Día 7: VÍK – Circulo Dorado – REYKJAVÍK (290 km)
Desayuno continental en el hotel.
Continuamos por la costa sur a lo largo de los glaciares Eyjafjallajökull y Mýrdalsjökull hasta llegar a Skógar, donde se encuentra, en mitad de un verde acantilado, la majestuosa catarata Skógafoss, una de las más hermosas de Islandia. Skógafoss tiene 62 metros de altura y casi 30 de ancho. Se ubica en un paraje impresionante: el agua cae sobre un lecho de piedras negras que contrastan con el verde esmeralda de las laderas que rodean la catarata. Descenderemos por la escalinata lateral hasta la parte inferior del acantilado para así tener una mejor perspectiva. La leyenda cuenta que un antiguo poblador llamado Þrasi, escondió un cofre de oro detrás de la cascada, a veces casi se puede ver cómo brilla …
Seguidamente, parada en la cascada de Seljalandsfoss, una de las más famosas de Islandia y también de las más fotografiadas. Esta cascada del río Seljalandsá cae 40 metros sobre una profunda charca verde rodeada de musgo. La caída de agua procede del río Seljalandsá (río líquido), y aunque su caudal no es espectacular, la belleza del paisaje que la rodea, resulta cautivador. Detrás del salto de agua hay un resbaladizo camino, y a través de él tendremos la oportunidad de dar una emocionante vuelta a la cascada. Detrás de la caída de agua se halla una pequeña cueva, desde donde intentaremos capturar la foto perfecta. Imprescindible llevar un impermeable, ya que la cortina de agua salpica a varios metros de distancia.
Seguimos ruta, y llegada a la localidad de Hvolsvollur, una pequeña población de 1.000 habitantes, cuyas granjas fueron el escenario de los sangrientos enfrentamientos de una de las sagas islandesas más famosas, la Saga de Njál. En esta ciudad se inauguró en 2017 el Lava Centre, un museo interactivo de alta tecnología, que explica el desarrollo geológico de este país durante millones de años, complementando así, los conocimientos sobre el increíble paisaje de la zona, adquiridos durante nuestro periplo islandés. A través de presentaciones multimedia, enormes maquetas y simuladores, podremos conocer mejor los procesos de la actividad volcánica, erupciones y flujos de lava, terremotos, fallas e inundaciones glaciales, y cómo la Islandia de hoy es el resultado de todos estos procesos a lo largo de millones de años.
Veremos cómo las grandes corrientes de convección mueven la roca del manto debajo de las placas tectónicas de la Tierra, y comprobaremos el elaborado sistema de monitoreo de Islandia para estudiar volcanes y terremotos. Una gran plataforma en la azotea ofrece vistas de 360 grados hacia los volcanes Eyjafjallajokull, Katla y Hekla. La experiencia es fascinante, ya que está diseñada para ser interactiva y que los visitantes puedan llegar a sentir exactamente cómo es una erupción volcánica. Hay nubes de ceniza falsas por las que caminar, un túnel con magma fluyendo a su alrededor y una sala que tiembla como si estuviéramos en medio de un terremoto. La experiencia se complementa con sonidos de explosiones y fuertes zumbidos que son parte de cada erupción. Además, un cine con imágenes 4K HD, muestra erupciones reales y una simulación volcánica de 12 metros de altura.
A continuación, llegamos a la zona conocida como “CÍRCULO DE ORO”, la más visitada del país, que incluye tres lugares emblemáticos en los alrededores de la capital: Þingvellir, impresionante marco del primer Parlamento democrático, Geysir, con su área geotérmica y Gullfoss, la cascada dorada.
La primera parada la realizamos en el valle Haukadalur, una de las zonas geotermales más activas de Islandia, donde se halla la famosa área de Geysir. Aquí nos encontraremos una variedad de fuentes de agua termal, cristales multicolores, volutas de humo que escapan de las fisuras silbando cual olla exprés o pantanos de fango hirvientes de variados colores. Pero sin duda, las estrellas del lugar son los géiseres.
Aquí se encuentra el Gran Geysir (“surtidor”), que da nombre al fenómeno natural. Sus enormes erupciones aparecen en las crónicas del siglo XIII, expulsando un chorro de agua pulverizada hasta 80 metros de altura. En los años 50 se atascó porque los turistas tiraban objetos y piedras para ponerlo en marcha. Aunque posteriormente en el año 2000 una serie de terremotos lo volvieron a activar, sus erupciones suelen ser poco frecuentes, y la columna que proyecta mucho menor.
