Viaje a SICILIA y las islas Eolias I: Siracusa, Piazza Armerina y Agrigento | Los viajes de Vagamundos día a día

Viajamos a la isla Infinita, la mayor del Mediterráneo, y el destino que cuenta con mayor número de lugares reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por kilómetro cuadrado. Conocida en la antigüedad como la MAGNA GRECIA, se trata de una isla sin igual, con sus templos griegos, sus villas romanas, sus catedrales normandas, sus pueblos marineros y sus acogedoras gentes. Su magia inunda cada rincón de la misma.

Visitaremos, sus catedrales normandas, como la de Monreale, con sus bellos mosaicos dorados  presididos por el impresionante Cristo Pantocrátor; sitios arqueológicos griegos como el de Segesta, uno de los más importantes del Mediterráneo, o el Valle de los Templos en Agrigento, que podemos definir sin temor a equivocarnos como la “octava maravilla del mundo”; también podremos contemplar la Villa Romana del Casale con sus más de 3500 m2 de bellísimos mosaicos o el teatro griego de Taormina; ciudades medievales como la encantadora Erice, cuya formación tiene que ver con lo mítico y lo sagrado; ciudades barrocas como la laberíntica Ragusa. También visitaremos su capital, Palermo, asombrosa ciudad, repleta de piedras con historia, y callejuelas estrechas por las que callejearemos para descubrir los secretos que nos depara cada rincón; o Siracusa, ciudad que inspiró a Platón para soñar su estado perfecto. Maravillas naturales como el Etna, y las míticas Islas Eólias, que los griegos creyeron morada del dios Eolo, dios del viento, circundadas por numerosos arrecifes, con sus todavía activos cráteres como Vulcano o la cinematográfica y romántica Strómboli, con su “Sciara del Fuoco”, cascada de lava que se precipita al mar. Digna de mención es también su gastronomía, que disfrutaremos en todo su esplendor, también influida por su historia tiene platos procedentes de todas las culturas que han pasado por allí, incluida la española.

Día 1 – MADRID – CATANIA – SIRACUSA

Presentación en el aeropuerto de Madrid tres horas antes de la salida. Trámites de facturación y embarque. Salida a las 11.45 hrs del vuelo AZ0061 de la compañía ALITALIA con dirección ROMA. Llegada a las 14.15 hrs, enlace y salida del vuelo AZ1741 con destino CATANIA, a las 17.10 hrs. Llegada a CATANIA a las 18.25 hrs.

Después de los trámites de entrada, recepción y asistencia en el aeropuerto a cargo de los representantes de nuestro receptivo, nos trasladamos a Siracusa.

SICILIA es una de las veinte regiones que conforman la República Italiana. Su población supera los 5 millones de habitantes (la cuarta más poblada del país, tras Lombardía, Lacio y Campania), y con  25.833 km², la más extensa. Aquí se encuentran dos de las mayores ciudades italianas: Palermo (capital regional) y Catania. Separada de la península itálica por el estrecho de Mesina, forma parte de la llamada Italia insular, siendo la isla de mayor tamaño del Mediterráneo y la séptima más grande de Europa. Es una de las cinco regiones con estatuto especial del país. Forman parte de la región también varios archipiélagos más pequeñas: las islas Eolias al nordeste, las islas Egadas al oeste, las islas Pelagias al suroeste, las islas de Pantelaria al sur y Ustica al noroeste. Hasta 2015, Sicilia se dividía administrativamente en nueve provincias, cada una con una capital homónima a su provincia. Con la reforma de dicho año, la región siciliana suprimió sus nueve provincias, constituyendo nueve libres  consorcios municipales. De estos, tres son ciudades metropolitanas (Palermo, Catania y Mesina).

