Viajaremos a Rusia en Junio de 2019. Os dejamos un artículo imprescindible de la historia rusa del siglo XX.
NICOLáS II, úLTIMO ZAR DE RUSIA.
Tras 75 años de leyendas y misterios sobre la suerte de la familia real rusa, el hallazgo de sus restos en Ekaterimburgo, puso punto final al misterio. Gracias a los avances científicos, se logró confirmar que los cuerpos hallados en 1979, pertenecían al último zar de Rusia, Nicolás II, y a cuatro miembros más de la familia Romanov. En 1979, dos historiadores encontraron una tumba, en la que presuntamente yacía, desde julio de 1918, dicha familia; sin embargo, esta solo fue abierta en 1991. En ella se hallaron nueve cuerpos: el del zar Nicolás II, su esposa la zarina Alejandra Fiodorovna y tres de sus hijas: Olga, Tatiana y María, además de los cadáveres del doctor Yevgueni Botkin, el criado Trupp, el cocinero Tijomírov y una camarera, quienes habían sido detenidos junto a la familia Romanov. Gracias al análisis del ADN extraído de los restos y comparado con una muestra de sangre del príncipe Felipe de Edimburgo, esposo de la Reina Isabel II de Inglaterra y sobrino nieto de la zarina, se logró la plena identificación de los restos de la familia real, terminando con el misterio que rondó a los Romanov durante casi ocho décadas desde su desaparición. Los investigadores concluyeron que entre los cuerpos hallados, faltaban los de Anastasia y Alexei, los otros dos hijos del zar, los cuales fueron encontrados en el año 2007.
304 años de reinado.
La dinastía de los Romanov se estableció en Moscú (Rusia) en 1613 con la coronación de Miguel I, hasta marzo de 1917, cuando Nicolás II fue obligado a abdicar. El último zar de Rusia llegó al trono en 1894, tras la muerte de su padre, Alejandro III. Era considerado inexperto en política, con una personalidad lábil y abstraída y con poca preparación para asumir el mando de una nación en plena transformación. Fue apodado ´Nicolás el Sanguinario´ y durante su mandato introdujo una constitución, creó un parlamento, tuvo que enfrentar una gran crisis económica y el inicio de la Primera Guerra Mundial. El zar fue duramente criticado por sus erróneas decisiones amparadas en la opinión de Grigori Rasputín, un monje que ganó la confianza de la familia real gracias a la zarina, quien creía que era un enviado de Dios. Luego de que el #39;Monje loco´ escuchara el rumor de que algunos miembros de la corte planeaban asesinarlo, profetizó que si estos lo asesinaban, como de hecho ocurrió el 30 de diciembre de 1916, su familia no viviría por más de dos años.
Asesinato de los Romanov.
En 1917 y después de las sucesivas derrotas de Rusia en la Primera Guerra Mundial, se originó la Revolución de Febrero, antesala de lo que luego sería la gran Revolución Rusa, instaurando un gobierno provisional liderado por Aleksandr Kérenski, un moderado revolucionario que acorraló al zar, quien decidió abdicar en favor de su hijo, lo cual no fue aceptado debido al estado de salud e inmadurez del zarevich. El zar se vio obligado a renunciar a sus derechos dinásticos y a los de su hijo, poniendo fin a la dinastía Romanov y al comienzo de la era de los soviets. Nicolás y su familia fueron apresados en el palacio de Alejandro en Tsárskoye Seló, en donde aún mantenían ciertos privilegios monárquicos. Tras la caída del gobierno, producto de la Revolución Bolchevique, los Romanov perdieron sus privilegios y en abril de 1918 fueron llevados a la Casa Ipátiev en Ekaterimburgo, donde durante la madrugada del 17 de julio de 1918 Nicolás II, su mujer, su hijo, sus cuatro hijas, el médico de la familia, un criado personal, la camarera de la zarina y el cocinero, fueron fusilados en el sótano de la casa, por orden de Yákov Mijáilovich Sverdlov, líder bolchevique. Para la ejecución se utilizaron 12 soldados, cada uno con la misión de disparar a un miembro específico de la familia real. Nicolás sobrevivió al primer impacto, y fue el mismo Sverdlov el que lo remató a quemarropa.
Anastasia y las impostoras.
Hasta la confirmación de la autenticidad de los cuerpos en 1993, los rusos creían que la familia estaba oculta en Siberia o en algún lugar de Europa. Sin embargo, las teorías sobre el destino de Alexei y Anastasia continuaron durante todo este tiempo. Por lo menos 10 impostoras aseguraron ser la joven duquesa, entre ellas, el caso más mediático fue el de Anna Anderson, quien fue internada en un hospital psiquiátrico en 1920, después de que intentara suicidarse en Berlín. La joven aseguraba que había sobrevivido al fusilamiento gracias a las joyas y piedras preciosas que escondía en su corsé, las cuales habían impedido que las balas la dañaran. Sin embargo, una investigación realizada en 1927 y financiada por el hermano de la zarina, Ernesto Luis de Hesse-Darmstadt, la identificó como Franziska Schanzkowska, una obrera polaca con un historial de enfermedades mentales.
La Iglesia Ortodoxa canonizó a los Romanov.
La Iglesia Ortodoxa rusa tuvo varias razones para canonizar a Nicolás II y a su familia, pese a no tener las características idóneas para obtener esta categoría. Se dice que en parte fue por la sumisión y resignación frente al martirio y también porque la Iglesia pensaba que este hecho traería paz y reconciliación a la población rusa, que cargaba con la culpa de esta masacre.