DÍA 5 – BERAT – Apolonia – Riviera Jónica – SARANDA
Desayuno buffet en el hotel. Partimos hacia Apolonia, antigua ciudad griega fundada por colonos procedentes de Corinto y Córcira (Corfú), hacia el 600 a. C., en lo que era una zona dominada por los taulantios (tribu iliria). La elección de este lugar se puede explicar con varios argumentos. El sitio era relativamente fácil de defender, ya que se encontraba sobre dos colinas. La llanura litoral (relativamente insalubre) también ofrecía cierta protección frente a los ataques por mar. Por otra parte, estaba la proximidad de los ríos, especialmente el Viosa que por entonces era navegable, con lo que Apolonia disponía de puerto fluvial. A partir del siglo III a. C., quedó bajo la tutela de Roma, que la liberó del dominio de los reyes ilirios, convirtiéndose en un importante puerto romano del Adriático. Siempre fiel a Roma, la ciudad ofreció su apoyo a César durante la guerra contra Pompeyo. Octavio Augusto, el posterior emperador romano, estuvo allí durante seis meses para perfeccionar su educación y le concedió el raro privilegio de ciudad libre (no tenía que pagar impuestos, podía seguir eligiendo a las autoridades locales, se hablaba griego y no latín y tenía monedas con sus propios símbolos). Posteriormente, todos los emperadores siguieron manteniendo excelentes relaciones con la ciudad. Aunque Apolonia fue conquistada por los godos en el siglo IV, su fin se debe a una serie de terremotos que modificaron el curso del Viosa hacia el sur, con lo que dejó de ser un puerto. En el siglo V la ciudad quedó totalmente abandonada.
Situadas en lo alto de una colina se encuentran las ruinas del sitio arqueológico de Apolonia, Aunque gran parte del yacimiento permanece bajo tierra, lo excavado es pura poesía. Las murallas, en su mayoría del siglo IV a.C. (los de la zona del monasterio se remontarían al siglo VI), tienen una altura de unos 6,50 m y un espesor de 3,40 m. El conjunto monumental de edificios descubierto en las excavaciones se remonta a mediados del siglo II d.C., ya durante la dominación romana. En la plaza principal encontramos el bouleuterion, edificio semicircular que servía de sala de consejo municipal, y al que se accedía por un pórtico compuesto por cuatro columnas, rematadas en frontón triangular. El monumento está dedicado a dos hermanos funcionarios que ocupaban el cargo municipal de agonotetes, o lo que es lo mismo, los encargados de organizar fiestas y espectáculos. En la misma plaza, restos de un edificio cuadrangular de 10 x 11 m, que se conoce como la biblioteca, ya que pudiera haberse utilizado como archivo municipal. Enfrente se encuentra un odeón, pequeño teatro cubierto con capacidad para 200 espectadores. A su lado hay una hilera de 17 nichos que formaban parte de una stoa (paseo cubierto), que utilizó columnas dóricas y nichos semicilíndricos. Al oeste de la plaza, la base del templo de Diana, de planta rectangular, correspondiente al último cuarto del siglo II a.C., se supone dedicado a dicha divinidad por haberse hallado parte de una escultura a ella dedicada. Por su parte, la acrópolis, típica de las ciudades griegas, ha desaparecido. Estaba situada en una colina pero se destruyó durante el período comunista para albergar un complejo de búnkeres antiaéreos. Fue fortificada en el siglo V a.C. y probablemente incluyó templos dedicados a Zeus y Artemisa. Dentro del complejo se halla el monasterio bizantino y la iglesia de Santa María, erigida en el siglo XII y se reconstruida entre los siglos XIII y XIV, con gárgolas en los pilares exteriores, algunos frescos y bonitos pavimentos romanos de mosaico en el interior. También destaca la forma del claustro en columnas, que constituye una de sus entradas, y su cúpula que reposa en el interior, sobre cuatro columnas.
Almuerzo en restaurante en el Parque Llogara.
