y del mundo, al liderar una marcha de varios miles de sus seguidores desde Ahmedabad hasta Dandi, en la costa de Gujarat. Al llegar, con gran ceremonia, obtuvo sal evaporando agua del mar, desafiando así públicamente el odiado impuesto que gravaba este producto; fue encarcelado, y no era la primera vez. Liberado en 1931 para representar al Congreso Nacional Indio en la segunda ronda de conversaciones celebrada en Londres, se ganó el corazón de muchos británicos, pero no logró concesión alguna del Gobierno. Desilusionado con la política, renunció a su escaño en 1934. En 1942 volvió a la brecha con la campaña “Quit India”, en la que instaba a los británicos a abandonar el país de inmediato. Sus acciones fueron consideradas subversivas y fue encarcelado junto con la mayoría de los líderes del Congreso. En las frenéticas negociaciones por la independencia que siguieron al final de la II Segunda Guerra Mundial, Gandhi se vio en gran parte excluido y asistió impotente a los preparativos para la partición del país, lo que a sus ojos representaba una gran tragedia. Gandhi se quedó casi solo en la exaltación de la tolerancia y la preservación de una única India, y su labor en nombre de miembros de todas las comunidades, provocó el resentimiento de algunos extremistas hindúes. El 30 de enero de 1948, cuando se dirigía a un encuentro para orar en Delhi, fue asesinado por el fanático hinduista Nathuram Godse.
Posteriormente visitaremos el Raj Ghat (Memorial de Mahatma Gandhi), donde se encuentra la sencilla lápida de mármol negro, en el lugar donde fue incinerado en 1948 el cuerpo del padre de la independencia India. La losa lleva una inscripción con las últimas palabras pronunciadas por Gandhi “Hey Ram” (!Oh,Dios!). Una llama perpetua y las flores que depositan diariamente muchos visitantes mantienen vivo el recuerdo del padre de la nación india.
Ya por la tarde nos adentraremos en Nueva Delhi. Pasearemos por la avenida conocida como Raj Path, o “Camino de los Reyes”, diseñada y construida en un estilo colonial por el arquitecto británico Edwin Lutyens, para albergar los edificios del gobierno desde el año de 1931. A lo largo de la misma podremos contemplar el inmenso Rashtrapati Bhavan(Palacio Presidencial), residencia oficial del Presidente del país; a ambos lados de la calzada y decorados con estatuas de elefantes indios, se encuentran los edificios de la Secretaría del gobierno, que albergan los ministerios; llegaremos hasta la India Gate (Puerta de la India), uno de los monumentos más emblemáticos del país, muy parecido al Arco del Triunfo de París. Fue construido en estilo colonial en piedra blanca y posee 40 m de altura. Conmemora a los soldados indios que murieron en la Primera Guerra Mundial.
A partir del siglo XI, la inestable situación política de Asia Central y los rumores de las fabulosas riquezas de la India alimentaron una oleada de invasiones turco musulmanas procedentes del noroeste. La ciudad sería tomada en 1193 por Qutb-ud-Din Aibak, un antiguo esclavo, que se convertiría en el primer sultán de Delhi, creando el Sultanato de Delhi, que conduciría a más de seis siglos de dominio islámico, hasta la llegada de los ingleses en 1803. El Sultanato marcó el comienzo de un periodo de renacimiento cultural de la India. La fusión resultante de las culturas indo-musulmanas dejó duraderos monumentos sincréticos en arquitectura, música, literatura y religión. Uno de las muchas creaciones es el complejo de Qutub Minar (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1993), que sería enriquecido por construcciones promovidas por gobernantes posteriores. Destaca especialmente la propia torre, que marca el lugar donde se estableció, el primer reino musulmán en el norte de la India. Se trata de una torre-minarete construida en ladrillos y mármol de 72,5 m de altura (el más alto del mundo), con un diámetro de 14,32 m en su base y de 2,75 m en su cima. Su pared exterior está ornamentada, alternativamente, con surcos de aristas agudas y redondeadas. Una inscripción reza que la torre se lavantó “para proyectar la sombra de Dios a Oriente y Occidente”. Inspirado por el minarete de Jam en Afganistán y con el deseo de sobrepasarlo, Qutb-ud-Din Aibak, inició la construcción del Qutab Minar en el año 1192, pero solo pudo completar su base. Su sucesor, Iltusmish, añadió tres pisos más. La obra fue completada en 1368 por Firuz Shah Tughlaq.Se trata del primer caso de sincretismo artístico indoislámico.
