Viaje a POLONIA III: Częstochowa, Auschwitz, Wieliczka, Cracovia | Los viajes de Vagamundos día a día.

DÍA 7 – WROCLAW – Częstochowa – Auschwitz – CRACOVIA

Desayuno buffet en el hotel. Por la mañana, salida hacia Częstochowa, sede episcopal y capital religiosa y espiritual de Polonia. Situada a orillas del río Warta, la ciudad está rodeada por un paisaje de extraordinaria belleza en la frontera de tres voivodatos: Silesia (al que pertenece administrativamente), Pequeña Polonia (al que pertenece históricamente) y Lodz. En el siglo XIV ya se exploraban sus minas de hierro, por lo que la ciudad gozaba de una cierta riqueza. Destruida por los suecos en 1655, fue reconstruida, recuperando su importante papel industrial en el transcurso de los siglos XVIII y XIX gracias a un fuerte incremento de las actividades mineras. A ello se añadió, a partir de la II G.M., la industria del turismo, ligado sobre todo a las peregrinaciones.

Visita del Complejo Monástico de Jasna Góra, el santuario mariano más famoso de Polonia y el primer lugar de peregrinación del país. El Monasterio fue fundado en 1382 por los monjes paulinos llegados desde Hungría, invitados por el duque Wladyslaw de Opole. Sus miembros lo levantaron en una colina de 293 m situada en la parte occidental de la ciudad, a la que llamaron Jasna Góra (“colina luminosa”). Se accede a la fortaleza a través de cuatro puertas construidas entre los siglos XVII y XVIII, que conducen a la explanada en la que se halla el conjunto conventual. En primer lugar está la basílica gótica, de los siglos XIV y XV, dominada por una elegante torre campanario del siglo XVII y 106 m de altura (la más elevada de Polonia). A consecuencia de un incendio ocurrido en 1690, el interior de la basílica, de tres naves, fue reformado entre 1693 y 1695, en estilo barroco, con estucos y frescos del artista silesiano Karol Dankwart. A lo largo de la nave derecha, en los siglos XVII y XVIII, se construyeron dos capillas, una de ellas doble, en dos niveles. El altar mayor, en el que está representada la Asunción, es una obra de Giácomo Antonio Buzzini (1728); a la misma época pertenecen también los otros altares de la basílica. Desde la nave izquierda se accede a la amplia Capilla de la Natividad de María, de tres naves, con numerosos estucos y dorados; sobre el altar barroco de ébano y plata, ricamente tallado, se halla la famosísima y venerada imagen de la Virgen Negra, cuyos orígenes se pierden en la leyenda. Está rodeada de ofrendas votivas, especialmente desde que, en 1717, la Virgen Negra fue coronada como “Reina de Polonia” por voluntad del papa Clemente XI. Sobre el altar de la nave derecha hay una Crucifixión de la escuela de Veit Stoss (siglo XV);sobre el altar de la nave izquierda, un grupo escultórico de la Piedad (siglo XVI). La parte más antigua de la capilla es el presbiterio, de estilo gótico del siglo XV, al que se añadió entre 1642 y 1644 el cuerpo de tres naves construidas en un estilo entre manierista y barroco, hoy considerado uno de los mejores resultados de la arquitectura polaca de la contrarreforma.

Finalmente pasaremos al Museo del Claustro, donde conoceremos la historia del lugar, el tesoro y la armería. Podremos contemplar cuadros votivos, orfebrería religiosa, códices miniados, documentos relativos a la fundación de Jasna Góra, o instrumentos antiguos. En la parte de la armería nos muestra toda la parafernalia militar, con banderas, condecoraciones, armas blancas, etc.

Almuerzo en restaurante local.

A continuación, nos trasladamos a Oświęcim, una tranquila localidad industrial situada en la frontera entre Silesia y Malapolska, y 40 km al oeste de Cracovia. Su nombre en polaco no nos dice nada, pero su topónimo en alemán: Auschwitz, todavía produce escalofríos. Se trata del símbolo mundial del terror, de genocidio y de holocausto. Aunque visitarla pueda resultar desolador, la experiencia permitirá entender la maldad absoluta del Holocausto.