Continuamos ruta por esta bella “Riviera Jónica Albanesa”, hasta llegar a Porto Palermo, una magnífica bahía de 3 km de largo situada entre dos pequeñas penínsulas, conocida en la Antigüedad con el nombre de Panormos. Aquí se alza, sobre una península que es casi una isla, el Castillo de Porto Palermo, que mandó construir Ali Pasha Tepelena a principios del siglo XIX sobre un antiguo monasterio. Ubicada en un promontorio unido a la costa por un paso elevado muy estrecho y fácil de defender, el promontorio cierra parte de la bahía para crear un puerto interior que hoy en día usan los pescadores locales. Rodeado de una vegetación exuberante, el edificio tiene forma de triángulo con avances defensivos en las tres puntas. El interior de la fortaleza está formada por una enorme cámara octogonal abovedada con arcadas, que dan a cuartos más pequeños y túneles oscuros. Una escalera de piedra nos llevará hasta las almenas, desde donde se puede acceder a las murallas exteriores. Las vistas son impresionantes. Se pueden ver en la distancia Corfú y otras islas griegas. Parece que el famoso poeta inglés Lord Byron se alojó en este lugar en 1809, y habría conocido a Ali Pashá. La Unión Soviética construyó una base para submarinos en la bahía de Palermo en los años cincuenta; desde el castillo se puede ver el túnel que se horadó con explosivos en los acantilados para esconder los submarinos. La fortaleza se usó como almacén militar durante la ocupación italiana.
Continuamos a través de la costa albanesa, por una carretera que serpentea entre las altas montañas que se hunden abruptamente en el mar con una exuberante vegetación, y una sucesión de playas paradisíacas de aguas turquesas, en una ruta conocida como la “Riviera Albanesa”, hasta llegar a Saranda, pequeña ciudad portuaria y capital no oficial de la Riviera Albanesa. Lo que en su día fue un aletargado pueblo pesquero, ahora es una ciudad próspera y aunque ha perdido parte de su carácter pintoresco en las dos últimas décadas, ha conservado su carisma.
Cena en restaurante local. Alojamiento en Hotel Brilant Saranda.
DÍA 6 – SARANDA – Butrinto – Ksamil – SARANDA
Desayuno buffet en el hotel. Nos trasladamos a primera hora a Butrinto, antiguo enclave griego y romano que se encuentra a 19 km de Saranda, frente a la isla griega de Corfú y junto a una laguna que conecta con el mar Jónico. Se trata del yacimiento más grande y cautivador, no solo de Albania, sino de todos los Balcanes. Uno podría imaginar que las antiguas paredes de Butrinto le susurran secretos de vidas pasadas. Las ruinas forman parte de un parque nacional de 29 km2 y abarcan 2.500 años de distintas épocas. Es imposible no enamorarse de Butrinto.
Habitada desde el Neolítico, no se urbanizó hasta el siglo VII a.C., cuando los griegos establecieron allí la colonia de Bouthrotón. El sitio fue ganando peso económico gracias a las rutas mercantiles del Mediterráneo, hasta que tres centurias después, alcanzó su esplendor como uno de los principales centros comerciales helenos. El núcleo urbano fortificado, de diez hectáreas de extensión, tenía su eje en un templo dedicado a Asclepio, dios de la medicina, al que acudían numerosos peregrinos. El sitio inauguró su etapa romana en el año 48 a.C. con la visita de Julio César. El emperador, tras reconocer el potencial estratégico del lugar, elevó su estatus a ciudad. Su hijo adoptivo, el emperador Octavio Augusto, se encargó de su desarrollo, y materializó la idea de su tío de convertir el sitio en destino de retiro para soldados veteranos. Augusto, su familia y otros patronos costearon las numerosas obras públicas acometidas en el siglo I. La ciudad se rediseñó para acoger un foro, centro neurálgico de toda ciudad romana, y creció hasta alcanzar la orilla opuesta del canal de Vivari.
Mientras el Imperio Romano se acercaba al fin de sus días, en las postrimerías del siglo V, el cristianismo fue afianzándose en la ciudad, convertida ya en sede episcopal. Hasta hoy se han descubierto ocho iglesias, una basílica y un baptisterio. Este último era el segundo más grande del Imperio Romano de Oriente, por detrás del de Santa Sofía, en Estambul. Aún conserva en perfecto estado los mosaicos con los que se pavimentó su suelo.
