Viaje a MYANMAR I: Singapur – Yangón | Los viajes de Vagamundos día a día

Como sabéis, aquellos viajes que nos han causado un especial impacto no tardamos mucho en repetirlos. En el caso de Myanmar fue instantáneo. Durante el mismo periplo que realizamos en la Semana Santa del pasado año, decidimos que esta experiencia teníamos que repetirla a la mayor brevedad.

Visitar Myanmar se asemeja mucho a un viaje en el tiempo medio siglo atrás. Su magia y su misterio te envuelve nada más pisarlo. Ya Marco Polo la definió como “uno de los lugares más bellos de la tierra”. Llegaremos a MANDALAY, a la que Rudyard Kipling dedicó un maravilloso poema, y que tomaremos como centro de operaciones hacia las antiguas capitales como Mingun, con las ruinas de la que iba a ser la pagoda más colosal del mundo y la campana gigante que la iba a coronar, la segunda más grande del orbe; SAGAING, una colina sagrada repleta de estupas, con vistas de ensueño; AVA, con templos, una torre inclinada y monasterios de madera entre arrozales, y AMARAPURA, con el elegante puente de teca sobre el lago Taungthaman, el más largo del planeta. También visitaremos MONYWA, quizás menos turística, con sus cuevas de piedra arenisca excavadas en las montañas; YANGON, de la que se dice que posee el templo budista más antiguo del mundo, y cuyas reminiscencias de la Indochina colonial quedan patente en la multitud de edificios de la época británica; los más de 4000 templos que se encuentran esparcidos por las llanuras de BAGÁN en una explosión de belleza que un sol enamorado crea cada tarde al vestir los templos con sus mejores galas hasta que es engullido por el horizonte; el LAGO INLE, que ha vivido al margen del mundo que le rodea, y donde los distintos pueblos tribales viven en casas clavadas en el agua cultivando huertas flotantes y moviéndose en barquitas artesanales que parecen formar parte de su propio cuerpo.

Pero aparte de sus paisajes, templos, pagodas o lagos, nos empaparemos de la genuina vida birmana, de su ritmo relajado, y de su encantadora gente, siempre atentos y sonrientes. Un país lleno de paz donde el lento discurrir de la vida se convierte en todo un placer para los sentidos

Día 1: MADRID – SINGAPUR  

Presentación en el aeropuerto de BARCELONA tres horas antes de la salida. Trámites de embarque y salida a las 12.00 hrs del vuelo SQ387 de la compañía SINGAPORE AIRLINES con dirección SINGAPUR. Noche a bordo.

Día 2: SINGAPUR

Llegada a SINGAPUR a las 07,00 horas. Después de los trámites de entrada, recepción y asistencia en el aeropuerto a cargo de los representantes de nuestro receptivo, nos trasladamos al hotel.

SINGAPUR no es solo el milagro económico más espectacular del Sudeste Asiático, sino también es una preciosa ciudad en constante desarrollo, con arquitectura de ciencia ficción, jardines en los que se han invertido millones de dólares y bellos palacios coloniales. Pero también bulle la vieja Singapur, una mezcla de tradiciones chinas, malayas, indias y peranakan; templos llenos de humo, ruidosos mercados y tranquilas islas. Uno de sus principales atractivos es la fascinante mezcla de razas, culturas, lenguas y estilos urbanos que conviven en la isla. La población es en su mayoría de raza china, inmigrantes huidos de la pobreza del gigante amarillo hace siglos, seguida de los malayos, los habitantes originales de esta tierra, y de los indios que trajeron los ingleses durante el siglo XIX para trabajar en el puerto. Pero, además, los 140 años de dominación británica han dejado una indudable impronta en Singapur, motivo de que en medio de tanto exotismo se reconozca también la ciudad más occidental del área.

