Viaje a LÍBANO I: visita de la ciudad de Beirut, Deir el Qamar y Betteddine | Los viajes de Vagamundos día a día

Tierra de paso y choque entre diferentes imperios que por allí pasaron durante su larguísima historia, este milagro llamado LÍBANO fue sede de importantes ciudades que monopolizaron la madera de cedro, la púrpura, el papiro egipcio, el marfil y oro africano, y también el conocimiento, cuyo mayor hito fue su alfabeto, que exportaron por todo el Mediterráneo a bordo de sus legendarios barcos negros.

País de pequeña superficie, con un mosaico de religiones, y considerado la “Perla de Próximo Oriente”, durante nuestro viaje tendremos como base la capital, Beirut, la ciudad mil veces reconstruida, y donde conviven pasado y presente. Visitaremos las grutas de Jeita, con magnificas piedras esculpidas que le dan un aire sobrenatural; Biblos, una de las ciudades más antiguas del mundo habitada de forma continuada, y donde se asentaron diferentes civilizaciones durante milenios. Trípoli, con una rica arquitectura mameluca, y ese especial perfume oriental que emana de sus famosos mercados. El eterno símbolo del país, los Cedros del Señor, majestuosos y longevos (algunos de más de 2.000 años). El Valle de Qadisha, que fuera refugio de ermitaños y patriarcas, con sus cuevas y monasterios de los comienzos del cristianismo, casi inaccesibles.

Al este de Líbano se encuentra Baalbek, la “ciudad de los dioses”, y antigua Heliópolis, con el conjunto de templos romanos más grande jamás construido y dedicados a la triada heliopolitana (Júpiter, Mercurio y Venus). Harissa, en lo alto de la bahía de Hunieh, lugar en el que se alza la gigantesca estatua blanca de la Virgen del Líbano. Por su parte, Tiro, alberga uno de los más fascinantes conjuntos arqueológicos de época fenicia, griega, romana, bizantina y de tiempos de las Cruzadas. También, la ciudad de Sidón, con su castillo construido por los cruzados en el año 1228. Finalmente, la divina cocina libanesa se suma al placer del viaje.

Día 1 – MADRID – BEIRUT

Presentación en el aeropuerto de Madrid tres horas antes de la salida. Trámites de facturación y embarque. Salida a las 14.45 horas del vuelo ME242 de la compañía Middle East Airlines (MEA) con dirección BEIRUT. Llegada a las 20.25 horas.

Después de los trámites de entrada, recepción y asistencia en el aeropuerto a cargo de los representantes de nuestro receptivo, nos trasladamos al hotel.

Alojamiento en Gefinor Rotana Hotel.

Día 2 – BEIRUT: visita de la ciudad | Deir el Qamar & Betteddine

Desayuno buffet en el hotel.

LÍBANO es un pequeño país del Oriente Medio con una superficie de 10.452 km2 conocido como «el país de los cedros milenarios”. Está ubicado en el cruce de tres continentes: Europa, Asia y África. Su nombre, que en lengua semita se traduce como Lubnan (blanco), alude a la nieve que cubre las cumbres planas del Monte Líbano, la montaña más alta de la zona del Levante. En la Antiguo Testamento, Líbano se cita en 92 ocasiones. Además, tanto Jesús como varios profetas pasaron por esta región, lo que hace que Líbano forme parte de la «Tierra Santa» para las tres grandes religiones monoteístas: el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam.

Todas las poblaciones de Líbano, ya sean grandes o pequeñas, atesoran algún monumento histórico, lo que hace que el país sea un verdadero museo a cielo abierto. Sus iglesias y mezquitas, además de ser espacios espirituales, son también espacios ricos en historia, arqueología, arte y arquitectura, ya que muchas de ellos datan desde antes de la era cristiana.

Su capital, BEIRUT, encrucijada de culturas y puerta del Oriente, es una ciudad abierta al mar y a Occidente. Centro comercial, bancario y financiero del Líbano, se estima que su población actual supera los 3 millones de habitantes. Muchas veces destruida y reconstruida, Beirut es el trampolín para sumergirse profundamente en el corazón de este pequeño oasis que es el Líbano. Un lugar donde fluía el agua por medio de cientos de fuentes naturales en una zona rodeada de desiertos, por ello fue llamada por los fenicios Beroth o Beryte, que quiere decir exactamente eso: “ciudad de la fuentes”.

