Viaje a COLOMBIA II: Eje Cafetero: Valle del Cocora, Salento, Filandia, Pijao | Los viajes de Vagamundos día a día

Día 3: BOGOTÁ – PEREIRA  (vuelo). Llegada al Eje Cafetero.

Desayuno buffet en el hotel.

Por la mañana, traslado al Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá, para tomar el vuelo que nos llevará hasta Pereira. Salida del vuelo AV9831 de la compañía AVIANCA, a las 11.25 hrs con hora prevista de llegada a Pereira a las 12.27 hrs. 

Almuerzo en restaurante local.

Frondosa y accidentada, alimentada por frecuentes precipitaciones, el EJE CAFETERO (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2011), llamado ahora “Paisaje Cultural del Café de Colombia”, concentra la mayor producción de café del país, y para muchos, el mejor. Ubicados en las altas mesetas andinas del oeste del país, en altitudes que van desde los 800 hasta los 1.800 metros, agrupa tres departamentos: Quindío, Caldas y Risaralda. Sus colinas, de suaves pendientes, producen la mitad del café colombiano en una superficie que supone apenas el 1% del territorio nacional. Los antioqueños colonizaron una región de la Zona Cafetera en 1850, cuando el norte del país, con muchos problemas, era muy inestable. Muchos inmigrantes del valle del Cauca, de Bogotá y otras grandes ciudades colombianas contribuyeron a su desarrollo. En 1879, el Congreso votó la Ley del Café, la cual obligaba al gobierno a financiar, sostener y promover el cultivo de café en las regiones apropiadas. Las mesetas elevadas, ubicadas entre los 1.000 y 2.000 metros y los fértiles suelos volcánicos de la región ofrecían las condiciones ideales. Los bosques de bambú y las tierras inundables pronto se transformaron en plantaciones. A finales del siglo XIX y principios del XX, se juntaron varios acontecimientos que frenaron el crecimiento de los cultivos de café: la caída de los precios internacionales, unido a la Guerra de los Mil Días, imposibilitaron mantener las plantaciones en buenas condiciones. Sin embargo, esta crisis de las grandes haciendas, se convirtió en una oportunidad para los pequeños productores de café, logrando consolidar en las primeras décadas del siglo XX un novedoso modelo de desarrollo exportador cafetero basado en la economía campesina, impulsado por la migración interna y la colonización de nuevas tierras en el centro y occidente del país. Entre 1880 y 1920, la producción de café de Colombia se multiplicó por 20.

Recolección manual del café de Colombia

En 1927 se creó la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), con la finalidad de unir a los campesinos y pequeños productores de café, para afrontar de manera conjunta los retos de logística y comercialización que individualmente no hubiesen resuelto. Los cafeteros comenzaron a venderle el café a la FNC que distribuía los beneficios entre sus miembros. Los cafeteros no tienen obligación de vender a la federación, que no tiene monopolio comercial. Posteriormente, en 1938 nació el centro de investigaciones CENICAFÉ, que ayudó a mejorar distintos aspectos de su cultivo, como la calidad del grano o conservación de los recursos naturales de la zona cafetera.

La Zona Cafetera se extiende actualmente por unas 870.000 ha, lo que supone unas 200.000 ha menos que en 1970, pero en las que actualmente se empleas técnicas de producción intensiva.

Después del almuerzo daremos inicio al Tour Cafetero con un guía especializado por los cafetales de la Finca La Morelia, resultado de una tradición familiar de más de 50 años dedicada al cultivo de café en los verdes y fértiles campos del departamento de Quindío. Allí podremos conocer los detalles que revelan el excelente sabor del café.

Durante el recorrido a través de los campos de la finca, acompañados por un experto, podremos apreciar el bello paisaje cafetero, y el entorno natural del lugar. Iremos conociendo el proceso del cultivo. Los frutos rojos y maduros del cafetal se recolectan a mano en cestos y luego son transferidos a una máquina que separa el grano del recubrimiento externo. Las cerezas de café comenzarán en verde, luego madurarán cuando se pongan rojos. Se cosechan dos veces al año, por lo general. Cuanto más cerca estén de la madurez óptima, mejor será el sabor de la taza final. Los granos fermentan en contenedores durante 24 horas antes de ser lavados para eliminar las impurezas. Luego se extienden al aire libre para que se sequen al sol. Finalmente, son tostados para que el almidón que contienen se transforme en los aceites aromáticos que otorgan al café su particular aroma. Finalmente la molienda, llegando hasta el empaquetado. También, ¡cómo no!, tendremos oportunidad de saborear un maravilloso café recién hecho, preparado con el método de filtración; y aprenderemos las distintas técnicas para procesar el café expreso, capuchino, machiato, mocachino y muchas más variedades de esta deliciosa bebida tradicional, así como reconocerlas y degustarlas.