Butrinto languideció en paralelo a la decadencia económica del Mediterráneo, y poco se sabe de ella desde el siglo VII hasta el IX. Su historia medieval fue turbulenta, debido a que diferentes pueblos la ambicionaron. De las disputas entre normandos, bizantinos, angevinos y venecianos resultaron más y más tramos de murallas y varias fortalezas, construidas y derrocadas casi con el mismo frenesí.
En 1386, la República de Venecia adquirió el sitio y la vecina isla de Corfú a los reyes angevinos del sur de Italia. Para los venecianos, Butrinto constituía un vital puesto fronterizo desde el que garantizar sus rutas comerciales a través del Jónico, además de una zona rica en pesca. Pero el llamado “ojo derecho de Corfú” no dejaba de ser un enclave en territorio otomano. Tras varios intentos otomanos de conquistarla, los italianos acabaron levantando un fuerte triangular en la orilla sur del canal, aún en pie. Con el progresivo auge otomano, Butrinto perdió su papel estratégico y mercantil. A finales del XVIII, tan solo una pequeña comunidad de pescadores la habitaba, ocupando únicamente una zona junto al fuerte veneciano. El promontorio se había vuelto insalubre debido a sus aguas pantanosas y a la afectación de la malaria. Cuando la vida se hizo ya insostenible, el sitio quedó abandonado a su suerte. Sus ruinas, devoradas por la naturaleza, estuvieron ocultas durante décadas y servirían de inspiración a los viajeros románticos del XIX.
En 1912, el yacimiento pasó a formar parte de Albania, tras la independencia de este país del Imperio otomano. No obstante, el cambio de bandera no se traduciría en el inicio de su recuperación hasta 1928, cuando el gobierno de Mussolini envió un equipo de arqueólogos. Las excavaciones planeadas tenían un interés más geopolítico que científico, pues el Duce buscaba extender su hegemonía hacia aquella área. No obstante, el arqueólogo que lideró los trabajos, Luigi Maria Ugolini, lo hizo con una rigurosa visión académica, tomando como guía el poema la Eneida, donde Virgilio narra la fundación de Butrinto por parte del príncipe troyano Héleno tras el asedio a su ciudad.
Comenzamos la visita del Parque Nacional de Butrinto (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1992), del que os resumimos lo lugares más importantes:
1 – Ruinas greco-romanas – A la entrada encontramos las viviendas griegas más antiguas del lugar, así como la presencia de restos de termas romanas.
2 – Torre Veneciana – Detrás de las ruinas greco-romanas. Se construyó a principios del siglo XVI. Butrinto, entonces despoblada, servía de puesto avanzado para defender y alimentar a la isla vecina de Corfú tomada por los venecianos (1386-1797), y luego brevemente por los franceses.
3 y 4 – Fuente sagrada y santuario Asclépios – Es el corazón de la ciudad antigua. A partir del siglo IV a.C. la tribu iliro-griega de los caonios profesaría culto a Asclépios, dios sanador y liberador de los cuerpos, hijo de Apolo. Se acudía aquí para purificarse en la fuente milagrosa y para organizar ceremonias en las que se liberaba a los esclavos. Butrinto es el segundo santuario griego conocido que practicaba la liberación de esclavos. La ciudad estaba cercada por un muro de 870 m de largo y dominado por una acrópolis. El santuario se componía de un templo, de una stoa (galería), de una sala cerrada, donde se guardaba el tesoro y de edificios que acogían a los peregrinos.
5 – Teatro – Es el monumento más famoso de Butrinto, en el que cada año se celebra un famoso festival. La parte baja, inundada por las aguas, es hoy el paraíso de las tortugas y ranas. Edificado en el siglo III a.C., podía acoger hasta 1.500 espectadores. La escena, reconstruida en el siglo II a.C., tiene una pared decorada con seis nichos que albergaban estatuas de mármol. Aquí se descubrió la estatua de la diosa de Butrinto, expuesta en el Museo de Tirana. En el lado izquierdo de la escena, hay inscripciones griegas relativas a la liberación de esclavos.
6 y 7 – Ruinas romanas – La transformación de Butrinto en colonia por Augusto en el 31 a.C. se tradujo en la expansión de la ciudad a ambos lados del canal, la construcción de numerosos monumentos públicos, un foro y un acueducto. Este último alimentaba las termas, de las que se pueden ver los cimientos con las columnas de ladrillos que permitían calentar el caldarium (baños calientes).
