Viaje a Chipre, del 10 al 17 de mayo de 2019.
Viaje a Chipre, del 10 al 17 de mayo de 2019
Mencionada en la Biblia como Kitim, Chipre es, después de Sicilia y Cerdeña, la isla más grande del Mediterráneo. El cobre de sus minas y la excelente madera de sus cedros la convirtieron en enclave codiciado por fenicios, griegos, asirios, persas, egipcios y romanos, sucumbieron a los encantos de Afrodita, y encontraron en Chipre una base fundamental para sus estrategias bélicas, comerciales y políticas.
Hoy las huellas de aquellas civilizaciones están presentes en toda la isla. Su cultura es esencialmente griega, aunque tras la conquista otomana de 1571 y la invasión turca de 1974, la isla quedó dividida en dos sectores muy diferenciados: el de cultura griega, más europeo (y aceptado por la ONU) y el de cultura turca, más entroncado con Oriente, denominado República Turca del Norte de Chipre (únicamente reconocido por Turquía). Con una misma capital, Nicosia, separada por un muro similar al que dividió Berlín, y que desde el 30 de octubre de 2016, se convirtió en la única ciudad en el mundo con dos zonas horarias. A pesar de ello, apenas notaremos nada en el paso de un lado al otro.
Exploraremos la bellísima y desconocida Chipre, hogar de la diosa Afrodita: sus yacimientos arqueológicos, como el sitio neolítico de Choirokoitia, ciudades grecorromanas como Kourion, con su impresionante teatro; los mosaicos romanos de Pafos o Salamina con sus soberbias ruinas; tesoros bizantinos, castillos medievales, iglesias, abadías góticas, magníficas fortificaciones venecianas y recias construcciones otomanas.
Recorreremos la costa, con lugares mitológicos como “La Roca de Afrodita”, importantes ciudades portuarias como Lárnaca, Limasol, Kyrenia (“la perla del Mediterráneo”), o Farmagusta, con joyas de arquitectura góticas; la increíble diversidad de su paisaje, como los Montes Troodos, que esconden iglesias bizantinas con bellísimos frescos. Además, disfrutaremos de la proverbial amabilidad de sus gentes y de su destacada gastronomía, con una tradición vinícola que se remonta a la Antigua Grecia, que podremos comprobar en Omodos, donde disfrutaremos de una cata de vino local.