Cena y alojamiento en Casa Museo Hacienda La Cabaña.

Día 4: EJE CAFETERO: Valle del Cocora y Salento

Desayuno buffet en el hotel.

Nos encontramos en EL QUINDÍO, uno de los treinta y dos departamentos que, junto con Bogotá DC, forman la República e Colombia. Situado en conocido como “Triángulo de Oro de Colombia” y en pleno corazón del Eje Cafetero, el Quindío es el primer destino rural y el segundo destino turístico más importante del país. Sus doce municipios, cada uno con un encanto especial representan a su manera la historia de la colonización de Colombia, un recorrido lleno de experiencias y sensaciones que vale la pena hacer al menos una vez en la vida. Con 1.947 km2, es el departamento más pequeño del país. Cuenta con montañas, ríos y quebradas que hidratan al departamento, y valles como los de Cocora, Maravelez y Quindío.

Entre los imponentes picos de Quindío, destacan el Nevado del Cisne (4.636m), el Nevado del Quindío (4.760 m), el Nevado de Santa Isabel (4.965 m), el Nevado del Tolima (5.220 m) y el Nevado del Ruiz (5.311 m). Debido a las diferentes alturas que tiene la geografía del Quindío, su clima también varía, desde frío de páramo hasta calor moderado de tierras bajas. ​Cuando llegó el conquistador Sebastián Belalcázar en 1536, la tierra quindiana estaba habitada por los Quimbayas, uno de los grupos indígenas más destacados en el país por su expresión artística y cultural. Buscaba aquel militar la famosa laguna donde los indígenas se rebozaban en oro. Nada halló, siguió su camino y el departamento quedó olvidado y despoblado. Ya en el siglo XIX, un grupo de aguerridos antioqueños fundaron la capital, Armenia. La fuente principal de ingresos en el Quindío es el Café. A este cultivo le siguen de lejos el plátano, el sorgo, la soja el frijol y los cítricos.

Valle del Cocora

Por la mañana salida hacia el Valle del Cocora. Localizado en la cordillera central de los Andes, se encuentra rodeado de altas cimas y bordeado por las cristalinas aguas del rio Quindío; el valle se expande hacia el este de Salento hasta la cuenca baja del Parque Nacional Natural de los Nevados. A menudo sumidos en la bruma, las espléndidas extensiones de pinos y eucaliptos quedan eclipsados por la auténtica reina del lugar, la palma de cera (Ceroxylon quincense), el árbol nacional de Colombia, que puede alcanzar una altura de 70 metros (la especie más alta de las palmeras), aunque para llegar a esa altura tienen que pasar como mínimo 50 años. Especie endémica, esta palmera, de imponente belleza y extraordinaria fortaleza, solo crece en terrenos montañosos fértiles, profundos y bien drenados, a alturas de entre 1.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar y es exclusiva de los Andes Colombianos. Muy protegido, este árbol se impone por su belleza, pero también por su extraordinaria resistencia y longevidad, ya que cada ejemplar puede vivir hasta 120 años. Su tronco cilíndrico, liso, ligeramente coloreado y cubierto de cera, culmina en una copa de hojas verde oscuro con vetas grisáceas en la que suele anidar la aratinga orejigualda, o loro de palma, una especie en vías de extinción. Caminaremos por el sendero ecológico que nos lleva hasta las palmeras y conoceremos por qué los indígenas de este lugar adoraron este árbol. Bosques de niebla, colinas y cumbres andinas completan un decorado de gran armonía. El verde, en toda su escala cromática, omnipresente en todo el valle, es un regalo para la vista, y el canto de los colibrís y de los adorables barranquillos acaricia los oídos. También es un lugar ideal para el avistamiento de aves como el pato de torrentes, el loro orejiamarillo y el mirlo de agua. Un paseo en este océano bucólico es una auténtica experiencia para los sentidos. 