La explicación natural a este hecho, tiene su origen en la reacción que genera el acuífero en ebullición que se encuentra en la cámara subterránea del pozo, al contacto con las capas frías de la superficie. Muy dependientes de condiciones geológicas y climáticas muy particulares, el fenómeno géiser solo puede observarse en unos pocos países. Existen casi 1.000 en el planeta, de los cuales casi la mitad están ubicados en el parque nacional de Yellowstone, en Estados Unidos.
Próximo al Gran Géiser, se encuentra el Strokkurgeysir, mencionado a partir de 1789, se manifiesta a intervalos regulares cada 8-10 minutos aproximadamente, y su columna blanca de agua hirviendo (que se evapora inmediatamente), puede alcanzar hasta los 25-30 metros. El proceso in crescendo es emocionante. Primero nos acercamos al respiradero del géiser, una especie de corona de depósito silíceo de color gris. Los latidos, que recuerdan a los del corazón, hacen vibrar el suelo que demuestra que está vivo. Una enorme burbuja de un azul hipnótico se forma antes de estallar violentamente hacia arriba. El chorro cae de vuelta en forma de una fina lluvia de agua hirviendo, que hay que evitar situándonos fuera de la dirección del viento.
A poca distancia se encuentra la cascada de Gullfoss el tercer vértice del triángulo de oro, está considerada como una de las más bellas cascadas de Islandia. El río Hvitá se precipita al vacío desde dos bordes basálticos, desviados entre sí 90º, que llevan una media de 109 m3 de agua por segundo. La primera de ellas, en la parte más alta de las cataratas, mide aproximadamente 11 metros. Tras caer por aquí, el agua se encuentra con otro salto aún mayor: la segunda cascada de Gullfoss mide 20 metros, de forma que la totalidad de ambas suman 31 metros de altura. La explicación a este fenómeno se debe a la particular geografía islandesa. En la tierra de esta zona, existen diversas capas compuestas de distintos materiales, siendo algunos más duros que otros (como la lava basáltica). Esto provocó que la fuerza del río Hvitá erosionase los distintos estratos de forma distinta, tallando así poco a poco los escalones que hoy vemos perfectamente reflejados.
Gullfoss significa “cascada de oro”, para lo cual existen diversas teorías. La primera de ellas afirma que el origen del nombre se debe a la luz dorada que reflejan sus aguas durante el atardecer. En ese sentido, otra hipótesis afirma que es conocida como “cascada dorada” por el arcoíris que se forma cuando la luz solar atraviesa las partículas de agua que quedan suspendidas en el aire en sus cascadas. La tercera posible explicación, de un carácter más legendario, afirma que hace muchos años vivió en la zona un granjero llamado Gýgur, un hombre que con el paso de los años había obtenido una enorme cantidad de oro. Gýgur, en vez de disfrutar su riqueza en vida, se preocupaba constantemente por saber qué pasaría con su oro cuando él muriese… Dado que no soportaba la idea de que alguien pudiera arrebatárselo una vez muerto, optó por guardarlo en un cofre y lanzarlo a las profundidades de la cascada.
Otra historia, pero en esta ocasión más real, nos dice que a comienzos del siglo XX unos inversores extranjeros adquirieron el derecho de explotación de las cataratas para construir una central hidroeléctrica. Sigríður Tómasdóttir, una granjera local decidió luchar contra el proyecto. En numerosas ocasiones fue a pie hasta Reykjavík para defender su causa, amenazando al Alþingi con suicidarse lanzándose desde lo alto de la cascada, si se llevaba a cabo el proyecto. Al final, el contrato de adquisición fue anulado por impago de los inversores y el lugar convertido en reserva natural.
