Día 4: PEKÍN
Desayuno buffet en el hotel. Continuamos nuestra visita de Pekín, y nos dirigimos a la Plaza de Tiananmen, enorme extensión de cemento situada en el corazón del Pekín moderno. Esta gigantesca plaza, fue construida en 1949 tras la proclamación de la República Popular de China. Sus dimensiones de 880 m de largo por 500 m de ancho la convierten en la plaza más grande del mundo. Esta megalómana obra de Mao constituye la afirmación del poder absoluto, figurando como telón de fondo su retrato. En 1989 se hizo tristemente famosa, después de la serie de protestas ciudadanas que acabó con la muerte de cientos de manifestantes. En la parte sur se encuentra la Torre Qianmen (también llamada Zhengyangmen), que f ormaba una doble puerta con la Torre de la Flecha. En los lados este y oeste la plaza se encuentra flanqueada por dos imponentes edificios: el Museo Nacional de China y el Gran Palacio del Pueblo (sede del Gobierno). En el centro de la plaza se encuentra el Monumento a los Héroes del Pueblo, erigido en 1958. Se trata de un obelisco de granito sobre dos terrazas de mármol con una altura de 37,94 m, y para el que se emplearon 17.000 bloques de mármol. Está decorado con bajorrelieves que ilustran episodios de la historia revolucionaria de China, con inscripciones de destacados líderes comunistas. Ubicada al norte, se encuentra la Puerta de la Paz Celestial, siempre decorada con un retrato de Mao Zedong y banderas rojas, desde aquí el carismático líder proclamó la fundación de la República Popular de China el 1 de octubre de 1949.
Seguidamente nos dirigimos al Palacio Imperial (o Ciudad Prohibida) (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1987), que constituye el complejo arquitectónico más majestuoso de China. Si Pekín era el centro del mundo, la morada del Emperador (el Hijo del Cielo), era el ombligo mismo de ese centro, un punto sagrado o eje que unía la tierra con el cielo, y en torno al cual giraba el universo. La planta del complejo es una representación del espacio celeste y en ella cada edificio, cada elemento, están cargados de un preciso significado. Formada por un cuadrilátero de 960 x 750 metros, se encuentra rodeado por una muralla de 12 m de altura y un foso de 50 m de ancho; cuatro puertas, situadas en los cuatro puntos cardinales, rompen apenas su hermetismo. La intimidad del emperador y su familia estaba protegida de forma obsesiva. Compuesto por 800 palacios, santuarios y pabellones, con un total de 9.000 habitaciones, la Ciudad Prohibida se construyó entre 1404 y 1421, y fue la sede del poder y recinto sagrado desde la cual gobernaron los sucesivos 24 emperadores (durante casi 500 años) de las dinastías Ming y Quing, hasta la abdicación del último emperador en 1911. Todo lo que en ella se representa es simbólico, desde los tejados rojos (color de la alegría) hasta los dragones dispensadores de suerte, que protegen las 70 hectáreas de esta “ciudad dentro de la ciudad” donde vivían 10.000 personas, entre cortesanos, dignatarios del régimen, eunucos y concubinas. El palacio está formado por dos zonas separadas: el patio interior al norte y el patio exterior al sur. Tras la Puerta de la Paz Celestial, que da a la plaza de Tiananmen, llegaremos a la Puerta del Mediodía, en otros tiempos reservada a la entrada el emperador, y que nos dará acceso al patio exterior, el cual estaba reservado a los asuntos de Estado, y donde tendremos la oportunidad de visitar, entre otros: el Puentes de mármol, cinco puentes símbolo de las cinco virtudes del confucionismo que cruzan el canal que se diseñó en su interior; Puerta de la Suprema Armonía, con una inmensa explanada ante ella, y atravesada por el río de Aguas Doradas, se destinó a recibir en audiencia a las visitas. Dos leones de bronce de la época Ming, protegen la puerta. Ensamblada sin tornillos ni clavos, está cubierta por un techo de madera de palisandro completamente decorado con dragones dorados, símbolo del emperador; Calzada de mármol, rampa central tallada con dragones entre nubes que persiguen perlas; Palacio de de la Armonía Suprema, el más importante de la Ciudad Prohibida. Empezó a construirse bajo el emperador Yongle en 1420, y se reconstruyó en 1695. Con una altura de 35 m, estaba reservado para los grandes acontecimientos, como la coronación del emperador, el Año Nuevo, el solsticio de invierno o la promulgación de decretos imperiales. En el centro del salón se encuentra el trono, colocado sobre una plataforma de madera de dos metros de altura. Construido en madera de palisandro dorado, está rodeado de lámparas, un biombo y dos grullas de bronce dorado que simbolizan la inmortalidad. Hay 24 columnas rojas, decoradas con dragones dorados pintados. La majestuosidad del ambiente permite imaginar la sensación de poder y grandeza que el “Hijo del Cielo” debía inspirar a sus súbditos; Situado detrás del anterior, se encuentra el Palacio de la Perfecta Armonía, de planta cuadrada, también se construyó en 1420 por el emperador Yongle, y restaurado en 1627 y 1765. Aquí preparaba el emperador las plegarias rituales antes de dirigirse al Templo del Cielo para realizar los sacrificios anuales. También tenían lugar en el mismo algunos actos oficiales como la recepción de tributos. Se puede ver el trono y mobiliario de la época, como braseros y dos palanquines utilizados para transportar al emperador por el palacio; Al norte de este último, se encuentra el Palacio de la Armonía Protectora, que se construyó y restauró a la vez que el anterior. Era utilizado para los banquetes imperiales ofrecidos a los embajadores extranjeros o para la recepción de los príncipes mongoles en Año Nuevo, entre otros. Construido con madera, con columnas alineadas asimétricamente con respecto al eje horizontal, aunque perfectamente simétricas vista de perfil. En la parte de atrás se hallan los Tres Palacios Posteriores, residencia de los emperadores Ming, rodeados de un muro para garantizar la más absoluta intimidad.