Almuerzo en restaurante local.

En el corazón de la región del café, encaramado a casi 2.000 metros de altura, y dentro de un bellísimo entorno compuesto de bosques salvajes, bonitas colinas con cafetos alineados, se halla el encantador pueblo de SALENTO, el más antiguo de Quindío, por eso le llaman “El padre del Quindío”. Fue fundado por colonizadores antioqueños el 5 de enero de 1842 en el Valle de Boquía, una pequeña población ubicada a 4 kilómetros de Salento. Para la época, Boquía era el epicentro de desarrollo de la región y lugar de paso del histórico Camino Nacional. Pero las inundaciones provocadas por el desbordamiento del río Quindío, obligaron a la población a trasladarse a la parte alta de la montaña, donde tomó el nombre de Salento. Por el Camino Nacional pasó el libertador Simón Bolívar, el prócer de la independencia Antonio Nariño y los científicos Alexander Von Humboldt y Aimé Bonpland. Su arquitectura conserva las tradiciones de la cultura paisa, con casas construidas en bahareque y barro, portales de vivos colores, y balcones en chambrana adornados con flores de la región. Los anchos  aleros de los balcones de algunas casas del pueblo, fueron diseñados para proteger de la lluvia los materiales orgánicos empleados en su construcción. Su estilo colonial y la amabilidad de su gente, se mezclan con un ambiente bohemio, en el que los bares, restaurantes y tiendas, son los protagonistas de este pueblo que parece salido del lienzo de un pintor.

Salento

Dispuesto alrededor de la Plaza de Bolívar, se encuentra rodeada de antiguas y hermosas casas convertidas en hoteles y restaurantes. El monumento de Simón Bolívar en la que aparece una placa que nos recuerda el paso del libertador por estas tierras; también encontramos un monumento a Pedro Vicente Henao uno de los fundadores de Salento y primer maestro de escuela del municipio. Rodeando la plaza encontramos el edificio de la Alcaldía, la estación de policía, restaurantes, cafés y mercaditos de comida típica. En uno de los laterales de la plaza se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (1943), la primera parroquia levantada en Quindío. Construida originalmente en 1850 con dos torres, a raíz de los terremotos producidos en los años veinte del pasado siglo la iglesia se reconstruyó con una sola torre. Alrededor de la plaza, en forma de damero, se disponen encantadoras callejuelas cuyas casas, cafés y tiendas de artesanía exhiben en su fachada floridos balcones y puertas de madera pintada de vivos colores. Salento conserva uno de los mejores ejemplos de arquitectura bahareque de la Zona Cafetera. Esta técnica consistía en la elaboración de  construcciones a base de juncos o cañas entretejidos y barro recubriéndolos, y se inspira en prácticas autóctonas de los indígenas precolombinos. En la Calle Real, se encuentran algunos ejemplos de casas de bahareque, colores vivos, y techos de barro cocido, donde vivían las personas más ricas e influyentes de Salento en la época de la colonización. En 1980, la Calle Real empezó a convertirse en un espacio comercial donde llegaban artesanos de diferentes lugares de Colombia para vender sus productos. Es uno de los sitios más transitados del pueblo y conserva intacta la arquitectura típica de la época. Aquí encontrarás bares, restaurantes, fondas típicas y un mercado de artesanías donde con productos elaborados en la región como tejidos, sombreros y joyas.

Al final de la calle Real encontramos una escalinata de 250 escalones, en la que unas placas evocan el viacrucis de Jesucristo y que trepa hasta lo alto de una colina, donde se halla una gran cruz blanca. Se trata del Mirador del Alto de la Cruz, desde donde se disfruta de una bella vista del hermoso paisaje del Valle del Cocora, una panorámica de Salento y las montañas del Parque Nacional Natural Los Nevados. Es un sitio de peregrinación para muchos religiosos y durante el ascenso podrás ver imágenes del vía crucis de Jesús.

Finalizada la visita, volvemos a nuestro hotel.

Cena y alojamiento en Casa Museo Hacienda La Cabaña.

Día 5: EJE CAFETERO: Tour Pueblitos Cafeteros

Desayuno buffet en el hotel.

A primera hora de la mañana comenzaremos nuestra excursión para recorrer una serie de lugares que comparten su historia única y su profundo vínculo con el café, dejando una impresión duradera en los corazones de los viajeros que tienen el privilegio de recorrer estas tierras cautivadoras.

