Contemplaremos legados de los griegos, de los romanos, de los asirios, árabes y hurritas; descubriremos los encantos de la antigua Constantinopla, mítica capital del Imperio Otomano, donde nos sentiremos fascinados con maravillas como la mezquita Azul o Santa Sofía; el hermoso paisaje que rodea Antalya; la magia de Afrodisias, dedicada a la diosa del amor, y el antiguo esplendor de éfeso, con la soberbia Biblioteca de Celso; ciudades legendarias como Perge o Aspendos, con uno de los teatros mejor conservados de la Antigüedad. Maravillas naturales como el «castillo de algodón» de Pamukkale, o el sobrecogedor paisaje volcánico de las chimeneas de hadas de Capadocia.
También visitaremos la MESOPOTAMIA BíBLICA, la tierra donde germinaron los primeros grandes imperios del mundo, con lugares míticos como el Monte Nemrut, el santuario que inmortalizó a Antíoco I; ciudades como Urfa, lugar de nacimiento de Abraham; Harran, de origen milenario y famosa por sus casas colmena; Gaziantep, que posee el museo de mosaicos más importante del mundo; Göbekli Tepe, el más antiguo santuario religioso de la humanidad, al menos 7 milenios anterior a Stonehenge, o Mardin, poseedora de una poética arquitectura como sacada de las Mil y Una Noches.
Si todo ello fuera poco, disfrutaremos de una de las cocinas más ricas del mundo, y podremos dar rienda suelta a nuestro espíritu consumista en el Gran Bazar de Estambul. Tendrás la oportunidad de disfrutar de un auténtico «viaje de autor», con un circuito único, diseñado para verdaderos viajeros.
Día 1 – Alicante – Estambul – Diyarbakir
Presentación en el aeropuerto de Madrid tres horas antes de la salida. Trámites de facturación y embarque. Salida a las 11.55 horas del vuelo TK1858 de la compañía TURKISH AIRLINES con dirección ESTAMBUL. Llegada a las 17.10 horas, enlace y salida del VUELO TK2610 con destino Diyarbakir, a las 19.25 horas. Llegada a Diyarbakir a las 21.35 horas.
Después de los trámites de entrada, recepción y asistencia en el aeropuerto a cargo de los representantes de nuestro receptivo, nos trasladamos a nuestro hotel.
Nos encontramos en Anatolia Oriental, una región bañada por dos grandes ríos: el éufrates (Firat) y el Tigris (Dicle), con horizontes que parecen infinitos y rodeada de altas montañas. Esta tierra, que alberga el Creciente Fértil de Mesopotamia, fue durante siglos encrucijada de pueblos, y vio nacer a los primeros grandes imperios del mundo. Durante siglos, el éufrates marcó la frontera oriental de los Imperios Romano y Bizantino.
Esta zona fronteriza ha sido históricamente crisol de culturas: cristianos, monofisitas (sostienen que en Jesús solo está presente la naturaleza divina, pero no la humana), armenios y sirios, convivieron con ortodoxos griegos, y posteriormente con árabes y turcos.
Por su parte los kurdos desde hace tiempo ocupan las tierras altas. El ritmo de sus ciudades nada tiene que ver con el de los grandes centros urbanos como Estambul, Ankara o los enclaves turísticos de la costa mediterránea. En estas regiones, las más exóticas de Turquía, cada lugar posee su propia identidad cultural y social y se respira el auténtico aire de Oriente.
Alojamiento en Hotel Hilton Garden Inn Diyarbakir.
Día 2 – Diyarbakir – Hasankeyf – Midyat – Mardin
Desayuno buffet en el hotel.
La ciudad de Diyarbakir, con 5.000 años de historia es, como muchas otras de la zona, una de las más antiguas el mundo. Mayoritariamente kurda, es el símbolo de la identidad y la tenacidad de este pueblo. En ningún otro lugar del este de Turquía, las gentes se sienten más orgullosas de ser kurdas. Con una población de más de un millón y medio de habitantes, Diyarbakir es la ciudad más animada del sureste de Turquía, y una de las más interesantes de la región, al ser importante nudo de comunicaciones establecidas antiguamente por las rutas caravaneras en el curso del Tigris. Es también famosa por sus sandías, regadas por el río Tigris, y fertilizadas con excrementos de pichón, que pueden llegar a pesar más de 50 kilos.
