Continuamos nuestro recorrido por tierras turcas, y en esta quinta entrega de nuestro viaje os describiremos las visitas a Aspendos, que posee uno de los teatros más bellos y mejor conservados de la Antigüedad, además de un bonito acueducto romano; también visitaremos Perge, una de las ciudades más importantes en la historia cristiana. Pasearemos por el casco antiguo de Antalya, y visitaremos su Museo Arqueológico, uno de los más importantes de Turquía.
Otra fascinante ciudad antigua que visitaremos es Aphrodisias, dedicada a la diosa del amor, Afrodita. Uno de los puntos neurálgicos de esta entrega será Pamukkale, unas piscinas de travertino blanco que parecen de algodón. Aquí se encuentra Hierápolis, la antigua ciudad balnearia que también tendremos oportunidad de visitar.
DíA 10 – Antalya – Aspendos – Perge – Antalya
Desayuno buffet en el hotel.
Situada junto al río Euromedion, se encuentra Aspendos, ciudad fundada según la tradición por colonos procedentes de Argos. Fue dominada primero por los licios y después por los persas, que la conquistaron en el año 546 a.C.; Atenas la reconquistó en el 465 a.C. incorporándola a la Liga Délica, volviendo a caer bajo dominio persa en 411 a.C.; Alejandro Magno la capturó en 333 a.C. A la muerte del macedonio se convirtió en la ciudad más oriental del Reino de Pérgamo, y finalmente los romanos la tomaron en el 190 a.C., convirtiéndose en un importante enclave económico y cultural.
Visitaremos el impresionante teatro de Aspendos, sin duda uno de los más bellos y mejores conservados de la antigüedad. Construido hacia el 162 d.C., gracias a las inscripciones en sus paredes, sabemos que fue diseñado por el arquitecto griego Zenon, nacido en Aspendos, hijo de Teodoro. Las inscripciones también nos dicen que la obra fue financiada por dos acaudalados hermanos de la ciudad (Curtius Crispinus y Curtius Auspicatus), y dedicada a los Dioses y a la Familia imperial. Los selyúcidas lo restauraron utilizándolo como caravasar en el siglo XIII. La última restauración se llevó a cabo durante la década de 1930 por mandato de Atatürk.
A pesar de haber sido construido durante el dominio romano, el teatro muestra algunos elementos griegos como la forma de los graderíos; como era tradición, la tribuna del espectador fue excavada en la ladera oriental de la acrópolis. El resto, el escenario, la pared posterior y las torres que flanquean el teatro, se construyeron a partir de un sistema de arcos y bóvedas de piedra. La tribuna de espectadores está dividida en dos partes por una pasarela horizontal llamada diazoma.
La sección inferior contiene 20 filas de asientos, mientras que la superior tiene 21 filas. Con ello el teatro podía acoger hasta 12.000 espectadores. Su anchura es de 96 m. Además de las dos puertas principales, el teatro tenía otras dos puertas de salida que comunicaban directamente con la acrópolis. Su acústica es excepcional, de hecho desde 1995 acogía el Festival Internacional de Ballet y Opera, y otras actuaciones musicales y teatrales. Recientemente, las autoridades responsables de su conservación han decido abandonar las representaciones y dejarlo únicamente para visitas turísticas.
Posteriormente visita del acueducto romano, construido en el siglo II por Tiberio Claudio para llevar agua a la ciudad. Es el más importante de Anatolia. Tenía 30 km de longitud, y destacan las dos torres erigidas en los extremos que, con 30 m de altura, permitían controlar y regular el flujo del agua.
Continuamos en dirección a Perge, antigua ciudad situada junto al río Cestros (actual Aksu), que en el pasado disfrutó de gran prosperidad. Aunque se pensaba que fue fundada por guerreros de Troya, ahora sabemos que ya existía en la época hitita. La región fue habitada por los helenos procedentes del Epiro y de las costas de la Anatolia Occidental. En el siglo VI a.C. fue invadida por los licios y después por los persas. En el 333 a.C. fue conquistada por Alejando Magno. A la muerte del emperador pasó a manos de los Selucos y más tarde se incorporó al Reino de Pérgamo.