Cerraremos el círculo con la visita del Parque Nacional de Þingvellir, fundado en 1928, y protegido por la UNESCO desde 2004. El parque se halla en un entorno de gran valor ecológico y fue, además, escenario de los principales acontecimientos históricos del país. En este lugar podemos comprobar claramente la deriva continental, visible en las fallas que atraviesan la región. Las dos placas tectónicas, la americana y la euroasiática se separan por encima del nivel del mar, con el consiguiente desplazamiento de las dos partes de Islandia que reposan en placas distintas. Dos grupos de fallas son las más espectaculares, la de Hrafnagjá, de 11 Km de larga y de una profundidad máxima de 30 m, y la más importante, la falla de Almannagjá, al oeste de la planicie, con una longitud de 7,7 kilómetros y una profundidad en algunas zonas de 40 metros, que muestra claramente la separación entre las dos placas tectónicas. Esta falla indica la línea según la cual la zona del lago Þingvallavatn (el más grande de Islandia) se ha hundido varias decenas de metros con relación a la llanura más próxima. El río Öxará circula en algunos de sus tramos y a ambos lados de la falla se encuentran las ruinas de varios ðúdir (refugios), en donde acampaban los asistentes al Parlamento. La zona está cubierta por lava de aproximadamente 10.000 años de antigüedad, originada por un cráter al sur de la montaña Hrafnabjörg. Durante este tiempo, el hundimiento de la falla en relación a las llanuras de alrededor ha sido de dos milímetros anuales, aunque en 1789 varios terremotos provocaron la caída de unos cincuenta centímetros en diez días.
El Parque Nacional de Þingvellir (“Llanuras del Parlamento”) es también el lugar donde los vikingos establecieron en 930 el que se supone es el parlamento democrático más antiguo del mundo: el Alþingi, una asamblea al aire libre que representaba a toda Islandia. Durante dos semanas al año la asamblea se reunía para establecer leyes y resolver disputas. En aquella época, no había una realeza ni un poder central. Islandia se dividía en numerosos goðorð, consistentes esencialmente en clanes o en alianzas dirigidas por jefes de clanes llamados goðar (en singular, goði). Estos jefes de clanes aseguraban la defensa y nombraban hombres de leyes para resolver los conflictos entre los miembros del goðorð, que no consistían, estrictamente hablando, en zonas geográficas sino en grupos a los cuales cada individuo se adhería por su propia voluntad. Funcionó como parlamento hasta 1262. A partir de entonces fue perdiendo poco a poco su poder legislativo, cuando el país quedó bajo la soberanía noruega, más tarde danesa, y quedó convertida en un tribunal de justicia, hasta que las asambleas se disolvieron en 1798. En 1843, la institución recuperó su poder, pero sus miembros votaron trasladar el lugar de encuentro a Reykjavík. El Alþingi tiene un alto significado histórico y simbólico para el pueblo islandés. Entre las principales resoluciones adoptadas por este parlamento está la aceptación, hacia los años 999 o 1000, del cristianismo como religión de la isla. Fue también en Þingvellir donde, el 17 de junio de 1944, se proclamó la independencia del país.
Paseo a pie por la gran falla de Almannagjá, durante el cual, podremos tocar la pared euroasiática de þingvellir y solo caminando una decena de metros tocaremos la norteamericana. Es decir, que cambiamos de continente sin cambiar de país en cuestión de segundos. Por ello, aunque políticamente Islandia pertenece al continente europeo, geológicamente tiene su tierra dividida, o unida, entre los dos continentes.
Nos ponemos nuevamente en ruta para llegar a REYKJAVÍK, capital y, con 200.000 habitantes, ciudad más poblada del país. Situada al sur de la bahía Faxaflói, a una latitud de 64°08′N, muy cerca del círculo polar ártico, la convierte en la capital más septentrional del mundo. Se trata de una ciudad sencilla, de gente tranquila, llena de colorido y donde pasear por sus calles es una delicia. Es el centro de ocio más destacado del país, con interesantes propuestas, tanto en el aspecto cultural, como gastronómico o incluso de compras (aunque muy caras). Destaca sobre todo su vida nocturna, con numeroso pubs y clubs. De hecho es conocida como la capital “caliente” del norte de Europa. Ciudad exenta de contaminación, está considerada la capital más verde del mundo.
Fundada por los noruegos en el s. IX, cuenta la leyenda que el navegante Ingólfur Arnarson al acercarse a tierra ignota, ordenó arrojar al mar los soportes de madera del sillón sagrado de sus antepasados noruegos, con la intención de asentarse allá donde los maderos se detuvieran. Tras una larga búsqueda los encontró en la bahía de Faxaflói, estableciéndose en la zona, a la que denominó Reykjavík (bahía humeante), por los imponentes penachos de vapor que se elevaban debido a fenómenos geotérmicos. Posteriormente, los inmigrantes fueron llegando poco a poco y se unieron a los descendientes de Arnarson. Todavía en 1786, cuando el rey Christian VII de Dinamarca le concedió la municipalidad, contaba con menos de 200 habitantes. En 1911, cuando se fundó la Universidad, la población alcanzaba los 11.600 habitantes. En 1918 Reykjavík se convirtió en capital del estado islandés y, cuando se declaró la independencia en 1944, su población rozaba los 40.000 habitantes.
