Viaje a SRI LANKA III: Dambulla, Nalanda Gedige, Matale, Kandi, Peradeniya, Tren del té, Nuwara Eliya | Los viajes de Vagamundos día a día

DÍA 6 – DAMBULLA – Nalanda Gedige – Matale – KANDY

Desayuno buffet en el hotel.

Hoy iniciaremos la jornada visitando la ciudad en la que hemos estado alojados las tres últimas noches, DAMBULLA, otro de los hitos de nuestro recorrido por las Ciudades Antiguas. Se trata de un importante lugar de peregrinación desde hace 2.200 años. Este monasterio rupestre forma, con sus cinco santuarios, el conjunto más grande y mejor conservado de templos-caverna de Sri Lanka. El complejo se encuentra a 160 m de altura, y contiene más de 150 estatuas y pinturas murales budistas que cubren una superficie de 2.100 m2. Se cree que las cuevas estaban habitadas ya en el siglo VII a.C., pero fue a partir del siglo I a.C. cuando adquieren su carácter religioso, cuando el rey Valagamba se refugió aquí al ser expulsado de Anuradhapura. Al recuperar el trono, hizo que se tallaran magníficos templos en el interior de las cuevas. Tras él, otros reyes introdujeron nuevas pinturas, entre ellos Nissanka Malla, que hizo que se dorara el interior de las mismas, con lo que adquirió el nombre de “Roca Dorada”. Este proceso de retoques y de creación de nuevas obras de arte prosiguió hasta el siglo XX, aunque curiosamente la impresión general es de una gran coherencia visual.

Visita de las cinco cuevas que componen el Templo Real de la Roca de Dambulla (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1991), repletas todas ellas de budas de diversos tamaños con muros y techos decorados con pinturas de temática profana y religiosa. En la primera cueva, la Devaraja Viharaya o Templo del Rey de los Dioses, veremos una estatua de Buda recostado que mide 15 m excavado en la roca sólida. A sus pies, se halla una estatua que se cree que es de Ananda, el fiel discípulo de Buda. En un pequeño santuario en el interior de la cueva hay una magnífica estatua policromada de Vishnú, del siglo XVIII. La segunda cueva, la Maharaja Viharaya o Templo del Gran Rey, la más grande y esplendorosa (mide 52 m de largo por 23 de ancho), posee una magnifica pintura de Buda bajo el Árbol de la Iluminación y su atmósfera invita al recogimiento y la meditación; también alberga una estatua de madera pintada del rey Vakaganbahu y otra del rey Nissanka Malla, además de varios budas. Aquí, los murales muestran representaciones de la vida de Buda, así como escenas de la historia de Sri Lanka. En la tercera cueva, Maha Alut Viharaya o Primer Gran Templo, veremos una estatua del rey Kirti Sri Rajasinha de Kandy, del siglo XVIII; el Buda reclinado en el muro de la izquierda está excavado en la roca, al igual que la imagen frente a la entrada. La cuarta cueva, Pachima Viharaya, es la más pequeña y en ella veremos una estatua de Buda con la mano alzada y una pequeña dagoba destruida por ladrones que creían que allí se escondía un tesoro real. La quinta cueva, la Devana Alut Viharaya o Segundo Nuevo Templo, la más reciente, fue un antiguo almacén de los monjes y contiene más representaciones de Buda y otras estatuas de dioses hindúes. A diferencia de las estatuas en el resto de grutas, algunas de las cuales están excavados en la roca, las imágenes aquí se tallaron con ladrillo y yeso. La cueva contiene un buda reclinado de 10 m de longitud y en la pared, detrás de sus pies, hay pinturas con representaciones de las deidades hindúes Vishnú y Kataragama.

Nuestra siguiente parada será para visitar el Nalanda Gedige Temple, venerable templo de estilo de India del Sur que goza de una magnífica ubicación junto a un embalse, donde fue trasladado en la década de 1980 por la creación de un lago artificial. Su sitio original fue considerado como el    centro de Sri Lanka. Se trata de una de las construcciones de piedra más antiguas de Sri Lanka (se cree que fue erigido entre los siglos VII y XI), un curioso híbrido de arquitectura budista e hindú. Aunque muchos de sus elementos de diseño son claramente hindúes, sin embargo en su interior no hay rastro de ninguno de sus dioses. El templo consiste en un vestíbulo conectado con una shikara (sagrario) más alto y de un patio para la circunvalación. El plinto presenta tallas tántricas con poses sexuales, parecidas a las de Khajuraho en India, las únicas del país, aunque muy desgastadas. La fachada, del siglo VII, está ricamente decorada al estilo que floreció en Madras. En la sección sur encontramos un nicho semicircular que contiene en alto relieve, una figura rechoncha de Kuvera, el dios de la riqueza, sentado en un zócalo de loto, una imagen que solo se encuentra en Sri Lanka.

