Los lugares de culto del islam, la mezquita y la madraza, donde se estudia el Corán

La sencillez es un aspecto característico del culto islámico. Cualquier lugar es adecuado para orar y estudiar el Corán. Sin embargo, hay dos lugares especiales, la mezquita y la madraza.

La mezquita, en árabe masjid, es una construcción destinada a la reunión de los musulmanes, donde desarrollan la oración. La madraza también es un lugar importante, que recibe el mismo nombre en árabe y se trata de la universidad coránica. La casa de Mahoma en Medina se convirtió en la primera mezquita. El muro que hacía de cerca del patio seguía la dirección de La Meca y allí había una estancia cubierta donde oraban. El resto de la edificación tenía soportales para protegerla del calor del desierto. Este modelo se utilizó para muchas mezquitas que se construyeron posteriormente.

En ellas suele haber un patio de abluciones, con el fin de realizar la limpieza ritual antes de la oración. En el interior encontramos el muro de la quibla, que nos marca la dirección a La Meca, y un espacio cubierto para rezar.

Como quiera que la oración había que dirigirla hacia La Meca, se dispuso un nicho o panel decorado, el mihrab, en el centro de la quibla. Así se ayudaba a los creyentes para que supieran el lugar correcto para orar. También se añadió el mimbar o púlpito, desde donde el imán o director de la oración predicaba y guiaba el ritual todos los viernes.

Otro elemento destacable y común en muchas mezquitas es la maqsura, un espacio delimitado por arquerías situado frente al mihrab y decorado muy detalladamente. Se construyó con un fin, proteger «las espaldas» de los gobernantes ante posibles atentados. La maqsura fue dispuesta después de que algunos de los primeros califas fueran asesinados mientras oraban.

El resto de la sala de oración no tiene características que las diferencien, a excepción de la división ocasional en arquerías, paralelas o transversales al muro de la quibla. También es llamativo el alminar, torre desde la que se hace la llamada a la oración. En el mundo islámico se siguen construyendo gigantescas mezquitas, como la de Hasán II en Casablanca, cuya inauguración tuvo lugar en 1993. Tiene capacidad para 25.000 fieles y sigue un modelo de arquitectura muy tradicional. En otros casos se ha optado por fórmulas más modernas, como pueden ser los ricos estados petroleros.

DIVERSOS TIPOS DE MEZQUITAS

La expansión islámica hizo que se incorporasen a las mezquitas elementos de la arquitectura de los países conquistados. Las más antiguas recuerdan mucho a las basílicas paleocristianas. Es un modelo que para los muslmanes resultó muy interesante, porque permitía disponer de grandes salas de oración en las que el espacio no estaba jerarquizado y, por tanto, no permitía distinciones sociales.

Las mezquitas de áfrica subsahariana suelen ser de barro y madera, con un aspecto en el exterior similar a una fortaleza. Sin embargo, en China, siguen los esquemas tradicionales del país, así que desde el exterior es complicado distinguirlas de los templos de otras regiones. Las mezquitas de Indonesia no tienen alminares.

En las mezquitas más grandes, el objetivo de conseguir aforos enormes se ha resuelto de forma magistral con recursos arquitectónicos sencillos.

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