El sultán y la esclava. La historia de amor de Solimán el Magnífico y Roxelana.

Orígenes

Fue la cuarta y única esposa legítima de Solimán el Magnífico, un sultán cruel e implacable con sus enemigos, pero que también destaca por en su faceta más romántica: fue uno de los más notables poetas musulmanes del siglo XVI, un enamorado de las artes y un amante apasionado. Se enamoró perdidamente de Roxelana (significa procedente de Roxolania, una región del antiguo reino de Polonia), una bella esclava pelirroja de origen eslavo que protagonizó un hecho insólito en los anales de la dinastía otomana. Solimán declaró libre a Roxelana y no solo se casó con ella, sino que fue su consejera en cuestiones políticas, convirtiéndose en una de las mujeres más poderosas e importantes en la historia otomana, sentando un precedente femenino único.

Aleksandra Anastasia Lisowska –conocida en Occidente como Roxelana–, nació en 1502 en Rohatyan, localidad que actualmente pertenece a Ucrania, pero que en esos momentos formaba parte del Reino de Polonia. Hija de un párroco de la Iglesia ortodoxa, con apenas 8 años fue raptada por los tártaros y llevada a la ciudad de Kaffa (importante centro de esclavos). Allí fue vendida como esclava a los nobles de un palacio de Crimea. No obstante, la peculiaridad de su pelo la hizo destacar entre el resto de esclavas. Pocos años después, un mercader, después de comprobar que era todavía virgen, la compró como regalo para el harén de Selim I el Sultán otomano, padre de Solimán.

En el harén

Después de un largo periplo llegaría a Estambul, donde serviría a las concubinas del Sultán como doncella. Enseguida fue alfabetizada y se le enseño el arte del canto, poesía, cocina, bordado, danza y refinamientos amorosos. También aprendió los idiomas turco, persa, griego y algo de hebreo.

Por el año 1517, cuando Solimán I el Magnífico, primogénito del sultán, vio por primera vez a aquella esclava de cabellos rojizos y ojos azules de apenas 15 años, de inmediato sintió que ensombrecía a todas las mujeres que allí se encontraban. Su sonrisa parecía dibujar un camino directo hacia Solimán. Las ansias de amarse nacerían al instante y la esclava se consagraría como la musa del esplendor del Imperio Otomano.

Al morir Selim I en 1520, Solimán a sus 26 años heredaría el título de califa y la hegemonía de Oriente,  cuya extensión, flota y ejércitos amenazaban la supremacía occidental del Emperador Carlos V. Sin embargo, la grandeza de este Sultanato no residiría solo en algunas victorias sobre sus enemigos, sino también en la sensualidad de Estambul, un exotismo propio de la riqueza cultural, que alcanzó el Imperio otomano, gracias al mecenazgo de las artes y la filantropía de los Sultanes.

Cuando accedió al poder, Solimán fue descrito por un enviado europeo como un hombre alto, pero fuerte y de rasgos delicados: “Su cuello es muy largo, su cara es delgada y tiene la nariz aguileña. Tiene un buen tono de piel, aunque tiende a palidecer. Se dice que es un señor muy sabio que disfruta del estudio, y todos esperan grandes bienes de su reinado”. Pero además, Solimán era un dirigente osado y no titubeó a la hora de desafiar las convenciones de su reino.

Roxelana (1502-1558), esposa de Solimán el Magnífico.

Solimán rompe con la tradición

Mahidevran, la privilegiada del harén, sería su primera concubina. No obstante, la arrogancia de esta princesa descendiente de la dinastía Giray, aliados del Imperio otomano, no podía competir, frente al carácter jovial de la esclava pelirroja, cuya sonrisa perturbaba incesantemente al Sultán, y al que le robaba los últimos pensamientos del día, dedicándole versos como:

«Me he convertido en soberano del mundo / plantado ante tu puerta como un pobre vagabundo. / Mi amor vuela debajo de tu alcoba / cual ave del paraíso».

Hürrem (“la que trae alegría”), como así la hizo llamar Solimán, se convirtió de la noche a la mañana en un incontenible fuego que arrasaría con las viejas tradiciones del palacio de Topkapi. Y es que hay pocas cosas más demoledoras que un ardiente enamoramiento: se convirtió en 1534 en esposa del sultán, desafiando la tradición con el matrimonio entre una concubina que además había sido esclava durante dos Sultanatos.