Continuamos nuestro camino que nos llevará hasta Kandy, pero antes realizaremos una parada en la zona de MATALE, localidad situada en el corazón de la isla, en un amplio valle fértil a 300 m de altura. Atravesaremos una carretera que se encuentra flanqueada por decenas de plantaciones de especias, donde se cultiva vainilla, caucho, cacao, árboles del jack y cardamomo, entre otros. Nos detendremos en un Jardín de Especias. Aquí nos explicarán el origen y el valor de cada especia, así como sus beneficios y propiedades, ya que muchas de ellas son de uso medicinal en la Ayurveda. También recibiremos un ligero masaje a base de aceites realizados con plantas medicinales.

Almuerzo en el restaurante del Jardín de Especias.

Llegada a KANDY, donde a media tarde presenciaremos un espectáculo de danza tradicional, en el que los bailarines vestidos con trajes típicos, realizarán diversos bailes populares del país acompañados por músicos. Estos bailes imitan movimientos de animales que a través de gestos, expresan rituales a veces religiosos y a veces diabólicos. Los rostros los ocultan con máscaras y llevan ropas multicolores que combinan con divertidos abalorios. Las tres formas clásicas de danza cingalesa tienen un origen antiguo y han sido transmitidas por los antepasados hasta la actualidad. Se agrupan en tres escuelas distintas, dependiendo de la zona geográfica donde nacieron: la región de las colinas, en la zona de Kandy (llamada Uda Rata Natum), la zona sur de las llanuras (Pahatha Rata Natum) y la zona de Sabaragamuwa, provincias al sur-oeste de Sri Lanka (la danza se llama Sabaragamuwa Natum). La leyenda cuenta que un grupo de chamanes de la India fueron solicitados por un rey que sufría de una rara enfermedad, supuestamente producto de un hechizo realizado por su primera esposa. Los chamanes realizaron un exorcismo a través de un baile, el cual curó definitivamente al monarca. Desde ese momento la danza fue adoptada por los habitantes de la isla y adquirió gran importancia también a nivel religioso. Los bailarines formaban parte del Templo Sagrado del Diente, y desempeñaban un papel significativo en procesiones como la Dalada Perahera. Durante el período británico las danzas perdieron su prestigio, pero en la actualidad se han recuperado y constituyen uno de los patrimonios culturales más importantes de Sri Lanka.

Cena buffet en el hotel. Alojamiento en The Golden Crown Hotel.

DÍA 7 – KANDY – Peradeniya – KANDY

Desayuno buffet en el hotel.

La sagrada ciudad de KANDY (declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1991) se encuentra situada entre montañas, en un paraje de inmensa belleza junto a un apacible lago que es su centro neurálgico. Probablemente es la ciudad más hermosa de toda la isla, así como la más sagrada, donde se conserva la reliquia del Diente de Buda, primero establecida en Anuradhapura, luego en Polonnaruwa y definitivamente en esta hermosa y entrañable ciudad. Con algo más de 125.000 habitantes (la tercera más grande del país), Kandy ha sabido conservar la pureza de las tradiciones de la antigua Ceilán. Su importancia cultural y religiosa comenzó en el siglo XII, y dos siglos después se consolidó como núcleo político. En 1592, con la conquista por parte de los portugueses de la costa de la isla, Kandy se convirtió en la capital del último reino cingalés independiente, que rechazó los sucesivos intentos de anexión de los portugueses durante los siglos XVII y XVIII, y de los británicos en 1803. En 1815 el último rey de la dinastía Nayak, Wikrama Rajasingha, fue derrotado por los británicos, que la tuvieron sometida hasta que el  país se independizó en 1948.