8 – Foro romano – Descubierto en 2005, esta plaza adoquinada de 20 m de ancho y 52 de largo se erigió en la antigua ágora griega. Estaba decorada con estatuas de mármol.
9 – Insulae – Se trata de los antiguos barrios de viviendas romanas. Una ínsula fue objeto de excavación con la actualización de un gran edificio (vivienda o gimnasio), más tarde transformado en una iglesia donde se descubrió un mosaico.
10 – Palacio del Triconque – Se trata de una antigua villa romana transformada en palacio en el 425, al comienzo del período bizantino. Este edificio debe su nombre a su triclinio, amplia sala triangular que servía para las comidas y las recepciones. Se abandonó en el siglo VI durante la subida de las aguas del lago de Butrinto y después sirvió de refugio para los pescadores, de mercado y finalmente, de iglesia en el siglo XIII.
11 – Baptisterio – Edificio del siglo VI, es uno de los mejores ejemplos conocidos de baptisterio paleocristiano en el Mediterráneo central. Consta de dos hileras de pilares de granito y de una fuente bautismal en el centro. Su suelo está pavimentado con un conjunto de ocho mosaicos polícromos (rojo, negro y blanco), que desarrolla el tema de la salvación de las almas (el número 8 es el símbolo de la salvación en la tradición cristiana), con 64 medallones con figuras de animales. Estos mosaicos suelen estar cubiertos de arena y tierra para garantizar su conservación. Junto al baptisterio se encuentran las ruinas de termas y un nymphaion (gran fuente ritual con ninfas) con nichos que acogen estatuas.
12 – Fortificaciones romanas – Recorren el canal estos altos muros que se erigieron en el siglo VI para defender la parte central de la ciudad, que entonces ocupaba toda la península.
13 – Puerta principal – Estos restos datan del siglo III a.C. La puerta estaba defendida por dos torres (una redonda y otra triangular), hoy desaparecidas. El puente y el acueducto (también desaparecidos) durante el período romano, unían la llanura de Vrina con el otro lado del canal.
14 – Gran basílica – El edificio actual, que conserva altos muros descubiertos, se remonta al período veneciano. Se erigió en la ubicación de la primera basílica del siglo VI. Esta última, estaba compuesta por tres naves separadas por columnatas que se reutilizaron en las paredes. Antiguamente, decorado con mosaicos polícromos (aún visibles en algunos lugares) realizados por los mismos artesanos que hicieron el baptisterio, el suelo se recubrió más tarde con losas de piedra.
15 – Llanura de Vrina – El paisaje es magnífico con unas cuantas barcas de pescadores y unas vistas despejadas de la llanura de Vrina y el monte Mile.
16 – Fortificaciones griegas – En la punta norte de la península se encuentran imponentes fortificaciones del siglo VI a.C. Una de las paredes, de enormes piedras talladas, incluye una estrecha apertura llamada “puerta Scée”. Evoca, según el poeta Virgilio, las puertas Scées de la mítica Troya. Las que abrieron los ocupantes del caballo de Troya para hacer entrar a los soldados griegos en la ciudad.
17 – Puerta del León – Esta puerta también formaba parte de las fortificaciones griegas y debe su nombre a su dintel de piedra decorado con una escultura que representa a un león atacando a un buey. Al otro lado de la puerta encontramos un ninfeo excavado en la roca durante el período romano. Las piedras talladas tienen rastros de las cuerdas utilizadas para obtener agua, así como la inscripción griega ΙΟΥΝΙΑ ΡΟΥΦΕΙΝΑ ΝΥΜΦΟΝ ΦΙΛΗ (“Junia Rufina amiga de las ninfas”).
18 – Acrópolis – No queda casi nada de las antiguas fortificaciones y edificios antiguos de la ciudad alta. En el siglo XIII los venecianos añadieron un fuerte en la parte oeste. Se renovó en los años 1930 para albergar los descubrimientos de la primera misión científica italiana. La terraza ofrece unas vistas impresionantes de la desembocadura del canal y la isla de Corfú.
Almuerzo en restaurante local en Ksamil.
