Viaje a Islandia I: Borgarfjörður, Skagafjörður, Akureyri, Goðafoss y Mývatn | Los viajes de Vagamundos día a día

Os invitamos a sumergiros en este auténtico paraíso natural lleno de épica y de magia. Islandia es naturaleza en estado puro, donde se respira la atmósfera más pura que podamos imaginar y seguro que acabaremos enamorándonos de este país casi virgen. Un país geológicamente todavía en construcción, y cuyas entrañas notamos a cada paso que están vivas.

Realizaremos un recorrido circular alrededor de la isla y disfrutaremos de una cultura y una naturaleza diferentes; sentiremos la mágica atmósfera de sus criaturas míticas como los elfos, trolls o gnomos, que aunque no los veamos, forman parte del espíritu y la idiosincrasia de esta tierra indómita.

Nos bañaremos en sus aguas geotermales como las de la laguna termal de Jarðböðin, a las puertas del círculo polar ártico, o la más turística Laguna Azul cercana a Reykjavík; contemplaremos las espectaculares explosiones de sus géiseres; caminaremos por sus volcanes, que inspiraron a Julio Verne; conoceremos glaciares como el Vatnajökull, uno de los más importantes del mundo; navegaremos por las aguas de la laguna glaciar de Jökulsárlón, toda ella llena de icebergs flotantes; podremos contemplar hermosos fiordos que nada tienen que envidiar a los noruegos; increíbles cascadas, paisajes lunares de estremecedora belleza, o sus peculiares caballos que todavía se encuentran en libertad.

Todo esto, le dan a este singular país, el aire de un mundo perdido todavía por descubrir, y lo convierten en un auténtico paraíso para los amantes de la fotografía y de la naturaleza. Un destino, asimismo, ideal para visitarlo en familia, y que los más pequeños disfrutarán enormemente.

Otra peculiaridad de este país es que, entre mayo y agosto las noches en Islandia tienen luz. Este fenómeno, consecuencia de la inclinación de la Tierra y de la cercanía del país al Ártico, es conocido como el “sol de medianoche”. El astro rey nunca llega a ponerse del todo, sigue en el cielo, muy bajo, pero aún visible, convirtiendo el horizonte en un lienzo de tonos rojizos, rosas y púrpuras.

Cautivadora hasta la médula, la isla indómita, mezcla de lava y agua, te hechizará de por vida.

Día 1: ALICANTE – Keflavík – REYKJAVÍK

Presentación en el aeropuerto de Alicante tres horas antes de la salida. Trámites de facturación y embarque. Salida a las 22.50 horas del vuelo OG605 de la compañía PLAY, con destino KEFLAVÍK. Llegada a las 01.35 hrs. local.

Después de los trámites de entrada, recepción y asistencia en el aeropuerto a cargo de los representantes de nuestro receptivo, nos trasladamos al hotel.

Alojamiento en Hotel Klettur.

Día 2: REYKJAVÍK – Borgarfjörður – Skagafjörður – AKUREYRI (480km)     

Desayuno continental en el hotel.

Sin lugar a dudas, ISLANDIA es uno de los países con mayores contrastes y curiosidades del mundo. Una isla que se llama “tierra de hielo”, que tiene volcanes activos con enormes glaciares sobre su superficie, ríos con aguas que discurren a 50 grados de temperatura, donde muchos de sus habitantes creen en los gnomos y uno de los platos tradicionales es el tiburón putrefacto, no parece, desde luego, de nuestro planeta.

Islandia cuenta con una población aproximada de 356.000 habitantes y un área de 103.000 km².​ Debido a su localización sobre uno de los puntos calientes del planeta, justo encima de la llamada dorsal mesoatlántica, una brecha en medio del Atlántico que separa las placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia, es un país con gran actividad volcánica y geológica, factor que determina el paisaje de su territorio.

El interior del país consiste en una meseta caracterizada por desiertos, montañas, glaciares y ríos glaciales que fluyen hacia el mar a través de las tierras bajas. Gracias a los efectos de la corriente del Golfo de México, su clima es templado en relación a su latitud y hace que su entorno sea habitable.