Visita del Museo y Monumento Conmemorativo de Auschwitz-Birkenau (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1979). Destinado inicialmente a intelectuales polacos, se fue ampliando para acoger prisioneros de otras nacionalidades, aunque en su mayoría fueron judíos  de todos los rincones de Europa. Abierto por Himmler en 1940 y dirigido por Rudolf Hess, el campo de Auschwitz constituyó el final de viaje para numerosos prisioneros de 28 países. En su momento de máxima expansión el complejo constaba de 3 campos principales: Auschwitz (Auschwitz I), abierto en junio de 1940; Birkenau (Auschwitz II) abierto en marzo de 1941 y Monowitz (Auschwitz III) abierto en 1943; y unos 40 campos secundarios. En Auschwitz murieron, según las últimas estimaciones oficiales, entre 1,1 y 1,5 millones de prisioneros.

Las cámaras de gas, con capacidad para matar miles de personas al día, empezaron a funcionar sin cesar en 1942. Los trenes llegaban al andén, donde se seleccionaba a las personas para exterminio (destino de la mayoría), trabajos forzados o experimentos médicos. Los seleccionados para extermino eran gaseados y sus cadáveres incinerados en los cuatro hornos crematorios. Además de judíos murieron polacos, prisioneros de guerra soviéticos, gitanos y homosexuales. Al liberar los campos, en enero de 1945, los soldados soviéticos encontraron 7.650 prisioneros enfermos y moribundos.

Sobre la entrada se lee el lema “Arbeit macht frei” (“El trabajo nos hace libres”). A partir de aquí comienza el museo de los horrores. Los alemanes que huían en estampida, solo destruyeron parte de Auschwitz y muchos de los edificios originales de ladrillo permanecen en perfecto estado como un sombrío testigo de la historia del campo. Unos 13 de los 30 barracones de la prisión que quedan ahora, se conservan como monumento conmemorativo; los barracones albergan un museo que documenta la historia del exterminio y las persecuciones de la guerra.

Continuación a Cracovia. Alojamiento en Golden Tulip Krakow Kazimierz.

DÍA 8 – CRACOVIA: visita de la ciudad

Desayuno buffet en el hotel. Cuenta la leyenda que CRACOVIA se fundó tras la derrota de un dragón, de ahí que sus bonitas calles y plazas rezumen esa atmósfera mítica.

El primer asentamiento del que se tiene constancia en la zona está fechado en la Edad de Piedra, tal como demuestran los restos arqueológicos encontrados en la colina de Wawel. A finales del siglo X la ciudad ya era un importante centro de intercambios comerciales, para convertirse en el siglo XI en la capital del Ducado de los Piast y el primer centro del cristianismo en Polonia. Durante el siglo XIII fue atacada en sucesivas incursiones por los tártaros, que destruirían casi por completo la ciudad. Con el reinado de Casimiro III, el último Piast, la ciudad resurgiría con fuerza cuando en el año 1364 fundó la Universidad de Cracovia. En 1396, Jagiello, el príncipe de Lituania, es nombrado Rey de Polonia y se convierte al catolicismo. Con él se inicia la dinastía de los Jagiellon, o lo que es lo mismo, el período de máximo esplendor de Cracovia como centro comercial y cultural, pasando a ser la capital de Polonia hasta que en el año 1609, el Rey Segismundo III, traslada la capital del Reino a Varsovia. A mediados del siglo XVII y tal como le sucedió al resto del país, Cracovia fue atacada por los suecos y, a finales del siglo XVIII tras la ocupación y partición de Polonia, la ciudad pasó a formar parte del Imperio Austro-Húngaro hasta el final de la I Guerra Mundial, momento en que pasa de nuevo a manos de Polonia. En la II Guerra Mundial la ciudad estuvo relativamente a salvo de la destrucción sufrida por otras ciudades (como es el caso de Varsovia), aunque sufrió el saqueo de numerosas obras de arte. En la actualidad, Cracovia es uno de los destinos turísticos más importantes de Europa Central y el más importante de Polonia. Es la ciudad de los artistas y de la cultura, además de uno de los centros del catolicismo: Karol Wojtyla fue aquí arzobispo.

