La historia de Irán es una de las más dilatadas y prolijas del mundo y es, sobre todo, una crónica de antiguas y poderosas civilizaciones, del complicado avance del islam y de algunos de los nombres más heroicos de la historia universal, como Ciro el Grande, Alejandro Magno y Gengis Kan. Y en la época contemporánea, Irán ha salido de nuevo a la palestra y sigue siendo una pieza clave en una de las regiones más turbulentas del mundo. Vamos a conocer cronológicamente la historia de este fascinante país.
3200 a.C. a 2700 a.C.: se desarrolla la civilización Proto-elamita.
Siglo VIII a.C.: tras acabar con el poder asirio, varias tribus iranias forman el imperio Medo, simbolizado por la toma de la ciudad de Nínive.
Siglo VII a.C. a siglo IV a.C.: surge el imperio Persa.
Siglo II a.C.: varios pueblos hablan dialectos del Persa antiguo.
224-651: Persia es gobernada por la dinastía Sasánida y el Zoroastrismo es la religión dominante.
Se inicia el control musulmán
Un capítulo crucial en la historia persa empezó en 637, cuando los árabes derrotaron a los sasánidas en al-Qadisiyya, a la que siguió una victoria en Nahavand, cerca de Hamadán, que puso fin al poder sasánida.
En 632, cuando murió Mahoma, la mayoría de los árabes era firme seguidora del islam. Los persas se sentían a gusto con la cultura y la religión islámicas y no les costó cambiar las enseñanzas de Zoroastro por las de Mahoma. Solo las ciudades de Yazd y Kermán (que se aferraron al zoroastrismo algunos siglos más) y algunas tribus de las montañas siguieron profesando sus antiguas religiones. A medida que se extendían rápidamente por todo Oriente Medio, los árabes adoptaron la arquitectura, las artes y las prácticas administrativas sasánidas.
637: la conquista musulmana de Persia termina poniendo fin a la dinastía Sasánida.
Siglo IX: surge la lengua persa moderna (o Farsi), que se escribe utilizando una variante del alfabeto árabe.
Siglos IX al XIII: declive del Califato Islámico y el surgimiento de las dinastías de los Turco-Selyúcidas.
1220: invasión de las fuerzas mongoles de Genghis Khan.
A principios del siglo XIII, el Imperio selyúcida llegó a su cruento final cuando los mongoles avanzaron por la meseta iraní, dejando un rastro de sangrienta devastación y miles de cabezas cortadas a su paso. Bajo el liderazgo primero de Gengis Kan y luego de sus nietos, incluido Hulagu, los mongoles se apoderaron de toda Persia, formando así un imperio que se extendía desde Pekín hasta Estambul. Con el tiempo establecieron su capital en Tabriz. Fue Hulagu Kan quien puso fin al furtivo poder de los ismailitas nizaríes, destruyendo los castillos que tenían en los alrededores de Alamut. Tras flirtear con el cristianismo y el budismo, Hulagu se vio obligado a adoptar el islam por la presión social. Se nombró a sí mismo il khan (kan provincial o gobernante, sustituyendo al gran kan de Mongolia), nombre que más adelante adoptó toda la dinastía de los ilkanes (1256-1335).
Los mongoles destruyeron muchas de las ciudades que conquistaron, borrando gran parte de la historia documentada de Persia. Sin embargo, también fueron grandes mecenas artísticos y dejaron muchos monumentos, como el maravilloso mausoleo de öljeitü en Soltaniyeh. Durante su gobierno, el farsi sustituyó al árabe como lengua vehicular. El imperio se fragmentó cuando Abu Said murió sin sucesor y sucumbió a las fuerzas invasoras del este lideradas por Tamerlán, que derrotó a los turcos otomanos en 1402. Tamerlán provenía de un clan mongol de influencias turcas de lo que actualmente es Uzbekistán y trasladó la capital a Qazvín. Fue otro de los contradictorios líderes que gobernó Persia durante años: un entusiasta mecenas de las artes y uno de los mayores asesinos de la historia (según dicen, 70 000 personas fueron ejecutadas tras una rebelión en Isfahán).