En Islandia hay aproximadamente 130 volcanes repartidos por todo el país (excepto en los Fiordos del Oeste), de los cuales 30 permanecen activos. De media, se produce una erupción cada tres años. Se calcula que un tercio de toda la lava que ha surgido sobre la superficie terrestre durante los últimos 500 años es islandesa.

Además, el 11% del país está cubierto de glaciares. El más importante es el de Vatnajökull, el segundo más extenso de Europa (después del Austfonna, ubicado en el remoto archipiélago polar de Svalbard) y el primero en volumen de hielo. En sus puntos más profundos, el manto de hielo tiene un kilómetro de profundidad.

La fuerza de los ríos, el hielo glaciar, la actividad volcánica y geotérmica son los fenómenos naturales que convierten a este destino en uno de los lugares más fascinantes del planeta.

Mapa de Islandia

En nuestro circuito, realizaremos un recorrido circular alrededor de la isla, a través de la Ring Road, la carretera que rodea el país. También conocida como R1 o simplemente carretera de circunvalación de Islandia, es el principal eje de la isla. Su forma anular (de ahí su nombre) rodea el territorio islandés prácticamente al completo, dejando fuera de la ruta únicamente los Fiordos del Oeste, la Península de Snaefellsnes o las Tierras Altas. Casi toda la carretera posee solo un carril por sentido, pero esto no supone ningún problema, ya que en la mayoría de los tramos es posible conducir prácticamente sin ver ningún otro coche. La mayor parte de sus 1.330 kilómetros están perfectamente asfaltados, y los pocos tramos sin asfaltar de se encuentran en muy buen estado.

Después de atravesar el túnel submarino que cruza el fiordo de Hvalfjördur (“fiordo de las ballenas”), llegamos a la región de Borgarfjördur, de gran importancia histórica ya que es escenario de algunas de las sagas islandesas más famosas como la Saga de Egil Skallagrimsson.

Realizaremos una parada en la cascada Hraunfossar (“cascada de la lava”), una de las más singulares de Islandia, no por la altura del salto de agua o su caudal, sino por cómo emerge hasta la superficie. Filtrada a través del campo de lava Hallmundarhraun, campo que fluyó con la erupción de uno de los volcanes situados debajo del glaciar Langjökull, el agua brota directamente de las profundidades de la tierra y cae a través de una pendiente no demasiado grande, disolviéndose en el gris azulado del río Hvitá y generando un espectáculo visual de gran belleza.

A pocos metros de Hraunfossar, encontraremos otra cascada llamada Barnafoss, que a diferencia de la anterior vierte un caudal muy poderoso, cuya visión y ruido hacen a uno estremecerse. Se trata de una tumultuosa serie de saltos de agua y rápidos, excavados en un estrecho pasaje entre la capa basáltica. Su nombre, la “cascada de los niños”, proviene de un triste accidente que se dice tuvo lugar allí. Al parecer, sobre la cascada había un puente natural, dos niños de una granja cercana que jugaban allí cayeron y murieron, la madre de los niños destruyó el puente luego del terrible accidente y construyó uno más seguro.

Posteriormente nos detendremos en el pueblo de Reykholt, localidad ligada al recuerdo del poeta y caudillo islandés Snorri Sturluson (1178-1241), autor de varios poemas épicos y una de las personas más importantes de la historia islandesa. En Reykholt pasó gran parte de su vida y allí fue asesinado. Sus aportaciones a la lengua nórdica antigua y a la mitología islandesa son de un valor incalculable. Sturluson reflejó mejor que nadie la historia de la isla en sus magníficas Sagas, que aún en la actualidad son leídas y releídas por los islandeses, que las consideran genuinos “monumentos artísticos” de su propia identidad e idiosincrasia. Jorge Luis Borges, gran admirador de la literatura de la Edad Media islandesa, lo considera uno de los mejores escritores de todos los tiempos. Ante la escuela local, se erige la estatua de Snorri Sturluson, donada por el príncipe Olaf de Noruega en 1947. La iglesia exhibe unos vitrales preciosos, una pila bautismal del primer luteranismo y un órgano construido originalmente para la catedral moderna de Reykjavík y trasladado aquí en 1984. Más adelante está el Snorralaug (estanque de Snorri), una alberca circular de piedra con agua proveniente de un manantial termal. Las piedras de la base son originales y se cree que aquí venía a bañarse el propio Snorri. Un túnel de madera junto al manantial, conduce a una antigua granja, escenario del asesinato de Snorri. Se dice que el estanque es la estructura más antigua construida por el hombre en Islandia.

