Las especias han sido parte de la vida humana a lo largo de su historia, y hoy en día siguen siendo ampliamente utilizadas por sus propiedades conservantes, aromatizantes, potenciadoras del sabor e incluso, por sus conocidas propiedades terapéuticas.
Cargada con toda la espectacularidad y el misterio del mundo antiguo, la ruta de las especias se abrió paso a través de Indonesia, Malasia, Sri Lanka, India, Ghana, Iraq, Egipto e Italia, transportando especias de Oriente al mundo árabe, romano, egipcio y griego. La misma palabra nos sigue evocando el eco de un sorprendente pasado de riquezas y aventura.
Al principio, los comerciantes lograban esconder la verdadera procedencia de las especias, asociando su origen a historias fantásticas. Se generó el misterio de las “islas secretas de la especia”, lo cual les aseguraba el control del intercambio, y le añadía más valor a los exóticos productos como el jengibre, el cardamomo, la canela, la pimienta o la cúrcuma.
La historia del comercio de especias tiene mucho de impulsivo, de tentador y de intenso, como los aromas y sabores que ellas desprenden, que desde siempre han cautivado al ser humano. Exploradores, pusieron en peligro sus vidas explorando abrir nuevas rutas de intercambio de especias; faraones y reinas deleitaron sus paladares con semillas y polvos exóticos, mientras que chamanes, hechiceros y médicos los utilizaban para perfumar momias o espantar una plaga. Islas enteras y regiones fueron colonizadas para su explotación; se generaron tensiones y enfrentamientos entre imperios, que buscaron la forma de controlar este rentable comercio. Durante miles de años el afán de conseguir las preciadas especias se propagó por todo el planeta y lo transformó.
Hoy día, en una sociedad tan prosaica como la que vivimos, puede resultar un misterio que en el pasado haya ejercido una atracción tan poderosa, y se hayan dedicado tantas energías a algo aparentemente tan insignificante como las especias.
El origen
El origen de las especias y la utilización de ciertas hierbas como la albahaca o hierbabuena está ligado al Oriente del III milenio a.C. Desde China hasta Egipto o Sri Lanka, varios son los países donde se originaron los diversos tipos de especias y plantas aromáticas. Así, en el Antiguo Egipto se usaban para condimentar alimentos, como cosméticos e incluso en lociones relacionadas con el embalsamamiento.
A partir del II milenio, la comercialización de hierbas y especias contó con diferentes rutas de distribución en las distintas zonas del planeta. Una de ellas partía por mar desde China y alcanzaba las costas de India. Desde allí, los comerciantes árabes seguían rutas terrestres para introducir estos productos en Europa Oriental. La civilización fenicia llevaría las especias a todas las costas mediterráneas durante la transición del II al I milenio a.C., aunque el control sobre la entrada desde Oriente seguía estando en poder de los árabes. Éstos transmitieron increíbles leyendas sobre las especias para incrementar su mística y atractivo, y por tanto su margen comercial. Alejandría también formaba parte del engranaje. Esta ciudad fue transformada por los romanos en uno de los centros comerciales más destacados del mundo, desde donde se distribuían las especias indias a los mercados de Grecia y Roma.
Las culturas griega y romana adaptaron los mitos y ceremonias orientales al uso de determinadas especias y hierbas, empleándolas en sus ritos religiosos. La demanda se vio incrementada durante la dominación del Mediterráneo por parte de los romanos, forzando las rutas comerciales terrestres y creando puntos estratégicos que sirvieran de enlace para sus intereses económicos.
El comercio
Tras la caída del Imperio Romano, durante la Edad Media, Europa sufrió un estancamiento cultural y económico que hicieron retroceder los mercados especieros. Esto no ocurrió de la misma forma en los países árabes, ya que de la misma forma que el islam se extendía rápidamente hacia el noreste hasta Mesopotamia y Persia; y al oeste hasta Siria, Palestina y Egipto, aumentaba el comercio de especias y hierbas aromáticas.
Las cruzadas cristianas revitalizarían el interés europeo por estos productos lo que llevó a Venecia a vivir un momento de esplendor económico. A su puerto llegaban grandes cantidades de especias que eran compradas sobre todo por comerciantes alemanes. Esta situación se prolongó durante los siglos XIII y XIV, convirtiéndose las especias como el clavo, la canela, la nuez moscada, o la pimienta, en productos tan cotizados como la plata o el oro.