Un poco de la historia de Beirut

Alrededor del siglo XV a.C., Beirut vivía bajo la tutela de los faraones de Egipto. Posteriormente, bajo el reino de Alejandro Magno, la ciudad se abrió a la cultura helénica. En ese momento, sus poetas hablaban el griego y el arameo, además de los dialectos fenicios. A partir del siglo I a.C., Herodes el Grande construyó templos, foros, teatros y balnearios.

Ocupada por los romanos, pasó por una época gloriosa siendo sus habitantes liberados de pagar impuestos. En el siglo III d.C., Septimio Severo fundó una escuela de derecho, reconocida como “Escuela de Derecho de Beryte”, que superó a las de Constantinopla, de Alejandría y Atenas, igualándose a la de Roma.

Durante los siglos V y VI, Beirut tuvo una constitución imperial que servía a todo el Oriente y fue la base de toda justicia. En 533 fue redactado el Código Justiniano que aún hoy constituye la base de los diferentes sistemas legislativos en el mundo. Durante el período bizantino (330-634d.C.), Beirut fue una de las ciudades más importantes de la entonces llamada Fenicia: el cristianismo estaba presente mediante una sede episcopal ubicada en esta ciudad. En el año 551, fue destruida por una triple catástrofe: un terremoto, un maremoto y un incendio gigantesco. La ciudad fue dominada por los musulmanes entre 634 hasta 1098, adquiriendo gran importancia durante el período de la dinastía Omeya (661-750).

En la época de las cruzadas (del siglo XII al XIII), francos y árabes lucharon por Beirut, siendo recuperada por los cruzados en 1110. Bajo el dominio de los cruzados, obtuvo el estatuto de gran metrópoli y comenzó la construcción de grandes palacios e iglesias entre las cuales está la Catedral de San Juan Batista, construida en 1110 y transformada en mezquita (la actual mezquita al-Omary) después de la expulsión de los cruzados.

Posteriormente los Mamelucos (1291-1516) dominaron todas las ciudades de la costa libanesa. Fue durante este período cuando la ciudad entró en decadencia, razón por la que, se abría camino la ocupación turco-otomana (1517-1918). Fueron 400 años bajo el yugo otomano, que terminaría con la caída de este imperio en la I Guerra Mundial. Aun así, el Líbano no conquistó su independencia, pues después de los otomanos el país cayó en manos de los franceses (1918-1943).

La Guerra Civil (1975-1990) destruyó completamente Beirut, dado que la mayor parte de los enfrentamientos ocurrieron en el centro de la ciudad, que quedaría dividida entre Beirut occidental (musulmán) y oriental (cristiano). Al final de los mismos, fue diseñado un ambicioso plan de reconstrucción que le cambiaría la cara de una manera increíble, volviendo a ser el centro cultural y comercial del Líbano, con rascacielos y hoteles de cadenas internacionales. Sin haber perdido su característica oriental, tal como el Fénix, Beirut volvió a renacer de sus propias cenizas. La ciudad también sufrió daños considerables a causa de los bombardeos de la aviación israelí durante la guerra de los 33 días entre Israel y Hezbollah en verano de 2006.

El 4 de agosto de 2020 cientos de toneladas de nitrato de amonio almacenados durante seis años sin custodiar en el puerto de la capital libanesa se incendiaron y poco después explotaron, causando más de 200 muertos, 6.500 heridos, la destrucción total del puerto y daños graves en la gran mayoría de los edificios de la ciudad. A partir de 1990, comenzaron las excavaciones arqueológicas, durante las que se han encontrado restos y huellas de 17 civilizaciones diferentes: cananeos, fenicios, persas, romanos, bizantinos, ommiadas, abasidas, cruzados, mamelucos, otomanos, etc. Apenas se han excavado un 10% de lo que sería el yacimiento arqueológico de Beirut, ya que gran parte de esos restos se encuentran en el centro de la ciudad, que fue ocupado continuamente desde la Edad de Bronce. En definitiva, podemos decir, que con más de 5.000 años Beirut guarda aún muchos secretos.