En el 188 a.C. comenzó la dominación romana, que construyeron gran cantidad de edificios; posteriormente se convirtió en un importante centro de difusión del cristianismo. Entró en declive en época bizantina y fue abandonada en el siglo VII. Es una de la ciudades más importantes de la historia cristiana. De hecho, el primer viaje de San Pablo de Tarso en Anatolia en el 46 d.C., empezó por Perge.
Visita del yacimiento arqueológico de Perge, donde podremos ver, entre otros, el estadio, el más grande de Asia Menor (234 m de largo por 34 m de ancho), y uno de los mejores conservados del mundo antiguo.
Construido en el siglo II d.C. podía albergar 12.000 espectadores. En su interior se expone una espléndida colección de relieves romanos. Bajo las gradas hay 30 estancias, la gran mayoría se utilizaban como tiendas. Detrás de la famosa puerta griega (flanqueada por dos torres redondas del siglo III), se encuentra el patio que da paso a los restos de una vía romana porticada, desde donde se pueden ver las ruinas de una antigua iglesia bizantina; el ágora, de planta rectangular con un patio central y a la que se accedía a través de cuatro puertas situadas en los puntos cardinales. Esta estructura de 75 x 67 m no sólo era el centro del comercio de la ciudad, sino también un lugar para las reuniones y un foro para los debates políticos, y filosóficos.
Las termas, unas de las más hermosas de Anatolia, contaban con todas las estancias habituales en este tipo de lugares lúdicos: salas de agua caliente, agua templada, y fría, vestuarios, piscinas y palestra o zona dedicada al ejercicio físico. En la actualidad, se conservan un par de piscinas y es posible distinguir las estancias específicas, como el caldarium. Las estatuas que decoraban las salas las podremos contemplar por la tarde en el Museo de Antalya. La vía porticada, de 20 m de longitud, atravesaba la ciudad desde la puerta helénica hasta los pies de la acrópolis. Se encontraba flaqueada por unos elegantes pórticos que albergaban los comercios.
Nos desplazamos hasta la costa, para ver las bellas cascadas Düden, un grupo de saltos de agua a lo largo del río del mismo nombre, uno de los principales del sur de Anatolia. Aunque los saltos no son muy grandes, el entorno que las envuelve en plena naturaleza, las hace muy especiales. El último de los saltos cae directamente sobre el mar Mediterráneo.
Almuerzo en restaurante local.
Regresamos a Antalya, uno de los centros turísticos más importantes de Anatolia. Situada sobre un promontorio en el extremo de una majestuosa bahía rodeada por las impresionantes montañas de Tauro, la antigua Attaleia (que después se transformó en Adalya) fue fundada por Atalo II, rey de Pérgamo, en 159 a.C. Prosperó en las épocas romana, bizantina y selyúcida, antes de caer bajo poder otomano en 1391. Tras la I Guerra Mundial, con la caída del Imperio, Antalya fue cedida a Italia. En 1921 fue definitivamente liberada por el ejército de Atatürk.
Visitaremos su excepcional Museo Arqueológico, sin duda, uno de los más importantes de Turquía, tanto por las obras expuestas como por lo bien ordenadas, cuidadas y contextualizadas que se encuentran, de forma que la visita se convierte en un placer. Posee 14 salas con restos desde el Paleolítico (cueva de Karain), pasando por la Edad del Bronce (III milenio a.C.) hasta llegar a las épocas helenística, romana, bizantina y otomana. Podremos contemplar, entre otros, la sublime sala de los Dioses, una colección que incluye 15 dioses del Olimpo, algunas en un estado impecable; en la sala de los Emperadores se encuentran las estatuas de Adriano, Trajano y Septimio Severo, halladas en Perge. En la sala Perge se podrán admirar la espectacular reconstrucción de los frisos y estatuas del gran teatro greco-romano. También podremos ver las urnas funerarias de la edad de Bronce, o plata de túmulos sepulcrales frigios. No nos perderemos la sala del Sarcófago, que acoge dos monumentos funerarios con decoraciones inspiradas en los doce trabajos de Hércules, o el Tesoro de Elmalı, que consta de casi 2.000 monedas licias saqueadas en 1984 y devueltas desde Estados Unidos quince años más tarde.
Después de esta exageración de arte y de historia, daremos un paseo por el casco antiguo de Kaleici, que con sus casas de piedra y madera y las estrechas y empinadas callejuelas que confluyen en el puerto antiguo, ha conservado su aspecto otomano. Se trata de uno de los centros históricos más bellos del país.
