Losas de cerámica de la época de los sumerios del III milenio a.C., aluden al jabón en el Mediterráneo, que describen como una mezcla de grasas hervidas con cenizas, aunque sin indicar su uso o propósito. El médico griego Galeno menciona en sus escritos del siglo ll a.C., la fabricación de jabón. Los fenicios, alrededor del 600 a.C. utilizaban jabón en la limpieza de las fibras textiles de lana y algodón, como también en la preparación para tejer los paños. A raíz de las cruzadas, la producción de jabón se extendió por todo el Mediterráneo, llegando a Italia, Francia (Jabón de Marsella) y España (Jabón de Castilla).
El método de fabricación del jabón oriental se pasa de padre a hijo en un proceso mediante el cual se mezcla la materia grasa (aceite de oliva), con las vallas de laurel, hasta transformar todo en una sustancia alcalina y obtener una melaza verde, que luego se hierve en un caldero. Esta mezcla es puesta en grandes cuencas para que solidifique a temperatura ambiente. La masa sólida que se forma es cortada en pequeñas piezas cuadradas que se estampan con el sello del fabricante. Pero el proceso no termina allí, pues las piezas de jabón son apiladas durante nueve meses secándose antes de ser puestas a la venta. El calor y el tiempo le harán perder hasta el 92% de agua. Durante este período pasarán del color verde al azul turquesa, al amarillo y finalmente a su color actual. Su interior conserva un intenso color verde.
El jabón oriental no tiene colorantes, conservantes, perfumes ni productos químicos. Es completamente natural y biodegradable. Se caracteriza por ser un jabón de larga duración, de espuma densa, cremosa y fina, con vitamina E. El aceite de oliva le aporta propiedades hidratantes y suavizantes, además evita el envejecimiento de la piel. Bueno para todo tipo de piel, en especial para pieles sensibles y pieles con problemas de psoriasis, dermatitis, acné o eczemas. Gracias al aceite de laurel, ese jabón tiene propiedades antisépticas, antiinflamatorias y antioxidantes. Se puede utilizar como jabón para la higiene diaria de la piel, como champú o como espuma de afeitado.
Para enriquecer la producción de jabón, con el pasar de los siglos han sido añadidas otras esencias extraídas de diversas plantas seleccionadas por sus virtudes terapéuticas y aromáticas. Fue así que aparecieron varios tipos de jabones, como el Aarayes, en forma de bola, compuesto de agua de rosas. Actualmente podemos encontrar una extensa variedad de tipos de jabón: para la piel grasa, aromatizado con anís, como relajante muscular, como repelente, aromatizado con ámbar, para eliminar las impurezas y suavizar la piel, compuesto de miel o trigo, entre muchos otros.