Los sicilianos se debaten entre dos sentimientos contradictorios: la conciencia de sentirse  durante 3.000 años defraudados, relegados y humillados tanto por los sucesivos ocupantes de la isla como por la propia Italia peninsular, y el orgullo de saberse habitantes de una tierra que todos han deseado. El fatalismo siciliano lo podemos comprobar en sus opiniones sobre la situación económica y social de la isla. Una desconfianza innata hacia lo que viene de fuera, ha potenciado una mentalidad insular que va más allá de la isla geográfica, para llegar a la isla dentro de las sucesivas islas: la comarca, el valle, el pueblo, hasta alcanzar la familia, un núcleo todavía mucho más fuerte para los sicilianos que en otras regiones, el “verdadero Estado del siciliano”. En todos los sicilianos hay una intensa contradicción amor/odio hacia su isla, de la que ellos mismos son los más tremendos críticos.

Alojamiento en Hotel Parco delle Fontane.

Día 2 – SIRACUSA – Ragusa – SIRACUSA

Desayuno buffet en el hotel.

Estamos en SIRACUSA, ciudad que durante 27 siglos ha tenido una gran presencia económica y cultural en la isla, y cuya historia es como un libro abierto visible en sus calles y edificios. Durante tres siglos, desde alrededor del año 500 a.C., Siracusa fue una de las ciudades más poderosas del Mediterráneo. Aunque el lugar estaba ya habitado por mercaderes griegos y fenicios, la colonia se fundó en el 734 a.C. en Ortigia, la maravillosa isla en la que se agrupa la ciudad griega, medieval y barroca, por un grupo de corintios que le dieron el nombre de un pantano vecino, Syraka. Aliado con Agrigento, consigue la victoria sobre los cartagineses en 480 a.C. Durante el gobierno del tirano Gerón la ciudad alcanzó la cumbre de su esplendor cultural, albergando a los mayores filósofos y poetas de la época. Por sus calles han paseado Esquilo, Píndaro, Platón o Teócrito, entre otros muchos. También Safo, que vivió aquí sus siete años de exilio y aprovechó para casarse con un acaudalado anciano que al morir legó su fortuna a la poetisa. La expansión de la ciudad entró en conflicto con la de Atenas, que enviaron una expedición que fue derrotada por Siracusa en el 415 a.C. En el 250 a.C. la ciudad se había convertido en una de las más poderosas del Mediterráneo. En el 212 a.C. cae en poder romano después de dos años de heroica resistencia dirigida por Arquímedes (que nació en la ciudad) y sus famosas máquinas de guerra. En el siglo III las relaciones comerciales con Siria y Palestina favorecen asentamientos de comunidades cristianas; posteriormente, tras una lenta decadencia, fue ocupada por vándalos, godos y bizantinos, y en 878 d.C. por los árabes. Con la dominación aragonesa recupera parte de su esplendor cuando se levantaron iglesias y conventos sobre los restos antiguos. Ya en el siglo XIX, la ciudad recupera su importancia política, económica y social.

Dedicaremos la mañana a la visita de la ciudad de SIRACUSA (declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2005). Comenzamos con el Parco Archeologico della Neapolis, inaugurada en 1955 y donde cerca de la entrada nos encontramos el Ara di Gerón, enorme altar de 200 m de largo, levantado para los sacrificios que se ofrecían a Júpiter Eleuterius; podían llegar a sacrificarse hasta 400 bueyes en un día. Solo se conserva la base del altar tallado en la roca. El Teatro Griego, con capacidad para 20.000 personas, es una de las mayores más perfectas y mejor conservadas construcciones de este tipo del mundo. Aquí se representaron obras de Eurípides, Sófocles y, cómo no, de Esquilo, que era siracusano; esta construcción, que también se utilizó para asambleas populares, hoy en día alberga festivales de teatro y música. Construida en el siglo V a.C., adquirió su aspecto definitivo en el siglo III a.C.; en la época romana se modificaron algunas zonas para adaptarlo a la tipología de los teatros romanos, dedicados sobre todo a espectáculos circenses. Excavado casi totalmente en la roca de la colina Temenite, consta de un gran auditorio de 138 m de diámetro y está dividido en 9 sectores; originalmente poseía 67 filas de las que quedan 46. Al oeste del teatro se extiende la Latomía del Paradiso, la mayor de las más de 12 canteras locales que suministraban piedra caliza para las construcciones de la ciudad. Estas latomías fueron utilizadas también durante siglos como prisiones. Destaca la Oreja de Dionisio (llamada así por Caravaggio por su forma) una gruta artificial de 65 m de longitud y 23 de altura, con una sonoridad excepcional. Según la tradición, Dionisio el Viejo encerraba aquí a sus prisioneros y desde la altura espiaba sus conversaciones. Otro punto es la gruta de los cordeleros que recibe su nombre porque durante siglos los fabricantes de cordeles trabajaron en este lugar. Rodeado de pinos y bordeado de sarcófagos de piedra, se encuentra el Anfiteatro Romano, construido entre los siglos II y III d.C., y cuya parte inferior está excavada en la roca; de forma elíptica, en su momento era grandioso, solo superado por el Coliseo de Roma y el Jem de Túnez. Dos puertas al norte y al sur servían de entradas a la arena de 70×40 m.