Glaumbær Museum

En Islandia se cuentan entre 600 y 700 fuentes hidrotermales. Nos detendremos en la fuente termal Deildartunguhver, una de las más poderosas de Europa. Su caudal medio es de alrededor de 180 litros de agua caliente (a 100°C) por segundo. Alimenta de calefacción las casas de la región de Akranes y del Borgarfjörður, así como los invernaderos de tomates de los alrededores. Aquí se estudia un tipo de algas que resisten temperaturas muy altas y, por ese motivo, se cree que podrían ser las primeras formas de vida de la tierra. En medio de los campos de solfataras, se observan las enormes charcas de Iodo, hirvientes, humeantes y malolientes. En las profundidades, el agua calentada, acidificada por el ácido sulfúrico desprendido por los gases sulfurosos, disuelve las rocas de alrededor. La arcilla resultante se mezcla con el agua y da lugar a un barro más o menos viscoso en función de la cantidad de agua que haya. Las burbujas de gas suben a la superficie de manera permanente y estallan. Estas charcas de Iodo, adoptan diferentes colores según su grado de mineralización debido a las sustancias disueltas: negras cuando contienen materia orgánica; amarillas si son ricas en azufre; rojas o rosas a causa del hierro; blancas debido al silicio.

Dejamos Borgarfjörður y, a través de paisajes de landas y grandes valles, nos adentramos en la región de Nordurland. La ruta luego ondula entre las aguas del Océano Ártico y paisajes forjados en los días de la Edad del Hielo por glaciares desaparecidos hace mucho tiempo, hasta llegar a la región de Skagafjördur. Aquí, a unos pocos kilómetros del pueblo de Varmahlíð, se encuentra el Glaumbær Museum, típica granja islandesa construida en 1878, formada por varios edificios de madera separados por paredes de turba. Es una de las mejor conservadas en el país, que mantiene su mobiliario y enseres originales. Esta visita nos permitirá comprender mejor las duras condiciones de vida de la Islandia rural de hace apenas 100 años. Las zonas de vivienda están unidas entre sí por un largo pasillo, mientras que a las demás dependencias se accede desde el exterior. Se puede ver la cocina, la despensa, y al fondo de la granja, mucho más confortables, hallamos los aposentos del pastor y su familia.

Seguidamente llegada a AKUREYRI, un pueblo de 17.000 habitantes considerado la “capital del norte”. Se suele presentar como la segunda ciudad de Islandia, lo que es cierto si se considera a Kópavogur y Hafnarfjörður como extensiones de Reykjavík. Está situada en el lado oeste del fiordo Eyjafjörður, el más largo de la isla, justo en su base, y a orillas del río Glerá. Su nombre se traduce como “prado del banco de arena”, y ya nos da una idea sobre el ambiente sosegado e idílico de esta ciudad. A pesar de situarse en el norte de Islandia, muy cerca del Círculo Polar Ártico, posee un clima oceánico relativamente más templado que el del resto del país (a pesar de todo la media en invierno es de -8º C) y a su zona geográfica correspondiente. Esto se debe a su privilegiado enclave en lo más profundo de la bahía de Eyjafjördur, protegida por altas montañas, que minimizan los rigores invernales. Su puerto de aguas libres, que no se congelan, ha desempeñado un significativo papel en la historia del país. Cuenta con el principal aeropuerto de la región.

Ciudad comercial, agrícola e importante puerto pesquero, es también un centro de industria ligera y nudo de comunicaciones. Según el Landnámabók (Libro del Asentamiento), Akureyri fue fundada en el siglo X por Helgi Granni (Helgi “el flaco”), un navegante vikingo de origen noruego, que construyó su propia granja en Kristnes, a pocos kilómetros de la actual ciudad. Así se iniciaba un lentísimo desarrollo local materializado en el sucesivo establecimiento de granjas y haciendas unifamiliares dispersas. Akureyri contaba en 1785 sólo con 10 habitantes; en 1862, cuando se le concedió la municipalidad, los habitantes eran 280; y todavía en el año 1890 apenas superaban los 600. Fue, ya entrado el siglo XX, cuando vive un auge, pasando la población de 1.350 a 7.200 habitantes, asumiendo el papel de centro de servicios para las regiones septentrionales del país.