Nuestra primera visita será el Museo Nacional de Beirut, inaugurado en 1942 y restaurado en 1996, alberga antigüedades y tesoros de todo el Líbano, desde la prehistoria hasta el período otomano. El museo exhibe 1.300 piezas de su colección de aproximadamente 100.000 objetos. El edificio fue diseñado por arquitectos franceses en estilo neoegipcio, con sus cuatro imponentes columnas en la entrada y la típica piedra ocre de Líbano, comprende un sótano, una planta baja y una planta superior abierta, a modo de galería, sobre la planta inferior. El techo de vidrio, sobre el entresuelo, proporciona luz natural al edificio. En la entrada se puede ver un magnifico mosaico en el que se encuentra representada Calíope, musa de la Filosofía, rodeada de Sócrates y los siete sabios, una pieza del siglo III a.C., encontrada en Baalbek. Alrededor del mismo, se hallan cuatro importantes sarcófagos en mármol, descubiertos en Tiro del siglo II a.C., con las historias grabadas en relieve, entre ellas la leyenda de Aquiles, padre de Héctor que le suplica a Aquiles la devolución del cuerpo de su hijo.

El sarcófago de los “Amores Borrachos” del siglo II d.C., está decorado en los cuatro lados por escenas de amor, jóvenes, bailando, tocando instrumentos musicales, mientras otros beben, que simboliza la alegría del más allá y la inmortalidad del alma. Pero sin duda, el más importante es el sarcófago de Ahiram, rey de Biblos, del siglo XIII a.C., el más antiguo, marcado con una inscripción fenicia. El sarcófago se halla sobre cuatro leones acostados, símbolo de fuerza. En sus laterales se puede observar una escena del banquete funerario con Ahiram, sentado en un trono y sus brazos son las dos alas de una Fénix. Ahiram, con una mano sostiene un cáliz y con la otra una flor de Lotus seca, símbolo de la muerte. Dos tiras de flor de loto, una abierta que significa la vida y otra cerrada que significa la muerte. En las dos laterales aparecen mujeres que lloran delante del muerto, una arrancándose los cabellos y otra golpeándose el pecho. En la cubierta del sarcófago se encuentra la inscripción fenicia más antigua que se ha encontrado, contiene 19 de las 22 letras del alfabeto fenicio, que sería de influencia determinante en todo Occidente.

Otros sarcófagos, como el antropoide, ejemplo de arte fenicio, influenciado por los sarcófagos de momias egipcias, encontrados en Sidón. En el extremo de la sala, se halla el coloso de Biblos, de inspiración egipcia, y a la derecha, un capitel tallado con cabezas de toros, que perteneció a la ciudad de Sidón y que data aproximadamente del siglo V a.C. En el ala derecha se puede apreciar, el trono de Astarté, diosa fenicia, equivalente a Afrodita para griegos y Venus para los romanos, representada por un trono vacío con brazos en forma de alas de Fénix y por una piedra sagrada llamada Betel “la casa de Dios”. En la pared se exhiben mosaicos que ilustran el nacimiento de Alejandro Magno del siglo IV d.C., encontrados en una residencia de Baalbek. La imagen narra el origen divino de Alejandro, tal como es contada por Plutarco. Otro mosaico muestra la imagen de la leyenda del secuestro de Europa, descubierto en Biblos del siglo III d.C. En el templo de Echmoun, en Sidón, fueron encontradas algunas estatuillas de recién nacidos cuyos padres ofrecían en agradecimiento a los Dioses por la cura de sus hijos. Una de ellas del siglo V a.C., que representa un bebé que fue curado por el agua sagrada del Dios curador Echmoun.

En la escalera que conduce al primer piso, se hallan dos grandes estatuas: la de Higea (diosa de la salud), hija de Asclepios (dios de la medicina), ambos de la mitología griega, lleva sobre sus hombros, una serpiente que representa la Medicina; la otra estatua representa una mujer romana no identificada. En el primer piso, se encuentran varias piezas de tamaños menores como estatuillas, mosaicos, joyas, monedas y objetos de cerámica de varios períodos de la historia del Líbano. La colección de cerámica contiene abundantes piezas de vidrio del Valle de Beca correspondientes a la Edad de Bronce; cerámicas funerarias de la Edad de Hierro de Caldea, vajillas romanas y piezas de barro típicas islámicas. Caminando en sentido del reloj, iremos descubriendo sucesivamente la era pre histórica, la Edad de Bronce, la Edad de Hierro, los períodos griegos, romano, bizantino y árabe- musulmán. Entre las más interesantes están las estatuillas de bronce doradas con sombrero en forma de cono en estilo egipcio, encontradas en el templo de los Obeliscos en Biblos, que datan de la Edad de Bronce. Éstas fueron ofrecidas a Reshef, dios Amorita de la guerra y de la destrucción y a su compañera, la diosa Anat.