La ciudad vieja conserva la disposición urbanística que tenía en la segunda mitad del siglo XIII, y a su alrededor se construyó una gran muralla con torres. En el siglo XIX los muros se demolieron y solo se dejó una pequeña sección. El foso se cegó y fue sustituido por el Parque Planty, una zona verde en forma de anillo que rodea el casco antiguo. Las calles del casco histórico son ortogonales y confluyen en el Mercado Central.

Por la mañana, visita de la ciudad de Cracovia (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1978), durante la que tendremos oportunidad de ver una parte de la muralla que rodeaba a la ciudad, un doble anillo que se construyó entre 1285 y principios del siglo XV. La mayor parte se derribó en el siglo XIX. Uno de los restos que quedan de las fortificaciones medievales es la Barbacana, un bastión circular, adornado con siete torrecillas construido a principios del siglo XVI como refuerzo de la defensa de la ciudad. Defendía la Puerta de Florián, del siglo XIV, de ladrillo y coronado por un remate barroco, que fue el principal punto de acceso a la ciudad, y con la que estaba comunicada por un pasadizo subterráneo.

Llegada a la Plaza del Mercado, que se trazó en 1257 cuando la ciudad obtuvo la carta municipal. De una imponente belleza, es una de las mayores plazas medievales de Europa (200 m x 200 m) llena de vida todo el año (en Julio la tendremos repleta de terrazas de cafés). Se encuentra rodeada de muchos edificios, todos ellos de gran interés histórico. Situado en el centro de la plaza, se encuentra el Mercado de Paños, edificio gótico de ladrillo que en su día fue centro del comercio textil medieval de Cracovia. Construido en 1393, y restaurado en varias ocasiones, la última en estilo renacentista. A finales del siglo XIX le fueron añadidos los pórticos neogóticos laterales, las torrecillas en saledizo y las portadas centrales. No muy lejos se encuentra la estatua de Adam Mickiewicz (1798-1855), el mayor poeta romántico polaco, obra del escultor Teodor Rygier (1898). La Torre del Ayuntamiento, de estilo gótico, se encuentra coronada por una cúpula barroca que domina la plaza Mayor del Mercado. Es el único vestigio conservado del Ayuntamiento, construido en el siglo XIV y derribado a principios del XIX.

También en la plaza, se encuentra la Iglesia de Santa María, un imponente edificio de ladrillo rematado por dos torres de diferente altura que los vecinos de Cracovia levantaron para rivalizar con la catedral Real de la colina de Wawel. La estructura inicial es de la década de 1220 y tras su destrucción durante la incursión tártara, empezaron las obras de la basílica gótica consagrada en 1320. Después de varias ampliaciones, a principios del siglo XV, se reconstruyó el cuerpo principal tal y como lo vemos hoy, mientras que las capillas laterales son de la primera mitad del siglo XVI. A finales del siglo XIV se edificaron las dos torres de la fachada. La torre de la izquierda, la más alta (81 m), tiene un complicado remate de ocho torrecillas y una aguja que sustenta la corona real. La torre de la derecha (o Torre de la Campana, de 69 m), incompleta, tiene un remate renacentista. (En la torre más alta de la iglesia da las horas un trompetista que toca la Señal Mariana o Hejnal Mariacki, una sencilla melodía que se interrumpe de golpe. Con ello se recuerda un episodio de las invasiones tártaras, cuando un centinela avistó las hordas que se acercaban a la ciudad y tocó la trompeta para alertar a la población, aunque mientras tocaba cayó por un flechazo enemigo en la garganta. Intentaremos estar a tiempo para no perdernos el hejnal). El interior, presenta el aspecto y las dimensiones de las grandes basílicas góticas: tres naves, de las cuales, la central tiene bóvedas revestidas con frescos de finales del siglo XIX de tema histórico; el presbiterio se ilumina mediante tres grandes ventanas góticas con espléndidas vidrieras de finales del siglo XIV, en las que se narra en 120 escenas la historia de la Humanidad según el Antiguo y Nuevo Testamento. En el lado opuesto de la iglesia, sobre la galería del órgano, hay un precioso vitral art nouveau. Los coloridos murales de Jan Matejko armonizan con la arquitectura medieval y sirven de telón de fondo para el altar mayor, considerado la obra maestra del gótico polaco y, según se dice, la octava maravilla del mundo para Pablo Picasso. El coro, tan largo y alto como la nave central, está cubierto por bóvedas estrelladas, de 1442, y presenta una sillería de estilo renacentista en su parte inferior y barroca en la superior, obra de Fabián Moller. El retablo del altar mayor, es un políptico con un panel central, intrincadamente tallado en madera de tilo, policromado y dorado. Se trata de la obra maestra del artista Veit Stoss, que tardó más de una década en terminarla. Es el obra de arte medieval más grande (11 m x13 m) e importante de Polonia. En el centro se halla una representación poética de la Dormición de la Virgen, sobre ella, la Asunción y, en lo alto, la Coronación; en la predela, el Árbol de Jesé; en los 18 recuadros de los paneles del políptico están representadas diversas escenas de la Vida de Cristo y de María. También son importantes el crucifijo del altar barroco en la cabecera de la nave derecha, de Veit Stoss, y el crucifijo, aún más grande, colocado en la mampara que separa el coro de la nave, atribuido a discípulos del maestro.