Comenzaremos por la Kale Kapisı, la plaza principal y auténtico corazón de la ciudad, siempre muy animada, donde se suelen exhibir los artistas callejeros. Aquí encontramos una estatua de átalo II, fundador de la ciudad, así como la Saat Kulesi, una antigua torre de reloj construida en 1244 que formaba parte del sistema defensivo de Antalya. Junto a la torre se halla la Tekeli Mehmet Paşa Camii, una mezquita del siglo XVIII, con una gran cúpula central y tres cúpulas menores. A la derecha se divisa el Yivli Minare, un minarete con un fuste acanalado muy característico construido a principios del siglo XIII por el sultán selyúcida Kaikubad I. Cerca se encuentra la Alâeddin Camii, mezquita construida en 1373, rematada por seis cúpulas sostenidas por 12 columnas coronadas por capiteles diferentes. Finalmente, la monumental Hadriyanüs Kapisı (puerta de Adriano), construida en mármol en honor al emperador. Cuando Adriano visitó la ciudad en el 130 d.C., entró en ella por esta puerta. Consiste en tres arcos flanqueados por columnas corintias.
Llegamos al puerto, en el que disfrutaremos de un bello atardecer lleno de encanto, con unas bellísimas vistas.
Cena y alojamiento en Best Western Plus Khan Hotel.
ATATüRK: el creador de la Turquía moderna (artículo)
Mustafá Kemal Atatürk (1881-1938), fue un militar y estadista turco, fundador y primer presidente de la República de Turquía e impulsor de una serie de cambios sociales y culturales que cambiaron el país por completo, dejando atrás las vetustas tradiciones otomanas
En el último tercio del siglo XIX, el Imperio otomano agonizaba. Conocido en Occidente como «el enfermo de Europa» por su lenta decadencia, estaba controlado económicamente por las potencias occidentales. La derrota otomana en la I Guerra Mundial, marcaría el fin de este gigante con los pies de barro, y la práctica totalidad de los dominios otomanos pasaron a control de los vencedores.
La humillación a la que las condiciones de paz sometían al Imperio llevó a un grupo de oficiales a crear el movimiento de liberación nacional, de marcado carácter populista y antiimperialista para expulsar a los extranjeros del país y conservar su independencia. Al frente de ellos se hallaba un respetado militar y héroe de guerra, Mustafá Kemal, que luego sería conocido como Atatürk, o «padre de los turcos». A finales de 1919, se proclamó una constitución y la soberanía nacional de Turquía. Se eligió a Mustafá Kemal como primer ministro y jefe del Estado. Poco a poco, las potencias extranjeras fueron abandonando Anatolia. También el último sultán otomano, Mehmed VI, huyó del país y, acto seguido, se abolió el sultanato.
El 29 de octubre de 1923 Mustafá Kemal Ataturk proclamaba oficialmente la República de Turquía, de la que sería el primer presidente, cargo que ocupó hasta su muerte. El principal objetivo de Atatürk durante los años en los que fue presidente fue el de modernizar el país, por medio de una serie de reformas sociales y culturales para crear un Estado moderno, democrático y laico.
Estas son las cinco reformas más importantes que Atatürk llevó a cabo durante su gobierno:
1. Una república laica. Abandonó la tradición islámica convirtiendo el país en un estado laico. Se eliminó la sharia (código de conducta islámico) y la prohibición de los atuendos islámicos.
2. Educación pública. Se cerraron las escuelas islamistas y la enseñanza primaria fue obligatoria.
3. Derechos de las mujeres. Se adoptó un Código Civil inspirado en el suizo y el francés que prohibía la poligamia y recogía el matrimonio civil o la igualdad de sexos en lo relativo a divorcios y herencias. A partir de 1934 se concedió a las mujeres el derecho al voto y a la participación política.
4. El alfabeto latino. El alfabeto latino, algo ajeno a la cultura otomana, se impuso por decreto.
5. Economía de mercado. Turquía asumió el modelo capitalista, a través de un nuevo código de comercio copiado del francés.
DíA 11 – Antalya – Aphrodisias – Pamukkale
Desayuno buffet en el hotel.
