Nos escribe y nos saluda nuestra amiga Mamen Gargallo Guil, gran viajera y autora del texto sobre Marruecos, «Marruecos, la esencia».
Este texto fue publicado en «Viajero» de El País en octubre de 2005 y estuvo mucho tiempo colgado en el salón-comedor del Albergue de Alí el Cojo porque iba acompañado de una foto que Mamen Gargallo se hizo con él y con Yusuf (un camellero). También «apareció» en un manual que elaboró el Ministerio de Educación y Ciencia –Cómo hacer un buen examen de español– para enseñar español a los marroquíes y para que pudieran obtener un certificado oficial.
El texto de Mamen Gargallo está repleto de belleza y poesía, y te transporta a ojos cerrados a lugares cálidos sin igual, ¡ y que los tenemos muy cercanos!:
«CADA VEZ que voy a Marruecos me va envolviendo poco a poco. Me seduce con los aromas, los colores, los sabores de sus pueblos, sus playas, sus montañas, el desierto, sus gentes… me va embaucando, y yo me dejo llevar. Cada rincón, desde Tánger hasta las murallas de Tiznit, desde el puerto de Essaouira hasta las dunas de Erg Chebbi, aunque lo haya visitado muchas veces, es una caricia nueva. Cada instante con sus gentes, es una mirada nueva. Y cada vivencia, cada rosa de El Kelaa M´Gouna, cada sorbo de té menta en cualquier café, cada paseo azul por Chefchauen, cada zumo de naranja en la Jema el Fna de Marraquech, cada baile en el desierto de Merzouga, cada palabra que aprendo, es un nuevo beso. Durante el día, es abierto, sonoro, alegre; al caer la noche, ese beso es callado, húmedo y profundo. Cierro los ojos y oigo las voces de Marruecos: el rumor de las olas desde las murallas blancas de Asilah, el murmullo laberíntico del zoco de Fez, la llamada del almuédano en el silencio de la kasbah de Aït Benhaddou, la música de los cafetines de cualquier zoco. Vuelvo a mi Marruecos esencial, puro, genuino, y recorro sus perfiles con los cinco sentidos para no olvidar ningún detalle, y evocarlo en la distancia» (Mamen Gargallo).
Mamen Gargallo tiene 47 años, dos aficiones: viajar y escribir y una pasión: el mundo árabe. Primero, escribió un poemario, Beduina, que autopublicó. Durante un tiempo, escribió en su blog «1ª persona femenino singular» sobre viajes y experiencias. Luego, dedicó 6 largos años a escribir una novela que, por fin, se publicó el año pasado: ENCRUCIJADAS. Y todas mis letras tienen un común denominador: lo árabe, la morería.