Realizaremos una breve visita de la misma, comenzando por el casco histórico (Miðbærinn), situado entre el puerto y el lago Tjörnin, donde podremos ver revoloteando alrededor del mismo, hasta 40 tipos de aves diferentes. Se trata de un pequeño barrio que creció en torno a los talleres laneros en el siglo XVIII. Aquí se afincaron los primeros colonos a finales del siglo IX. Casas de madera o chapa en alegres colores se levantan junto a edificios recientes como el Ayuntamiento, que fue construido en 1992, en medio de una fuerte polémica, por erigir un edificio moderno en el centro histórico.
El Puerto Viejo, hasta hace poco en funcionamiento (hoy la ciudad ha ganado unos metros al mar y existe una nueva zona portuaria), es una de las zonas con más encanto de la ciudad, con su atmósfera tradicional marinera, y donde se disfruta de la esencia más auténtica de Islandia, con las pequeñas embarcaciones paseando y haciendo sonar sus campanas, con las montañas cubiertas de nieve en el horizonte. Aquí se encuentra el nuevo Auditorio y centro cultural de Reykjavík, llamado Harpa, el edificio más llamativo de Reykyavík (junto a la Hallgrímskirkja). Este inmenso y deslumbrante auditorio, símbolo del progreso nórdico, fue diseñado por el danés Henning Larsen, uno de los grandes arquitectos del siglo XX. Inaugurado en el año 2011, después de varios años de retraso debidos a la fuerte crisis económica que sufrió Islandia entre 2008 y 2009, se encuentra al borde mismo del fiordo Kollafjörður. El diseño se basa en un intrincado entramado de paneles de cristales cóncavos y convexos. Según el día, la hora y el estado del cielo, su caparazón de infinitas escamas se metamorfosea, creando impresionantes reflejos caleidoscópicos: la ciudad, las nubes, los barcos, el mar se reflejan en ella.
Finalmente, y fuera ya del casco viejo, contemplaremos el monumento más emblemático de la ciudad, la Hallgrímskirkja, una esbelta y modernista iglesia luterana. Debe su nombre al poeta religioso Hallgrímur Pétursson, uno de los más célebres en la historia de Islandia. Es la iglesia más grande de Islandia, sobresaliendo entre todos los edificios de la capital con su torre de 74,5 metros de altura, visible desde 20 kilómetros de distancia. Se tardó en construir 34 años (1940-1974), y su arquitecto Guðjón Samúelsson, no vivió para verla terminada. Fue creada teniendo como modelo una montaña de lava basáltica, símbolo que identifica la Tierra del Fuego y del Hielo (también el motivo preferido por los nacionalistas islandeses). Su interior es muy sencillo, ya que no cuenta con más adorno que la esbelta nave central y un monumental órgano de 15 metros de altura, 25 toneladas de peso y 5.275 tubos (algunos de más de 10 m), cantidad suficiente para reproducir todos los tonos musicales imaginables y llevarlos hasta el último rincón del templo. Este órgano fue financiado con donaciones. Frente a la iglesia, se observa la estatua de Leifur Eiríksson, el aventurero vikingo que, partiendo de esta isla, llegó a las costas de Norteamérica 500 años antes que lo hiciera Cristóbal Colón. La estatua fue un regalo de Estados Unidos. Eiríksson era el hijo del famoso Erik el Rojo, guerrero islandés al que se le atribuye el descubrimiento y el establecimiento de la primera colonia en Groenlandia. Los descendientes de las 40 familias que acompañaron a Erik no pudieron con las condiciones extremas de la gran isla y para el año 1500 todos habían muerto o emigrado.
Por la noche (en esta época, en Islandia es un decir) aquellos a los que todavía os queden fuerzas, podéis aprovechar para conocer la zona de marcha de la ciudad.
Alojamiento en Hotel Klettur.
Día 8: REYKJAVÍK – Keflavík – ALICANTE
Desayuno continental en el hotel.