La zona arqueológica en la que se encuentra posee varios monumentos como la Mezquita Quwwat ul-Islam, la más antigua de la India, mezcla el estilo islámico y el indio, construida con materiales reutilizados de templos jainos e hindúes. Algunos de ellos, que contenían representaciones humanas o animales, fueron eliminadas. La sala de oración está al oeste del patio. La qibla, la dirección de la oración mirando a La Meca, está indicada por un gran arco de 16 m flanqueado por dos más pequeños. En el centro del patio, hay una columna que data del siglo IV, conocido por el Iron Pilar, un esotérico pilar de acero puro con un peso de seis toneladas y 7,2 m de altura, testimonio del nivel alcanzado por los antiguos herreros de la India. Esta columna de hierro de Delhi, ha atraído la atención de los arqueólogos y técnicos en metales, ya que ha resistido la corrosión de los últimos 1600 años. Al oeste de la mezquita se halla la Tumba de Iltutmish (1235), el primer sepulcro monumental erigido en la India, un edificio cuadrado de arenisca roja con puertas que dan a tres lados. Su sobrio exterior oculta una cámara mortuoria decorada con arabescos geométricos y motivos de inspiración india. Ala ud-Din Khalji hizo construir en la entrada sur de la mezquita la magnífica Puerta de Alai Darwaza, obra maestra del arte indomusulmán de 1311. Se trata de un gran edificio cúbico de arenisca roja con cúpula baja y arcos en los flancos.
Después nos trasladaremos de nuevo al centro de la ciudad donde descubriremos uno de los rincones más desconocidos: el Agrasen ki Baoli. Baoli, es el nombre en idioma hindi, que se le da en el norte de India a los aljibes escalonados, también conocidos como templos de agua. Solo en Delhi hay 14. Estos pozos se construyeron para brindar una solución a los problemas de escasez de agua en el norte de la India. En estos aljibes subterráneos se acumulaba el agua de lluvia para hacer frente a las fluctuaciones estacionales. El baoli se diseñó para mantener el agua fresca, incluso en los meses de verano. Aunque no hay registros históricos conocidos, se cree que fue construido originalmente por el legendario rey Agrasen, alrededor del año 3000 a.C.; de cualquier forma, la construcción actual indica que fue reconstruido en el siglo XIV, durante el período Tughlag o Lodi, del Sultanato de Delhi. El Agrasen Ki Baoli tiene unas dimensiones de 60 m de largo, por 15 m de ancho y 108 escalones. Se encuentra dividido en tres niveles que brindan acceso al agua que se encuentra en las cámaras subterráneas construidas en el baoli, aunque por razones de seguridad permanecen hoy en día cerradas. Cada uno de los niveles está flanqueado a ambos lados por gruesos muros con nichos arqueados. Estos arcos tenían la función de servir como lugar de encuentro, además de proporcionar sombra para aliviar el calor. No es de extrañar que un lugar tan mágico e hipnótico como el Agrasen Ki Baoli esté rodeado de misterios y leyendas fantasmales que son muy conocidas en Nueva Delhi. De hecho, los indios más supersticiosos no quieren acceder al interior de este pozo escalonado.
A continuación, nos desplazamos hasta Connaught Place, uno de los centros financieros, comerciales y de negocios más grande de Nueva Delhi. Este núcleo del comercio moderno se construyó sobre la antigua sede del Raj Británico en 1933. Aquí dispondremos de tiempo libre para explorar este centro neurálgico de la capital en continuo movimiento, un inmenso mercado donde encontramos tiendas de ropa de lujo junto a los puestos de tejidos locales, y comerciantes de comida callejera junto a un Starbucks. Esta céntrica plaza comercial, conocida por los lugareños como Rajiv Chowk, es un ejemplo de la naturaleza híbrida que caracteriza a la Nueva Delhi contemporánea. Su nombre local proviene de Rajiv Gandhi, que era primer ministro de la India cuando se reconstruyó el círculo interior de esta plaza. La plaza en sí comprende una amplia calle circular que rodea a un parque central.