Continuamos hacia la ISLA DE ORTIGIA, pequeña isla de apenas 1 km2, que se encuentra unida a tierra firme por dos puentes y que constituye el núcleo más antiguo y más continuamente habitado  de la ciudad. Se trata, de uno de los lugares más encantadores de Italia, donde hallaremos vestigios griegos, medievales, renacentistas y barrocos. Aquí se localiza el casco histórico de la ciudad. Visita del Templo de Apolo, cuya construcción se remonta a finales del siglo VII a.C., siendo el más antiguo de los grandes templos griegos de Sicilia. El tamaño de este templo dórico es impresionante (58 m de largo por 24 m de ancho). Durante los siglos siguientes fue transformado sucesivamente en iglesia bizantina, mezquita y basílica cristiana. La Piazza del Duomo, rodeada de imponentes palacios barrocos, está dominada por la Catedral Barroca, con su imponente y rica fachada adornada con estatuas y columnas corintias. Su construcción se remonta al siglo XVIII. Incorpora un antiguo templo, dedicado a Minerva, que a su vez fue levantado sobre el emplazamiento de otro templo anterior del siglo VI a.C. dedicado a Atenea. Su interior está formado por tres naves. La mediana aún se sostiene con las 36 sólidas columnas dóricas del antiguo templo de Atenea. Contiene numerosas obras de arte entre las que se pueden destacar, la capilla de Santa Lucia, en cuyo altar se encuentra una riquísima imagen de plata de la santa; la capilla del Sacramento de planta poligonal, y adornada de elementos arquitectónicos de piedra caliza; en la capilla del Crucifijo, la tabla con fondo de oro de San Cosimo, atribuida a Antonello de Mesina. Continuamos con la mítica Fuente Aretusa, uno de los manantiales más importantes del mundo helénico. Habitada por patos blancos, y rodeada de esbeltas plantas de papiro, es la metáfora de las relaciones de Siracusa con la ciudad madre de Corinto. Aretusa era una de las ninfas de  Artemisa. En el Peloponeso, enamorada de ella el cazador Alfeo, la acosaba sin cesar. La diosa para liberar a la ninfa, la convirtió en fuente en la lejana isla de Ortigia. Pero Alfeo no renunció a su amada, y transformándose en rio sumergió su curso bajo tierra, para más allá del mar Jónico, mezclar sus aguas con las de Aretusa.

Almuerzo en Templo di Athena (Siracusa) o similar.

En el año 2002 la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad las “Ciudades del barroco tardío del Valle del Noto”, formado por ocho ciudades del sudeste de Sicilia (Caltagirone, Militello, Val Di Catania, Modica, Noto, Palazzolo, Ragusa y Scicli) que fueron reconstruidas in situ, o en sus proximidades, después del terremoto que las destruyó en 1693. Fruto de una iniciativa colectiva de gran envergadura, su reconstrucción se caracterizó por el alto nivel de las obras arquitectónicas y artísticas realizadas. Edificadas en el estilo barroco tardío imperante de la época, estas ciudades son un ejemplo sumamente ilustrativo de toda una serie de innovaciones notables en materia de urbanismo y técnicas de construcción.