El sótano, abierto en 2015, expone principalmente el arte funerario de Líbano desde la Prehistoria al Período Otomano. Este rico patrimonio comprende sarcófagos, estelas funerarias, inscripciones y objetos encontrados en el interior de las tumbas. Aquí se despliega todo un emocionante mundo de curiosidades y belleza. Destacamos una galería sumergida en la penumbra, donde se hallan los sarcófagos antropoides de mármol, en número de 31, fueron encontrados en Sidón. Aunque son fenicios, la forma de los sarcófagos es de influencia egipcia, mientras que la escultura de las caras, posee influencia griega. Todos datan de los siglos V y IV d.C. y están realizados en mármol blanco, representando cada uno de ellos la cara tallada de un difunto. También en el sótano se halla la tumba de Tiro, con las paredes recubiertas de espectaculares pinturas, frescos que muestran escenas de la mitología griega.

A continuación, comenzamos la visita panorámica de la ciudad de Beirut, un paseo de 5.000 años bajo cuyo subsuelo se encuentran vestigios de ciudades antiguas, erigidas por fenicios, griegos, romanos, persas y árabes. De esta forma, nos preparamos para una caminata con saltos en el tiempo, pasando de una civilización a otra en pocos minutos. Comenzaremos por el Distrito Central de Solidere para descubrir el centro Beirut, con edificios que siguen conservando las mismas características de los que fueron reconstruidos entre 1915 y 1970. La mayoría de ellos se remontan a la época otomana y el Mandato Francés, construidos con piedras color pastel, con pequeños balcones y fachadas decoradas con detalles pincelados en la piedra. La Plaza de los Mártires es el punto de partida de Beirut, un gran espacio plano con una bella panorámica del mar y de las montañas, testigo directo de muchos de los acontecimientos en la historia del Líbano. Conocida anteriormente como plaza Burj (“de la Torre”) debido a la torre siglo XVII que el príncipe Fkhredinne II construyó aquí; posteriormente fue llamada de Place Des Canons (“de los cañones”), cuando en 1772 los rusos instalaron ahí su artillería pesada.

Pero fue a raíz de la ejecución en 1915-16 en este lugar, de 16 líderes nacionalistas árabes por los otomanos, cuando la plaza pasó a llamarse “Place des Martyrs”. Desde 2005, tras el asesinato del Primer Ministro Rafik Hariri, también se la conoce como Plaza de la Libertad. En su centro se halla el monumento de los mártires simbolizado con tres estatuas de bronce erigidas en 1962, una de ellas con la antorcha de la libertad en las manos, realizada por el escultor italiano Marino Mazacurati. Durante la guerra civil, el monumento actual se convirtió en una especie de símbolo de la desgracia por haber sido perforado por las balas y mutilado por las bombas. En 1994, tuvo lugar el primer concierto de la postguerra, a cargo de la cantante Fayrouz, al que asistieron musulmanes y cristianos, en lo que simbolizó la reconciliación del país. Hay que tener en cuenta que durante la guerra civil, Beirut fue dividida por la llamada “línea verde”, al oeste, el área de los musulmanes; en el este, la de los cristianos.

Alrededor de la plaza encontramos algunos edificios construidos en el siglo XX dignos de atención. Uno de ellos era la Ópera, una construcción de 1930, de estilo neo-egipcio, hoy transformado en un centro comercial el “Virgin Mega Store”. Delante se encuentra el Hotel Le Gray y, del otro lado de la calle un gran y moderno edificio con una estructura totalmente de vidrio que alberga la sede del periódico An-Nahar, uno de los mayores en el Medio Oriente, fundada por la familia Tueni.