A la llegada, breve paseo por Akureyri, durante el que tendremos oportunidad de visitar el Akureyrarkirkja, principal templo luterano del municipio, que se alza sobre una verde loma desde la que se disfruta de una de las mejores panorámicas de Akureyri. Construido en 1940 por Guðjón Samúelsson, el mismo arquitecto que levantó la curiosa Hallgrímskirkja de Reykjavík, una escalinata de 112 peldaños permite llegar hasta la iglesia. De fría estética modernista, intenta reflejar las formaciones basálticas, aunque para algunos pueda parecer más un estilizado rascacielos estadounidense de los años veinte. En su interior, se pueden ver una serie de relieves sobre la vida de Cristo; la maqueta de un barco que cuelga del techo, muestra de la antigua tradición nórdica de realizar ofrendas para proteger a los seres queridos que se hacían a la mar; también destaca su órgano, con 3.200 tubos, uno de los mayores de Islandia. Pero, sin duda, lo más importante, son las soberbias vidrieras del siglo XV que adornan el coro. Antaño adornaban la catedral de Coventry (Inglaterra), que fueron puestas a cubierto durante la II Guerra Mundial para protegerlas de los bombardeos alemanes. Tres de ellas aterrizaron misteriosamente en la tienda de un anticuario londinense que las vendió a su vez al comerciante islandés.

Akureyrarkirkja, principal templo luterano

No muy lejos de la Akureyrarkirkja, se encuentra Lystigarðurinn, un espléndido jardín botánico, de 3,6 ha, fundado en 1912 por un grupo de vecinos que deseaba un lugar confortable para pasar las jornadas festivas. El jardín ya contaba con ejemplares de casi todas las especies islandesas, pero a partir de 1955, cuando la municipalidad lo adquirió, las colecciones botánicas se vieron incrementadas con especies procedentes de Asia y África, alcanzando un logro sin precedentes, al conseguir que plantas propias de zonas tropicales sobrevivan gracias al particular microclima del que goza la ciudad. Actualmente cuenta con 6.600 especies exóticas y 430 endémicas.

Alojamiento en Centrum Hotel Akureyri.

Día 3: AKUREYRI – Goðafoss – MÝVATN (210 km)

Desayuno continental en el hotel.

Hoy pasaremos todo el día explorando las maravillas de la región del Lago Mývatn, una de las áreas más interesantes de Islandia. Pero antes de llegar, realizaremos una parada en la pintoresca cascada de Goðafoss, impresionante salto situado sobre el río Skjálfandarfljót. Se trata de una cascada dividida en varios ramales que se vierten en un circo de roca basáltica. Impresiona menos por sus medidas (12 metros de altura y 30 de anchura) que por su belleza y la fuerza con la que las aguas del río caen en mitad del soberbio paisaje volcánico que lo rodea. El río Skjálfandarfljót tiene su origen a los pies del cráter Trölladyngja, localizado en la vertiente noroccidental del glaciar Vatnajökull, casi en el mismo corazón de las Tierras Altas. La vía fluvial avanza impetuosamente hacia el norte, atravesando el extenso manto de lava de Bárðardalur, a lo largo del cual, se precipita por una serie de diversas cascadas. Goðafoss es precisamente la más importante de ellas. Goðafoss se traduce como “cascada de los dioses”. El nombre le viene dado por uno de los hechos más relevantes en la historia de Islandia: su cristianización en el año 1000. Según cuenta la leyenda, fue precisamente en este lugar donde, Þorgeir Ljósvetningagoði, un portavoz del Alþingi (Parlamento vikingo), arrojó a la catarata los ídolos de los dioses paganos, como gesto ratificador de la decisión adoptada en Þingvellir por la que el pueblo islandés abrazaba el credo cristiano. En las cercanías de la cascada y valle abajo hasta el puente, destacan interesantes formaciones basálticas que han sido desenterradas por la violenta acción erosiva de la corriente.