En 1405, cuando murió Tamerlán, el imperio empezó a tambalearse. En el este de Irán, los timúridas se aferraron al poder durante varias décadas, manteniendo su apoyo al arte persa, en especial a los miniaturistas de Shiraz. Gohar Shad, esposa de uno de los gobernantes timúridas, mandó construir la hermosa mezquita del santuario de Mashhad dedicado al imán Reza.
1501: el Shah Ismail I se convierte en el primer gobernante de la dinastía islámica de los Safávidas y el Chiísmo es declarado religión de estado.
Un jeque sufí llamado Safioddín Ardabilí (m. 1334) fue el fundador de la dinastía safávida, un poderosa rama chiita de Ardebil. Ismaíl, descendiente lejano de Safioddín Ardabilí, conquistó toda la zona central de Persia, desde Bagdad hasta Herāt (Afganistán). Gobernó como sah (r. 1502-1524) y, a pesar de ser derrotado por el sultán otomano Selim el Severo en la funesta batalla de Chaldiran (que inició 41 años de guerra, en los que perdió el control del este de Anatolia e Irak), su dinastía marcó el inicio de un gran renacimiento iraní.
Bajo el gobierno del hijo de Ismaíl, Tahmasp (r. 1524-1576), la capital se trasladó de Tabriz a Qazvin, y los reyes europeos empezaron a interesarse por Persia. Los safávidas alcanzaron su momento culminante con el brillante sah Abbas I (Abbas el Grande, r. 1587-1629), quien, siguiendo los consejos militares del aventurero inglés Robert Shirley, derrotó a las diversas facciones turcas y turcomanas para crear lo que se considera el tercer Imperio persa.
Los safávidas instauraron el chiismo como religión oficial de Persia, lo que les hizo enfrentarse regularmente al Imperio otomano sunita, y auspiciaron un renovado florecimiento del arte y la arquitectura. Abás trasladó la capital a Isfahán y comenzó a reconstruir la ciudad alrededor de la plaza Naqsh-e Jahan (del Imán).
Las potencias europeas empezaron a ver en Persia un interesante mercado. Las empresas inglesas obtuvieron concesiones y el comercio aumentó. El Imperio safávida continuó durante casi un siglo tras la muerte de Abbas, pero fue un período de luchas políticas y rivalidades internas. En 1722, los afganos asediaron Isfahán y al final se hicieron con el control de la ciudad, matando a miles de personas pero preservando sus maravillas arquitectónicas.
1639: el Tratado de Qasr-e Shirin, o el Tratado de Zuhab, pone fin a cerca de 150 años de guerra contra el imperio Otomano. Se debilita el poder de la realeza.
1828: después de la segunda guerra ruso-persa, Irán cede control del Cáucaso a Rusia.
1907: se introduce una Constitución que limita el poder absoluto de las dinastías persas.
1921: el jefe militar Reza Khan toma el poder en un golpe de estado y en 1925 se depone oficialmente al shah Ahmad Mirza, lo que da inicio a la dinastía Pahlavi.
Desde este año, cuando dio el golpe de Estado para acabar con el gobierno de los Kayar, Reza Khan, un militar sin mucha formación, pero muy astuto, fue, oficiosamente, el rey de Persia. En principio nombró a un primer ministro que era un mero títere, pero en 1923 fue él quien asumió el cargo, hasta que en 1925 se coronó a sí mismo, como Napoleón, como primer shah de la dinastía Pahlevi.
1926: Reza Khan es coronado shah Reza Pahlavi y su hijo Mohamed, es proclamado príncipe heredero.
1935: la antigua Persia adopta el nombre oficial de Irán.