Salida a primera hora para la visita de Aphrodisias (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2017), una de las ciudades más fascinantes de la antigüedad. Su bello nombre proviene de la diosa griega Afrodita, diosa del amor que sobrepasó en el culto al dios Zeus, bajo la influencia de la diosa madre en Anatolia. Habitada ya desde el III milenio a.C., fue sede de un desconocido culto de origen babilónico a la diosa madre de la fertilidad, donde acudían los granjeros neolíticos; posteriormente fue sustituido por el de Afrodita.
La ciudad se encuentra cerca de una cantera de mármol que fue utilizada durante la época helenística y del Imperio Romano. Aphrodisias conoció una gran prosperidad cultural y artística en tiempos romanos, al ser protegida por Marco Antonio y Tiberio. Durante la época bizantina pasó a llamarse Savropolis (ciudad de la Cruz).
A la entrada vemos las ruinas del Tetraphylón (puerta de entrada), estructura monumental de gran belleza, reconocida como una de las obras maestras de arte de la época; continuamos con el teatro, construido en el período helénico y modificado por Marco Aurelio en el siglo II, con capacidad para 10.000 espectadores y que conserva casi íntegras las gradas, incluido el proedio, reservado a las personalidades; las termas, con grandes pilares decorados con bajorrelieves delicadamente esculpidos con la figura de Eros, leones y ciervos; el ágora meridional, una amplia explanada rodeada por pórticos dóricos: el pórtico de Tiberio, erigido entre el 14 y el 29 d.C., en el que se pueden observar varias inscripciones latinas relativas al edicto de Diocleciano, proclamado hacia el año 301 que fijaba el precio de distintos materiales utilizados en la época.
Las termas de Adriano, construidas el 138 d.C., compuestas por varias salas paralelas que son precedidas por una palestra y una patio con peristilo, donde se encontraban las piscinas y los lugares de reunión; el odeón, en muy buen estado, en su origen cubierto con una orquesta de mármol y una escena profusamente decorada; el templo de Afrodita, principal lugar de culto de la ciudad, erigido en el siglo I d.C. sobre los cimientos de otros santuarios más antiguos, y transformada en una basílica cristiana en el siglo VI.
De las 40 columnas que constituían la columnata del templo solo quedan 14 en la actualidad; el estadio, uno de los más grandes (30.000 asientos) y mejor conservados de la antigüedad. El extremo oriental era una arena para los combates de gladiadores.
Almuerzo en restaurante local.
Después del almuerzo vamos en busca del blanco deslumbrante de los acantilados de calcita de Pamukkale, sobre los que se alzan las ruinas Hierápolis, que ya durante la época helenística, sus aguas termales la convirtieron en un balneario muy popular.
Fundada en el siglo II a.C. por éumenes II, rey de Pérgamo, se convirtió en centro curativo. Siguió creciendo con los romanos a partir de 133 a.C., hasta que en el 17 d.C., durante el principado de Tiberio, quedó completamente destruida por un terremoto. Reconstruida en el 60 d.C. durante el mandato de Nerón tras un nuevo movimiento sísmico, alcanzó su cénit entre 196 y 215 d.C.; con los bizantinos continuó su buena fortuna, cuando la población estaba mayoritariamente formada por importantes comunidades de judíos y cristianos ortodoxos. Tras nuevos terremotos que causaron fuertes estragos, la ciudad acabó siendo abandonada en 1334.
Visita de la ciudad antigua de Hierápolis (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1988), cuyo urbanismo mantiene las líneas clásicas con las calles ordenadas en retículas y los principales edificios alineados en la vía principal, que tenía un kilómetro de longitud.
Recorreremos lo más importante del yacimiento, del que destacamos la puerta de Domiciano, erigida en honor del emperador por Julio Frontino, con tres arcos que se encuentran flanqueados por dos torres redondas; atravesada la puerta, podremos contemplar los altos muros de ladrillo de las termas, construidas en el siglo III, y transformada en basílica en el siglo V. Se conservan algunas paredes, arcos y cúpulas. El teatro, ubicado en el centro de la ciudad, fue construido en el año 200 a.C., podía acoger hasta 12.000 espectadores, aunque solo 30 filas se conservan en buen estado, además de una parte del escenario. Tras su restauración, podemos rememorar su pasado esplendor observando los frisos con escenas mitológicas de Apolo y Artemisa.