También desafió otra norma imperial otomana que no permitía que las concubinas tuvieran más de un hijo con el Sultán. Una vez que la concubina daba a luz un hijo, el gobernante no volvía a mantener relaciones con ella; y cuando el hijo, si era varón, llegaba a la mayoría de edad, se le trasladaba a alguna provincia del imperio como gobernador, siendo acompañado por su madre. La finalidad del edicto buscaba proteger los intereses del Imperio de una marcada influencia de una concubina sobre el rey. Con ello también se velaba por la fidelidad al primogénito para evitar los terribles fratricidios durante la codiciosa sucesión.

La antigua esclava le dio seis hijos al sultán: Mehmed (1521-1543), Mihrimah (1522-1578), Abdullah (1522-1526), Selim (1524-1574), Bayezid (1526 -1561) y Cihangir (1531-1553). De todos ellos, destacarían Selim, que a la postre sería el sucesor a su muerte, y la princesa Mirhrimah, que heredaría todo los encantos de su madre, siendo muy apreciada por el pueblo otomano.

El amor de Solimán por Hürrem fue tan grande que llegó a convertirla en sultana consorte con el título de “Hakesi Sultana”, un título que no existía y que la consagraba como consejera principal de su marido, desempeñando un gran papel en los asuntos del Estado. Cualquier agravio a su esposa, sería considerado como un agravio a su propia persona.

No solo le consultaba las cuestiones que tomaba, sino que ella misma podía tomar por su cuenta iniciativas que eran apoyadas íntegramente por el sultán, y le confiaba tareas diplomáticas, como  la como la correspondencia con monarcas extranjeros. De hecho, la primera comunicación oficial que Hürrem redactó fue a Segismundo II Augusto, el rey de su tierra natal, Polonia; y por este escrito tuvo lugar la alianza polaco-otomana.

La influencia de Roxelana en las generaciones posteriores ha sido enorme. De hecho, con ella comenzó un periodo que duraría más de un siglo, y que fue conocido como “el sultanato de las mujeres”, en el que tanto las madres como las esposas de los sultanes, adquirieron un gran poder en la corte otomana.

Solimán el Magnífico (1494-1566)

Los logros de su reinado

La época de gobierno de este sultán está considerada como la de mayor esplendor del Imperio otomano. El poderío militar alcanzado es incuestionable. El ejército turco contaba con más de 12.000 jenízaros, soldados de élite bajo el mando directo del Sultán. Solimán consiguió expandir su imperio que acabaría por abarcar desde Hungría hasta Irak y desde Yemen hasta las estepas rusas al oeste del mar Caspio, esto es, unos 12.000 km de fronteras.

A Solimán se le conoce en Occidente con el sobrenombre del Magnífico precisamente por el esplendor y la opulencia de su corte, además de por su fama personal de hombre generoso y desprendido. El amor desmedido hizo de la antigua esclava, la musa de los grandes proyectos artísticos, sociales y caritativos de Solimán, al que inspiró para crear la más ilustre época del Imperio otomano. Ambos apoyarían a cada uno de los artesanos que acudían desde cada uno de los rincones del reino, sin establecer ningún tipo de discriminación. De esta manera, los encuadernadores, pintores, escultores, joyeros, carpinteros, peleteros y demás artesanos fueron acogidos en el patrocinio del Sultanato. Ese dio lugar a un crisol de culturas que hoy día perdura en el Estambul actual. Quizás se deba a esa naturaleza misteriosa del amor, la misma que provoca que las artes broten genuinas, hermosas y nobles; y que ese sentimiento innato perdure tras las caricias en la alcoba.

Pero lo que verdaderamente lo hace acreedor al sobrenombre de “el Magnífico”, como se le conoce en Occidente es por su fama personal de hombre desprendido, justo y generoso con su pueblo. Además de las preocupaciones políticas de Hürrem y Solimán, el matrimonio participó activamente en auxiliar a los más necesitados. Ambos destinarían esfuerzos en la creación de obras benéficas: comedores sociales, baños públicos, mezquitas o madrazas (escuelas de formación universitaria).

Entre los turcos y los árabes a Solimán se le conoce como el “Kanuni”, el Legislador. Y es que Solimán recopiló, organizó y codificó la legislación civil y administrativa por la que habrían de regirse a partir de aquel momento –y durante siglos– todos sus súbditos, fuesen estos musulmanes, cristianos o judíos.