El último shah
1941: durante la Segunda Guerra Mundial la postura a favor el Eje germano-italiano, lleva a la ocupa.C.ión anglo-rusa de Irán y al derrocamiento del shah, en favor de su hijo, Mohamed Reza Pahlevi.
1951: el parlamento decreta la nacionalización de la industria petrolera, que en su mayor parte estaba bajo el poder de la compañía británica “Anglo-Iranian Oil Company”. En respuesta, el Reino Unido impone un bloqueo comercial. El shah huye del país.
Cuando el primer ministro Ali Razmara fue asesinado en 1951, el nacionalista Mohammad Mosaddeq, de 70 años, líder del Movimiento del Frente Nacional, subió al poder tras haber prometido nacionalizar la muy rentable Anglo-Iranian Oil Company (más adelante British Petroleum). Sin embargo, dos años más tarde fue derrocado por un golpe de Estado orquestado por la CIA y Gran Bretaña.
Con la desaparición de Mosaddeq, el gobierno de EE UU alentó al sah a seguir adelante con un programa de modernización económico-social llamado la Revolución Blanca, porque se iba a implementar sin derramar sangre. Muchos iraníes recuerdan este período con cariño por las reformas, como una mayor emancipación de la mujer y la alfabetización. Sin embargo, para una población musulmana conservadora y básicamente rural, fueron demasiado rápidas. Las instituciones religiosas y los ulemas también se opusieron a las reformas agrarias que les privaban de derechos y a las reformas electorales que concedían el voto a los no musulmanes.
1953: El primer ministro Mohamed Mossadeq es derrocado en un golpe de Estado auspiciado por los británicos y los servicios de inteligencia de Estados Unidos. El General Fazlollah Zahedi es proclamado como primer ministro y el shah regresa a Irán. Campaña de modernización.
1963: el shah se embarca en una campaña de modernización económica y social del país, así como su occcidentalización.
En 1971, el shah organizó una serie de ostentosos actos para celebrar los 2.500 años de la fundación el Imperio persa, esperando avivar así la llama del nacionalismo. Más de 60 reyes y jefes de Estado de todo el mundo asistieron a la conmemoración, que se celebró en una lujosa tienda de campaña construida para la ocasión en Persépolis. La cobertura de la noticia llevó la cultura iraní a todo el mundo, pero en el país alentó a los que veían al shah como un derrochador.
1978: las políticas del shah alienan al clero y su autoritarismo motiva protestas masivas, huelgas y disturbios. Se impone la ley marcial.
El shah se va, Jomeini regresa
Mientras la economía se debilitaba, la oposición ganaba confianza y organizaba masivas manifestaciones y sabotajes a pequeña escala. El shah respondió con una contundencia brutal y su servicio de inteligencia, el Savak, se hizo famoso por torturar y asesinar. En noviembre de 1978 impuso la ley marcial y cientos de manifestantes fueron asesinados en Teherán, Qom y Tabriz. El hasta entonces constante apoyo de EE UU empezó a flaquear y, en diciembre, el shah, desesperado, nombró primer ministro a Shapur Bajtiar, un veterano político de la oposición. Pero ya era demasiado tarde. El 16 de enero de 1979 (actualmente fiesta nacional), el shah Mohammad Reza Pahlevi y su tercera esposa, Farah Diba, abandonaron el país.
1979-enero: a medida que la situación política se deteriora, el shah y su familia se ven obligados a exiliarse.
1979-febrero: el fundamentalista islámico, el Ayatolá Ruhollah Jomeini, regresa a Irán después de 14 años de exilio en Irak y Francia por oponerse al régimen.