También cerca de la plaza se encuentra la Mezquita del Profeta Mohammed Al-Amín, dedicada al Profeta Mahoma, el Fiel. Construida en el siglo XIX, en el año 2003, fue reconstruida por Rafik Hariri y hoy es una gran mezquita, con una superficie de 9.778 m2, con una capacidad para 5.000 personas y un espacio reservado en el entresuelo para 800 mujeres. Inspirada en la Iglesia de Santa Sofía de Estambul, posee una estructura de piedras de colores pastel, algunas de ellas cinceladas con arabescos con versículos del Corán. Algunas de sus piedras fueron traídas de Arabia Saudita. Se encuentra cubierta con siete cúpulas, una de ellas de cerámica azul que fue importada de Italia y que le da un encanto particular. Sus cuatro minaretes de 72 metros de altura cada uno, delgados y puntiagudos, obra del famoso arquitecto Sinan de la corte imperial otomana del siglo XVI, recuerdan la forma de un lápiz. La arquitectura de su interior es una mezcla de estilos omeya, fatimí, mameluco y otomano. Los adornos de cristal fueron hechos especialmente para esta mezquita en Francia y los del exterior, traídos de Turquía. Al lado de la mezquita se encuentran las tumbas del Primer Ministro Rafik Hariri y de sus guardaespaldas, asesinados el 14 de febrero de 2005 en un atentado.

La Plaza de la Estrella, con un estilo neo-islámico, está inspirada en la plaza del mismo nombre de París. Es una zona muy animada, con callejuelas llenas de pequeños locales de artesanías y galerías, cafés en los que se puede fumar un “narguile” o restaurantes al aire libre. En su centro está la torre del reloj con cuatro grandes relojes Rolex. Esta zona fue lugar de intensas batallas durante la guerra civil libanesa, la torre se salvó al ser trasladada, bloque por bloque, a otra parte de Beirut al inicio de la guerra. Los edificios que se encuentran actualmente a su alrededor son resultado de las obras de restauración, en las que se han conservado el estilo original, con sus techos abovedados y hermosas arcadas. El nombre de la plaza le viene dado ya que todas las calles peatonales que la rodean nos llevan al reloj central. Aquí se encuentra el Parlamento, que como casi todo en Beirut fue construido sobre ruinas romanas; las mezquitas se mezclan con iglesias, en una maravillosa fiesta de colores y creencias.

La Catedral Ortodoxa Griega de San Jorge, construida en 1767, sobre las estructuras de una iglesia anterior del siglo I d.C., es la iglesia más antigua de Beirut. Actualmente es la sede del obispo metropolitano ortodoxo griego de la Arquidiócesis Ortodoxa de Beirut. Llegó a tener tres altares: en el centro para San Jorge, a la derecha para San Nicolás y a la izquierda para San Elías. En 1783 fue colocado el bello iconostasio de madera dorada decorado con esculturas y grabados que datan del siglo XVIII. Fue destruida durante la Guerra Civil, y reconstruida en una planta cruciforme. Su interior se encuentra bellamente decorado con frescos de todos los pasajes de la biblia. A escasos cien metros de su homónima griega, se encuentra la Catedral Maronita de San Jorge, construida inicialmente en 1754 sobre la estructura de otra iglesia de los maronitas y ampliada en 1860. Sin embargo, en 1884 se decidió construir una nueva catedral, inspirada en la Basílica Santa María Maggiore de Roma, de estilo neoclásico. Durante la guerra civil libanesa la catedral fue bastante perjudicada, quedando solamente las paredes. Fue restaurada y reinaugurada en 2000 recuperando su antiguo esplendor, con bellos vitrales con inscripciones en arameo. Detrás del altar se encuentra el trono que el papa Juan Pablo II usó durante su visita al Líbano en 1997; detrás del trono se encuentra un importante cuadro que representa a San Jorge, pintado en 1840 por el artista francés Alphonse de Lacroix. En 2006, el arzobispo de Beirut encargó la construcción de un campanario adyacente de 72 metros de altura. La idea original es que fueran 75 metros, los mismos que tiene la Basílica de Santa María Maggiore, pero el proyecto final redujo la altura para igualarla a los minaretes de la Mezquita Al-Amin, en un mensaje de solidaridad y armonía.

En el centro de un triángulo cuyos vértices son las dos catedrales de San Jorge y la Mezquita Al-Amín, se encuentra el conocido como Jardín del Perdón (“Hadiqat As-Samad”), una zona en la que se han hallado unas ruinas de importancia, paralizando las construcciones que allí pretendían llevarse a cabo. Las ruinas contienen los principales restos de lo que fue la Beirut romana: el Cardus Maximus (calle principal Sur-Norte) y del Decumano Maximus (este-oeste).