Fundada con el nombre de Amida, la historia de Diyarbakir comienza con el reino hurrita de Mitani, hacia el 1500 a.C., y continúa con la dominación de las civilizaciones asiria (1356-612 a.C.), urartea (900 a.C.), persa (600-330 a.C.), de Alejandro Magno y sus sucesores, los seléucidas. Los romanos se hicieron con el poder en el 115 d.C., pero la ciudad cambió de manos en numerosas ocasiones hasta la conquista árabe del 639, cuando llegó la tribu Bark y le dio el nombre de Diyar Barkr «lugar de los Bark».
Durante los siglos posteriores fue ocupada por diversas tribus hasta 1497, año en que la dinastía safávida, fundada por el Shah Ismail, conquistó Irán y puso fin a más de un siglo de gobierno turcomano en la región. Los otomanos, al mando de Selim I, la tomaron en 1515, pero aún así, Diyarbakir no disfrutaría de una paz duradera, ya que por su situación, en el paso de las invasiones que perpetraban los ejércitos Anatolio, persa y sirio, sufrió muchas desgracias.
Comenzamos la visita de la ciudad por su colosal muralla (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO EN 2006), de origen romana fue construida con basalto negro local. Sus casi 6 km de diámetro (la segunda más larga del mundo, después de la Muralla China), rodean por completo el casco antiguo de la ciudad, levantándose sobre la ribera del Tigris. Fue erigida por Constancio II, hijo de Constantino I, en el año 349, ya que la ciudad carecía de defensas naturales, aunque las actuales datan de la época bizantina y de los selyúcidas, que conquistaron la ciudad en 1088.
Las murallas se abren a través de cuatro grandes puertas: Harput Kapisi (norte) conocida en la Edad Media como «puerta armenia», ocupa el lugar de una antigua puerta romana; Yenika-pi (este), Mardin Kapisi (sur); y Urfa Kapisi (oeste).
Sus muros poseen 12 metros de altura, y se encuentran tachonados por 72 torres, de los cuales destacamos la Ulu Badán, un imponente bastión de 25 m de diámetro cuya parte superior ha sido destruida. La Yedi Kardes Burcu o torre de los Siete Hermanos, una gran torre de dos pisos, con dos bajorrelieves selyúcidas de leones. La siguiente torre, la Nur Burcu, posee también gran cantidad de relieves selyúcidas, así como una inscripción de 1088.
Continuando hacia el este, la muralla dibuja un estrecho saliente denominado Kici Burcu, y constituido por una torre redonda erigida en 1037. Mas adelante, la muralla se ve reforzada por torres de distintas formas y dimensiones, así como por contrafuertes exteriores.
A continuación, situada en el centro de la ciudad vieja, se encuentra la Ulu Cami, o Gran Mezquita, de gran sencillez y con estructura basilical, está considerado uno de los lugares más antiguos del mundo islámico. Fue construida sobre una antigua iglesia bizantina hacia 639, después de que la ciudad fuese capturada por los árabes.
En 1092, el sultán selyúcida Malik Shah I la reformó, utilizando como modelo la Gran Mezquita Ummayad de Damasco. Su planta rectangular es de estilo árabe, y el pórtico de la entrada, adornado con dos medallones donde figura un león abatiendo a un toro, conduce a un patio con soportales en dos alturas y edificios que alternan franjas de basalto negro con piedra caliza blanca, con un par de fuentes cónicas para las abluciones, elaboradas columnas y frisos que representan frutas y vegetales.
Su interior es espacioso y austero, consta de tres naves que corren paralelamente. Al fondo de la sala de plegarias, en la nave central, se encuentra el mihrab, a cuyos lados se extienden dos amplias zonas con tres naves transversales constituidas por dos filas de seis pilares.