Esta antigua aldea de pescadores es hoy un puerto franco donde no se pagan impuestos. Es el paraíso de las compras, un escaparate de Asia, y un auténtico continente en miniatura con toda su variedad cultural. Unida al continente por dos puentes que conectan con Malasia, Singapur es la mayor de las 64 islas e islotes de un pequeño archipiélago que, en los últimos años, ha crecido a base de ganarle terreno al mar. Hecho este que ha traído el desencuentro con sus vecinos Malasia e Indonesia, que se niegan a venderle más arena.

Singapur también es uno de los países más impolutos y ordenados de Asia. El chicle está prohibido, así como fumar en la vía pública fuera de las zonas habilitadas para ello. Cruzar la calle por fuera del paso de cebra lleva sanción, igual que comer en el metro o incluso intentar meter un durian en algún local cerrado. Esta fruta del país, que se caracteriza por su fuerte olor a heces, está prohibida en muchos de los hoteles. Con tantas exigencias, multas y órdenes, se ha convertido en una ciudad modelo.

Durante la visita de la ciudad de Singapur, nos detendremos para foto en el Merlion Park, uno de los lugares más fotografiados de la ciudad, donde se encuentran dos estatuas de Merlion, la bestia mítica de Singapur que tiene el cuerpo de un pez y la cabeza de un león. Diseñado en 1964 como la imagen del Ministerio de Turismo de Singapur, la cabeza de león representa al león que vio el príncipe Sang Nila Utama cuando llegó a Singapur en el siglo XI. La cola de pez representa el pasado pesquero de la ciudad, cuando aún se conocía como Temasek. Cuando Sang Nila llegó a Singapur cambió el nombre de Temasek por Singapura o lo que es lo mismo “Ciudad León” («singa» león y «pura» ciudad). Aquí encontraremos dos estatuas de Merlion. La más famosa es la estatua grande, de 8,60 m de altura y 70 toneladas, que escupe agua a la bahía. Como buenos viajeros (en este caso, más bien, turistas), nos haremos una foto debajo del agua que expulsa el curioso felino.

El distrito financiero, en pleno centro de la ciudad, donde se elevan fabulosos rascacielos, máximos exponentes de la arquitectura de finales del siglo XX. Pero el paisaje resulta armónico, ya que aquí, todo lo que se construye se hace teniendo en cuenta las leyes del feng shui, un antiguo sistema filosófico chino de origen taoísta basado en la ocupación consciente y armónica del espacio, con el fin de lograr de este una influencia positiva sobre las personas que lo ocupan. En este vibrante distrito descubriremos el Padang, una de las instituciones más representativas del Singapur colonial, donde los colonos celebraban grandes eventos deportivos en el siglo XIX: un campo de críquet de cuidado césped rodeado de importantes edificios civiles y de antiguos clubes británicos, como el Victoria Theatre, un precioso edificio colonial construido en 1862, sede de la Orquesta Sinfónica de Singapur. A lo largo de los años ha tenido diferentes usos: durante la II Guerra Mundial se convirtió en hospital, y cuando Japón ocupó la isla, el reloj de la torre marcaba la hora de Tokio; tras la rendición de los japoneses albergó los tribunales de crímenes de guerra. El Antiguo Parlamento, de estilo neopalatino, es el edificio gubernamental más antiguo de Singapur y se construyó como residencia de un comerciante escocés a finales de la década de 1820. En 1962 albergó el parlamento del estado independiente. El elefante de bronce que decora el exterior fue un regalo del monarca tailandés Rama V tras su visita a Singapur en 1871; el Ayuntamiento, construido en 1929, con una fachada neoclásica, luce una hilera de 18 elegantes columnas corintias. También el Singapore Criket Club, peculiar edificio achaparrado con persianas de bambú verdes, construido en 1884.

Almuerzo en restaurante local.

