Frida Kahlo & Diego Rivera

Se trata de dos de los artistas más importantes de la historia de México. Sus vidas, llenas de amor y desamor, se conjugan en un romance plagado de peleas y reconciliaciones, de pasión y de infidelidad, pero que al final los uniría para siempre.

Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón nació en Coyoacán, México, el 6 de julio de 1907; siendo la tercera de cuatro hijas: Matilde, Adriana y Cristina, del matrimonio entre Matilde Calderón y Guillermo Kahlo, apasionado fotógrafo de origen alemán, quien le enseñaría su profesión. Desde temprana edad, Frida tendría que enfrentarse a graves problemas: a la edad de seis años enfermó de poliomielitis, lo que le provocó el adelgazamiento de su pierna derecha, que intentó ocultar vistiendo pantalones y después con largas faldas. 

En 1925 sufrió un grave accidente cuando el autobús en el que viajaba fue arrollado por un tranvía. Los efectos del atropeyo la dejaron unida al dolor y la enfermedad de por vida, con numerosas recaídas y 32 operaciones. Fue entonces cuando comenzó a pintar, copiando su rostro de un espejo puesto en el dosel de la cama. A lo largo de su vida pintaría muchísimos autorretratos, en los que refleja todas las dificultades que sufrió en su azarosa vida.

Mientras tanto, Diego Rivera recorría el mundo, y se relacionaba con personajes como Picasso o Valle Inclán; en su estancia en París conoció a la pintora rusa Angelina Petrovna Belovna, con quien más tarde se casaría y tendría un hijo, que muere al año de nacer. Estando casado, mantiene una relación con la pintora Marevna Vorobe-Stebelska, y tiene una hija con ella. En 1922, Diego regresa a México donde  es contratado para pintar el que será su primer mural en la Escuela Nacional Preparatoria, la misma escuela donde estudiaba Frida. Rivera tiene 36 años y Frida 15. Salvo algunas conversaciones, no pasa nada entre ellos. Ese mismo año se casa por segunda vez, con Guadalupe Marín, con la que tiene dos hijas.

Tres años después de su accidente, Frida Kahlo conoce a Diego Rivera, que queda impresionado por su talento. Al poco tiempo de conocerse deciden casarse. La boda se celebra el 21 de agosto de 1929. Ella tiene 22 años, él 43. En plena boda irrumpe su ex esposa Lupe Marín, que le levanta la falda a la novia y muestra sus piernas, una más delgada que la otra como secuela de la espina bífida que padecía: “Miren esos dos palitos. Es lo que tiene Diego en vez de piernas”. A partir de aquí, las vidas del Elefante y la Paloma, como se les llamaba por su gran diferencia de tamaño (él pesaba más de 120 kilos) quedaron unidas durante 25 años.

Frida consigue, por un tiempo, que Rivera abandone sus constantes amoríos. Pero la cabra tira al monte, y no tardó en continuar con la larga lista de amantes pasajeras. Eran jóvenes pintoras de “talento sobrenatural”, dirá Frida, talento que “siempre está en razón directa de la temperatura de sus bajos”, agregaba.

En 1930 queda embarazada, pero a los tres meses la convencen para abortar, ya que el feto se encontraba mal colocado y su vida corría riesgo. Después del cuarto aborto se convenció de que nunca podría tener hijos, con lo que sumaba un nuevo dolor a su vida.

La fama de Rivera creció, y es reclamado para trabajar en Estados Unidos, donde se establece la pareja hasta 1934, año en que regresan a México. Al año siguiente Frida descubre que su marido mantenía una relación con su hermana pequeña, Cristina. Este hecho la hundió en la depresión. A partir de entonces tomó una decisión: seguirían juntos pero su matrimonio sería una relación abierta en la que cada uno haría su vida.

Frida comenzó a mantener relaciones tanto con hombres como con mujeres, lo que despertó los celos de Diego Rivera. En 1937 llega a México, huyendo de Stalin, León Trotski. Fueron las gestiones del pintor, gran admirador del líder revolucionario, ante el gobierno mexicano lo que permitió que Trotski pudiera establecerse en México. Kahlo inicia una breve pero apasionada relación amorosa con Trotski, lo que encolerizó a su marido, que estallará en celos. Intercambiaban cartas de amor clandestinas dentro de los libros. Entre ellos hablaban en inglés, para desconcierto de sus respectivos cónyuges.

Aunque la gran debilidad de Frida durante casi una década fue el fotógrafo neoyorquino Nickolas Muray. Amigo y amante de Frida, la inmortaliza en una serie de fotografías entre 1937 y 1946 en los que capta la esencia de Frida como mujer, su identidad con la cultura mexicana y su talento para el autorretrato. En mayo de 1931 Frida le escribe: “Nick, te amo como a un ángel… nunca, nunca te olvidaré, eres mi vida y ojalá que nunca lo olvides”.