Durante nuestra ruta pasaremos por la Iglesia de San Andrés, construida hacia finales del siglo XI, que ha conservado buena parte de su austero exterior románico de piedra. Seguimos nuestro paseo y llegamos a la Iglesia de los Santos Pedro y Pablo, una de las más bonitas del barroco temprano polaco. Se construyó por los jesuitas poco después de su llegada a Cracovia para combatir la reforma. Las obras comenzaron en 1596, pero un derrumbamiento en 1605 obligó a reconstruirla por completo. La iglesia, de planta de cruz latina está coronada por una gran cúpula con lucernario, y se encuentra cercada por una verja coronada por las figuras de los doce apóstoles, realizadas entre 1715 y 1722.

En el lado izquierdo del río Vístula, se encuentra la colina de Wawel, enclavada a 25 m sobre el Vístula (238 m sobre el nivel del mar), un lugar simbólico con un gran significado para los polacos. La colina estuvo fortificada ya en época protohistórica; durante el siglo IX residían en ella los duques de Cracovia que edificaron su primer palacio en el siglo XI con una iglesia redonda dedicada a la Virgen, sustituida en el siglo XII por dos catedrales sucesivas. Bajo el reinado de Casimiro III el Grande (1333-1370) se realizaron los dos colosales monumentos de Wawel: el Castillo Real y la Catedral.

El Castillo Real de Wawel, corazón político y cultural de Polonia hasta el siglo XV, representa un destacado símbolo de la identidad nacional. Iniciado por Ladislao I el Breve, fue terminado en el siglo XV por Casimiro III el Grande, que lo convirtió en un formidable castillo gótico. Al incendiarse en 1499, Segismundo I el Viejo, encargó la nueva residencia, un palacio de inspiración italiana cuyas obras finalizaron en 1548. Aunque ha habido ampliaciones y reformas posteriormente, la estructura de tres pisos, con su patio porticado a tres bandas, se ha conservado hasta la actualidad. Saqueado en numerosas ocasiones por los ejércitos sueco y prusiano, los austríacos lo ocuparon en el siglo XIX y trataron de convertirlo en un cuartel, para lo cual trasladaron los sepulcros reales a otro lugar. El palacio quedó abandonado al trasladarse la corte a Varsovia. A principios del siglo XX se restauró y se convirtió en museo. Accederemos al castillo para ver el elegante Patio Porticado, de clara influencia toscana: tres de sus lados están decorados con una doble fila de arquerías y una galería de estilizadas columnillas. En el ala más antigua, carente de arquerías, se conserva la capilla de Santa María de estilo románico.