Las frecuentes apariciones de Jomeini en la BBC persa lo habían convertido en el líder espiritual de la oposición. A sus 76 años, todo el mundo esperaba que, una vez expulsado el shah, asumiría un rol no intervencionista, más propio de un estadista. Sin embargo, estaban equivocados. El 1 de febrero de 1979, cuando regresó a Irán, Jomeini explicó a las exultantes masas su visión de un nuevo Irán libre de influencias extranjeras y fiel al islam: “De ahora en adelante seré yo quien nombre al Gobierno“.
1979-abril: se proclama la República Islámica de Irán, tras un referéndum.
1979-noviembre: militantes islámicos exigen la extradición del Shah, quien se encuentra en Estados Unidos. Para ello, toman 52 rehenes en la embajada de Estados Unidos en Teherán. La guerra entre Irán e Irak
1980-julio: El shah mure de cáncer, exiliado en Egipto.
1980-septiembre: Irak invade Irán y da inicio a una guerra de ocho años.
En este año, aprovechando el caos interno de Irán, el presidente iraquí Saddam Hussein invadió la provincia de Juzestán, muy rica en petróleo, afirmando que era una zona que históricamente pertenecía a Irak. Fue un catastrófico error de cálculo que se tradujo en ocho años de guerra. Irónicamente, la invasión fue fundamental para consolidar el apoyo a la hasta entonces débil Revolución islámica, ya que proporcionó un enemigo común contra el que luchar y una ocasión para difundir la Revolución por la fuerza de las armas. Irak estaba mejor equipado, pero Irán contaba con una mayor población y un sentido de rectitud y fervor religioso avivado por sus mulás.
La lucha fue feroz; se utilizó gas venenoso y la guerra de trincheras, algo que no se veía desde la I Guerra Mundial. Los voluntarios islámicos (los basijis), algunos con solo 13 años, decidieron limpiar los campos minados avanzando por ellos, confiando en que irían al cielo como mártires. En julio de 1982, Irán obligó a retroceder a los iraquíes hasta la frontera, pero en lugar de aceptar la paz, amplió su ofensiva para ocupar Nayaf y Kerbala, dos importantes centros de peregrinación chiita.
La guerra duró seis años más. Millones de iraníes perdieron sus hogares y empleos, y unos 1,2 millones huyeron de la zona de guerra; muchos se trasladaron permanentemente a la lejana Mashhad. Finalmente, a mediados de 1988, se negoció un alto el fuego, aunque los prisioneros aún seguían siendo objeto de intercambio en el año 2003.
1981: liberación de los rehenes estadounidenses tras 444 días en cautiverio. El republicano Ronald Reagan asume la Presidencia.
1985: EE.UU. y la Unión Soviética interrumpen la venta de equipo militar a Irán. Sin embargo, Washington intercambia armas para los contras nicaragüenses a cambio de la liberación de rehenes en el Líbano. Esto se convierte en el escándalo conocido como Irangate o el caso Irán-Contras.
1989-junio: muere el Ayatolá Jomeini. El presidente Alí Jamenei es designado como el líder supremo.
1989-agosto: Alí Akbar Hashemi Rafsanjani es juramentado como el nuevo presidente.
1990-junio: Irán sufre un terremoto que deja al menos 40.000 muertos.
1990-septiembre: Irán e Irak reestablecen vínculos diplomáticos.
Sanciones
1995: Estados Unidos impone sanciones petroleras y comerciales por un presunto apoyo al “terrorismo“, al tratar de adquirir material nuclear y minar el proceso de paz en Medio Oriente. Teherán rechaza los cargos.
1997: Mohamed Jatamí arrasa en los comicios presidenciales, obteniendo el 70% del voto para vencer a la élite conservadora.
2000: los seguidores de Jatamí y grupos liberales ganan las elecciones parlamentarias por primera vez desde la Revolución Islámica de 1979.
2001: reelección del presidente Jatamí.
2002-enero: el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, califica a Irán, Irak y Corea del Norte como el “eje del mal“.
2002-septiembre: Técnicos rusos comienzan la construcción del primer reactor nuclear de Irán, pese a las objeciones de Washington.