Continuamos con la ciudadela, erigida en el siglo IV d.C., sobre un promontorio artificial que es posible que encierre los restos del primer núcleo urbano. Separada de la ciudad por medio de un cinturón reforzado de torres, en su mayoría semicilíndricas, tenía tres puertas que aseguraban el acceso a la parte interior, y una cuarta que daba al exterior. Las dos torres que defendían la entrada se levantaron en el período islámico sobre cimientos bizantinos.
El Museo Arqueológico contiene objetos del periodo neolítico, provenientes de la Edad de Bronce temprana, de los periodos asirio, urartu, romano, bizantino, selyúcida, turco, y del Imperio Otomano. La sección más interesante es la dedicada a los Ak Koyunlu y a los Kara Koyunlu (turcomanos de ovejas blancas y de ovejas negras), dos grupos tribales que gobernaron la región en el período que se extiende entre el declive de los selyúcidas y los otomanos.
Seguimos nuestro paseo y no muy lejos de la Mardin Kapisi, en el lugar ocupado antiguamente por una construcción romana se encuentra, el Dicle Köpüsü (o puente del Tigris), también conocido como el de los «diez ojos», construido en el siglo XI, atraviesa el río por medio de 10 arcos.
En Diyarbakir vivían antes numerosos cristianos, principalmente armenios y caldeos, pero casi todos fueron expulsados o perecieron durante los conflictos de principios del siglo XX. La Iglesia apostólica de San Ciriaco (Surp Giragos), con sus siete altares, es una de las iglesias armenias más grandes e importantes del Oriente Medio.
Durante el genocidio armenio en 1915-1916, se cerró. En 1960 se devolvió a la comunidad armenia local. El complejo se extiende sobre 3.200 m2 e incluye casas de sacerdotes, capillas y una escuela. La iglesia fue tomada por el ejército imperial alemán en 1913 y sirvió como cuartel general local durante la Primera Guerra Mundial hasta 1918, cuando se convirtió en un almacén de telas.
En 2009, un grupo de armenios nacidos en Diyarbakır pero que vivían en Estambul, bajo los auspicios del Patriarcado Armenio de Estambul, financió la reconstrucción de la iglesia, así como iniciar un proceso legal para reclamar el título de las propiedades significativas de tierras que originalmente pertenecían a la iglesia. Como signo de reconciliación con la comunidad cristiana, la iglesia fue reabierta el 23 de octubre de 2011 como «la primera iglesia de Turquía que revivió como un lugar de culto permanente». Pero en 2016 fue confiscada por el gobierno turco.
La Iglesia aramea de la Virgen María (Meryemana Kilisesi), que data del siglo III, fue construida sobre otro templo anterior que se supone helénico. Es utilizada por los cristianos ortodoxos sirios que quedan en la ciudad, y que se reducen a solo cinco familias que siguen el rito siríaco en Diyarbakir, aunque también acuden cristianos armenios, que no son más que otras cinco familias, y algún caldeo que vive en el intramuros de una ciudad que respira islam.
Finalizaremos en el caravasar Hasan Paşa, construido en 1575 por orden del visir Hasan Paşa. Situado en el centro de la ciudad antigua, la visita al caravasar nos parecerá un viaje en el tiempo. Alrededor de un patio central, en medio del cual se encuentra una gran fuente, encontraremos un ambiente animado, con varios cafés y joyerías y tiendas de alfombras y antigüedades. Su fachada de basalto negro está decorada por un original friso de piedra caliza blanca.
Almuerzo en restaurante local.
Cuando planeamos este viaje nuestra idea era visitar una de las ciudades más antiguas del mundo, Hasankeyf, con una historia que se remonta a 12.000 años abarcando más de veinte culturas distintas. Lamentablemente, en enero de 2020 las aguas del embalse de la presa de Ilisu alcanzaron la ciudad, cuna de un impresionante patrimonio cultural y natural. Cuevas, iglesias y tumbas, han quedado sumergidas en este lago artificial por obra y gracia de la modernidad.