Conocido como “la Perla del Mar Jónico”, Ksamil, es un pequeño pueblo costero, uno de esos rincones mágicos, donde la naturaleza y la tradición conviven en armonía y embriagan al visitante con un mar de aguas azules, islas que más parecen del Caribe y un ambiente que derrocha tranquilidad y hospitalidad. Después del almuerzo, continuamos con un peculiar “tour de los mejillones”, una experiencia local única que nos dará a conocer la reina del lago de Butrinti. Subiremos a una pequeña embarcación tradicional que navegará en busca de las granjas de mejillones. Durante el camino, el guía local nos explicara el proceso del cultivo y después de esto, como no podía ser de otra forma, aprovecharemos para degustar este sabroso mejillón. Los propios viajeros separarán los mejillones con unos guantes y los prepararán para que puedan ser cocidos. Serán cocinados en dos formas y acompañados con aceite de oliva, limón y perejil. También probaremos el pan casero y verduras frescas, servidas con vino blanco local.
Regreso a Saranda. Cena en restaurante local. Alojamiento en Hotel Brilant Saranda.
Experiencias únicas durante nuestro viaje a los BALCANES OCCIDENTALES con VAGAMUNDOS, durante el que visitaremos los países de Albania, Montenegro, Kosovo y Macedonia, con la propina de Dubrovnik.
ALBANIA
- La capital, TIRANA, es una ciudad renacida, en la que la vida fluye incesante. La visita del Museo Nacional de Historia, nos dará la posibilidad de conocer su pasado ilirio y medieval, y el Museo Subterráneo Bunk’Art 2, recuerda los crímenes del período comunista. Pero aquí también quedan vestigios de la época otomana como la Mezquita de Et’Hem Bey.
- La historia de BERAT comienza en el siglo IV a.C. La imagen de sus casitas blancas otomanas clavadas en la ladera y que le ha valido el nombre de “la ciudad de las mil ventanas”, se nos quedará grabada en la memoria. Aquí se encuentran escondidos lugares de culto tanto musulmanes como cristianos y bektashíes. Su gran Ciudadela, la Catedral de la Dormición de Santa María, o las pinturas religiosas del Museo Onufri, son algunas de las maravillas que este lugar posee, y que obviamente veremos.
- Una de las curiosidades de Albania, es el famoso manantial de Ojo Azul (Blue Eye), una fuente de agua fría rodeada de un bosque umbrío. Nos fascinará el increíble azul del agua.
- Situada en un idílico valle y rodeada de bellos pueblecitos, se encuentra GJIROKASTRA, una ciudad llena de magia con sus calles adoquinadas, sus imponentes casas-fortaleza de tejados pizarra, o su inquietante Castillo.
- Albania posee importantes yacimientos arqueológicos griegos y romanos. El más importante es el de Butrinto, situado frente a la isla griega de Corfú, se encuentra rodeado de una exuberante naturaleza, en la que el verde baña las piedras y mármoles y envuelve sus mosaicos.
- Quedaremos hipnotizados por el color turquesa del agua de la Riviera Albanesa, una región donde uno no te podrás librar de la belleza, porque está en todas partes.
- Y ya que estamos cerca del lago Butrino, nada mejor que realizar el “Tour de los mejillones”, donde tendremos oportunidad de comprobar si efectivamente los moluscos de esta zona están tan ricos.
- La primera capital del “País de las Águilas”fue KRUJA, que además será también la primera ciudad albanesa que pisemos. Una ciudad dominada por su fortaleza, y donde tendremos oportunidad de visitar su Museo Etnográfico Nacional, el mejor del país. También, cómo no, pasearemos por su coqueto bazar turco, donde se concentra el espíritu otomano.
- Nuestra última ciudad albanesa será KORÇË, una auténtica hemorragia de olores, sonidos y vida, y que posee el fabuloso Museo Nacional de Arte Medieval, que tendremos oportunidad de visitar, y que reúne una de las colecciones de arte religioso más importante del mundo
MONTENEGRO
- Montenegro está lleno de vistas bellísimas, una de ellas es la del pueblo-isla fortificado de SVETI STEFAN, con adelfas, pinos y olivos dejándose ver entre los rojos tejados de sus casas de piedra rosa, y bañado por un mar turquesa de ensueño. Tendremos que conformarnos con verlo desde fuera, porque solo se permite la entrada a los huéspedes, ya que se ha convertido en un exclusivo complejo hotelero.