Otra zona interesante es la calle Jacques Chirac, que posee una arquitectura ecléctica del siglo XX, y mezcla de dos estilos, el clásico y el neo-otomano, sus aceras cubiertas con arcos le brindan el encanto de una calle del Oriente. Aquí se encuentra la Mezquita Al-Omary, la más importante de Beirut hasta la construcción de Al-Amín. El nombre Al-Omary es un homenaje al segundo califa del Islam, Omar ben Khattab. Esta mezquita fue inicialmente la Catedral de San Juan, construida por los cruzados entre 1113 y 1150. Después de la recuperación de la ciudad por los musulmanes, ésta fue trasformada en dos ocasiones en mezquita: la primera en 1187 por Saladino y la segunda en 1291 por los mamelucos. Su interior aún presenta los rasgos y la planta de las iglesias de occidente, y una jaula de acero dorada rodea un santuario de culto a Juan el Bautista. El lugar posee un importante significado, tanto religioso como histórico, pues la iglesia fue construida sobre un templo romano pagano, para convertirse después en una iglesia de rito bizantino y, por fin, en la actual mezquita. Aquí se custodió la reliquia de tres pelos de Mahoma que fue robada durante la Guerra Civil Libanesa.

El nuevo Souk de Beirut es una reconstrucción del antiguo mercado medieval que se hallaba en el centro de la ciudad antes de la Guerra Civil, cuyo proyecto lo llevó a cabo el arquitecto español Rafael Moneo. Se trata de una gran área que acoge una galería comercial con más de 200 tiendas de las más importantes y conocidas firmas internacionales, que abarcan desde Zara hasta Gucci, cines, restaurantes y cafeterías, espacios libres, un área para los juegos electrónicos y una galería de arte. Por desgracia, la nueva construcción ha desvirtuado la esencia de los zocos árabes de Oriente Medio.

Finalmente, y a las faldas de la colina Serail, se encuentran los Baños Romanos, descubiertos en 1968, fueron construidos en el siglo I por Agripa. Algunas partes del lugar, tienen como pared la propia roca y en su interior se encuentran 135 cañerías de agua que llevan a una piscina; además las habituales salas: Frigidarium (sala fría), Tepidarium (sala tibia) y Calidarium (sala caliente). Al mismo tiempo, el sistema de calentamiento en el suelo, se encuentra compuesto por pequeñas columnas formadas por discos de cerámica, entre los cuales circula el agua caliente para producir calor en la sala.

Raouché es un barrio residencial y comercial, conocido por sus lujosos edificios de apartamentos, numerosos restaurantes y cafés que bordean la avenida de París y forman parte de la “Corniche de Beirut“. Este es un paseo marítimo muy popular los fines de semana como lugar de recreo Aquí encontramos las Rocas de las Palomas, o roca de Sabah Nassar, otra de las tarjetas postales de Beirut. Situadas en el extremo más occidental de Beirut, son en realidad dos enormes peñones rocosos de piedra caliza formadas por la erosión, que sobresalen del mar como gigantescos centinelas de Beirut.

Almuerzo en La Paillote, o similar.

Posteriormente nos dirigiremos a la región de Chouf, aproximadamente a 45 km de Beirut. Aquí visitaremos Deir El-Qamar («Monasterio de la Luna»), un bello pueblo encaramado en una montaña a 850 m de altura. También llamada, la Ciudad de los Emires, fue residencia de los gobernadores libaneses entre los siglos XVI al XVIII, y capital de Monte Líbano cuando la escasez de agua en la antigua capital, Baaqline, obligó al emir druso Fakhereddine II a cambiar la capitalidad. A principios del siglo XIX, este pequeño enclave perdió su posición que, por contra, ganó Beiteddine. Sin embargo, para los drusos la ciudad siguió siendo el centro de sus feudos hasta los sangrientos enfrentamientos entre drusos y cristianos, entre 1841 y 1860. Pasearemos por este pueblo de arquitectura feudal, única en el Líbano, que sigue conservando sus calles empedradas, sus casas blancas con tejas rojas, jardines amurallados y bellos balcones. En el centro de la ciudad se halla el Midan, una bella fuente de agua fresca. A su alrededor se puede ver la Mezquita de Fakhereddine Osman Bin Younes, construida en 1493 por el emir para sus soldados mercenarios musulmanes. Posee un alminar octogonal que brinda un encanto particular a la plaza; detrás, se encuentra el antiguo Souk (mercado), que fue restaurado; a poco metros, está localizado el Palacio de Younes Maan, con una hermosa puerta de entrada. El Palacio Fakhereddine, construido en 1620 fue quemado por el Pasha Yusuf Sayfa de Trípoli cuando Fakhereddine estaba exiliado en Italia. Como venganza, Fakhereddine reconstruyó el palacio, en 1620, tomando las piedras del palacio de Yusuf Sayfa en Akkar, al norte de Trípoli. Del otro lado de la plaza, está el Serrallo de Yosef Chehab, conocido por la masacre de 1.200 cristianos por los drusos en 1860, hoy alberga las dependencia municipales; el Silk Khan, un caravasar construido en 1595 en cuya parte inferior se hallaba un mercado de seda, joyas y piedras preciosas; la iglesia Saydet Al-Talle (“Nuestra señora del Cerro”), cuyo origen se remonta al año 451 d.C., construida sobre un templo fenicio dedicado a Astarté (Venus), es un lugar de peregrinación. En su puerta de entrada está grabado el símbolo de la luna creciente, que le dio el nombre a la ciudad.