Comenzaremos el día con la visita del Templo del Diente de Buda (Sri Dalada Maligawa), conjunto de pabellones rosados con techos de pizarra roja al más puro estilo cingalés rodeados por un sólido muro. Construido en el siglo XVI, el templo original se ubicaba en el centro del recinto del palacio real. Tanto el templo como el palacio fueron saqueados por los holandeses en 1765. El santuario principal fue erigido durante el reinado de Vimala Dharma Suriya (reinado 1590-1604), y posteriormente el rey Rajasinghe II lo reconstruyó a finales del siglo XVIII, tras la incursión holandesa. La estructura octogonal y el foso fueron añadidos posteriormente. Según la leyenda, alguien rescató un diente de Buda en la misma pira funeraria del Maestro en el norte de la India, hacia el año 483 a.C. y la reliquia fue traída a la isla por la princesa Orissan, quien la guardó entre sus cabellos. Fue cambiando de sede según iban cambiando las capitales de los reinos cingaleses medievales. A finales del siglo XIII el ejército invasor indio se lo llevo de vuelta a su país, pero fue rescatada por el rey Parakkamabahu III a principios del siglo XIV. El santuario principal es una estructura de dos plantas con un baldaquín dorado de 1980, y con  muros y puertas decorados. En la planta superior se encuentra la capilla que guarda el canino superior izquierdo de Buda, la reliquia más sagrada de Sri Lanka, que no podremos ver, ya que se halla dentro de una urna de oro en forma de pequeña dagoba. Se profesa una gran devoción a esta pieza dental, por lo que nos encontraremos con muchos peregrinos que intentan cumplir con el precepto de visitar al menos una vez en su vida este templo. El complejo abarca una gran superficie con muchos otros templos y museos. Detrás encontramos una capilla anexa, la Alut Maligawa, de tres plantas, con decenas de budas sedentes donados por devotos tailandeses. Su diseño recuerda al de una capilla budista tailandesa; en los dos pisos superiores se encuentra el Museo Sri Dalada, con documentos, cartas y dedicatorias de visitantes, regalos de peregrinos ilustres y fotografías de los destrozos causados por la bomba de 1998 que hicieron estallar los separatistas tamiles. En otra área del complejo, se puede admirar la Sala de Audiencias, del siglo XIX, un pabellón al aire libre con columnas de piedra labrada que parecen pilares de madera, típicas del período Kandy. Detrás del templo principal, está el Museo Mundial del Budismo, con múltiples fotografías, maquetas y exposiciones sobre budismo en todo el mundo.

Frente al edificio principal se hallan las cuatro devales (templos), dedicadas a cada uno de los dioses que protegen Sri Lanka: Pattini, Natha, Vishnú y Kataragama. Son templos hindúes, pero también  venerados por budistas, ya que el budismo no niega la existencia de seres sobrenaturales (los devas), pero considera que estos son igualmente transitorios y que solo desde la forma humana es posible alcanzar el nirvana. Podremos ver la Natha Devale, el más antiguo de Kandy (siglo XIII), de estilo dravínico, situado sobre un terraplén de piedra, posee una bonita entrada con un panel escultórico; en  los jardines destacan árboles bodi y algunas dagobas. El Plattini Devale, muy sencillo, y dedicado a la diosa de la salud y la castidad; Maha Vishnu Devale, dedicado a Vishnu, el guardián de Sri Lanka, al que se llega a través de unas escaleras labradas, y presenta un salón de tambores. A corta distancia se halla el Kataragama Devale, cuyo santuario principal se encuentra rodeado por templos dedicados a deidades hindúes y budistas.

A pocos kilómetros de Kandy se encuentra el Real Jardín Botánico de Peradeniya, sin duda el jardín más bello del país, y uno de los más bonitos y variados del mundo. Cubre una superficie de 60 hectáreas y en el mismo podemos encontrar toda clase de plantas y flores, árboles espectaculares y espaciosas veredas. Los parajes se crearon como jardín de recreo para la realeza de Kandy en 1371. Sin embargo, después de que los británicos derrocaran al último rey en 1815, el parque se convirtió en jardín botánico al año siguiente. Destaca el bambú gigante, las palmas de Palmira y las palmas de Ceilán. Junto a la entrada se encuentra la colección de orquídeas que guarda más de 300 variedades. Cerca, el jardín de las especias, repleto de todo tipo de plantas, como el clavo, la canela, la vainilla y la nuez moscada. Pasearemos también por agradables avenidas como la de los pinos de Cook, bordeada por estos árboles, o la de las palmeras reales, quizás la más hermosa. Pero la estrella del parque es el enorme ficus o higuera de Java (Ficus benjamina), traído desde Malasia y plantado en 1861. Según el propio parque da una sombra de 2.420 metros cuadrados.

Almuerzo en el restaurante del Jardín Botánico.

Realizaremos un divertido paseo en tuc-tuc por los alrededores de Peradeniya, durante el que disfrutaremos de la encantadora atmósfera del campus universitario con sus bonitas zonas ajardinadas. 

