Orígenes y fechas de Las mil y una noches
La procedencia de los cuentos de Las mil y una noches es muy variada: Mesopotamia, Persia, Grecia, India, Egipto o Siria, entre otros. Además se evidencian influencias que vienen de épocas muy lejanas, como pueden ser la epopeya sumeria Gilgamesh, la Biblia, la Odisea de Homero o la literatura sánscrita. Con relación a esta última, hay que decir que el modo de concatenar los cuentos, ya se encuentra en el Mahaharata y en el Panchatantra, así como en otros textos sánscritos, y la figura y estrategias de Shahrazad se remontan a la India del siglo VI, y ya aparece en la escritura sagrada del jainismo Uttaradhyayana Sutra, un compendio de historias que se desarrollan en India. Estas historias acabarán llegando a Persia a finales del siglo IX.
En el Kitab al-fihrist (Libro del índice), de Ibn al-Nadim, publicado en el año 978, hay una referencia a un conjunto de cuentos persas de la época Sasánida (los Sasánidas reinaron en Irán desde el año 224, llegando a constituir un imperio poderoso y refinado, que sucumbió a los árabes en el año 637-651). Ibn al-Nadim los llama Hazar Afsanah, que significa, más o menos, mil cuentos de aventuras. Con una estructura de cuentos dentro de cuentos dentro de un cuento marco, contaba la historia de Shahrazad y de la costumbre del rey Sahriyar de matar cada mañana a una nueva esposa. Según Ibn al-Nadim, este libro, pesado, poco entretenido y sin valor, era una de las lecturas favoritas de Alejandro Magno, que se hacia leer una narración cada noche. Se trataría de un libro muy antiguo que no ha llegado hasta nosotros.
Unos años antes, en el 957, al-Masudi, en un texto llamado Muruch al-Dalah (Praderas de Oro), cita también el libro Hazar Afsanah, y le da el nombre con el que será conocido en el mundo árabe: Alf layla walayla (literalmente “mil noches y una noche). Los cuentistas populares fueron creando y transformado a gusto de la religión, las costumbres y el espíritu árabe, los temas. Se fueron añadiendo con el tiempo nuevos argumentos y relatos. El mundo musulmán de las distintas épocas, desde Damasco a El Cairo, y desde Bagdad a Marruecos, iba quedando reflejado en Las mil y una noches.
Existe una copia anónima de los cuentos de Las mil y una noches del siglo XII, de la que solo quedan dos fragmentos manuscritos, pero probablemente, había sido a su vez copia de algun manuscrito de los cuentos del siglo IX, dado que el fragmento manuscrito más antiguo que se conserva es de entonces, con lo cual, debemos entender que ya hubo un material escrito de estos siglos pero desparecido.
Estos manuscritos muy tempranos contenían el núcleo árabe más antiguo, que recoge el cuento marco original persa, retocado con el añadido de otros elementos árabes, como el núcleo que se mueve alrededor de personajes y lugares de El Cairo medieval, cuya intetración en la colección se remonta a finales del siglo XIII y comienzos del XIV. Esta copia, que circuló por Egipto y Siria, es la que se conserva en varios manuscritos datados con posterioridad, cuya transmisión estableció en dos líneas, siguiendo las características tanto en tema como en lenguaje del núcleo original.
La línea siria, que contiene 282 noches, está recogida en copias manuscritas que datan del siglo XIV, otras del XV y del XVI –con el nombre de su copista de Alepo del año 1592– y otras más del siglo XVIII que también proceden de Alepo y finalmente existe otra del XIX, que perteneció a un militar británico. La línea egipcia contiene 200 noches y ninguna de sus copias manuscritas es anterior al XVII.
Con todo ello, podemos concluir que el libro nunca tuvo “mil noches” como han tratado de hallar todos los interesados, y que todos los cuentos cuya temática no se ajusta a los incluidos en estas dos líneas son interpolaciones del siglo XVIII.
