Islas Galápagos en Ecuador, reserva natural Patrimonio de la Humanidad | Vagamundos Blog

Las Islas Galápagos se encuentran a 620 millas (1,000 kilómetros) del continente de América del Sur, pero un mundo aparte de cualquier otro lugar en la Tierra. El archipiélago y sus aguas circundantes, ubicadas donde convergen tres corrientes oceánicas, son famosas por las especies animales únicas que despertaron el interés de Charles Darwin en 1835. Décadas más tarde, Darwin se basó en sus experiencias aquí al escribir su histórica teoría de la evolución por selección natural.

Lo más emocionante para los visitantes es la falta de miedo e incluso curiosidad con la que los animales de Galápagos suelen considerar a los humanos. Los encuentros increíbles y cercanos son la norma aquí. Y aunque las islas son un laboratorio vivo de cambio evolutivo, sus ecosistemas se han mantenido notablemente sin cambios. Alrededor del 95 por ciento de la biodiversidad prehumana de las islas permanece intacta, una cifra notable. Pero incluso este paraíso no se ha mantenido totalmente virgen.

Las amenazas de altos niveles de turismo mal regulado (las islas dan la bienvenida a unos 100.000 visitantes anuales), la sobrepesca y la introducción de especies invasoras colocaron el sitio en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro en 2007.

Pero este primero de todos los sitios del Patrimonio Mundial ha experimentado algunos cambios positivos en los últimos años. El comité reconoció el progreso de Ecuador en el fortalecimiento de las medidas de conservación diseñadas para proteger el área invaluable, y las Galápagos fueron eliminadas de la lista de amenazas en julio de 2010.

Nunca es un mal momento para visitar, pero parte del plan del gobierno para proteger estas islas incluye limitar el número de visitantes a cada isla en un momento dado. Los itinerarios de los recorridos se coordinan teniendo en cuenta esta regulación, y la mayoría de los problemas de hacinamiento ocurren desde la temporada alta de mediados de junio hasta septiembre y nuevamente desde mediados de diciembre hasta mediados de enero.

De diciembre a mayo, las islas tienden a ser más tranquilas (a excepción del período de vacaciones mencionado anteriormente), pero el sol frecuente también se ve interrumpido por lluvias casi diarias. A medida que las temperaturas del agua cambian y las estaciones cambian, los diferentes tipos de vida silvestre se vuelven más o menos abundantes, por lo que vale la pena tener en cuenta una lista de especies “imprescindibles” al planificar su itinerario.

Las islas volcánicas activas albergan criaturas fascinantes que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra, incluidas iguanas marinas, tortugas gigantes, cormoranes no voladores y una gran variedad de pinzones. Darwin señaló que, aunque todas las islas compartían composiciones volcánicas, ambiente y clima similares, cada isla aislada albergaba su propio conjunto de especies únicas. Darwin sospechaba que estas especies se habían adaptado a una dieta única y al microambiente de su localidad.

Las posibilidades de campar libremente por las islas son limitadas debido a las normas de protección, pero existen guías que llevan al viajero a bucear en unas u otras zonas, dependiendo de sus habilidades y su resistencia. Los dos lugares clásicos en Isabela —asequibles a cualquier pericia— son Tintoreras y Los Túneles. El primero es un conjunto de islotes, muy cerca de Puerto Villamil. El segundo, unas formaciones geológicas creadas con lava que se alzan sobre las aguas poco profundas de la costa haciendo arcos, se encuentra en el extremo sur de la isla, a una hora en lancha. En ambos lugares la fauna marina es impresionante. Desde el ras de la superficie, con ese silencio casi místico que tiene la inmersión, se puede suspender el tiempo contemplando bandadas de mantarraya, tortugas gigantes de diferentes especies, erizos negros venenosos y tiburones dormidos sobre el fondo.

A otros lugares el turista puede acudir sin ayuda. En Isabela se tiene una vista privilegiada desde el mirador El Mango, levantado en un altozano del sur; la laguna de los flamencos ofrece la serenidad del paisaje; y en el Centro de Crianza de Tortugas se pueden observar algunas de las especies terrestres que dieron nombre a las islas. En Santa Cruz es recomendable ir a nadar a Las Grietas, una brecha abierta en mitad de la roca volcánica en la que algunos bañistas hacen saltos mortales, y a bahía Tortuga, una larga playa de arena suave donde a la caída del sol acuden las tortugas.

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