Situada en el valle del Tigris, y rodeada de montañas rocosas, todas las civilizaciones que por aquí han pasado desde la Edad del Bronce, fueron dejando su huella en esta pequeña ciudad.
Conocida en la antigüedad como Chepal, fue una plaza fuerte romana y sede de un obispado bizantino. Sus últimos residentes, en número de 6.700, se negaban a abandonar sus casas construidas en la cueva de una montaña. Pero finamente fueron obligados y trasladados al nuevo pueblo que lleva el mismo nombre y que se construyó a 2 km del histórico. Realizaremos una breve parada para ver lo que queda de Hasankeyf, que es casi nada, ya que solo unos pocos monumentos se han trasladado para salvarse de las aguas.
Nos ponemos en dirección a Midyat, ciudad que desde el siglo V fue centro de la comunidad cristiana siria (jacobita). Citada ya hacia el 850 a.C. en un documento de un rey asirio, fue conquistada por árabes, mongoles, cruzados y otomanos. Las masacres que sufrió la comunidad siria en 1915 no consiguieron alejar a los cristianos de la ciudad, que hasta mediados del siglo XX representaban el 90% de la población. Pero tras siglos de matanzas y persecuciones, la comunidad jacobita se vio obligada a abandonar masivamente la zona en la década de 1990.
A unos 18 km, y rodeado de colinas salpicadas de olivares, se encuentra el Monasterio de Mor Gabriel (Deyr-ul Umur), el más antiguo monasterio ortodoxo siríaco que ha sobrevivido en el mundo. Fue fundado en el 397 por Mor Samuel y Mor Simon. Durante el siglo VI, en la edad de oro del movimiento monástico, más de 1.000 monjes llegaron a vivir en el mismo.
En su cénit, fue un importante centro de la iglesia siríaca de estudios litúrgicos, filosóficos y científicos, por el que pasaron destacados intelectuales. A finales del siglo VII adquirió su nombre actual como homenaje al obispo monofisita Mor Gabriel (634-668), célebre por su vida ascética y al que se atribuyen algunas resurrecciones milagrosas. El santo está enterrado en el monasterio y se dice que la arena en torno a su tumba cura enfermedades.
La historia del monasterio está llena de calamidades, en el siglo XIV, los mongoles de la Horda de Oro mataron a cuarenta monjes; durante el genocidio armenio, los monjes fueron masacrados por los kurdos, y el monasterio fue ocupado durante cuatro años. En la actualidad, este complejo monástico sigue siendo uno de los más importantes centros religiosos de la iglesia siríaca y el más activo de Turquía, contando con monjes y monjas viviendo en alas separadas. Intenta perpetuar la tradición cristiana ortodoxa siríaca, proporcionando formación y ordenación a monjes venidos desde todos los lugares, de ahí que entre sus muros se encuentren estudiantes. En ocasiones, ha llegado a proporcionar protección física a la población cristiana.
Por el antiguo claustro se accede a la Iglesia de San Gabriel, de nave abovedada, muy oscura, y orientada de modo transversal, con tres bajas arcadas que albergan sendas capillas. En la central, con ábside, hay una cruz de mosaico sobre fondo dorado. Desde el claustro sale un largo corredor que da a una cámara octogonal llamada «capilla fúnebre de Teodora«, que fue el refectorio del monasterio durante los siglos XIII-XIV. En el otro extremo del corredor hay un pequeño patio al que da la Iglesia de la Virgen, de tres naves con bóveda de cañón, burdamente restaurada.
Continuamos hasta Mardin.
Cena y alojamiento en Hotel Hilton Garden Inn Mardin.
Los arameos de Anatolia (artículo)
Los arameos son una tribu de nómadas semíticos cuya existencia se remonta al segundo milenio antes de Cristo que se estableció en Mesopotamia, la región entre los ríos Tigris y Eúfrates. Sus pueblos hablaban la lengua aramea, la misma que hablaba Cristo. Más tarde esta lengua evolucionó en un dialecto llamado siriaco y llegó a ser la lengua oficial de varias iglesias orientales.