Las mil y una noches en el mundo árabe
Durante el siglo X, estos textos no gozaron de éxito alguno, nientre las capas cultas ni entre las populares; estas sociedades, ávidas del humor y del entretenimiento que encontraban en las anécdotas y las historietas divertidas vertebradas en la literatura tradicional, fomentaron, por un lado, una literatura culta y, por otro, una literatura popular, que eclipsaron a Las mil y una noches.
A partir del siglo X, hacía la literatura popular religiosa así como la literatura popular épica, cuyos temas giraban en torno a las hazañas de figuras históricas con vidas emocionantes, generadoras de epopeyas fantásticas, que circulaban oralmente entre las capas populares.
Todas estas obras de género épico, entretuvieron al mundo árabe desde Iraq y Siria, pasando por Egipto y hasta el Norte de África y Marruecos, y contribuyeron a ocultar Las mil y una noches, cuyas historias eran despreciadas abiertamente, ya que consideraban los cuentos de Shahrazad llenos de engaños y supercherías.
Sin embargo, este conjunto de relatos con un nucleo persa, y con aportaciones indias, egipcias, griegas, árabes o incluso chinas, comenzó a introducirse en Europa en el siglo XI, a través de los juglares que acompañaban a los cruzados.
La influencia de estos textos se detecta ya en textos renacentistas españoles e italianos. Pero mientras que en Occidente se asimilaban en textos depurados estéticamente, como El Decamerón, en el mundo árabe se mantenía la idea de que no era un libro valioso y fue cayendo en el olvido, sobreviviendo a nivel popular gracias a trovadores y recitadores que transmitían los cuentos de forma oral en los mercados y bazares.
Sería con Antoine Gallard (1646-1715), diplomático francés que visitó Anatolia, Estambul, Siria y Alepo, y que rebuscó en zocos y mercados persiguiendo manuscritosy antigüedades, quien con el éxito alzanzado en las cortes europeas por sus traducciones, lo que hizo que a mediados del XIX, los críticos y literatos árabes volvieran sus ojos hasta esta obra y comenzaran a reivindicar su valor estético e histórico.
De hecho, durante el siglo XVIII, las ediciones francesas de Gallard se habían traducido al inglés, italiano, holandés, ruso, danes y hiddish, entre otras lenguas. Por esta época, el sacerdote maronita libanés Dīyūnisūs Shāwīsh, empezó a copiar algunos de los originares árabes que existían en la biblioteca del ya fallecido Gallard, hasta que se dio cuenta de que sería más práctico traducir los cuentos franceses de Gallard al árabe. Así lo hizo, y esta versión se hizo famosa como si fuera el original árabe de la traducción francesa y no al contrario.
Resumen y conclusión
Para no liarnos en todo este conglomerado, podemos decir que el origen de estas historias se pierde en la noche de los tiempos. Podemos situar la transmisión oral de los cuentos desde el siglo III hasta el X. Durante los siglos IX y X, y hasta el XV, esta literatura únicamente oral, se empieza a recopilar en manuscritos. En los mismos confluyen tres tradiciones que llegan de lugares diferentes: desde Irak (los cuentos eróticos), desde Siria (los épicos), y desde Egipto (los más populares y sociales). También tenemos que incluir una cuarte tradición procedente de Oriente, con remotos orígenes en China y en India.
Esos manuscritos van llegando a Europa por diversos medios, y tienen una influencia importante en la literatura europea. Sin embargo, poco a poco, las historias de Las mil y una noches, en los países árabes van cayendo en el olvido, hasta el punto de que las ediciones árabes o llegarían hasta el siglo XIX, mucho después de que los europeos la pasaran por la imprenta.
Pero la grandeza de esta obra popular reside sobre todo en que alberga desde la lengua más culta y la poesía más alta que ha alcanzado la literatura árabe, hasta el lenguaje coloquial y el vulgar. Aunque el verdadero aroma que desprenden estas páginas es su sensualidad. Este erotismo, que recorre toda la obra, es fundamental en Shahrazad, paradigma de lo sensual, que al tiempo que teje el universo, teje la vida.