En 1939 el matrimonio entre Rivera y Kahlo naufragó y ambos acuerdan divorciarse.  Frida regresa a la Casa Azul, retirándose del mundo, pero su angustia demuestra ser el alimento perfecto para su creatividad. Crea decenas de obras, algunas de ellas obras maestras como “Autorretrato con pelo corto” y “La mesa herida”, que representa la devastación emocional que había experimentado a manos de su marido. A pesar de todo no logra el reconocimiento. Cae en el desánimo y el alcohol y las drogas: “Diego me ha hecho sufrir tanto que no puedo perdonarlo fácilmente, pero todavía lo quiero más que a mi vida, él lo sabe bien y por eso se encaja”, confiesa Frida.

Un año después, el 21 de agosto de 1940, León Trotski es asesinado, y ella es interrogada por la policía de forma muy dura. Diego Rivera, que en aquel momento se hallaba viviendo en San Francisco realizando un mural, la convenció para que se fuera a vivir con él, a pesar de que el pintor mantenía entonces relaciones con otras dos mujeres. Kahlo no lo dudó, fue a su encuentro y ese mismo año se casaron por segunda vez, pero en esta ocasión Frida impone sus reglas: no habrá sexo. Serán compañeros y amigos.

La lista de rumores de amantes de ambos lados se vuelve extensa. Diego, saldrá con la artista Rina Lazo. Frida vive un intenso y secreto romance con el pintor español Josep Bartoli. Y también con mujeres, como Chavela Vargas. “Extraordinaria, lesbiana, es más, se me antojó eróticamente”. Así la describe la artista en una carta al poeta Carlos Pellicer. Chavela quedó impactada al conocer a Frida, su primer amor: “Pensé que no era un ser de este mundo, sus cejas juntas eran como una golondrina en pleno vuelo”. Comparten un breve pero intenso romance, en el que llegan a vivir juntas, aunque finalmente Chavela se marcho: “no te puedo atar a mis muletas y a mi cama”.

Pero sus obras siguen mostrando el dolor por las aventuras de su esposo, del que sigue enamorada. Diego se declara a la exuberante actriz María Félix, con quien mantuvo también una relación. Incluso se llegó a rumorear que hubo un triángulo entre Frida, Diego y María, quien se quedaba en la Casa Azul con ambos por largas temporadas.

La salud de Frida es cada vez más delicada. En agonía casi constante e incapaz de ponerse de pie o sentarse durante largos períodos de tiempo, debido a su espalda, en 1945 vuela a Nueva York para someterse a una cirugía de última generación en la columna vertebral, pero la operación es un desastre y deja a Frida en peor estado. Esto inspira todavía más su creatividad. Su obra más famosa “La columna rota”, expresa el dolor emocional y físico que Frida estaba sufriendo.

En 1950 su salud empeora y se le diagnostica gangrena en el pie derecho. Ingresa en el hospital de la Ciudad de México, donde permanece un año entero. En abril de 1953, completamente extenuada, recibe la noticia de que se va a celebrar la primera exposición de su obra en la Galería de Arte Contemporáneo. Sus médicos le prohíben expresamente acudir a la exposición, insistiendo en que debe permanecer en cama. Ella, obedeciendo a sus médicos y en un célebre episodio aparece en la exposición siendo transportada en su cama con dosel.

Pero su salud cada día está más deteriorada, y en agosto de 1953 le tienen que amputar su pierna derecha, la más débil, por debajo de la rodilla. El dolor y el sufrimiento se hacen insoportables. Frida cae en una espiral de depresión e intenta quitarse la vida.  Pocos días antes de su muerte escribió en su diario: “Espero que la salida sea feliz y espero no volver jamás”.

El 13 de julio de 1954, Frida murió en su casa de Coyoacán, la célebre Casa Azul donde había nacido y vivido la mayor parte de su vida y que cuatro años después se convertiría en el Museo de Frida Kahlo. Sus cenizas fueron depositadas en la misma Casa Azul. Aunque oficialmente se registró su muerte como una embolia pulmonar, se cree que se suicidó por sobredosis.

“Fue el día más trágico de mi vida. Perdí a mi amada Frida para siempre”, recordará Diego Rivera en una entrevista.  “Tuve la suerte de amar a la mujer más maravillosa que he conocido. Pero desgraciadamente, no supe amarla a ella sola, pues he sido siempre incapaz de amar a una sola mujer”, confesó.

En 1955 Diego Rivera retomó su carrera de seductor, casándose por cuarta vez con una marchante de arte llamada Emma Hurtado, a la que, (obviamente) también le sería infiel. Diego Rivera murió el 24 de noviembre de 1957 en la Ciudad de México. Sus cenizas fueron llevadas a la Rotonda de Hombres Ilustres de la Ciudad de México. Así terminaba aquella relación tormentosa entre dos extraordinarios artistas.

La obra de Frida cayó durante un tiempo en el olvido, hasta que a partir de los años setenta se redescubrió, y desde entonces cada día ha sido más apreciada hasta superar el prestigio y fama de la obra de Diego Rivera. Frida Kahlo se ha convertido en una figura icónica y la mejor artista de la historia de México.