Después del almuerzo nos dirigiremos a RAGUSA (declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2002), una de las ciudades más interesantes del Valle del Noto,  Fundada como Hybla Heraia por los sículos, fue también colonia griega y romana y tuvo gran importancia bajo los  normandos, cuando el conde Roger la convirtió en feudo para su hijo Roger II en 1091. Está dividida en dos comunidades, la nueva, construida en la meseta tras el terremoto de 1693 y por otro lado, coronando una colina al este, está la encantadora IBLA, con su revoltijo de tejados y callejuelas enmarañadas donde antaño vivían la aristocracia y el clero. Esta parte de la ciudad, que conserva un sabor entre medieval y barroco, con uno de los cascos antiguos más atractivos y característicos de Sicilia, que la hace singular, será la que visitemos.

Pasearemos por sus calles, y llegaremos a la Piazza del Duomo, rectangular y en cuesta, está rodeada por tres edificios entre los cuales se encuentra el Palacio Arezzi, que cuenta con una galería y, en el lado opuesto, el Palacio Donnafugata, dotado de una celosía de madera. Aquí se halla la Catedral de San Giorgio, construida entre 1768 y 1775 sobre los cimientos de San Nicolò, que fue destruida por el terremoto de 1693. La bella fachada de piedra rosa posee tres filas de columnas que junto con las líneas verticales de la escalinata que conduce a la iglesia, acentúan la proyección del alzado del edificio, coronado por una impresionante cúpula neoclásica iluminada por vitrales azules, y encuadrada por columnas corintias añadidas en el siglo XIX. En el extremo de la ciudad se encuentra el Giardino Ibleo, delicioso jardín construido en 1858 sobre una colina caliza entre dos hondos valles, Cava San Leonardo y Cava Santa Domenica, desde el que tendremos unas bonitas vistas de la zona. A la entrada se erige la iglesia de San Vicenzo Ferreri, con su campanario de tejas barnizadas, hoy transformada en auditorio. A su derecha se puede admirar la rica portada de San Giorgio Vecchio, de estilo gótico catalán (siglo XV).

Dispondremos de tiempo libre para callejear por las callejuelas de la ciudad. Volvemos a Siracusa. Alojamiento en el hotel.

Alojamiento en Hotel Parco delle Fontane.

Día 3 – SIRACUSA – Piazza Armerina – AGRIGENTO

Desayuno buffet en el hotel.

Nos trasladamos hacia el interior de la isla hasta llegar al pueblo de PIAZZA ARMERINA, que se levanta sobre tres colinas. A 5 km se encuentra la Villa Romana del Casale, fastuosa residencia de la época tardoimperial, que debe su fama a sus magníficos mosaicos, la mayor serie del mundo que puede  admirarse in situ. Son notables tanto en extensión (40 salas, 3.500 m2), como por la belleza de la policromía y la calidad de sus diseños, en los que se suceden escenas mitológicas y de la vida cotidiana o de acontecimientos particulares como la caza, los juegos del circo, fiestas en honor a divinidades y cosechas alternadas con decoraciones geométricas, medallones, estrellas y grecas en un arco iris de colores. El origen y el propietario de la  suntuosa mansión del siglo III d.C. es todavía un misterio. En un principio se pensó que se trataba de un pabellón de caza del emperador Maximiliano, uno de los tetrarcas que gobernó el imperio de 286 a 305. Otros historiadores pensaban que podría tratarse  de una gran casa pública de placer (es decir, un prostíbulo de lujo), dado el exuberante paganismo y la variedad de placeres representados. Hoy, una gran parte de los historiadores creen que la construyó un  riquísimo terrateniente. Lo que es seguro es que el lugar fue habitado hasta el siglo XII, cuando un incendio lo destruyó y, providencialmente, fue cubierta de barro. El hallazgo de la villa se remonta a 1812, pero no sería hasta 1929 cuando el gran arqueólogo Paolo Orsi descubrió el primer mosaico. Éstos fueron, probablemente, obra de artistas norteafricanos, y muchos de los paneles es posible que se crearan fuera de Sicilia y luego traídos hasta aquí. El suelo de la villa, constituido casi por entero por mosaicos policromos que permanecen en muy buen estado, es único por la diversidad de temas que tratan. Con el fin de apreciar toda su belleza, las escenas centrales fueron realizadas de manera que se presentan de frente según se entra en cada estancia. El sentido del movimiento y de la acción es tan prodigioso que otorga vida y realismo a las fieras y otros animales exóticos.