El templo de Apolo, el santuario más importante de Hierápolis, se apoya en una roca y estaba rodeado de columnas dóricas. Aunque sus orígenes se remontan a la era helenística, su estructura actual pertenece al siglo III d.C.; como en Delfos, eran los sacerdotes eunucos los que se ocupaban del oráculo del templo, el Plutonium, conocido como el agujero del demonio, una pequeña cueva en la que se suponía que Plutón (el dios del inframundo) difundía un gas tóxico cuyos delirantes efectos fueron experimentados y relatados por el geógrafo griego Estrabón.
Junto al templo, se encuentra el Ninfeo, una fuente monumental construida en el siglo II pero con elementos del siglo V. El agua de de esta fuente llegaba a las casas a través de un sistema basado en canales. El Martirio de San Felipe, una estructura octogonal dentro de un cuadrado con ocho capillas separadas entre sí por estancias construido en el siglo V. En este lugar, hacia el 80 a.C., se supone que fue crucificado y emparedado el apóstol.
Otro lugar de interés es la iglesia bizantina, de tres naves, erigida a mediados del siglo VI y reconstruida varias veces; cerca se pueden apreciar los rastros de la antigua vía porticada construida en el siglo I. En las afueras de la ciudad se encuentra la necrópolis, una de las más grandes de Asia Menor. Debido a la fama como centro curativo muchos enfermos pudientes, se hacían preparar en el lugar ricas tumbas. Cuenta con más de 1.200 enterramientos, entre tumbas, túmulos, sarcófagos y tumbas residenciales, algunas de ellas superpuestas.
Conocida desde época antigua por sus fuentes termales, infinidad de personas han peregrinado hasta las terrazas blancas de Pamukkale (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1988) en busca de remedios para sus enfermedades, y no solo las del cuerpo; estas maravillosas fuentes de una belleza sin igual, también atraen a gentes que quieren redimir su alma.
Pamukkale significa «castillo de algodón», se trata de una serie de terrazas de travertino (roca sedimentaria formada por depósitos de carbonato de calcio), que se formaron cuando el agua caliente de los manantiales que desprendían dióxido de carbono al descender por las laderas, fue formando depósitos de piedra caliza, con acantilados de hasta 20 m. de altura y cataratas situadas en las estribaciones de los montes Cokelez.
Aunque hubo un período de tiempo en que estuvieron bastante descuidadas, y las terrazas adquirieron un color parduzco, a raíz de ser declarada Patrimonio de la Humanidad ello se corrigió, logrando de nuevo rescatar este fascinante espectáculo visual. Ya no se puede pasear por las terrazas en orden a la prevención de las mismas.
Cena y alojamiento en Doga Thermal Health & Spa.
Experiencias únicas durante nuestro viaje a TURQUíA con VAGAMUNDOS
– Conocida como la ciudad de las siete colina, Estambul hay que visitarla como mínimo una … o mejor, mil veces en la vida. Todo lo que se diga de esta fascinante urbe que mezcla las tradiciones de Oriente con la modernidad de Occidente, es poco. Tendremos tiempo de visitar sus lugares mas emblemáticos, sus monumentos bizantinos como Santa Sofía, o la iglesia de Chora; otomanos, como la Mezquita Azul o el Palacio de Topkapi; realizar un crucero por el Bósforo hasta el mar de Mármara o visitar sus bazares como el Egipcio o el Gran Bazar.
– Pero si tenemos que destacar un monumento de Estambul, sin duda no hay nada comparable a Santa Sofía, el templo de la divina sabiduría que durante siglos fue la mayor iglesia de la cristiandad. Cuando entramos en la enorme sala, con su cúpula flotante cubierta de frescos, su iluminación difusa, las columnas monolíticas … nos resultará sobrecogedor.
– Capadocia, un lugar que parece ajeno a este mundo, una obra de arte que posee dos autores, la naturaleza, que la decoró con extravagantes formaciones rocosas conocidas como chimenea de hadas que se han formado a lo largo de miles de años de erosión y la fe, que talló monasterios e iglesias en el interior de la roca. Algunas de ellas, como la la excepcional Karanlik Kilise (iglesia Oscura), una de las iglesias más extraordinarias de Turquía.