- Si tuviéramos que hacer una lista de las ciudades medievales mejor conservadas de la cuenca mediterránea, KOTOR se encontraría entre ellas. Pasear por su casco viejo, con una original forma de triángulo, supone un viaje en el tiempo.
- Pero si tuviéramos que elegir un lugar de la bahía de Kotor, probablemente nos quedaríamos con PERAST, una villa marinera plagada de palacios barrocos e iglesias. Tomaremos una pequeña embarcación para llegar a la isla de Nuestra Señora de las Rocas, para visitar la antigua iglesia que alberga del mismo nombre.
- La preciosa ciudad de BUDVA, la imagen publicitaria de Montenegro, es la más visitada del país. Parece un Dubrovnik en pequeño, mucho más tranquilo, y con un halo romántico que podremos comprobar al pasear por sus callejuelas empedradas, sus bonitas iglesias o sus encantadoras plazas, donde podremos tomar un tentenpie.
- Y ya, de vuelta de nuestro periplo balcánico, volvemos a pasar por Montenegro, y después de visitar PODGORICA, la nueva capital, llegaremos a CETINJE, la antigua ciudad Real del país que haciendo honor a su pasado, alberga muchos edificios históricos.
MACEDONIA DEL NORTE
- En medio de la vía Egnatia, utilizada por griegos y romanos, se encuentra BITOLA, una ciudad con una atmosfera diferente al resto de ciudades de Macedonia del Norte, que conserva el refinamiento de la época otomana, con casas del siglo XVIII, mezquitas y cafés tradicionales.
- En las afueras de Bitola se encuentra Heraclea Lyncentis, una ciudad fundada en el siglo IV a.C. por Filipo II de Macedonia (el padre de Alejandro Magno) que contiene importantes restos romanos y paleocristianos como la gran basílica.
- Sin duda OHRID y su lago del mismo nombre, es el destino más seductor del país. Exploraremos el casco antiguo con sus callejuelas, sus hermosas construcciones de arquitectura tradicional, sus iglesias, la Catedral de Sveta Sofija, o el bonito Anfiteatro Clasico de época romana. Pero también recorreremos su agradable paseo marítimo, plagado de restaurantes y lugares de ocio.
- El lugar más emblemático de Ohrid y el más fotografiado de Macedonia es la iglesia de Sveti Jovan en Kaneo, un hermoso templo ortodoxo del siglo XIII que se asienta sobre un promontorio en el lago de Ohrid; además, desde aquí tendremos una bonita vista de la ciudad.
- Callejear por el barrio turco de SKOPJE, la capital de Macedonia, es como sumergirse en una ciudad de Anatolia: su histórico Čaršija (antiguo bazar otomano), delimitado por el Kameni Most (puente de piedra) del siglo XV y la fortaleza Tvrdina Kale, guardiana de la ciudad desde el s. V. Pero la ciudad también posee modernos edificios que se encuentran a la orilla del río.
KOSOVO
- Para muchos PRIZREN es la joya de Kosovo, con sus pequeñas casas blancas con techo rojo, dominada por los alminares y las torres de iglesias de su casco antiguo. En nuestro paseo por sus estrechas calles empedradas, iremos desgranando todos sus secretos.
- PRISTINA es la capital más joven de Europa; llena de optimismo, los cambios se notan día a día. Podremos comprobar tanto la fuerte herencia otomana tras siglos de ocupación como las rígidas construcciones comunistas.
- Sin ánimo de exagerar, podemos decir que el Monasterio Visoki Dechani, del siglo XIV, no solo es más bello templo ortodoxo de Kosovo, sino uno de los más bonitos de toda Europa. Ubicado en unprecioso entorno, bajo las montañas y rodeado de pinos y castaños, su interior parece una caja de pinturas medieval.
CROACIA
- La perla de Croacia, y su destino más popular: DUBROVNIK, una ciudad mediterránea con trazos bizantinos y sabor eslavo. Sus imponentes murallas y torres, sus monasterios medievales, sus iglesias barrocas de impresionante belleza, sus concurridas plazas y sus fascinantes barrios residenciales harán de nuestra visita un auténtico placer.