Ya de vuelta a Kandy realizaremos un breve paseo por la ciudad, un enjambre de calles y callejuelas, en la que seremos testigos del bullicioso y animado ambiente de la ciudad, sus bazares y su Mercado Central, donde encontraremos desde pescado y carne, hasta puestos rebosantes de diversas frutas: aguacates, maracuyá, mangos, y otras más exóticas como mangostán, pitahaya, carambolas, atemoyas sapodillas, así como casi treinta variedades de plátanos. También, claro está, las especias que protagonizan su cocina. Tendremos oportunidad de pasear por el magnífico lago de la ciudad, que se creó en 1807 por orden de Rajasinha, el último monarca de Kandy, quien empaló y condenó a muerte lenta en estacas a varios jefes de pueblos cercanos que se negaron a que sus ciudadanos trabajaran como esclavos en la obra. Esto fue el argumento que utilizaron los británicos para destronarlo. Situado en un bello entorno, entre montañas, la orilla del lago se encuentra muy arbolada en varios tramos y hay una isla en sus aguas que fue la residencia del harén del rey; posteriormente fue utilizada por los británicos como polvorín.

Cena buffet en el hotel. Alojamiento en The Golden Crown Hotel.

DÍA 8 – KANDY – Tren del té – NUWARA ELIYA

Desayuno buffet en el hotel.

A primera hora de la mañana nos desplazaremos a la estación de tren de Kandy, para tomar el legendario “tren del té”, hasta las montañas de  Nanu Oya. El sistema ferroviario siempre ha ocupado un lugar de importancia en la historia de Sri Lanka. La famosa línea de ferrocarril “Main line” es una de las más espectaculares y pintorescas del mundo, y también el medio más cómodo para desplazarse. Los primeros trabajos de implementación comenzaron durante la colonia británica en 1858. En 1864 comenzó a operar la primera línea que recorría el trecho que iba de Colombo a Ambepussa, un pequeño pueblo en la vía hacia Kandy. El alcance del sistema ferroviario se fue ampliando, y en 1927 su extensión total alcanzaba los 1.530 kilómetros. Su objetivo inicial era transportar el café hasta el puerto de Colombo. Después de que una enfermedad devastara los cultivos de esta planta, se utilizó para transportar las cosechas de té. El acceso a la zona alta de la isla, con sus desniveles y cascadas, no es sencillo, por lo que con el tiempo los trenes se convirtieron en un medio de transporte también para las personas, que gracias a ellos podían recorrer la isla en las cuatro direcciones. Por esta razón desde mediados del siglo pasado, los trenes en Sri Lanka se utilizan más para transporte de viajeros que de carga.

Durante el perezoso traqueteo del convoy, descubriremos el encanto de la aventura reviviendo la experiencia de una época pasada. A pesar de que el trayecto no es muy largo (no llega a 100 km), dura aproximadamente tres horas y media, y es que el tren tiene que cruzar una gran cantidad de montañas, pasando por plantaciones de té, bosques, cascadas, pueblos, y más plantaciones de té, que forman una extensa alfombra de la que destacan las tea-pluckers, las esforzadas mujeres recolectoras de té, de origen tamil, diseminadas por las verdes laderas con sus coloridos saris. Las mejores vistas para hacer fotos (también selfies), las obtendremos aprovechando las curvas que va trazando el tren.

Llegamos a la estación de Nanu Oya y nos trasladamos a NUWARA ELIYA, estación de montaña, en plenas Tierras Altas, con una población de 25.000 habitantes, es la ciudad situada a más altura de la isla, y la más “británica” de Sri Lanka, con mansiones estilo Victoriano, edificios civiles coloniales, jardines, parques, y todo rodeado de montañas y de plantaciones de té. Fue fundada en 1846 por Sir Samuel Baker, el explorador de las fuentes del Nilo y descubridor del Lago Alberto en África. Al igual que en otros lugares del imperio, Nuwara Eliya, con temperaturas más templadas que en el resto de la isla, sirvió de escape a los funcionarios ingleses dedicándose a sus aficiones favoritas y huyendo del calor en la temporada seca.

Almuerzo en el restaurante local.

A continuación visitaremos una plantación y fábrica de té donde nos explicarán todo el proceso de elaboración, los diferentes pasos y su cultura. El té es una planta de vital importancia para la economía del país que al igual que sus preciadas especias, se exportan por su alta calidad a todos los rincones del planeta. De hecho, su té negro está considerado el mejor del mundo. Sus aromas invaden tus sentidos. La geografía de la zona ofrece condiciones ideales de sol y humedad para el crecimiento de los arbustos del té. Las características del té de Ceilán están determinadas por los cambios climáticos entre el período monzónico y los vientos calientes que recorren la isla durante el período de sequía. Como en muchos otros tipos de cultivo, las mejores cosechas se presentan durante los períodos más secos y frescos, pues el crecimiento de los arbustos es más lento y esto permite una mayor concentración de los sabores y aromas. La cosecha es también una práctica paciente. Las mujeres han sido las encargadas de realizar esta labor desde tiempos históricos, y el rol de cosechadoras se traspasa de generación en generación, de madres a hijas. Durante nuestra visita podremos degustar una aromática taza de té con la que seremos obsequiados. También podremos pasear por la plantación y apreciar todo el verde del paisaje y la paciencia de las recolectoras tamiles con sus coloridos saris.