2003-octubre: Shirin Ebadi se convierte en el primer iraní en obtener un Premio Nóbel de la Paz por su campaña a favor de la mujer en su país. Fue jueza desde 1975 hasta su destitución tras la Revolución de 1979.
2003-noviembre: Irán anuncia la suspensión de su programa de enriquecimiento de uranio. La OIEA afirma que no hay evidencia de un programa de armas.
2003-diciembre: 40.000 personas mueren en un terremoto que destruyó la antigua ciudad de Bam, al sureste de Irán.
El resurgimiento de los conservadores
2004: los conservadores recuperaran el control del parlamento en unas polémicas elecciones. Miles de candidatos reformistas son proscriptos por el Consejo de Guardianes.
2005-junio: el alcalde ultraconservador de Teherán, Mahmoud Ahmadinejad, gana la presidencia en la segunda vuelta.
2005-agosto: Teherán anuncia la reanudación de su programa de conversión de uranio en la planta de Isfahan, e insiste en que el programa tiene fines pacíficos. La OIEA afirma que Irán está violando el Tratado de No Proliferación Nuclear.
2006: el Consejo de Seguridad de la ONU vota para imponer sanciones. Irán critica la resolución y promete acelerar el trabajo de enriquecimiento de uranio.
2007-junio: la OIEA afirma que Irán tiene el poder para desarrollar un arma nuclear en un período de tres a ocho años.
2007-octubre: Estados Unidos anuncia nuevas sanciones contra Irán, las más duras desde las impuestas hace casi 30 años.
2007-diciembre: un nuevo informe de inteligencia EE.UU. desestima la percepción de amenaza nuclear planteada por Irán.
2008-febrero: Irán lanza un cohete espacial para poner en órbita un satélite de investigación. Washington describe el lanzamiento como “lamentable”.
2008-marzo: el presidente Ahmadinejad hace una visita oficial sin precedentes a Irak, en la que pide que las tropas extranjeras se retiren. Por otra parte, enfatiza el deseo de su gobierno de ayudar a reconstruir Irak y firma varios de acuerdos de cooperación.
Noviembre de 2008 – El presidente Mahmud Ahmadinejad felicita a Barack Obama por su triunfo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Marzo de 2009: Barack Obama ofreció a Irán “un nuevo comienzo” en las relaciones entre Washington y Teherán en un mensaje de video dirigido al pueblo iraní.
Junio de 2009: Obama reiteró que su país está dispuesto a avanzar en el diálogo sin “precondiciones” con Teherán, durante un discurso que pronunció en Egipto. Reconoció también el derecho de Irán y otros países al poderío nuclear con fines pacíficos.
Ahmadineyad se aferró al poder y, poco a poco, el peso de la represión acabó venciendo a la oposición: el Movimiento Verde se disolvió o pasó a la clandestinidad. Ese mismo año, el Gobierno iraní confirmó las sospechas internacionales de estar construyendo una planta de enriquecimiento de uranio cerca de Qom. Fuera o no esa la intención del Gobierno, el asunto desvió la atención de la polémica cuestión de las reformas político-sociales y se centró en la de un país conflictivo y con problemas con la comunidad internacional decidido a afirmar su soberanía. Desde entonces, el programa nuclear y su relación con el resto de los países han mantenido a Irán en los titulares y en el centro de la suspicacia internacional.
El movimiento reformista había resultado severamente dañado por las consecuencias del fracaso del Movimiento Verde de aumentar su poder en el 2009. Aun así, la inestabilidad existente en la sociedad iraní moderna reformistas liberales con poder en las ciudades frente a religiosos conservadores y sus comunidades rurales simplemente no desaparecerá y es poco probable que lo haga a corto plazo. En el 2015, el reformista Hasan Rouhani ganó las elecciones generales mientras el péndulo volvía a moverse a favor de los que defienden la reforma de la República Islámica.