– Pasear por uno de los tesoros más curiosos de Turquía como es Pamukkale (castillo de algodón, en turco), famosa por sus terrazas de traventinos de calcita situada en la ladera de una colina. Aquí se encuentra también la ciudad-balneario romana y bizantina de Hierápolis, con el famoso Plutonium, conocido como el agujero del demonio.
– En Turquía hay muchos yacimientos arqueológicos griegos y romanos, pero ninguno como éfeso, donde el arte griego y la arquitectura romana llega a las más altas cotas; además en un estado de conservación magnifico. Para todos los que nos gusta la cultura, será una experiencia única pasear por la avenida de las Columnas o la vía de los Curetes y encontrarnos con el templo de Adriano, la Biblioteca de Celso o el Gran Teatro.
– Pero además de éfeso, en Asia Menor hay otras ciudades griegas y romanas legendarias. No será muy difícil imaginarnos una representación en el Teatro de Aspendos, el mejor conservado del mundo, incluso permanece en pie la pared posterior del escenario; Aphrodisias, dedicada a la diosa del amor Afrodita, uno de los lugares más fascinantes de la Antigüedad; o Perge, un enclave de importancia capital en la historia cristiana.
– ¿Qué le lleva a un ser humano crear una cumbre artificial en la montaña más alta de su reino, y plantar allí gigantescas esculturas de dioses persas y griegos y de sí mismo? Sin duda la megalomanía. Llegaremos hasta la cumbre de este santuario creado por el rey Antioco I de Comagene en el siglo I a.C. y seremos testigos de un mágico atardecer en el Monte Nemrut (Nemrut Dağı), donde la suave luz del crepúsculo irá creando las inquietantes sombras de las gigantescas cabezas esculpidas en roca y el inmenso paisaje se irá apagando.
– Tomaremos contacto con nuestro pasado, en la Mesopotamia Bíblica, en el este de Anatolia, un lugar habitado mayoritariamente por cristianos durante siglos (actualmente quedan muy pocos), con antiquísimas iglesias y monasterios. Aquí, visitaremos ciudades como Diyarbakir, con su enorme muralla romana de basalto negro; Midyat, donde se encuentra Deyr-ul Umur (Mor Gabriel), el monasterio siríaco ortodoxo más antiguo del mundo; Urfa, la «Jerusalén de Anatolia«, lugar sagrado para judíos, cristianos y musulmanes, ya que aquí fue donde nación Abraham; Harran, uno de lugares que lleva más tiempo habitado de forma ininterrumpida; o Gaziantep, donde podremos contemplar los más bellos mosaicos en el Museo de Zeugma, sin duda el mejor museo de mosaicos del mundo.
– Mención aparte merece Mardin, una de las ciudades más hermosas de Turquía. Encaramada a una colina, frente a la llanura mesopotámica, pasearemos por los callejones del casco antiguo de este auténtico museo al aire libre donde veremos antiguas mezquitas como la de Ulu Camii del siglo XII o el Monasterio Deyrul Zafaran («del Azafrán»), del siglo V, donde sus monjes aún hablan el arameo, la lengua que hablaba Jesús.
– ¿Sabías que en el este de Anatolia se encuentra el templo más antiguo conocido? Pues sí, las construcciones megalíticas en círculos concéntricos de Göbekli Tepe son 7.000 años anteriores a las de Stonehenge, en Gran Bretaña. Su descubrimiento causó un gran impacto en la comunidad científica, ya que esto indica que en aquella época ya existía una organización social desarrollada.
– Mesopotamia significa «tierra entre dos ríos». Obviamente esos dos ríos son los míticos Tigris y éufrates. Tendremos la oportunidad de realizar un breve crucero por el éufrates, donde podremos ver algunas de las ciudades sumergidas por efecto de la construcción de las nuevas presas.
– ¡Y qué decir de los bazares turcos! Aunque no seas muy comprador, en Turquía te volverás compulsivo. Pocos países poseen una artesanía comparable a la turca. Ya sea en el Gran Bazar de Estambul, el kapalı çarşıel de Mardin, o el caravasar Hasan Paşa de Diyarbakir o en cualquier otro bazar de los que visitemos, cuando entres en cualquiera de ellos, tu estado de ánimo sufrirá un cambio radical que te llevará a una fiebre compradora.