Visitaremos los elementos más importantes de la Villa Romana del Casale (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1997), a la que se accede por el ingreso monumental, con un arco de tres luces donde se ubicaban las puertas de acceso a un patio porticado. No nos  perderemos el frigidarium, la sala con la piscina fría, decorada con mosaicos de criaturas marinas mitológicas, nereidas, tritones y querubines. A continuación el caldarium, con dos ábsides y tres pequeñas cámaras para baños de vapor. La sala del Circo, una pieza oval y redondeada en sus extremos servía posiblemente como gimnasio. La decoración de mosaico reproduce el decorado de un circo identificado como el Circus Máximus de Roma, y en el mismo se ilustra una carrera de cuadrigas que marca el final de las fiestas en honor de Ceres, diosa de las Cosechas. En la sala de la Danza, se representa a seis parejas de bailarines entre los que destaca una joven con un velo flotando sobre su cabeza. A continuación, la sala de la Pequeña Cacería, donde un maravilloso mosaico representa en una serie de  cinco cuadros el desarrollo de una batida de caza. El corredor de la Gran Cacería, enorme pasillo de 66 m de largo terminado en ábsides, que alberga el más evocador y monumental de la villa: representa sucesivamente la persecución y captura de las fieras, su embarque y su desembarque. Elefantes, hipopótamos, camellos, rinocerontes, panteras, leones, todos ellos destinados a espectáculos circenses con escenas de un gran naturalismo. La composición es sorprendente por su diversidad. La lucha entre hombre y animales está descrita con un realismo poco común. Resulta admirable el sentido de la acción y del movimiento, así como la riqueza de los detalles y el cuidado con el que se tratan. La sala de Muchachas en Bikini, símbolo de la villa, que representa en dos registros diferentes, a jóvenes gimnastas dedicadas a la carrera, el atletismo o el juego de pelota. Utilizan vestimenta propia de las  deportistas de la antigua Roma, muy parecida al bañador de nuestra época. Lo que llevan es en realidad la fascia pectoralis (sujetador) y la subligatura (especie de braga), con las que se cubrían durante el ejercicio físico. En el registro inferior otra joven con toga corona a una compañera victoriosa. La gran sala del Triclinium, que servía de comedor de la villa, y en cuyo centro se representa los “doce trabajos de Hércules”, algunos de cuyos mosaicos se han perdido. La sala de los Amantes, con el famoso mosaico que representa a un joven que abraza a una muchacha desnuda, rodeado por medallones con las cuatro estaciones.

Almuerzo en Restaurante Trinacria (Piazza Armerina) o similar.

Continuamos hacia AGRIGENTO, la ciudad que fue definida por Píndaro como “la más hermosa entre las ciudades de los mortales”. Habitada desde la Prehistoria, fue fundada en el 581 a.C. por colonizadores procedentes de Gela, en la costa sur de la isla, que le dieron el nombre de Akragas. Llegó a tener en la época del tirano Terón (488-472 a.C.) una población de 200.000 habitantes; fue el período de mayor esplendor, donde florecieron las artes y las ciencias y se levantaron suntuosos edificios. Esta prosperidad se frenó cuando en el 406 a.C. fue conquistada por los cartagineses, permaneciendo bajo su poder hasta el 408 a.C., cuando fue liberada por Siracusa. Ocupada por los romanos desde el 210 a.C., la ciudad volvió a florecer, hasta la llegada de los bizantinos y los primeros cristianos, que probablemente fueron quienes arrasaron el lugar y sus templos paganos. Esto continuaría hasta la ocupación por los árabes en el 827. La población disminuyó durante la mayor parte de la Edad Media. Revivió algo después del siglo XVIII. En 1860, los habitantes apoyaron con entusiasmo a Giuseppe Garibaldi en su campaña para unificar Italia (el Risorgimento). La ciudad sufrió varios destructivos bombardeos de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