Experiencias únicas durante nuestro viaje a MÉXICO con VAGAMUNDOS:

  • Descubrir el inmenso patrimonio de CIUDAD DE MÉXICO, una ciudad abrumadora por extensión y grandeza, con una enorme riqueza cultural y artística. La Casa Museo Frida Kahlo, el Zócalo, la Catedral Metropolitana; el Palacio Nacional, con los murales de Diego Rivera; el Templo Mayor, el mayor santuario azteca; la Plaza de las Tres Culturas, la Basílica de Guadalupa
  • Perderte en el Museo Nacional de Arqueología, uno de los más importantes del mundo, donde descubrir las civilizaciones que han creado la riqueza cultural de México: olmecas, mayas, zapotecas o aztecas. Aquí se encuentra la Piedra del Sol azteca (mal llamado Calendario Azteca)
  • Sentir las energías místicas de TEOTIHUACÁN, el lugar donde “fueron creados los dioses”, una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica y de la cual se desconoce casi todo. Las asombrosas Pirámide del Sol y de la Luna, dominan la ciudad.
  • Pasear por las calle de la bellísima PUEBLA, ciudad criolla por excelencia con su bellos edificios coloniales y  la más esbelta y hermosa catedral de las construidas en Nueva España. Cerca de allí, otro lugar mítico como CHOLULA, que Cortés describiera como “la ciudad más bella fuera de España”, con la Pirámide de Tepanapa, la más grande de México, sepultada bajo una colina.
  • Perderte en OAXACA, otra hermosa ciudad colonial, con sus monumentos barrocos y arquitectura señorial, dentro de un ambiente donde se respira el sosiego y la tranquilidad. Una vez allí tendremos tiempo para recibir la energía telúrica que nos aportarán los antiguos yacimientos de Monte Albán y Mitla.
  • Navegar en lancha por una de las grandes maravillas naturales de América, como es el Cañón del Sumidero, una falla con muros que se elevan más de 1300 m desde la profundidad del río.
  • Ya en CHIAPAS, pasear por las calles adoquinadas de San Cristóbal de las Casas, una de las ciudades coloniales más apasionantes y conmovedoras que uno pueda encontrar.  Su embriagadora mezcla, indígena, colonial y cosmopolita la hacen única. Además, tenemos muy cerca los pueblos de San Juan Chamula y Zinacantán, donde se conservan las costumbres prehispánicas.
  • En medio de la espesa selva tropical, con las pirámides elevándose sobre la vegetación y con los gritos de los monos aulladores perturbando el silencio, disfrutar de la misteriosa belleza de PALENQUE, una de las más importantes ciudades mayas.
  • Otro centro arqueológico, plagado de simbolismo es UXMAL, un ejemplo singular del fabuloso esplendor artístico maya. El silencio y la soledad que envuelven estas ruinas contrastan con la animación que debió tener la metrópoli durante su época de esplendor.
  • Pasear por los centros históricos de dos de las dos villas coloniales más importantes de YUCATÁN, como son CAMPECHE Y MÉRIDA, dos bellas ciudades con sus estrechas callecitas adoquinadas y sus soleadas y alegres plazas.
  • Bañarte en las cristalinas aguas del cenote de Ik Kil, donde pequeñas cascadas caen desde el techo calizo envuelto en plantas colgantes.
  • Aunque no son nuestras ruinas favoritas, por lo masificadas, hay que reconocer que CHICHEN ITZÁ es uno de los centros ceremoniales más espectaculares de toda la antigüedad. Desde la imponente y monolítica Pirámide de Kukulcán (también conocida como El Castillo), donde la sombra del dios serpiente emplumada sube por las escaleras durante los equinoccios de primavera y otoño, el mayor Juego de la Pelota de Centroamérica, hasta el Cenote de los Sacrificios o el curioso Observatorio El Caracol, el legado de los astrónomos mayas resulta fascinante.
  • Tendrás la oportunidad de gozar de la auténtica COCINA MEXICANA. Nombrada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, cada región posee sus propios platos originales. Su cocina está basada en el maíz, los frijoles, el chile, a los que se añaden diversos ingredientes autóctonos. Pídete unos tamales, (masa de maíz cocida y rellena de carne o verduras), unas enchiladas, unos tacos o un guisado de carne acompañado de un buen mole. En general todos los platos se componen de arroz, frijoles y tortas de maíz pero encontrarás una gran variedad de sabores y picantes según la región donde te encuentres.
  • México es un auténtico paraíso para las COMPRAS con una infinita variedad de artesanías. Aquí podrás adquirir desde tejidos y joyas de plata y turquesa a tallas de madera, máscaras y otros artículos. La habilidad y creatividad de sus artesanos, te sorprenderán. Las mejores hamacas de hilo de algodón las puedes encontrar en Cancún. En Oaxaca, podremos encontrar su típica cerámica negra, máscaras de madera de variadas formas y colores, y bellas telas y bordados. La cerámica y alfarería de Puebla posee una gran (y merecida) fama; en San Cristóbal de las Casas, son famosos sus diseños de joyas de ámbar y jade.
  • Y después de esta hemorragia cultural y culinaria, disfrutar de un día a tu aire en CANCÚN, con un mar con miles de matices turquesas, las blancura deslumbrante de la arena compuesta de polvo de coral y muchísimas actividades que puedes realizar.

Compartir

Viajar con Vagamundos es mejor