Pasaremos por la Puerta de la Pureza Celestial, el edificio más antiguo de la Ciudad Prohibida, y que da acceso al patio interior, donde la pareja imperial desarrollaba su vida privada, al abrigo de las miradas. Solo los miembros de la familia, las concubinas, los eunucos y los sirvientes podían acceder a esta zona: Palacio de la Pureza Celestial, que albergaba las habitaciones de los emperadores Ming y los primeros Qing, y que posteriormente el emperador Yongzheng lo convirtió en dependencias administrativas para despachar a los funcionarios o conceder audiencias a invitados de países extranjeros. Uno de los pocos extraños que pudo irrumpir en ese territorio fue Reginald F. Johnston, diplomático y académico británico que fue tutor y asesor del último emperador, Pu Yi. Estos momentos agitados y crepusculares fueron narrados por Bernardo Bertolucci en su soberbio film “El último emperador” (1987), una recreación fiel y llena de lirismo de aquel teatro enfermizo, basada en la autobiografía de Pu Yi; Palacio de la Unión y la Paz, situado detrás del anterior, estaba reservado a la emperatriz. En él se encontraban sus apartamentos y su trono, siempre visible. Aquí las numerosas aves fénix, símbolo de la emperatriz, sustituyen a los dragones, símbolo del emperador; Palacio de la Tranquilidad Terrenal, donde se hallaba la cámara nupcial de la pareja imperial, luego transformado en lugar de culto. En todas las puertas se puede ver el símbolo de la pareja y de la felicidad; Jardines imperiales, numerosos árboles (pinos y cipreses), varias veces centenarios, flores, cascadas rocosas, todo dispuesto para ayudar al soberano a encontrar la serenidad. En el centro, se encuentra el Palacio de la Tranquilidad Imperial, dedicado al culto taoísta del genio del agua, que protegía contra los incendios. Destacan dos magníficos unicornios de bronce que flanquean la entrada.
Almuerzo en restaurante buffet en Hotel Guoan.
Nos acercaremos hasta la Torre del Tambor para realizar nuestro paseo en rickshaw por los hutong, los callejones del casco antiguo donde el pasado medieval de Pekín queda patente. Aunque la modernización de la ciudad ha supuesto la demolición de muchas de estas casas, aún quedan zonas en el interior del segundo cinturón de Pekín, que forman un melancólico conglomerado con viviendas de una planta y de antiguos patios arbolados. Sus calles están delimitadas por unos largos muros de color gris, sin ninguna ventana hacia el exterior. Detrás de estos muros, se encuentran las casas tradicionales con patio o siheyuan, en las que los habitantes llevan una vida tradicional anclada en el pasado. Estos recintos fueron construidos durante las dinastías Yuang, Ming y Qing, después de que el ejército de Gengis Khan redujera la ciudad a escombros. En 1950 habían más de 6000 pasajes de hutongs en la ciudad. Casi todos ellos siguen una estructura de este a oeste, de modo que la puerta principal se orienta al sur, de acuerdo con los requisitos del feng shui. Alrededor de un patio central, se accede a las estancias de sólo un piso bajo, en las cuales pueden vivir varias familias, y cuyas puertas y ventanas sólo dan al patio central. Muchas de ellas no disponen de cuarto de baño, por lo que habitualmente sus habitantes se dirigen a los baños comunitarios o lavan la ropa en las zonas comunes del barrio. La puerta es de madera, y su decoración será un reflejo de la posición social de los dueños de las casas. Esta vendrá marcada por los troncos que se sitúan en lo alto de la puerta. Las que tienen mayor número de troncos (cuatro) son casas habitadas por un alto funcionario o un militar de alta graduación. Asimismo, también es habitual colocar carteles en las puertas con frases que tratan de reflejar la idiosincrasia del dueño de la casa. En la época imperial lo habitual era que la casa fuera de un único propietario, pero tras la Revolución China en una casa solían vivir varias familias en las distintas estancias que rodeaban al patio. Visitaremos una de estas casas ancladas en el tiempo, y donde aún se conserva el espíritu de comunidad y hospitalidad.