En el siglo XV la Ruta de las Especias se había convertido en un camino compartido por mercaderes de diversos países. Los mercaderes chinos se dirigían hacia las islas de las especias de Indonesia (islas Molucas, Java, Sumatra), y desde allí llevaban sus cargamentos hacia las costas del Sur de India (la actual Kerala) y Sri Lanka, donde comerciaban con los mercaderes árabes. Éstos, que tenían monopolizado el comercio con los europeos, estaban aliados con los venecianos.
Pero tenía que llegar el momento en que los europeos controlaran por completo el comercio de estos preciados condimentos. Con barcos más avanzados y una moderna tecnología de la navegación, podían cruzar océanos en busca de riqueza, y en aquellos momentos nada era más atractivo que las especias mágicas. Fueron los portugueses, y en concreto Vasco da Gama en 1498, quien estableció una nueva ruta marítima hasta la India bordeando África. Cuando desembarcó en suelo indio, anunció: “Vine por los cristianos y por las especias”. Desde ese momento Portugal fue quien controló el comercio de las especias de Oriente. Los portugueses buscaban sobre todo tres pequeños productos: clavo, nuez moscada y macia, todos procedentes de las islas Molucas, las “islas de las Especias”, al este de Indonesia, y de gran demanda porque daban un sabor distinto a la comida; además se pensaba que la nuez moscada curaba la peste.
Los mercaderes holandeses zarparon para las islas de las Especias en 1595 y 1598, y en ambas expediciones regresaron con lucrativas cargas, lo que llevó a la formación de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en 1602. Pero los portugueses cometieron un error determinante al contratar a los holandeses como mercaderes en Europa, lo que supuso que Portugal empezó a ser desplazado de la región que había dominado durante un siglo, pasando el control a manos holandesas, que la dominaron durante los dos siglos posteriores, hasta que fueron derrotados por los ingleses, en una larga guerra que duró 20 años.
Las especias en la historia española
La búsqueda de las preciadas especias puso en marcha hace 500 años una epopeya náutica que dio lugar a una globalización gastronómica sin precedentes. Así fue como el 20 de septiembre de 1519 la expedición, al mando de Fernando de Magallanes partió de Sanlúcar de Barrameda con cinco naves, con intención de circunnavegar el globo. Esta magna aventura de su tiempo fue coronada por Juan Sebastián Elcano, que consiguió llevar a término la expedición el 6 de septiembre de 1522 en su nao “Victoria”, junto con otros 12 supervivientes.
A la llegada, Elcano solicitó al rey Carlos I numerosos privilegios, de los cuales este le otorgó solo dos prebendas: una renta anual que Elcano nunca llegaría a percibir y la segunda, un escudo de armas que hoy día sigue luciendo el buque “Juan Sebastián Elcano”. En el buque se puede ver un yelmo con un globo terráqueo y el lema “primus circumdedisti me” (fuiste el primero en circundarme) y debajo de él un escudo con un castillo de oro en campo de gules, dos palos de canela cruzados, tres nueces moscadas y doce clavos de olor.
El escudo nos da la clave de la expedición marítima. Se trataba de descubrir una nueva ruta comercial desde Europa hasta las codiciadas islas de las especias sin pasar por el Índico, que en aquellos momentos controlaban los portugueses. Esto llevó a la búsqueda de alternativas marítimas, iniciativa a la que finalmente se lanzó España con una arriesgada expedición que, pese al enorme coste de vidas fue rentable con la carga de clavo, nuez moscada y pimienta que trajo la nao Victoria.
Aunque esto demuestra que la “Era de los Descubrimientos” tuvo mucho más que ver con la pimienta que con las ansias de cruzar el horizonte, lo cierto es que gracias al viaje de Magallanes y Elcano se pudo conocer la verdadera dimensión de la Tierra, y la auténtica ubicación de las Islas de las Especias. Ellos demostraron que se podía llegar a la fuente de las especias y que valía la pena perder cuatro naves, sendos capitanes y más de tres años si a cambio se traían a casa 53.000 libras de clavo.