Los siríacos o jacobitas (en honor a su obispo Jacobo Baradai, quien provocó el cisma con la iglesia griega ortodoxa), consideran que Jesucristo no era persona sino solamente Dios en sí mismo, de modo que rechazan esa dualidad divina-humana que les dan otras confesiones cristianas. Pero algo deben saber estas gentes que en la península de Anatolia resisten contra viento y marea hablando la lengua de Cristo, que fueron los primeros en ser llamados cristianos, y se expandieron a una gran velocidad desde Siria hasta Afganistán, y desde el lejano Turquestán hasta la provincia china de Xingjiang.
Sin embargo, los siríacos de hoy día no superan los dos millones de seguidores, son una pequeña minoría en el mundo cristiano y tienen su sede central en Damasco. Actualmente se encuentran dispersos por todo el mundo: Alemania, Suecia, Bélgica, unos pocos en Austria, Suiza, Francia, en los Estados Unidos y en Australia. En Turquía no llegan a 15.000 personas, la mayoría en Estambul; y en la región de Anatolia, que posee tanta iglesia de esplendoroso pasado, no superan los 2.000, la mayoría ancianos.
Lo triste es que, en esa zona tan llena hoy de kurdos, los siríacos eran mayoría en los años sesenta pero a finales del siglo pasado, incluso el obispado tuvo que cerrar sus puertas por falta de titular. Han sufrido multitud de persecuciones. Primero fueron los mongoles y el sanguinario Gran Tamerlán los que redujeron aquel imperio celestial a poco más que ruinas; posteriormente, los ataques de los últimos coletazos del Imperio Otomano los dejaron tan reducidos, que muchos hoy en occidente no han escuchado hablar de ellos jamás.
De hecho, el genocidio armenio no fue solamente armenio: los siriacos sufrieron tales matanzas que dejaron esta región desolada y exclusivamente islámica. La guerra entre el estado turco y los kurdos fue la puntilla para esta comunidad. Hoy quedan los restos de aquella confesión que llegó hasta China: monasterios con cuatro monjes, iglesias con dos abuelos, párrocos que ofician ritos para cinco familias, cascos históricos de los que sobresalen campanarios con fantasmagóricas cruces a las que parece imposible llegar en las laberínticas medinas islámicas, antes pueblos de armenios, arameos y caldeos.
Experiencias únicas durante nuestro viaje a TURQUíA con VAGAMUNDOS
– Conocida como la ciudad de las siete colina, Estambul hay que visitarla como mínimo una … o mejor, mil veces en la vida. Todo lo que se diga de esta fascinante urbe que mezcla las tradiciones de Oriente con la modernidad de Occidente, es poco. Tendremos tiempo de visitar sus lugares mas emblemáticos, sus monumentos bizantinos como Santa Sofía, o la iglesia de Chora; otomanos, como la Mezquita Azul o el Palacio de Topkapi; realizar un crucero por el Bósforo hasta el mar de Mármara o visitar sus bazares como el Egipcio o el Gran Bazar.
– Pero si tenemos que destacar un monumento de Estambul, sin duda no hay nada comparable a Santa Sofía, el templo de la divina sabiduría que durante siglos fue la mayor iglesia de la cristiandad. Cuando entramos en la enorme sala, con su cúpula flotante cubierta de frescos, su iluminación difusa, las columnas monolíticas … nos resultará sobrecogedor.
– Capadocia, un lugar que parece ajeno a este mundo, una obra de arte que posee dos autores, la naturaleza, que la decoró con extravagantes formaciones rocosas conocidas como chimenea de hadas que se han formado a lo largo de miles de años de erosión y la fe, que talló monasterios e iglesias en el interior de la roca. Algunas de ellas, como la la excepcional Karanlik Kilise (iglesia Oscura), una de las iglesias más extraordinarias de Turquía.
– Pasear por uno de los tesoros más curiosos de Turquía como es Pamukkale (castillo de algodón, en turco), famosa por sus terrazas de traventinos de calcita situada en la ladera de una colina. Aquí se encuentra también la ciudad-balneario romana y bizantina de Hierápolis, con el famoso Plutonium, conocido como el agujero del demonio.