Posteriormente visitaremos la Catedral de los Santos Estanislao y Wenceslao de Wawel, el mayor monumento de Cracovia y la mayor iglesia gótica de Polonia, no solo desde el punto de vista artístico, sino sobre todo por su valor simbólico: en ella han sido coronados y reposan casi todos los reyes polacos, quienes ofrecían los trofeos de guerra sobre la tumba de San Estanislao. Consagrada en 1364, se trata de la tercera iglesia erigida en este emplazamiento. La estructura primigenia, fundada por Boleslao I en el siglo XI, fue reemplazada por una construcción románica hacia 1140. Tras un incendio en 1305, solo sobrevivió la cripta de San Leonardo. La actual fue construida a partir del ábside (1320-1346), y su estructura es básicamente gótica, aunque más tarde se le añadieron capillas de otros estilos. Posee las dos torres más célebres de Cracovia, ambas del siglo XIV: la torre del Reloj, con un refinado barroco del siglo XVIII, y la torre de Segismundo, donde está instalada la campana más grande de Polonia, de 1520 (2 m de alto por 2,5 m de ancho y pesa 11 toneladas); se necesitan ocho personas fuertes para tañerla.

Esta iglesia, con una gran abundancia de obras de arte, constituye el museo más extenso y más  valioso de Polonia, además de una especie de panteón nacional. El interior consta de tres naves sobre pilares compuestos y falso transepto. A lo largo de las naves cuelgan magníficos tapices tejidos hacia 1650, mientras que en diferentes puntos de la iglesia hay sarcófagos, monumentos funerarios y cenotafios de reyes, santos, poetas y héroes nacionales. Entre las 18 capillas destaca la capilla de la Santa Cruz, con frescos bizantinos del siglo XV y los sarcófagos de mármol rojo (1492) de la esquina, obra de Veit Stoss. Pero la más impresionante es la capilla de Segismundo, en la nave central del muro sur, una obra maestra del Renacimiento italiano en Polonia, realizada entre 1519 y 1533 por Bertomeu Berrecci. Se trata de una bellísima estancia blanca con cúpula dorada rematada por una linterna, en contraste cromático con el mármol rojo de las esculturas y las tumbas superpuestas con las estatuas yacentes de los reyes Segismundo I y Segismundo II. Las partes superiores de las paredes se decoraron con figuras de la antigua mitología griega. En el centro del templo se haya el mausoleo de San Estanislao obispo de Cracovia muerto en 1079 y canonizado en 1253 y hoy santo patrón de Polonia. De mármol negro y bronces dorados, posee forma de templo cuadrado, y alberga el sarcófago de plata con reliquias del Santo, sustentado por cuatro ángeles.

Almuerzo en restaurante local.

Por la tarde pasearemos por el barrio Judío de Cracovia. Ubicado no muy lejos de la colina de Wawel, en el pasado el barrio de Kazimierz fue una pequeña ciudad habitada principalmente por gente de origen judío. Con el crecimiento de Cracovia, Kazimierz se convirtió en uno de sus barrios, pero manteniendo el carácter diferentes al del resto de la ciudad, por sus típicas plazas de mercado, sinagogas o cementerios judíos. Actualmente el barrio, además de aglutinar sitios de gran interés, alberga algunos de los más animados cafés y lugares de ocio de la ciudad. Pasearemos por sus calles y nos detendremos en los puntos más significativos de este importante foco de la cultura judía durante siglos.

Alojamiento en Golden Tulip Krakow Kazimierz.

DÍA 9 – CRACOVIA – Wieliczka – CRACOVIA

Desayuno buffet en el hotel. Por la mañana nos trasladamos a Wielicka, pequeña población documentada por primera vez en el siglo XI, que obtuvo el título de ciudad en 1290, aunque el inicio de la explotación de las minas de sal data de varios siglos antes. La vasta red de túneles y pozos excavada a lo largo de los siglos, visitada entre otros por Goethe y Balzac, es una de las mayores atracciones turísticas del país. Al final de la ocupación germana, los nazis quisieron abrir en las minas una fábrica de aviones.