Nuestra primera parada será FILANDIA, un tradicional pueblo cafetero que vive a ritmo lento y tiene todo el encanto de su localidad vecina de Salento, con la que se complementa. Conocida como la “Colina Iluminada del Quindío”, se encuentra situado sobre lo alto de un cerro visible desde muchos lugares de la región. Este pueblo paisa de aproximadamente 13.000 habitantes, con casas provistas de puertas y ventanas de colores y con floridos balcones, es el decorado de muchas escenas de la popular telenovela Café con aroma de mujer, una serie creada por Fernando Gaitán Salom que atrae a muchos de los numerosos admiradores de la telenovela, ávidos por identificar los escenarios en los que se rodó.

Filandia, que significa “Hija de Los Andes”, es un paraíso de tradición y belleza donde habitaron los indígenas de la cultura Quimbaya hace más de 2000 años, un pueblo conocido por su producción de piezas de cobre y oro de alta calidad y belleza, así como por una férrea resistencia a la dominación española.

Filandia

Después de Salento, es el segundo municipio más antiguo del Quindío y un referente turístico dentro del Eje Cafetero. Filandia fue lugar de descanso para los viajeros que pasaban por el Camino Nacional. Posteriormente, sus tierras se fueron poblando y se construyeron estaciones de conteo de  ganado y fondas arrieras. Fue fundado por un grupo de algo más de cien colonos antioqueños liderados por Felipe Meléndez, el 20 de agosto de 1878. Se trata de un pueblo de campesinos, arrieros y artesanos que conserva las tradiciones de la época, sobre todo en su arquitectura. Su Plaza Central, en forma de cuadrícula reticular desprende mucho encanto con sus esbeltas araucarias y la fachada de la Iglesia de la Inmaculada Concepción (1892), con sus tres cúpulas grises y blancas que le otorgan cierto aire ortodoxo. Aquí se encuentra también la alcaldía, los bancos, y otros lugares de interés público. Casas de uno y dos pisos, construidas en madera y adornadas con puertas, balcones y ventanas de vivos  colores y flores de la región. Fue construida en bahareque y troncos de árboles como el cedro y laurel, que los habitantes cargaron desde el bosque de Bremen hasta la plaza central. Al norte de la plaza se encuentra una calle que cuyas casas permanecen intactas y mantienen su estructura original. Es conocida como la Calle del Tiempo Detenido y fue escenario de la famosa película colombiana de los ochenta, “Milagro en Roma”. Aquí te sentirás casi como en la paleta de un pintor, donde todos los colores y las formas son posibles y dan vida y calor en medio del frío que baja de la montaña.

Nos dirigimos a CALARCÁ, cuna de poetas y grandes escritores colombianos, es el segundo municipio más poblado del Quindío con algo más de 60.000 habitantes. Su nombre deriva del legendario Cacique Calarcá, indígena pijao que habitó la vecina zona del actual Tolima, por ello al municipio se le conoce como «La Villa del Cacique». Esta región estaba llena de tesoros escondidos,  pero hay uno en particular que nadie ha podido encontrar: el tesoro del Cacique Calarcá. Cuenta la leyenda, que este legendario cacique se enfureció al saber que los indígenas se habían mezclado con los españoles y murió en una batalla por el honor de su pueblo. Su hija Guaicamarintia lo enterró junto con sus tesoros entre cuevas y socavones en lo que hoy se conoce como la reserva de Peñas Blancas, cerca de Calarcá. Dicen que en ese punto, las linternas dejan de funcionar, las velas se apagan y solo reina la oscuridad. La ciudad fue fundada el 29 de junio de 1886 por Segundo Henao y otros colonos que habitaban en otras zonas de la región. En esa época, contaba con casi 500 habitantes distribuidos en cerca de 150 familias campesinas. Su ubicación es estratégica, pues es paso obligado entre el centro y el occidente de Colombia y conecta con importantes vías nacionales desde el Tolima hasta el Valle del Cauca. Al igual que la mayoría de las ciudades y pueblos, esta también tiene su Plaza de Bolívar, una de las más grandes del Quindío, que además cuenta con una estatua del Bolívar desnudo en medio del parque. Alrededor de la plaza encontramos la sede la Alcaldía Municipal, el Hospital de la Misericordia, la Escuela Rafael Uribe y la conocida casa de Las Téllez, construida en 1926.