El enigma del clavo encontrado en el desierto sirio
Una historia sorprendente que tiene que ver con un puñado de clavo encontrado en un recipiente quemado de cerámica enterrado en un pueblecito de Siria, a orillas del Éufrates. Un individuo llamado Puzurum, perdió su vivienda en un incendio devastador. Gracias a este incendio, las tablillas de barro inscritas que se encontraban en el interior de la casa se cocieron como en un horno, llegando hasta nuestros días en perfecto estado. Una de las tablillas hace referencia a un gobernante local conocido por otras fuentes como el rey Yadihk-Abu. Esto ha permitido datar el lugar, las tablillas y el puñado de clavo en torno al año 1720 antes de Cristo. Lo sorprendente de esto, es el hecho de que antes de la era moderna, el clavo solo crecía en cinco insignificantes islas volcánicas del archipiélago indonesio. Se trata de las islas Molucas, y estas islas son: Ternate, Tidore, Moti, Makian y Bacan, la mayor de las cuales no llega a 15 kilómetros de ancho. Estas islas, tan conocidas en el siglo XVI, en la época de Puzurum estaban fuera de sus sueños. Era la época en la que los escribas mesopotámicos registraban en escritura cuneiforme las aventuras de Gilgamesh, cuando el gigante elamita Humbaba acechaba en los bosques de cedros de Líbano, y muchos siglos antes de la invención de la brújula o los mapas, cuando el mundo era más grande, misterioso y desconocido de como es ahora, cuando el clavo llegó de los humeantes conos volcánicos de las Molucas, al abrasador desierto sirio. Cómo ocurrió tal cosa y quién lo llevó allí es una incógnita.
Las especias hoy
Por las especias se construyeron y perdieron patrimonios, se formaron y destruyeron imperios en el pasado, y al menos hasta el siglo XVI continuaron siendo un signo de distinción, pero poco a poco fue perdiendo protagonismo. Pero hoy en día ese encanto intemporal que las acompaña, parece que está viviendo una nueva “edad de oro” entre las nuevas generaciones. Con la afirmación y difusión de diferentes culturas gastronómicas, especialmente las orientales, la pasión por las especias está experimentando un nuevo renacimiento. Pimienta, cúrcuma, canela, azafrán, nuez moscada, comino: la globalización llena los estantes de los supermercados de estos olores, y se crean tiendas especializadas en todas las grandes ciudades. Las causas de este renovado éxito son esencialmente dos: por un lado, el creciente éxito de la cocina internacional y healthy (saludable) que ha favorecido la demandas de estos condimentos; por el otro, las preferencias gastronómicas de las nuevas generaciones, que ya tienen un poder adquisitivo para marcar los cambios del mercado.
En Estados Unidos aunque esto es aplicable a Europa, un tercio de las personas come alimentos étnicos al menos una vez a la semana, de ellos casi la mitad, está dispuesta a pagar más por una experiencia auténtica. Si Estados Unidos es el Imperio Romano de nuestro tiempo, parece que también está entrando en esa fase histórica en la que los cocineros se vuelven más importantes que los filósofos y los generales, y las especias más preciadas que los libros.
Experiencias viajeras con VAGAMUNDOS relacionadas con LA RUTA DE LAS ESPECIAS:
En cualquier viaje a Oriente, las especias inundarán nuestro paladar, nuestra vista, y nuestros sentidos, de forma constante: en los exóticos mercados, y en su sabrosa y deliciosa gastronomía, porque “sin especias, no hay Oriente”, así lo atestiguan los viejos mercados que, desde hace siglos, se levantan en muchas lugares de Indonesia, Sri Lanka, la India o Malasia.
- Un VIAJE POR INDONESIA, MALASIA Y SINGAPUR con VAGAMUNDOS
- Visitar mercados del Sur de la India, en ciudades como Mysore (Mercado Devaraja), o Cochín.
- Visitar un jardín de especias en Sri Lanka para descubrir usos alternativos de las especias más conocidas.
- Recibir un masaje ayurvédico con baños de vapor infusionado de especias en un centro especializado de Galle
- Imaginarse como un mercader en las antiguas callejuelas que rodean al mercado de de Khan El Khalili, en El Cairo (Egipto).
- Viajar a Malaca (Malasia), lugar con una destacada historia que se manifiesta en su riqueza monumental, así como en su población multicultural que incluye, malayos, indios, chinos, portugueses y sobre todo babanonyas (descendientes de los primeros comerciantes chinos que se casaron con mujeres malayas de al zona).