A continuación realizaremos un breve paseo por la ciudad conocida como “pequeña Inglaterra” en la que podremos contemplar sus deliciosas casas típicamente inglesas, y los alrededores del Victoria Park, uno de los parques urbanos más bonitos y mejor cuidados del sur de Asia y que cobija una gran variedad de aves, y posee una frondosa vegetación; pasearemos por las calles Old y New Bazaar, y podremos ver la oficina de Correos, con sus ladrillos rojos y su torre puntiaguda con un reloj que nos recuerda ligeramente al Big Ben. Incluso, el lugar donde nos alojaremos, The Grand Hotel, cuyo edificio original, un bungalow de una planta, fue construido como la residencia de vacaciones de Sir Edward Barnes, el quinto gobernador de Ceilán, en 1828. Posteriormente se construye el hotel, con entramado de madera. En la década de 1990, el Departamento de Arqueología de Sri Lanka identificó al Grand Hotel como una «Propiedad del Patrimonio Nacional».

Cena buffet en el hotel. Alojamiento en The Grand Hotel.

Experiencias únicas durante nuestro viaje a SRI LANKA con VAGAMUNDOS:

  • Recibir un masaje ayurvédico con baños de vapor infusionado de especias en un centro especializado de Galle.
  • Visitar un jardín de especias en Matale para descubrir usos alternativos de las especias más conocidas.
  • Subir al legendario “tren del té”, para llegar hasta NUWARA ELIYA, descubriendo el encanto de la aventura reviviendo la experiencia de una época pasada.
  • Pasear por ANURADHAPURA, primera capital del reino ceilandés, que exhala una atmósfera muy espiritual y en cuyas piedras está escrita la historia de la isla, con monumentos como la Thuparama Dagoba, la más antigua del país, o la enorme cúpula de Jetavanarama Dagoba, o el Árbol de la Iluminación de Buda, el Sri Maha Bodhi, de más de 2000 años de antigüedad.
  • Encontrarnos en POLONNARUWA, segundo vértice del “Triángulo Cultural” con el Gal Vihara, cuatro enormes imágenes de Buda que suponen un hito en las tallas cingalesas.
  • Explorar todos los misterios que oculta la Roca de Sigiriya que se alza 370 metros de forma abrupta sobre la inmensa llanura en lo que supone la imagen más icónica y espectacular de Sri Lanka.
  • Otro de los hitos de nuestro viaje será DAMBULLA, con sus ancestrales cuevas-monasterios excavadas en granito puro, repletas todas ellas de budas de diversos tamaños con muros y techos decorados con pinturas de temática profana y religiosa.
  • Realizar un Trekking por Horton Plains, un parque que se asienta  sobre una meseta situada entre los 2.100 y 2.300 metros de altitud, que termina en el barranco del Fin del Mundo.
  • Acudir a una plantación de té y degustar una taza de Ceylon Silver Tips, un tipo excepcionalmente raro, que posee un sabor complejo y delicado y un precio altísimo.
  • Los parques naturales de Sri Lanka son auténticamente espectaculares. Durante nuestro viaje tendremos oportunidad de visitar el de MINNERIYA y el de YALA, dos de los más importantes del país, que nos dará oportunidad de conocer de cerca una fauna sumamente variada como elefantes, leopardos, macacos, búfalos salvajes, mangostas, … además de innumerables especies de mariposas y aves;
  • Recorrer el encantador casco antiguo de GALLE que abarca cuatro siglos de historia y en el que quedan restos de las tres naciones que lo colonizaron: Portugal, Holanda y Gran Bretaña.
  • Disfrutar de paseos por la ciudad sagrada de KANDY, situada entre montañas, en un paraje de inmensa belleza, junto a un apacible lago, y el hogar del templo del Diente de Buda.
  • COLOMBO, donde experimentaremos la mezcla única de las influencias holandesas, portuguesas, británicas y cingalesas, con espectaculares templos como el hindú Sri Ponnambalam Vanesar Kovil, un ejemplo incomparable de arquitectura dravínica con una atmósfera muy especial, o el budista Templo Gangaramaya, con una mezcla del clásico cingalés, tailandés, hindú, birmano y chino.


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