La mafia siciliana

Si bien durante el dominio español ya había sociedades secretas de malhechores (malavitosi), fue a comienzos del siglo XIX con la abolición del sistema feudal, cuando los antiguos señores las utilizan para defender sus intereses y ocupar los espacios donde no llega el Estado. Además de remunerar a estos delincuentes, los poderosos los defenderán de la justicia. Así, la mafia se configura como un verdadero poder paralelo que a lo largo de los años va transformándose y consolidando su “código de honor”, su ley del silencio (omertà), y sus métodos violentos. En la primera etapa (1860-1946) la mafia rural se basaba en beneficios agrarios y asesinó ya a parlamentarios y banqueros. Con la masiva emigración a Estados Unidos, la Onorata Società se convierte en la organización criminal más poderosa de aquel país. Los capos sicilianos ayudaron a la invasión americana de Sicilia en la II Guerra Mundial. La segunda etapa va desde el final de la guerra hasta 1977, con la figura de Lucky Luciano, que emigró de Palermo a Estados Unidos convirtiéndose en el jefe de la Cosa Nostra americana, donde controlaba el juego, la prostitución y las drogas. Es condenado a 30 años, pero se le deja en liberad y vuelve a Sicilia, donde transforma la organización, de rural a urbana, ampliando el negocio del tráfico de heroína y de las comisiones en obras públicas. En esta época la mafia apoyó el movimiento separatista, para más tarde, con un sentido más práctico, pasar a  apoyar a la dominante Democracia Cristiana.

Finalmente, a partir de 1977, la organización se internacionalizó, basando sus ingresos en la heroína, el tráfico de armas, la compra de sociedades financieras y las inversiones bursátiles. Como reacción a la ley antimafia y el macroproceso de Palermo, Cosa Nostra inicia una lucha abierta contra el Estado, en la que será la década más sangrienta de su historia, la etapa de los cadaveri eccelenti. Solo en 1983 se contabilizan 330 asesinatos en ajustes de cuentas., y en 1985 casi 500 muertos. En 1986, gracias al arrojo de dos jóvenes magistrados, Giovanni Falcone y Paolo Borselino, comienza el primer gran proceso en el que son condenados 474 fuorilegge. Esto fue posible gracias al testimonio de 25 pentati, que desvelaron ante el tribunal los secretos de la organización. En mayo de 1992 es asesinado el juez especial antimafia Falcone, “el hombre más protegido de Italia” vuela por los aires junto con su esposa y tres escoltas en la autopista del aeropuerto. Le sigue su sucesor Paolo Borselino. La sociedad y el Gobierno reaccionan. En Palermo y Catania se eligen alcaldes que luchan contra el crimen. Se detienen a algunos de los capos más destacados, y se relaciona a hombres de Estado (entre ellos a Giulio Andreotti) con la mafia.

Aunque todo parece pertenecer al pasado, la mafia sigue ahí. Han cambiado los negocios, las brutales formas, los enfrentamientos entre clanes, pero la Cosa Nostra sigue ahí, solo que se ha hecho invisible. Hay que recordar hace unos pocos años cuando Bernardo Provenzano, el sanguinario capo di tuttu, buscado durante 40 años por miles de policías, se ocultaba con su familia en una minúscula casa a 2 km de Corleone, … y nadie sabía que estaba allí. Aunque no han desaparecido la extorsión a propietarios y comerciantes, hoy son las obras públicas, financiadas por Roma o Bruselas, el gran negocio. Los contratos y subcontratos para carreteras, aeropuertos u hospitales, están siempre bajo el control de los “tíos de Sicilia” El futuro de la lucha antimafia es incierto. La Societá está bien activa, y continúa la vergonzosa tradición de la vinculación de los políticos a Cosa Nostra.

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