Creada en Persia, en contra del fanatismo islámico y la corrupción de tradiciones, es una religión que ya cuenta con más de siete millones de fieles repartidos en 247 países, la gran mayoría en la India.
En 1844, el comerciante de Shiraz, Seyyed Alí Mohammad nacido en Shiraz (Irán), proclamó ser la “puerta” (Báb) a través del cual se revelarían las profecías. Pronto se vio rodeado de seguidores, llamados “babis”. Esto alarmó a las autoridades políticas de Persia, que al poco lo arrestaron y en 1850 lo ejecutaron.
Una de sus pofecías de Bab hablaba de la llegada de “aquel a quien Dios hará manifiesto”. En 1866, un babi llamado Mirza Husein Ali (1817-1892) proclamó que él era la encarnación de dicha profecía y adoptó el título de Baha´ullah. Escribió más de cien volúmenes que los bahaíes consideran inspirados por Dios, tanto en árabe como en persa, plasmando las ideas de esta nueva religión: la existencia de un único Dios, y la unidad e igualdad de todas las religiones y de todos los seres humanos, también entre hombres y mujeres (una idea revolucionaria en el Irán de mediados del siglo XIX).
Carecen de ritos, para no derivar en ningún tipo de sacralización ajena, creen que todos los grandes mensajeros religiosos -Krishna, Moisés, Buda, Cristo o Mahoma- fueron enviados por Dios.
Como obligaciones, sólo tienen la de orar cada día y la de ayunar un mes al año (su calendario es de 19 meses de 19 días) en las horas de sol. Como prohibiciones, no tomar alcohol o drogas y no practicar el sexo antes de casarse. Piden erradicar los prejuicios basados en diferencias de credo, color, género o clase. Apoyan la idea de un tribunal mundial de justicia y de un idioma internacional auxiliar.