Disfrutamos ya de las últimas horas de nuestra estancia en este peculiar país. Salimos en dirección al aeropuerto de Keflavík, pero antes nos espera una sorpresa en la fascinante Bláa lónið (“Laguna Azul”), en la Península de Reykjanes. En este gran espacio geotermal, rodeado de lava, podremos disfrutar de nuestro último relajante baño en Islandia. El lugar es increíble, irreal. Las volutas de humo que tuberías y chimeneas expulsan, y la lava, de un negro intenso que rodea el lugar, crean una atmósfera digna de una película de ciencia ficción. Es uno de los principales lugares turísticos del país, pero a pesar de todo, merece mucho la pena.
Fue en 1976 cuando se tomó la decisión de esparcir el excedente de agua procedente de la central geotérmica de Svartsengi entre las rocas de lava. A partir de 1981, los islandeses empezaron a tomar la costumbre de bañarse en ellas, y en 1987 se edificaron las primeras instalaciones. La fama de la Laguna Azul fue creciendo hasta convertirse en una atracción turística a escala mundial.
Se trata de una enorme piscina natural de agua caliente (36-39 ºC) que debe su nombre al azul turquesa de sus aguas, formada por el natural afloramiento de manantiales volcánicos que se encuentran a 1.620 metros de profundidad y por las enormes cantidades de agua que expulsa la planta energética de Svartsengi, constantemente renovadas, y ricas en barros de sílice, algas y componentes salinos. El fondo está cubierto con un suave Iodo con el que podremos untarnos generosamente el cuerpo. Todos estos elementos le conceden un alto poder terapéutico para enfermedades como el reúma, afecciones de la piel y problemas respiratorios, y poseen un efecto exfoliante de la piel. Aunque parezca un anuncio publicitario, se sale con la piel fina como la seda.
Antes de entrar en la piscina debemos ducharnos para de toda la grasa, gérmenes y otros residuos que pudieran estar en tu cuerpo, ya que la Blue Lagoon posee unos niveles muy bajos de cloro. Una vez aseado y desprovisto de toda joya (el agua puede corroer el oro y la plata), nos adentraremos en la piscina a través de pontones de madera. Hay que tener en cuenta que las diferencias de temperaturas son importantes: en los puntos en que emerge el agua los grados aumentan considerablemente.
Al salir de la piscina debemos ducharnos nuevamente para evitar que los componentes de la misma se solidifiquen sobre la piel.
Después del baño, traslado al aeropuerto de Keflavík, que se encuentra a 20 km, para tomar el vuelo que nos llevara de vuelta a Alicante. Trámites de aduana, facturación y embarque en el vuelo OG604 de la compañía PLAY, salida prevista a las 15.10 hrs.
Llegada al aeropuerto de ALICANTE a las 21.50 hrs. Recogida de equipajes.
FIN DE NUESTRA AVENTURA
Nota: las descripciones que se realizan en el “libro de viaje”, son a título orientativo, y pueden no coincidir exactamente con el desarrollo de la visita.
BIBLIOGRAFÍA utilizada:
- Islandia. La guía verde (varios autores) AGUILAR, 2018.
- Islandia (varios autores) Anaya Touring, 2019.
- Islandia (Eladi Romero y Salvador Martínez) LAERTES, 2008.
- Islandia (Alexis Averbuck) Lonely Planet, 2019.
- Islandia (Philippe Gloaguen) Trotamundos, 2017.
- Islandia Guía Azul (Ángel Ingelmo) GAESA, 2018.
- Islandia, 55 excursiones (Christian & Gabrielle Handl) Bergverlag Rother, 2017.
- Islandia y Groenlandia. Revista Altaïr, núm. 35 (julio-agosto 2005).
Lecturas recomendadas:
- La Isla Secreta (Xavier Moret) Tushita Edicions, 2013.
- Crónicas de Islandia: El mejor país del mundo (John Carlin) La línea del horizonte, 2016.
- Saga de Erik el Rojo (Anónimo) NÓRDICA, 2019.
- Cartas de Islandia (W.H. Auden y Louis MacNeice) ALBA, 2000.
- Mitología nórdica (Enrique Bernárdez) ALIANZA, 2017.
- Saga de Egil Skallagrímson (Snorri Sturluson) MIRAGUANO, 1988.
- Edda menor (Snorri Sturluson) ALIANZA, 2016.
- Edda mayor (Sæmundr Sigfússon) ALIANZA, 2016.
- Saga de Nial (Anónimo) SIRUELA, 2003.
- Gente independiente (Halldór Laxness) TURNER, 2004.