El monasterio de Rila , Patrimonio de la Humanidad | Libro de Viaje Vagamundos

Comenzamos nuestro Libro de Viaje, ya que del 17 al 28 de septiembre visitaremos Rumanía y Bulgaria y el día 18 de ese mes disfrutaremos de la visita al Monasterio de Rila.

Partimos hacia los frondosos bosques de Rila. Almuerzo en restaurante local. A la llegada visitaremos el Monasterio de Rila (DECLARADO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO EN 1983), el más célebre del país, que se eleva sobre un boscoso valle de los montes Rila y es, desde hace un milenio, un importante centro espiritual. El monasterio se fundó en el año 927 d.C. por San Juan de Rila, y constituye el ejemplo más importante de la arquitectura del resurgimiento nacional búlgaro.

San Juan de Rila (880-946), se retiró a este lugar para escapar de lo que él consideraba la degradación moral de la sociedad. Fue venerado por su sabiduría y sus dotes sanadoras. Sus seguidores le convencieron para establecer un monasterio. Tras su muerte, los peregrinos acudían a venerar sus restos, pues se creía que tenía poderes curativos. Gracias a las aportaciones de reyes, el monasterio fue creciendo hasta que las incursiones otomanas lo saquearon a finales del siglo XV. Fue restaurado con donaciones de la iglesia ortodoxa rusa. Este monasterio resultó clave en la salvaguarda de la cultura y la religión búlgaras y de la lucha contra la propagación del islamismo, convirtiéndose en el foco del Renacimiento búlgaro. Aquí se forjó el resurgir del sentimiento nacional durante el período de dominación otomana, que había de conducir a la reconstrucción de la Iglesia Nacional y, más tarde a la formación de un estado autónomo. El monasterio quedó devastado por el incendio de 1833, pero fue reconstruido gracias a las donaciones de particulares.

Protegido por un muro de 20 metros de altura, y con el telón de fondo de montañas neblinosas, se encuentra el complejo, similar al de una fortaleza medieval, con sus de 8.000 m2. Pero en el interior, ese rigor desaparece con la variedad de pórticos, arcos, pabellones y escalinatas que lo componen. Se accede por la puerta oeste (Dupnitsa), y se avanza sobre antiguas losas de piedras pulidas por los pies de los peregrinos, desde donde se contempla una primera imagen del conjunto. Llegamos al luminoso y amplio patio , que con su tracería de arcos con franjas rojas, blancas y negras, enmarca más de 300 celdas para los monjes, adornadas con frescos e incrustaciones de madera. Debido a las galerías con arcadas superpuestas en tres pisos, recuerda un monumental patio renacentista; un cuarto nivel con balconadas de madera, según el estilo de la zona balcánica, remata el conjunto.

En todo el complejo abundan los ciclos de frescos y pinturas, que desarrollan temas religiosos, así como de la vida cotidiana. Aquí se eleva la torre de Hrelyo, de 24 metros de altura; construida en piedra en 1335 por el señor feudal Hrelyo Dragoval es la estructura más antigua del monasterio. En el centro del patio se encuentra la Iglesia de la Natividad , construida entre 1834 y 1837, las obras se llevaron a cabo bajo la supervisión del maestro Pavel, que había trabajado en el monte Athos de Grecia. La iglesia, con sus inconfundibles arcadas blanquinegras y sus tres cúpulas amarillas, se levantó tomando como modelo las construcciones de tres naves y planta de cruz griega del monte Athos.

Los frescos exteriores, de vivos colores, representan escenas de parábolas de la Biblia. Posee tres ápsides simétricos y un espacioso nártex compuesto por elegantes arcadas. El iconostasio, de 10 metros de ancho, fue creado por maestros artesanos de Samokov y Bansko, y está enteramente decorado. Entre los numerosos arabescos y complicadas cornisas, figuran imágenes de santos cubiertas de piedras preciosas y de esmaltes. Treinta y seis escenas figurativas, imágenes de los reyes del Antiguo Testamento, de los apóstoles y los mártires, una suntuosa decoración floral, zoomorfa y antropomorfa, definen ese iconostasio de nogal para cuya elaboración se necesitaron cinco años de trabajo. La tres grandes cúpulas se dispusieron de manera que el iconostasio quedara bañado por el máximo de luz mientras el resto de la iglesia permanecía en la penumbra. También destaca la enorme lámpara de araña, bastante baja, decorada con huevos de avestruz. Los muros están cubiertos por iconos. Algunos pintados por artistas del siglo XIX, pero otros datan de épocas anteriores. De hecho se conserva un icono de la Virgen del siglo XII. En una capilla de la derecha se puede contemplar un iconostasio más pequeño, así como la tumba de Boris III, supuestamente envenenado por los nazis en 1944 por salvar a los judíos búlgaros, anunciada con una sencilla cruz de madera. También en su interior se encuentra la reliquia de san Juan, una urna de plata que contiene la mano izquierda de san Juan de Rila. En el siglo XVI, se realizó una peregrinación por Rusia con la mano derecha para obtener fondos para el monasterio. También visitaremos el Museo del Tesoro, que atesora una variada colección de piezas y documentos antiquísimos, tallas de madera del siglo XIV, figuras del Renacimiento Nacional o pergaminos que revelan la historia de este centro espiritual.

Pero la más importante joya es la Cruz de Rila , un formidable crucifijo de doble cara, de 81 cm, tallado a principios del siglo XIX, con agujas, a partir de una sola pieza de madera, con 36 escenas bíblicas y unas 600 figuras humanas, encerradas en diminutos marcos de plata. El monje Rafael terminó esta obra en 1802, después de 12 años de trabajo, que le costaron la vista. La colección también incluye otras veinte cruces en miniatura, cofres en plata, con joyas en los que se guardan Biblias antiguas y un cáliz con rubíes, así como refinados presentes de seda y oro enviados a Rila desde Rusia. La planta baja alberga piezas diversas como un mosquete de 2 metros y otras armas. Muy cerca se puede contemplar una colección de libros, el más antiguo data del siglo X, y está escrito en pergamino en el alfabeto glagolítico de las antiguas lenguas eslavas. Frente a él se expone la Suchava Tetra, una gran Biblia realizada en 1529, con una cubierta repujada en oro y esmalte que muestra a Cristo en la cruz con los cuatro evangelistas en las esquinas. Al final de la sala se sitúa un trono obispal del siglo XIV con incrustaciones de marfil que perteneció a la iglesia original del monasterio. Al lado se encuentran las hermosas puertas talladas de la torre de Hrelyo y dos iconos del siglo XIV de san Juan de Rila.

Alojamiento en HOTEL ANEL SOFIA.

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