Las escuelas del budismo en Asia

El budismo del sur

Esta forma de entender el budismo está extendida fundamentalmente por Sri Lanka, Myanmar y Tailandia. Los seguidores del budismo del sur aducen que tienen en su poder los textos sagrados más antiguos y más recientes a los que Buda predicó. Dotan de gran importancia a los monjes, que visten túnicas de color azafrán, permanecen solteros y tienen una reglas disciplinarias muy, muy estrictas; por ejemplo, no hacer más que una comida al día antes del mediodía.

Su ideal es el arhat, monje que ha conseguido el despertar, siguiendo el ejemplo de Buda, gracias a la meditación y la sabiduría, con lo cual no volverá a renacer. Sostienen que los que no siguen la disciplina de los monasterios no pueden conseguir la liberación en esta vida y han de intentar, por méritos propios y buen karma, renacer como monjes para poder llegar al nirvana.

Fue en torno al siglo I a.e.c. -antes de la era común-, cuando comenzó a plantearse una forma distinta de entender el budismo, que se llama mahayana, o gran vehículo para alcanzar la liberación. Esta sostiene que se puede llegar al despertar por muchos caminos sin tener que ser monjes. Estos métodos se siguen en el budismo del este y del norte.

En el budismo mahayana cada escuela propone un camino distinto y propio: unas propugnan en que el fiel haga el esfuerzo por alcanzar la liberación y otras que la liberación sea otorgada por los propios budas. Ejemplo: en la escuela de la «Tierra Pura», que ha sido muy popular en China y Japón, se cree que el buda Amitaba o «Amida», en chino, puede llevar a sus seguidores tras la muerte a un lugar paradisíaco, la tierra pura del oeste, siempre y cuando se rece adecuadamente. La devoción es lo más importante, no la meditación, ya que Armitaba salva gracias a la oración.

El caso contrario es la escuela zen. Lo primordial es el esfuerzo personal diario y constante en la meditación, lo cual lleva al despertar. Cada uno se salva por méritos propios, no teniendo los budas nada que ver en el proceso.

El budismo en el este y el norte

En el este, el budismo está presente en Japón, además del este de China, donde hay muchas escuelas diferentes. Creen en la existencia de muchos budas y otros seres sobrenaturales, de manera que Sakyumini, el buda histórico, sería uno de ellos solamente. Su ideal es el bodhisatva, una persona que puede ser un monje o no, pero que incluso pudiendo entrar en el nirvana tras alcanzar el despertar, decide volver al mundo para servir de ayuda a los seres vivos, motivado por el amor y la compasión hacia los demás.

El budismo del norte tuvo su desarrollo en el Tíbet y se extendió después por Mongolia y el oeste de China. Dispone de multitud de textos sagrados traducidos de la India o escritos en tibetano, siendo el más famoso el Bardo Todol o libro tibetano de los muertos. Los budistas tibetanos sostienen que ciertas personas con un gran desarrollo espiritual pueden volver después de morir y escoger su reencarnación. Se les reconoce porque recuerdan su vida pasada y son capaces de identificar objetos que fueron suyos antes. Se les denomina tulkus y pueden ser reencarnaciones de bodhisatvas o incluso de budas. Algunos de los dirigentes religiosos del Tíbet son tulkus, nos referimos a los Dalai Lamas. Son una dinastía de líderes políticos y religiosos del Tíbet y sus seguidores creen que son una encarnación de Avalokitesvara, el bodhisatva de la compasión.

¿Creen los budistas en los dioses?

Una pregunta recurrente. Para el budismo del sur, Buda es un ser humano digno de ejemplo, que enseñó el camino al despertar, pero no se trata de un dios. En sus textos sagrados la tesitura de si existen o no los dioses no es interesante, porque no aporta nada a la verdadera cuestión que les preocupa: cómo alcanzar el despertar. Esto es muy significativo, ya que no creen que haya un dios creador, ni el que universo se mantenga por su actuación, ni que el despertar se consiga gracias a ello.

En cambio en el budismo del este y del norte se otorga de gran trascendencia al papel de los budas y bodhisatvas. Son seres sobrenaturales, muy numerosos, a los que se rinde culto porque ayudan a alcanzar el despertar y poseen paraísos a los que se puede llegar gracias a su mediación, con lo cual serían parecidos a lo que en otras religiones se consieran dioses.

A diferencia de lo que ocurre en las religiones occidentales, tales como el cristianismo, el judaísmo o el islam, para los budistas no hay ningún ente creador del mundo ni existe necesidad de que lo haya. Así se elimina el problema teológico de la existencia de un Dios todopoderoso, que ha creado un mundo en el que existe el mal. Buda no entraba en cuestiones metafísicas sobre si el mundo es eterno o no, si el alma es lo mismo que el cuerpo o si un Buda existe después de la muerte, siendo estas cuestiones llevan a una coidica de opiniones poco edificantes.

Compartir

Viajar con Vagamundos es mejor