La esclava intrigante

Además Hürrem se convertiría en una gran intrigante. Mahidevran –su primera mujer–, le había dado al Sultán su hijo mayor y heredero al trono, Şehzade Mustafa. Reconocido como el más talentoso de los hermanos, era un príncipe inmensamente popular y muy querido por los jenízaros. Sin embargo Hürrem estaba empeñada en que gobernara Selim, uno de los seis hijos que le dio al Sultán. Para ello, fue eliminando poco a poco los apoyos que dentro de la Corte tenía Mustafá. Primero asesino a tres de los visires del Sultán por inclinarse a favor de Şehzade Mustafa en la sucesión.

Una vez conseguido esto, ayudado por el gran visir Rüstem Pachá –quien era yerno del sultán pues estaba casado con su hija Mihrimah– comenzaron a difundir falsos rumores sobre un golpe de Estado con el que Şehzade Mustafa pretendía derrocar a Solimán. Hürrem ansiaba de manera enfermiza que su Selim tomase las riendas del Imperio. Por esta razón, consideraba necesario eliminar al legítimo heredero, que además era muy querido por su esposo. Pero Solimán, que tenía una fe ciega en su esposa, ordena sin contemplaciones matar a su hijo. Los soldados obedecen sin ningún reparo y estrangulan a Şehzade Mustafa con unas cuerdas, a los pies de su padre. Después de la muerte del príncipe, los jenízaros y soldados de Anatolia de Mustafa protestaron por la decisión de Solimán.

Mezquita de Süleymaniye

El final

El Sultán nunca pareció darse cuenta de las dañinas intrigas de su amada esposa. No obstante, la desgracia comenzaría a perseguir a Hürrem.

Aleksandra Anastasia o Roxelana o Hürrem, como se prefiera llamar, murió en 1558. La antigua esclava ni siquiera vio gobernar a su hijo –reinó ocho años después– ni puede decirse que con sus intrigas hiciera un gran favor al Imperio, pues Selim II, después de asesinar a su hermano Beyazid para asegurase el reinado se dedicaría a entretenerse en orgías y festines.

El Sultán mandó construir un mausoleo, al lado del suyo propio, que se encuentra situado en la parte trasera de la bellísima Mezquita de Süleymaniye en Estambul. Sobrevivió a su amada ocho años más y no volvió a casarse ni a tener relaciones con ninguna otra mujer.

El más grande de los gobernadores otomanos y uno de los hombres de estado más inteligentes y admirables de todos los tiempos, pasó los últimos años de su vida recordando a su amada y sumido en un lastimoso estado de melancolía:

 “Languidezco en la montaña del pesar / donde suspiro y gimo día y noche / preguntándome qué destino me aguarda / ahora que mi amada se ha ido”.

La fama de Hürrem traspaso todas las fronteras del Imperio Otomano, llegando a ser conocida y admirada por artistas y escritores de toda Europa. La Sultana Rossa, fue pintado por Tiziano (1550; Museo Ringling de Sarasota); y algunos escritores del Siglo de Oro español, como Quevedo y Lope de Vega la mencionan en sus obras. También inspiró a grandes compositores como Franz Joseph Haydn, que compuso la Sinfonía No. 63, que se conoce también por el nombre de su segundo movimiento “La Roxelane”.

Experiencias únicas durante nuestro viaje a TURQUÍA con VAGAMUNDOS:

  • Conocida como la ciudad de las siete colina, ESTAMBUL hay que visitarla como mínimo una … o mejor, mil veces en la vida. Todo lo que se diga de esta fascinante urbe que mezcla las tradiciones de Oriente con la modernidad de Occidente, es poco. Tendremos tiempo de visitar sus lugares mas emblemáticos, sus monumentos bizantinos como Santa Sofía, o la iglesia de Chora; otomanos, como la Mezquita Azul o el Palacio de Topkapi; realizar un crucero por el Bósforo hasta el mar de Mármara o visitar sus bazares como el Egipcio o el Gran Bazar.
  • Pero si tenemos que destacar un monumento de Estambul, sin duda no hay nada comparable a Santa Sofía, el templo de la divina sabiduría que durante siglos fue la mayor iglesia de la cristiandad. Cuando entramos en la enorme sala, con su cúpula flotante cubierta de frescos, su iluminación difusa, las columnas monolíticas … nos resultará sobrecogedor.
  • CAPADOCIA, un lugar que parece ajeno a este mundo, una obra de arte que posee dos autores, la naturaleza, que la decoró con extravagantes formaciones rocosas conocidas como chimenea de hadas que se han formado a lo largo de miles de años de erosión y la fe, que talló monasterios e iglesias en el interior de la roca.  Algunas de ellas, como la la excepcional Karanlik Kilise (iglesia Oscura), una de las iglesias más extraordinarias de Turquía.
  • Pasear por uno de los tesoros más curiosos de Turquía como es PAMUKKALE (castillo de algodón, en turco), famosa por sus terrazas de traventinos de calcita situada en la ladera de una colina. Aquí se encuentra también la ciudad-balneario romana y bizantina de HIERÁPOLIS, con el famoso Plutonium, conocido como el agujero del demonio.
  • En Turquía hay muchos yacimientos arqueológicos griegos y romanos, pero ninguno como ÉFESO, donde el arte griego y la arquitectura romana llega a las más altas cotas; además en un estado de conservación magnifico. Para todos los que nos gusta la cultura, será una experiencia única pasear por la avenida de las Columnas o la vía de los Curetes y encontrarnos con el templo de Adriano, la Biblioteca de Celso o el Gran Teatro.
  • Pero además de Éfeso, en ASIA MENOR hay otras ciudades griegas y romanas legendarias. No será muy difícil imaginarnos una representación en el Teatro de ASPENDOS, el mejor conservado del mundo, incluso permanece en pie la pared posterior del escenario; APHRODISIAS, dedicada a la diosa del amor Afrodita, uno de los lugares más fascinantes de la Antigüedad; o PERGE, un enclave de importancia capital en la historia cristiana.
  • ¿Qué le lleva a un ser humano crear una cumbre artificial en la montaña más alta de su reino, y plantar allí gigantescas esculturas de dioses persas y griegos y de sí mismo? Sin duda la megalomanía. Llegaremos hasta la cumbre de este santuario creado por el rey Antioco I de Comagene en el siglo I a.C. y  seremos testigos de un mágico atardecer en el MONTE NEMRUT (Nemrut Dağı), donde la suave luz del crepúsculo irá creando las inquietantes sombras de las gigantescas cabezas esculpidas en roca y el inmenso paisaje se irá apagando.
  • Tomaremos contacto con nuestro pasado, en la MESOPOTAMIA BÍBLICA, en el este de Anatolia, un lugar habitado mayoritariamente por cristianos durante siglos (actualmente quedan muy pocos), con antiquísimas iglesias y monasterios. Aquí, visitaremos ciudades como DIYARBAKIR, con su enorme muralla romana de basalto negro; MIDYAT, donde se encuentra Deyr-ul Umur (Mor Gabriel), el monasterio siríaco ortodoxo más antiguo del mundo; URFA, la “Jerusalén de Anatolia”, lugar sagrado para judíos, cristianos y musulmanes, ya que aquí fue donde nación Abraham; HARRAN, uno de lugares que lleva más tiempo habitado de forma ininterrumpida; o GAZIANTEP, donde podremos contemplar los más bellos mosaicos en el Museo de Zeugma, sin duda el mejor museo de mosaicos del mundo.
  • Mención aparte merece MARDIN, una de las ciudades más hermosas de Turquía. Encaramada a una colina, frente a la llanura mesopotámica, pasearemos por los callejones del casco antiguo de este auténtico museo al aire libre donde veremos antiguas mezquitas como la de Ulu Camii del siglo XII o el Monasterio Deyrul Zafaran (“del Azafrán”), del siglo V, donde sus monjes aún hablan el arameo, la lengua que hablaba Jesús.
  • ¿Sabías que en el este de Anatolia se encuentra el templo más antiguo conocido? Pues sí, las construcciones megalíticas en círculos concéntricos de GÖBEKLI TEPE son 7.000 años anteriores a las de Stonehenge, en Gran Bretaña. Su descubrimiento causó un gran impacto en la comunidad científica, ya que esto indica que en aquella época ya existía una organización social desarrollada.
  • MESOPOTAMIA significa “tierra entre dos ríos”. Obviamente esos dos ríos son los míticos Tigris y Éufrates. Tendremos la oportunidad de realizar un breve crucero por el Éufrates, donde podremos ver algunas de las ciudades sumergidas por efecto de la construcción de las nuevas presas.
  • ¡Y qué decir de los BAZARES TURCOS! Aunque no seas muy comprador, en Turquía te volverás compulsivo. Pocos países poseen una artesanía comparable a la turca. Ya sea en el Gran Bazar de Estambul, el kapalı çarşıel de Mardin, o el caravasar Hasan Paşa de Diyarbakir o en cualquier otro bazar de los que visitemos, cuando entres en cualquiera de ellos, tu estado de ánimo sufrirá un cambio radical que te llevará a una fiebre compradora. 

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