Muy cerca de Connaught Place se encuentra el Gurudwara Bangla Sahib, el principal templo sikh de Delhi. A parecer, el área de Gurudwara fue alguna vez el Palacio Jaisinghpura, la residencia de Raja Jai Singh, el gobernante de Amber del siglo XVII. Poco tiempo después fue habitado por el octavo gurú sikh, Gurú Har Krishan, que residió en ella durante su estancia en Delhi en el año 1664. En esa época, una epidemia de cólera asoló la ciudad. El gurú ayudó a los afectados ofreciendo ayuda y agua procedente del pozo de la casa. Desde entonces el agua de este pozo es considerada como curativa y sihks de todo el mundo acuden al templo para recoger el agua milagrosa y llevarla hasta sus hogares. El templo fue restaurado por completo en 1947. Al entrar al Gurdwara Bangla Sahib hay que descalzarse y cubrirse la cabeza. Todo el templo (incluso el suelo) está construido en mármol blanco, destacando su gran cúpula dorada. El complejo posee un estanque (sarovar) rodeado por una serie de columnas que forman una especie de claustro, con el pavimento decorado con colores vivos y dibujos geométricos. Entre sus numerosas estancias se puede visitar la sala de oración, una galería de arte, la cocina de la comunidad donde se puede ver la preparación de la comida diaria servida en los templos de esta religión y el comedor, al que todo el mundo está invitado independientemente de la religión que se profese y sin coste alguno. Llama la atención por el ambiente de devoción que lo rodea. Los numerosos fieles que se agolpan ante el Granth Sahib, el Libro Santo del sijismo, oran, se prosternan y realizan ofrendas rituales.
El SIKHISMO es un sincretismo entre el hinduismo y el islamismo, concebido y fundado por el primer gurú de la secta, Nanak (1469-1538), un hindú procedente de Nankana Tahib, en el actual territorio de Pakistán. En la actualidad cuenta con más de 20 millones de fieles en la India, que rechazan el régimen de castas y toman como gurú el Sri Gurú Granth Sahib Ji, su libro sagrado. Un escrito de casi 1.500 páginas que contiene las reglas morales para el desarrollo del alma, de la salvación espiritual y de la unidad con Dios. Nanak, después de varias peregrinaciones a lugares de culto hindúes y musulmanes, decidió crear una nueva religión que acabara con los conflictos entre los fieles de ambas creencias, poniendo énfasis en la necesidad de aplicar la recta moral a la vida cotidiana, sin dejarse prender por la trampa de las castas. El linaje de gurús de los sikhs lo forman diez maestros. El último de ellos fue Govind Singh, conocido como soldado-santo, indicó a sus discípulos que no solo debían ser designados como sikh (discípulo), sino también singh (león). Este gurú les infundió un espíritu marcial que no han abandonado y les impuso cinco signos y observancias para todos los sikhs deben llevar siempre:
Kara: un brazalete metálico, símbolo de moderación y recuerdo de Dios.
Kesh: el cabello y la barba largos sin cortar, símbolo de espiritualidad.
Khanga: un pequeño peine de madera que utilizan para recogerse el pelo, símbolo de higiene.
Kashera: ropa interior de algodón, símbolo de control propio.
Kirpán: una daga pequeña. Originalmente era una gran espada. Simboliza el poder y la libertad de espíritu, el autorrespeto y la lucha constante del bien y la moralidad sobre la injusticia. Nunca debe utilizarse para atacar, solo para la autodefensa o protección de un tercero.
El elemento más característico de su indumentaria son sus coloridos turbantes, una tela de varios metros de longitud que se viste siguiendo una técnica muy depurada, dando lugar a su peculiar forma simétrica. Los sikhs son arrogantes, activos, disciplinados y trabajadores. No ocultan su soberbia por haber conseguido un estado sikh: el Punjab, para el que desean ahora, sobre todo los más extremistas, la autonomía total. Su gran trauma de la partición del Punjab en 1947 todavía no han logrado superarlo y por ello, los sikhs permanecen aún, en cierto modo, en estado de guerra.
Cena y alojamiento en el hotel The Leela Ambience Convention Hotel.