Cascada de Goðafoss

Nos dirigiremos a la zona del LAGO MÝVATN donde encontraremos un área en torno al citado lago, caracterizada por la abundancia de fenómenos volcánicos (campos geotermales, cráteres y mantos de lava), que constituye un maravilloso ecosistema, declarado reserva natural en 1974. Una naturaleza en estado puro, en la que surgen por todas partes pequeñas obras maestras. Aquí podemos percibir con toda claridad la inestabilidad de la tierra. El lago tiene una profundidad media de 2 m (máximo 4,5 m) y se extiende por 37 km2; es el cuarto más grande de la isla y está alimentado por fuentes subterráneas, calientes y frías. Se asienta sobre el lugar donde hace 10.000 años hubo una meseta cubierta por un glaciar. Bajo este se produjeron diversas erupciones de lava basáltica, que fundieron el hielo y crearon bordes sedimentarios que, a su vez, hacían de presa para controlar el agua.

En su centro, el Mývatn está considerado como el lugar de reunión de patos más importante de Europa. Una quincena de especies anidan en él en verano, chapoteando en sus aguas poco profundas (2,5 metros). Lo que atrae a estas aves es la seguridad de encontrar abundante comida, en concreto las auténticas hordas de mosquitos que acribillan a los visitantes en sus orillas durante la estación cálida ( significa “mosca” y vatn, “lago”)

Entre los lugares de interés de la zona, veremos los bellos y sorprendentes pseudocráteres de Skutustaðir, grupos de hoyuelos formados hace unos 2.300 años que dominan el paisaje en la orilla del lago Mývatn y también forman parte de las islas del mismo. Se trata de conos planos cubiertos por un leve manto de vegetación, que se formaron cuando fluyó lava líquida hasta el lago, desencadenando una serie de explosiones de gas. Conocidos como pseudocráteres, estas colinas adquirieron su forma cuando el agua atrapada en el subsuelo hirvió y estalló. Al solidificarse en la superficie, crearon estos pequeños conos y cráteres de escoria que nunca fueron afloramientos verdaderos de calderas magmáticas. El pseudocráter de mayor tamaño alcanza los 300 metros de diámetro, pero la mayoría de ellos apenas tiene una decena, e incluso menos. Está declarado monumento natural.

Pseudocráteres de Skutustaðir

El espectacular campo de lava de Dimmuborgir (“castillos negros”), una gran depresión de 20 metros de profundidad y 1 km de diámetro, es el resultado de un fenómeno geológico complejo, y debe su nombre a los pilares de basalto que lo coronan. Se cree que estos extraños peñascos se crearon hace 2.000 años, cuando la lava de las hileras de cráteres de Þrengslaborgir y Lúdentarborgir fluyó por los campos de lava más antiguos de Hverfell. La nueva lava se acumuló formando un ardiente lago en la cuenca del Dimmuborgir y, a medida que se enfriaba la superficie, se formó un techo abovedado sobre el material aún líquido. El techo quedó soportado por pilares de material ígneo más antiguo, así que cuando el dique se rompió, la lava líquida desapareció, convirtiéndose la zona en una suerte de laberinto en forma de gruta volcánica repleta de túneles y diseños caprichosos, con figuras fantasmagóricas y góticas formaciones de lava entre la tupida vegetación de abedules enanos. Podremos observar formas zoomórficas y antropomórficas, que la fantasía popular ha ido dando nombre. La más célebre es la llamada kirkja (iglesia) por su aspecto de capilla gótica. Las leyendas islandesas dicen que Dimmuborgir conecta la tierra con las regiones infernales. En la tradición cristiana nórdica, también se dice que es el lugar donde Satanás cayó cuando lo echaron del cielo y creó la aparente Helvetes katakomber («Las catacumbas del infierno»).

Ruta senderista: encontraremos en Dimmuborgir algunas rutas de senderismo, marcadas con diferentes colores dependiendo de su facilidad y duración. El «pequeño círculo» se realiza entre 10 a 15 minutos a pie. El «Gran Círculo» se extiende en un área mayor y tiene una duración aproximadamente de media hora. El «Círculo de la Iglesia» dura aproximadamente una hora. Realizaremos una de estas caminatas, dependiendo del grupo.