La tarde la dedicaremos a la visita del Gardens by the Bay (Jardines de la Bahía) galardonado con el honorífico título de uno de los 10 mejores jardines del mundo, constituye el mayor parque de Singapur y se ha convertido, por mérito propio, en el símbolo de la ciudad y en su atracción más popular. Este jardín botánico del siglo XXI, en sus 101 hectáreas, acoge más de medio millón de plantas de los cinco continentes, y recrea un mundo de fantasía con biocúpulas futuristas, supertrees (superárboles) de alta tecnología y estructuras imposibles. Su costo se estima en más de 1.000 millones de SGD (equivalentes a 660 millones de euros). Tras casi 5 años de construcción, los jardines fueron inaugurados en junio de 2012, dando un paso más para lograr el objetivo del gobierno, ser “una ciudad dentro de un jardín”. Además del paisaje natural en sí, el jardín posee algunas estructuras singulares, de las que destacamos sobremanera los “superárboles” y los invernaderos.

Descubriremos la diversa vida vegetal de todo el mundo en sus invernaderos, dos enormes cúpulas recubiertas de miles de paneles de cristal conocidas como Cloud Forest (“Bosque Nuboso”) y Flower Dome (“Cúpula de Flores”). El primero de ellos, Cloud Forest, se construye alrededor de una montaña artificial de 35 metros de altura donde se esconde la catarata interior más alta del mundo (35 m). Según se desciende por la montaña, se van viendo los diversos hábitats que existen en función de la altitud, ya que acoge plantas que habitan a más de 2.000 metros de altura. Por su parte, con más de 12.000 metros cuadrados, Flower Dome está catalogado como el mayor invernadero de cristal del mundo. En su interior encontraremos flores de todos los lugares del mundo. Si bien las plantas en sí representan un valor significativo, los invernaderos mismos están diseñados para la sostenibilidad con sistemas de enfriamiento que reducen el consumo de energía en al menos el treinta por ciento. Éstos incluyen el vidrio especial que permite el ingreso de luz para las plantas, pero reduciendo el calor, refrescando el aire, y deshumidificándolo antes de enfriarlo para reducir la cantidad de energía usada; aprovechando así el calor inútil para reducir la dependencia de los sistemas eléctricos de calefacción. En la medida de lo posible, los invernaderos pretenden reutilizar la energía creada y reducir los residuos energéticos.

Pero sin duda, la zona más sorprendente es la conocida como “Supertree Grove” ubicada en el centro del parque. Aquí se encuentran los “superárboles”, las estructuras más icónicas del parque, ejemplos de bioconstrucción sostenibles. Estos 18 gigantes de entre 25 y 50 metros de altura, construidos en acero y con núcleo de hormigón armado, están envueltos por un jardín vertical exterior. En concreto por más de 158.000 plantas de más de 700 especies, como bromelias, orquídeas, helechos y plantas trepadoras tropicales. Su silueta se ha convertido en la firma de Gardens by the Bay. Cuentan con paneles solares en su parte superior, de manera que son capaces de aprovechar la energía de manera sostenible. Por un lado, mediante el aprovechamiento del agua de lluvia, empleada para el riego y las fuentes de los jardines, y por otro, a través de los paneles solares instalados en su parte superior, que permiten acumular energía solar para su iluminación durante la noche. También funcionan como conductores de aire para la ventilación de los invernaderos. En definitiva, cada árbol es un jardín vertical multifunción. Todo ello, crea a su alrededor una atmósfera mágica.

Alojamiento en Oasia Hotel Downtown.

Día 3: SINGAPUR – YANGÓN

Desayuno buffeten el hotel.

Singapur posee tres distritos étnicos: Little India, Kampong Glam y Chinatown. Aquí viven y mantienen sus centros de culto, tiendas y restaurantes las tres principales comunidades del país: indios, malayos y chinos, respectivamente. Tendremos la oportunidad de sumergirnos en todos ellos en lo que será una experiencia fascinante. Comenzaremos por el Barrio Chino (los otros dos los veremos mañana), cuyas calles se fueron llenando progresivamente de templos, kongsi (casas clan), restaurantes y casas tiendas (edificios con postigos en cuya planta baja estaba la tienda y en la planta superior la vivienda familiar), y que se convirtieron en el núcleo de la vida y la cultura china. Algunas de estas casas tiendas albergaban locales de opio y burdeles que concedieron a la zona una reputación algo sórdida. Aunque en las últimas décadas ha sido objeto de una profunda renovación, se ha conservado gran parte del carácter original de la zona, por lo que un paseo por este barrio sigue siendo excitante, con sus mercados, embriagadores templos y tiendas tradicionales donde encontrar remedios medicinales, vestidos y trajes típicos, amuletos de jade y orfebrería en general (aunque cada vez más, “made in china”). En medio del barrio nos encontramos con diversos santuarios hindús que sirvieron de cobijo a los emigrantes recién llegados a la ciudad, así como de centro social de la comunidad.