– En Turquía hay muchos yacimientos arqueológicos griegos y romanos, pero ninguno como éfeso, donde el arte griego y la arquitectura romana llega a las más altas cotas; además en un estado de conservación magnifico. Para todos los que nos gusta la cultura, será una experiencia única pasear por la avenida de las Columnas o la vía de los Curetes y encontrarnos con el templo de Adriano, la Biblioteca de Celso o el Gran Teatro.
– Pero además de éfeso, en Asia Menor hay otras ciudades griegas y romanas legendarias. No será muy difícil imaginarnos una representación en el Teatro de Aspendos, el mejor conservado del mundo, incluso permanece en pie la pared posterior del escenario; Aphrodisias, dedicada a la diosa del amor Afrodita, uno de los lugares más fascinantes de la Antigüedad; o Perge, un enclave de importancia capital en la historia cristiana.
– ¿Qué le lleva a un ser humano crear una cumbre artificial en la montaña más alta de su reino, y plantar allí gigantescas esculturas de dioses persas y griegos y de sí mismo? Sin duda la megalomanía. Llegaremos hasta la cumbre de este santuario creado por el rey Antioco I de Comagene en el siglo I a.C. y seremos testigos de un mágico atardecer en el Monte Nemrut (Nemrut Dağı), donde la suave luz del crepúsculo irá creando las inquietantes sombras de las gigantescas cabezas esculpidas en roca y el inmenso paisaje se irá apagando.
– Tomaremos contacto con nuestro pasado, en la Mesopotamia Bíblica, en el este de Anatolia, un lugar habitado mayoritariamente por cristianos durante siglos (actualmente quedan muy pocos), con antiquísimas iglesias y monasterios. Aquí, visitaremos ciudades como Diyarbakir, con su enorme muralla romana de basalto negro; Midyat, donde se encuentra Deyr-ul Umur (Mor Gabriel), el monasterio siríaco ortodoxo más antiguo del mundo; Urfa, la «Jerusalén de Anatolia«, lugar sagrado para judíos, cristianos y musulmanes, ya que aquí fue donde nación Abraham; Harran, uno de lugares que lleva más tiempo habitado de forma ininterrumpida; o Gaziantep, donde podremos contemplar los más bellos mosaicos en el Museo de Zeugma, sin duda el mejor museo de mosaicos del mundo.
– Mención aparte merece Mardin, una de las ciudades más hermosas de Turquía. Encaramada a una colina, frente a la llanura mesopotámica, pasearemos por los callejones del casco antiguo de este auténtico museo al aire libre donde veremos antiguas mezquitas como la de Ulu Camii del siglo XII o el Monasterio Deyrul Zafaran («del Azafrán»), del siglo V, donde sus monjes aún hablan el arameo, la lengua que hablaba Jesús.
– ¿Sabías que en el este de Anatolia se encuentra el templo más antiguo conocido? Pues sí, las construcciones megalíticas en círculos concéntricos de Göbekli Tepe son 7.000 años anteriores a las de Stonehenge, en Gran Bretaña. Su descubrimiento causó un gran impacto en la comunidad científica, ya que esto indica que en aquella época ya existía una organización social desarrollada.
– Mesopotamia significa «tierra entre dos ríos». Obviamente esos dos ríos son los míticos Tigris y éufrates. Tendremos la oportunidad de realizar un breve crucero por el éufrates, donde podremos ver algunas de las ciudades sumergidas por efecto de la construcción de las nuevas presas.
– ¡Y qué decir de los bazares turcos! Aunque no seas muy comprador, en Turquía te volverás compulsivo. Pocos países poseen una artesanía comparable a la turca. Ya sea en el Gran Bazar de Estambul, el kapalı çarşıel de Mardin, o el caravasar Hasan Paşa de Diyarbakir o en cualquier otro bazar de los que visitemos, cuando entres en cualquiera de ellos, tu estado de ánimo sufrirá un cambio radical que te llevará a una fiebre compradora.