Visita de las Minas de sal de Wieliczka (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1978), un fantasmal mundo de pozos y cámaras, esculpido íntegramente a mano a partir de bloques de sal. Sus 300 km de túneles (aunque solo visitamos 3 km) están distribuidos en nueve niveles, el más profundo de los cuales desciende hasta los 327 m bajo tierra. Pasearemos través de galerías que unen las 22 cámaras y salas, algunas de dimensiones extraordinarias, salpicadas por estatuas talladas en la roca de sal por los mineros. Estas minas son famosas por las propiedades conservantes y curativas de su microclima. A 135 m de profundidad, hay un sanatorio donde se tratan afecciones alérgicas crónicas en estancias que incluyen tratamientos como pasar una noche en la mina. Algunas formaciones de sal se han transformado en capillas con retablos y figuras, mientras que otras lucen estatuas y monumentos. Hay incluso lagos subterráneos. La joya del lugar es la capilla de Santa Kinga, con unas dimensiones de 54 m x 18 m de planta y 12 m de altura. Todo en ella es de sal, desde los candelabros hasta los retablos. Para completar este templo subterráneo (en 1895) se necesitaron 30 años de trabajo de un hombre, y luego de su hermano, que extrajeron unas 20.000 toneladas de sal gema. A veces se celebran misas y conciertos. También destaca el lago salado de la cámara de Eram Baracz, cuyas aguas contienen 320 g de sal por litro.

Almuerzo en restaurante local.

Volvemos a Cracovia para disfrutar por nuestra cuenta de la última tarde en esta preciosa ciudad, llena de encanto y misterio.

Cena de despedida y alojamiento en Golden Tulip Krakow Kazimierz.

DÍA 10 – CRACOVIA – MADRID / ALICANTE

Desayuno buffet en el hotel. A la hora indicada, recogida y traslado al aeropuerto. Trámites de aduanas, facturación y embarque.

Vuelo directo a Madrid:

A las 08.45 hrs. salida del vuelo SU2500N, de la compañía LOT, con destino MADRID. Llegada a las 12.55, hora local.

Vuelo directo a Alicante:

A las 11.00 hrs. salida del vuelo SU2522T, de la compañía LOT, con destino ALICANTE. Llegada a las 15.10, hora local.

FIN DE NUESTRA AVENTURA

Nota: las descripciones que se realizan en el “libro de viaje”, son a título orientativo, y pueden no coincidir exactamente con el desarrollo de la visita.

BIBLIOGRAFÍA:

LECTURAS RECOMENDADAS

  • Historia de un Estado clandestino (Jan Karski) Editorial Acantilado 2011
  • CRACOVIA (Bortkiewicz Elzbieta) Editorial Confluencias  2020
  • Diario del gueto (Janusz Korczak) Seix Barral 2018
  • Una leve exageración (Adam Zagajewski) Acantilado 2019

Experiencias únicas durante nuestro viaje a POLONIA con VAGAMUNDOS:

  • Comenzaremos nuestro viaje en VARSOVIA, la capital del país. Ciudad con un trágico pasado,
  • (quedó completamente arrasada en la II Guerra Mundial), hoy se encuentra totalmente reconstruida. Durante el paseo por las calles de esta ciudad de corte imperial, visitaremos sus lugares emblemáticos como la animada plaza del mercado en el casco antigo (Stare Miasto) con sus preciosas casas de colores, Catedral de San Juan, o el Castillo Real de Varsovia. También el Parque Real Lazienki, (“Baños Reales”), uno de los lugares más mágicos de Varsovia.
  • Todos sabemos que Federico Chopin ha sido uno de los grandes compositores de la historia, y en lo relativo al piano, el mejor (junto a Franz Liszt) y el más interpretado. Nada mejor que aprovechar nuestra estancia en Varsovia para asistir a un concierto privado de piano en el Fryderyk Concert Hall donde escucharemos obras de este genial compositor, interpretadas por un renombrado intérprete polaco.
  • En Polonia se encuentra la fortaleza gótica más grande y bella de Europa, el Castillo medieval de MALBORK, perteneciente a la Orden de los Caballeros Teutones. Un conjunto de 3 castillos y otros edificios como palacios o armerías construidos en ladrillo rojo que lo hacen muy especial. Nunca fue conquistado. Ni siquiera las bombas de la II Guerra Mundial pudieron con él. Pasear por los sinuosos y misteriosos pasillos, será un auténtico viaje en el tiempo.
  • Ineludible es la visita de GDAŃSK, ya en el Báltico, una de las más bellas del norte de Europa, con  un ambiente propio que la diferencia del resto de ciudades polacas. Conocida como la capital del ámbar, sus formidables iglesias de ladrillo rojo dominan las esbeltas casas de comerciantes encajadas entre palacios que rodean sus tortuosas callejuelas medievales.
  • Ya que estamos en el norte, aprovechamos para visitar SOPOT y GDYNIA, dos ciudades muy cercanas, pero muy difetentes. Sopot es un balneario con edificios emblemáticos como el Gran Hotel. Pasearemos por su famosa calle Monte Casino, así como por su bello malecón de madera, el más largo de Europa. Por su parte Gdynia es una ciudad más grande y más moderna, con uno de los puertos más importantes del país.
  • Muchas ciudades polacas fueron reducidas a escombros en la II Guerra Mundial. No fue el caso de TORUŃ, joya de la Polonia medieval, esta bellísima ciudad, que vio nacer a Copérnico,  conserva su aspecto original, ya que permaneció intacta durante los bombardeos. Recorreremos su casco antiguo, repleto de museos, iglesias, plazas y fastuosas mansiones. Además, aquí degustaremos sus famosas galletas de jengibre.
  • POZNAŃ es una de las ciudades más antiguas del país. Nos maravillarán sus fachadas de colores y edificios de estilo medieval que se encuentran en el centro histórico. La Plaza del Mercado, el corazón del casco antiguo, rodeado de casas con fachadas góticas, renacentistas, barrocas y neoclásicas, y donde se ubica el Ayuntamiento renacentista, uno de los más bellos edificios municipales de Europa.
  • Deseada por checos, húngaros, alemanes o austríacos, en WROCLAW (Breslavia en castellano), es patente la huella que han dejado todos los que la han invadido. Sus diferentes estilos arquitectónicos, nos va a enamorar. Además, en julio, posee una vibrante vida nocturna, con una infinidad de bares y restaurantes en las estrechas calle de su casco antiguo.
  • El ambiente que envuelve CRACOVIA es difícil de definir. Solo os diremos que se trata de una de las ciudades más bellas de Europa, y pasear por su espectacular casco antiguo rodeado de bellos palacios y edificios de origen medieval supone un placer casi místico. Conoceremos todos sus rincones, y subiremos a la colina Wawel, donde se encuentra su singular catedral, con una bella amalgama de distintos estilos, y el Castillo de Wawel, donde residían los reyes del país.
  • Deambular por la noche por el legendario barrio judío de Kazimierz, de Cracovia, que fuera un importante foco de la cultura judía durante siglos, hoy convertido en uno de los epicentros de la vida nocturna de Cracovia, donde podremos encontrar, además de bares de todo tipo, un ambiente muy especial.
  • Nos hubiera gustado que AUSCHWITZ-BIKERNAU no hubiera existido. Aquí se enuentra resumido todo el mal que el ser humano es capaz de perpetrar. Actual museo y monumento a las víctimas, aunque nos pueda herir la sensibilidad, es absolutamente necesario recorrer sus barracones para tomar conciencia y que esta barbarie no se vuelva a producir.
  • ¿Sabías que las minas de Sal de Wieliczka llevan en funcionamiento desde la Edad Media? Pues sí, sus 300 km de túneles (tranquilos, solo realizaremos una visita guiada de 3 km) que llegan a alcanzar los 327 m de profundidad, nos dejarán con la boca abierta. Aquí encontraremos una impresionante capilla, decorada con esculturas y monumentos religiosos labrados en rocas de sal.
  • Para los creyentes (y para los que no lo son), también tenemos reservado una visita muy especial. Y es que en Polonia, las iglesias y monasterios son lugares llenos de vida. No ocurre como en otros países de Europa. Esto lo veremos especialmente en el Monasterio de Jasna Góra, en  Częstochowa, el santuario mariano más famoso de Polonia y el  primer lugar de peregrinación del país.

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