Cerca de esta zona se encuentran las colinas de Námafjall, una de las zonas más activas de Islandia. La poderosa dorsal oceánica que sirve de junta y separación de las placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia, cruza justo por debajo de Námafjall, originando enormes griegas y fisuras por las que afloran grandes cantidades de gases sulfurosos y fluidos hirvientes, que llegan a alcanzar los 120º, y tiñen las laderas de estas colinas de un sinfín de tonos ocres, naranjas y amarillos que contrastan con el intenso azul de cielo.

Visitaremos la zona más espectacular, concretamente la planicie de Námaskarð, con manifestaciones telúricas extraordinarias como los pozos de barro en ebullición, fumarolas, manantiales hirvientes y el cráter del volcán Viti, un cráter explosivo creado por la erupción de Leirhnjúkur en el año 1729, que ha permanecido lleno de fango hirviendo durante más de un siglo. Ahora en este extenso cráter, que con un diámetro de 320 m es el mayor de la zona, hay un lago de 30 m de profundidad con las aguas de color verde azulado.

Zona geotérmica de Námaskarð

En la ladera oriental se encuentra la zona de Hverarönd (también denominado Hverir), un mundo mágico, donde se concentran los fenómenos característicos de las solfataras propiamente dichas. Numerosos cráteres, en algunos casos de escasas dimensiones, pero con frecuencia profundos, y con un diámetro de varios metros, son las bocas de salida de los vapores sulfurosos y los barros grises en ebullición. Las pulsaciones de la tierra producen un espectáculo irreal, con los resplandores amarillos del azufre y los reflejos rojos de las tierras oxidadas entre fumarolas blancas. La capa terrestre resulta particularmente fina en esta zona, por lo que este mundo mineral desprovisto de toda vegetación se halla en constante mutación. En las marmitas de Iodo, el agua ácida disuelve la tierra y la roca, creando una mezcla hirviente. Cerca de aquí en contacto con el oxígeno del aire, las emisiones de vapor de agua, repletas de hidrógeno sulfurado, se transforman en depósitos de azufre y se añaden a las acumulaciones de silicio y de piedra de yeso. Durante siglos, este azufre ha sido explotado desde la época medieval, especialmente para la producción de pólvora para cañones.

La zona occidental, también llamada de Bjarnarflag, se caracteriza por algunos potentes chorros de vapor muy caliente, cuyo zumbido es parecido al de un avión cuando despega. Varios ríos de origen geotérmico, corren por caprichosos montículos de residuos de lava grises, negruzcos y rojos, en contraste con el color ocre claro, jaspeado de blanco gris y amarillo vivo, de la zona superior del Namafjall.

Aunque no se pueda encontrar ninguna fuente de agua pura en este maravilloso sitio geotérmico, la belleza de los minerales y variedad de colores desafía todas las comparaciones. Namaskarð es una zona completamente estéril, sin ninguna vegetación. La emisión constante de los gases ha hecho que la tierra sea totalmente yerma y no apta para flora y fauna.

Aquí encontraremos diversas posibilidades de senderismo, pero siempre bajo la supervisión de nuestro guía, ya que es un terreno inestable, y las emanaciones son peligrosas, por lo que no abandonaremos nunca los senderos señalizados.

Por último, tendremos la posibilidad de tomar un relajante baño en la laguna termal Jarðböðin (entrada incluida). Estos baños, encaramados en las alturas desoladas de Jarðbaðshólar, y en torno a fuentes termales, gozan de unas espléndidas vistas sobre el lago Mývatn y el volcán Hverfjall. Conocidos como la “Laguna Azul del Norte”, aunque sin tanta multitud, fueron inaugurados en el 2004. Sobre la base de una tradición centenaria, este complejo nos deparará una experiencia completamente natural, que comienza con un relajante baño en nubes de vapor que se levantan de una profunda fisura en la superficie de la tierra, y terminará con un baño en una piscina que nos aportará la energía del agua extraída de una profundidad de hasta 2.500 metros que pueden llegar a alcanzar los 41ºC. Estas aguas azul claro con reflejos lechosos, contienen una mezcla única de minerales, silicatos y microorganismos geotérmicos, que poseen un sinfín de propiedades beneficiosas para la piel y para la salud (sobre todo para la relajación), aunque cuenta con un pequeño daño colateral: un ligero pero permanente olor a azufre característico en este tipo de regiones volcánicas.

Después del relajante baño, regresamos a la zona del lago Mývatn.

Alojamiento en Sel Hotel Myvatn.

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