Visitaremos el majestuoso Valle de los Templos (declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1997), una amplia zona donde se construyeron durante los siglos VI y V a.C. siete templos griegos monumentales, todos de estilo dórico y hexástilos (con seis columnas en sus frentes), y que presentan, según la tradición clásica, su fachada principal hacia oriente para permitir la entrada de  la luz del amanecer hasta la cella del dios. Todos presentan un hermoso color dorado de la piedra calcárea con la que se levantaron y, en algunos de ellos, son visibles los restos de la capa de estuco blanco que un día los recubrió. Recorreremos lo más destacado de este soberbio yacimiento, entre lo que destacamos el Templo de Zeus Olímpico, el mayor templo dórico del mundo griego, con unas dimensiones de 113 m x 56 m, fue  dedicado al padre de los dioses tras la victoria de Himera sobre los cartagineses en el 480 a.C. A pesar de lo poco que queda en pie de este grandioso templo, la escala de las ruinas da una idea del tamaño de la estructura. El Templo de Castor y Polux dedicado a los divinos Dioscuros, sus cuatro columnas supervivientes sustentando elementos del arquitrabe se recompusieron en el siglo XIX, utilizando incluso elementos de otros templos. Su romántico perfil recortándose sobre el cielo siciliano, se ha convertido en uno de los símbolos de la isla. Levantado a finales del siglo V a.C., constaba de 34 columnas y fue gravemente dañado en el saqueo de la ciudad por los cartagineses. El Templo de Hércules, levantado en el 510 a.C., es el más antiguo del complejo. De estilo arcaico dórico, solo quedan sobre una plataforma de tres escalones, 8 de las 38 columnas de 10 m de alto que lo rodeaban. Puestas en pie a principios del siglo XX, permiten imaginar, más allá de su estado degradado, la elegancia del edificio. El Templo de la Concordia, erigido entre el 450 y 430 a.C., es un imponente edificio levantado sobre un sólido basamento de cuatro gradas. Su magnífica conservación y sus nobles proporciones (42 m x 19.50 m) lo convierten en el más hermoso de los templos dóricos sicilianos, y en uno de los más bellos del mundo. En la actualidad, todavía se desconoce a quién fue dedicado este templo, al que se ha nombrado convencionalmente en honor a Concordia, la diosa romana de la armonía, por la inscripción latina de la era romana que se encuentra cerca, que no está relacionada con ella. Está rodeado por 34 columnas, en su tiempo recubiertas por estuco coloreado, y conserva las arcadas abiertas en los intercolumnios cuando en el siglo VI fue adaptado a basílica cristiana en tres naves. En 1748 fue de nuevo restaurado, devolviéndole sus formas primitivas. El edificio cuenta con la llamada “corrección óptica”, esto es, el adelgazamiento superior de las columnas y leve abombamiento a dos quintos de su altura, lo que las hace parecer más altas. Las columnas laterales tienen una menor separación y son de mayor diámetro que las demás, así como se inclinan hacia dentro para contrarrestar el efecto óptico contrario. Dominando el entorno desde la cima panorámica de la colina, también veremos el Templo de Hera Lacinia, que fue construido en el 470 a.C., de 38 m x17 m, sobre un podio de 4 escalones, dedicado a la esposa de Zeus y unido a ritos para obtener la fecundidad de las mujeres según la tradición. Restaurado en época romana, sus muros muestran todavía las huellas del incendio de 406 a.C.

Alojamiento en Hotel Della Valle.

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