Aproximadamente a 5 km de Beirut, se encuentra Beiteddine (literalmente “Casa de la Fe”), una ciudad ubicada a 800 metros sobre el nivel del mar, construida en medio de árboles frutales, olivos y vides. Aquí se encuentra el Palacio de Bachir II Al-Chahab, el emir otomano que gobernó el Monte Líbano durante cincuenta años. En 1788, sobre el lugar de una ermita drusa, Bashir Shihab II (1767-1850) inició la construcción de este palacio que se finalizaría 30 años después, y con el quiso reflejar su creciente poder. En el mismo trabajaron arquitectos italianos y los mejores artesanos de Damasco y Alepo. Sus paredes interiores y los techos están decorados lujosamente, el piso es de mosaico policromado, con grandiosas arcadas, y románticas fuentes, que transmiten a los visitantes los encantos de las “Mil y Una Noches”. Cuando el principado de Bachir II se abolió, el Palacio se convirtió en sede de los gobernadores otomanos de Monte Líbano hasta 1915. Los franceses tomaron el Palacio como sede durante la ocupación del país y, en 1943, se transformó en residencia de verano para el Presidente de la República. Durante la invasión israelí el palacio fue prácticamente destruido. En 1984, el líder druso Walid Yumblat ordenó su restauración y lo declaró “Palacio del Pueblo”. Se le conoce con el sobrenombre de “La Alhambra de Líbano” (aunque siendo sinceros, poco tiene que ver con la de Granada). El Palacio está dividido en tres partes:

1. Dar al-Baranie (apartamentos públicos): destinados a los huéspedes del palacio. En la parte superior de la Madafa, se alojaban los visitantes y en la inferior sus caballos. Según las reglas de la hospitalidad libanesa y árabe, era el lugar para recibir a los viajantes por tres días sin siquiera preguntarles su origen o identidad. El portal de la entrada del palacio está adornado con leones, símbolo de la familia Shihab. Un gran pasillo conduce al Midán, amplio patio de 100 m de largo y 60 m de ancho, donde se concentraban los jinetes y se celebraban los grandes eventos del palacio.

2. Dar al-Wusta (apartamentos medios): al fondo del Midan, hay una escalera que conduce a la parte central del palacio, allí se encuentran los apartamentos y gabinetes de los ministros, alrededor de un gran chafariz. Son bellas salas con techos de madera trabajados por artesanos de Damasco.

3. Dar al-Harem (apartamentos privados): claustro con una fachada y una puerta monumental, magnífica obra de la arquitectura oriental. El interior se encuentra decorado con esculturas, mosaicos de mármoles policromos y placas adornadas con caligrafía árabe. En esta área está la sala del “Salamaleque” o sala de recepción y detrás el trono del príncipe.

Al fondo del palacio está el hammam (baño), con sus tres salas (Frigidarium, Tepidariumy y Calidarium). En su techo el hammam tiene fondos de botellas que permiten la entrada de la luz solar. Posee los inodoros y las canalizaciones originales de la época y, cada uno de sus lavatorios, en mármol, es de una forma distinta. En la planta baja, está el antiguo establo, que fue convertido en Museo de Mosaicos con hermosas piezas del los siglos V y VI descubiertas en Jiyyeh, al norte de Sidón.

Finalizada la visita, regresamos a Beirut.

Alojamiento en Gefinor Rotana Hotel.

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