La bulliciosa calle Wangfujing, primera arteria comercial de Pekín está repleta de grandes almacenes, centros comerciales y tiendas de souvenirs, pero su gran atracción es Mercado de comida callejera en Wangfujing, conocido como “calle de los pinchos”. Al caer la noche, la estrecha calle en la que se ubica este mercado se convierte en un hervidero de gente. Decenas de puestecillos echan humo sin descanso mientras cocinan sus sabrosas y exóticas brochetas de variados sabores: ternera, gambas, estrellas y caballitos de mar, serpientes, arañas o escorpiones son algunos de los ingredientes más peculiares que podremos degustar.
NOTA IMPORTANTE: esta noche debemos preparar una pequeña maleta o mochila para pasar la noche de Luoyang, ya que las maletas grandes (una por persona y máximo 20 kilos), irán directamente en autobús a Xi’an.
Alojamiento en el Jianguo Hotel.
Día 5: PEKÍN – ZHENGZHOU – DENGFENG – LUOYANG
Desayuno buffet en el hotel. Nos trasladamos a la estación para tomar el tren de alta velocidad que nos llevará hasta Zhengzhou. Posteriormente partimos hacia Dengfeng (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2010), en la provincia de Henan. La zona es sagrada para el taoísmo, ya que aquí se yergue el Monte Songshang, que con 1.500 metros de altura, simboliza el elemento “tierra”, y se sitúa en el eje que hay justo debajo del cielo. A sus pies se extienden, diseminados en una superficie de 40 km2, ocho conjuntos de edificaciones religiosas construidas a lo largo de nueve dinastías que expresan, la percepción del centro del cielo y de la tierra, así como el poder de la montaña en cuanto centro de devoción religiosa.
Visitaremos el más importante de estos centros religiosos, concretamente el Templo de Shaolín, conocido también como el “Primer Templo del Cielo”. Situado en la montaña Shaoshi, y con el telón de fondo del pico Wuru, se encuentra rodeado de bosques y colinas, que constituyen su defensa natural. Antes de comenzar la visita del templo, cuna del budismo Zen, presenciaremos un espectáculo de Kung Fu, donde los monjes del templo nos demostrarán sus habilidades en este arte. Fue con Bodhidharma, monje hindú que llegó en el 527 d.C., cuando el templo adquirió el espíritu marcial, desarrollando una serie de ejercicios diseñados para promover la salud, el estado físico y para mejorar la práctica de la meditación. Debido a los constantes ataques de los bandidos al templo y a los propios monjes, estos ejercicios se convirtieron en un método de auto-defensa, dando origen al Kung Fu. Ya durante la dinastía Tang (618-906) la forma de Kung fu practicada por los monjes de Shaolín saltó a la fama. A continuación, nos dirigiremos al templo, que se encuentra sobre la ladera de la montaña. Su nombre significa, literalmente, “templo de los espesos bosques de la montaña Shaoshi”. Fundado en 495 d.C., el entonces emperador Xiaowen de la dinastía Wei, lo construyó para albergar a los budistas llegados de la India. Se trata de un complejo arquitectónico de estilo tradicional con múltiples ambientes. La mayoría de las salas, son reconstrucciones recientes, ya que muchas de ellas fueron arrasadas por el fuego en 1928, como la Gran Sala del Tesoro (reconstruida en 1985). Destaca el Salón de los Mil Budas, decorado con estupendos frescos de colores en los tres costados. Uno de ellos es la pintura de “500 figuras”, obra de Wu Daozi, gran artista de la dinastía Tang; el suelo del pabellón Pilu está salpicado de hoyos donde los mojes practicaban sus ejercicios de pies durante siglos. La sala Guanyin, con los famosos frescos de monjes shaolín luchando. Hay que fijarse en el omnipresente Damo (Bodhidharma), fundador del boxeo shaolín, cuyo rostro hindú con barba aparece en estelas y salas de todo el templo. El pabellón Chuipu contiene varias figuras de terracota que reproducen distintos estilos de boxeo shaolín. En el lado oeste del templo Shaolin, a pocos minutos, está el Bosque de Estupas, donde están enterrados monjes de diversas dinastías. Perfectamente integrada con el paisaje, en el mismo se hallan 246 pequeñas estupas de ladrillo de las dinastías Tang, Ming y Qing, que se alzan como pequeñas pagodas con gran variedad de tamaños y formas. Algunas de estas pagodas tienen alrededor de mil años de antigüedad. A continuación partimos hacia Luoyang.
Cena buffet y alojamiento en el New Friendship Hotel.