A continuación, nos dirigimos al Barrio Little India, un refugio de cultura y etnia india que encarna el pulso vibrante y colorido de esta comunidad en Singapur. Con sus estrechas y vibrantes calles, repletas de tiendas de ropa, especias, imágenes religiosas, telas, joyas y toda la preciosa parafernalia india con sus atronadoras melodías de Bollywood, es como si nos trasladamos a lo que podría ser Delhi o Bombay. Inicialmente lo que fue un enclave europeo, se convirtió en un centro indio a partir de la segunda mitad del siglo XIX, después de que un empresario judío-indio empezara a criar búfalos aquí.

Casi pegado se encuentra el Kampong Glam o barrio malayo, donde se asentaron los mercaderes árabes, a los que se unieron inmigrantes de Sulawesi y Java, para crear un enclave musulmán de Singapur, salpicado de mezquitas, cafeterías que huelen a narguile y comercios de telas, antigüedades, batiks indonesios. Pero también es un barrio moderno, repleto de bares y locales de música en directo. Pasearemos por la Arab Street, calle que debe su nombre a los mercaderes árabes que se asentaron en ella en el siglo XIX. Llena de colores vibrantes, y con un laberinto de tiendas adornadas en sus escaparates con telas de algodón, pashminas o alfombras, y en las que además podemos encontrar desde lámparas turcas, batiks de Indonesia y Malasia con diseños tradicionales o bonitos pareos, hasta cestas de ratán, trabajos de latón y productos de cuero únicos, utilizados por la comunidad musulmana. Nos detendremos para ver el exterior de la Mezquita del Sultán, uno de los monumentos más notables de Singapur. Diseñada en estilo sarraceno por el irlandés Denis Santry, domina el horizonte con sus cúpulas doradas de estilo mongol, balaustradas, arcos y alminares en cada esquina, parece sacada de Las mil y una noches. Fue construida en 1825 gracias al crédito concedido por la Compañía Británica de las Indias al sultán de Johor, como parte del trato de la venta de Singapur. En 1928 la mezquita original fue sustituida por el magnífico edificio actual. Es la mayor mezquita de la ciudad, y puede albergar hasta 5.000 fieles en su sala principal. Muy cerca se encuentra la Istana Kampong Glam, el palacio residencial del Sultán de Johor, edificado en 1840 en la zona donde tradicionalmente se hospedaban los sultanes malayos antes de la llegada de los británicos. Formó parte del tratado por el que el sultán cedió los derechos soberanos de Singapur a los británicos. Se construyeron varias casas estilo malayo donde residía el séquito del sultán, que incluía a cientos de familiares y sirvientes. El palacio fue reclamado por el gobierno, que compensó a los descendientes del sultán y lo transformó en un centro dedicado a la historia y cultura malayos.

A continuación, nos dirigimos al aeropuerto para tomar el vuelo con dirección a Yangón. Trámites de embarque y salida a las 15.15 hrs del vuelo de la compañía AIR ASIA. Llegada al aeropuerto internacional de YANGGON a las 16.40 hrs. Después de las habituales formalidades de inmigración, recepción y asistencia en el aeropuerto a cargo de los representantes de nuestro receptivo, nos trasladamos a nuestro hotel.

Posteriormente tendremos una Cena de bienvenida y alojamiento en el hotel.


Compartir

Viajar con Vagamundos es mejor