El siguiente destino es RÍO VERDE, un lugar rodeado de impresionantes paisajes. Aquí, varios restaurantes ofrecen auténtica comida tradicional de la región, una delicia para los paladares de los viajeros mientras se disfruta del encanto natural de este rincón especial.

Almuerzo en restaurante local.

Continuamos hacia PIJAO, otro bonito municipio de esta bella región de Quindío, que ha sido galardonado con el premio “pueblo sin prisa”. Las montañas de este pueblo cafetero guardan los secretos de los indígenas Pijaos, los primeros habitantes de la región. Esta tribu guerrera se opuso a la  conquista española y luchó durante más de sesenta años en defensa de su territorio. Finalmente, Calarcá, el último cacique, murió en una batalla épica contra los ejércitos y la tribu Pijao desapareció. En 1931 San José de Colón, como lo llamaron inicialmente sus fundadores, se convierte en Pijao, en honor  a sus ancestros indígenas. Pijao fue fundado el 15 de mayo de 1902, por José María Gallón y otros cientos de colonos provenientes de Antioquia, Cauca y Boyacá. Al principio, el pueblo se desarrolló en la parte alta de la colina y alrededor de fondas arrieras, pasos de ganado y pequeños comercios. Además, se construyó alrededor de la plaza principal y la iglesia, con casas de bahareque de amplias habitaciones y arcos de metal, un detalle arquitectónico que solo tiene Pijao.

En Pijao la vida transcurre “sin ruido ni afán”… Sus calles y su gente reflejan la tranquilidad de un pueblo en el que los visitantes escapan de la contaminación y el ritmo acelerado de las grandes ciudades. En el 2014, Pijao se convirtió en la primera ciudad “sin prisa” de Latinoamérica y la número 221 en el mundo en ingresar a la red mundial Cittaslow. Este selecto grupo está conformado por localidades de menos de 50.000 habitantes que viven en armonía con la naturaleza, promueven un estilo de vida sano y conservan su entorno, cultura y oralidad.

Pijao

Disfrutaremos del caminar lento y nos inspiraremos con la arquitectura de casas coloniales de bahareque, pintadas con tonos verdes y amarillos, que se mezclan con el aroma natural de las flores que adornan sus fachadas. En sus patios se construyeron huertas orgánicas donde la gente cultiva sus propios alimentos. La mayoría de los establecimientos comerciales tiene avisos elaborados en madera para disminuir la contaminación visual y procuran no superar los niveles de ruido permitidos. Sus habitantes prefieren las caminatas ecológicas y montar en la bici. Es más, los niños tienen espacios para poder jugar, los abuelos descansan tranquilos y los adultos matan el tiempo en cafés, o juegan una partida de billar. En sus calles y esquinas encontrarás murales y graffitis que son expresiones culturales  de los habitantes, artistas y pintores del municipio, que te ofrecen el mejor telón de fondo para una bonita foto. Las artesanías de Pijao son una expresión de su cultura, su gente y su talento. Los maestros artesanos del pueblo usan técnicas que son sostenibles con el medio ambiente y hacen buen uso de la materia prima de la región. En algunas tiendas y galerías podrás escoger un recuerdo elaborado a mano por madres cabeza de hogar. Artesanías de madera, guadua o cerámica o cuadros con figuras elaboradas con cáscaras.

Finalmente, llegamos a BUENAVISTA, ubicado en lo alto de la Cordillera Central de los Andes colombianos, prácticamente es un mirador natural; un lugar tranquilo y pintoresco bendecido con un paisaje espectacular que deja sin aliento a todos los que lo contemplan y unas gentes tan amables y acogedoras que casi abruman. Y es que desde cualquier parte del municipio se pueden apreciar los hermosos paisajes cafeteros, como el valle de Maravélez, atravesado por el río La Vieja. Aquí los viajeros se maravillan con los majestuosos panoramas mientras disfrutan de otra taza de café en la pintoresca plaza principal.

Con el sol inclinándose hacia el horizonte, el recorrido llega a su fin. Volvemos al hotel dejando atrás una jornada llena de descubrimientos y experiencias que nos conectaron con la riqueza cultural e histórica de los pueblos cafeteros del Quindío.

Cena y alojamiento en Casa Museo Hacienda La Cabaña.

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